jueves, 13 de abril de 2006

El que calla...otorga

Norberto Bobbio, en El futuro de la democracia, señala que en un sistema democrático es válida la máxima que enseña que "quien calla otorga". De esta forma, asegura que la apatía política de ninguna manera es síntoma de crisis de un régimen de participación, sino que con ese comportamiento el sistema demuestra gozar de perfecta salud, pues esa actitud es sinónimo de “benevolente indiferencia” y no de rechazo, como podría suponerse.
Al recordar esta reflexión del filósofo italiano nos puede venir a la mente la situación que viven los ganaderos con el cierre de las exportaciones de carne. Mediante esta política el Gobierno no hizo otra cosa que coartar el derecho legítimo que tienen los productores a ejercer toda industria lícita. ¿Qué hicieron los damnificados al respecto? ¿Realizaron algún tipo de acción judicial para reclamar por aquello que arbitrariamente les fue arrebatado? ¿Se unieron para ejercer presión sobre el Gobierno y así revertir la situación?
Los ganaderos que fueron perjudicados por esta política, a juicio de Bobbio, no serían más que “cómplices de la medida”. Pero no es justo “ver la paja en el ojo ajeno”, este abstencionismo político es una actitud propia de nosotros, el pueblo argentino.

7 Comentarios:

Blogger Tavos dijo...

Dos cosas al respecto:
1. El derecho a desarrollar una industria lícita choca con el otro derecho de los argentinos, el de comer. No se mucho de abogacía, por lo que no se como se hace para elegir cual de los dos derechos cumplir. Pero yo estaría del lado del de comer. Si el país exporta alimentos (aceites, carnes, leche, etc) y el gobierno no hace nada, los precios de los alimentos son en dólares mientras la gente cobra en pesos. En otras palabras, la gente pasa hambre. No se si la solución es la prohibición, pero el derecho a ejercer toda industria lícita me resbala cuando lo que está en juego es el hambre de la gente.

2. No me parece la apreciación sobre la frase de Bobbio. Hay que recordar que en Argentina se enseñó (con torturas, persecuciones, desapariciones) a callar, se enseñó que hacer política es algo malo y merece su castigo. Y luego la democracia se encargó de decir que la política es para corruptos. Entonces, me parece que el que calla no otorga, sino que vive en una sociedad que no recuperó la política para sí misma, que no termina de darse cuenta que la política no es algo de lo que hay que avergonazarse ni es sólo para ladrones, sino que es una herramienta para construir un país distinto.

11:15 a. m.  
Blogger lilith dijo...

una cosa tavos, en la historia de la politica economica argentina hay muchisimos ejemplos de intervencionismo del Estado en materia de congelamiento de precios, prohibicion de exportaciones, vedas de ingesta de carne, hasta tuvimos la triste experiencia de importaciones por parte del mismo estado de pollos (!!!!) que dps resultaron incomibles, pero que se suponian que iban a desconcentrar la demanda de carne roja (y ojo q esto fue en un gobierno democratico!!!)... y sinceramente no creo que esto haya tenido que ver con eliminar el hambre del pueblo argentino... mas bien se sabe que desde el 76 en adelante la pobreza no hizo mas q aumentar, a pesar de estas politicas de redistribucion del ingreso completamente distorsivas y dañinas para el sistema de precios de nuestra economia. yo diria mas bien que este tipo de politicas tienen meramente fines electoralistas, tapados bajo la consigna de "menos hambre para los argnetinos"... porque todos sabemos que si se prohibe las exportaciones de carne por 180 dias, por ese tiempo el precio puede mantenerse mas estable, pero el dia 181, no solo habremos perdido la mayoria de los mercados de carne en el mundo, sino que los precios se disparan en forma extraordinaria matando de hambre a mas gente... el gobierno necesita una luna de miel de precios hasta el 2007 y usa mecanismos cortoplacistas para lograrlos.

11:54 a. m.  
Blogger Mechi dijo...

Tavos:
1. Coincido con Lilith sobre la inconveniencia de la intervención del Estado en la Economía. Unicamente disiento con ella en que no creo que el precio se llegue a mantener los 180 días pautados por el gobierno. Muy por el contrario, con esa decisión no se está haciendo otra cosa que desinsentivar la producción de carne. Esto no traerá otro resultado más que la disminución de la oferta pero no de la demanda, lo cual implicará un aumento de precios. Esta política es pan para hoy y hambre para mañana, similar a la fábula del granjero que mata la gallina de los huevos de oro pensando que va a ser rico más rápidamente.
2. No confundamos política con terrorismo. Una vez entendido eso, no podemos negar que, de todas formas, la política está desprestigiada y se la asocia con una actividad "sucia". Justamente esa percepción es la que nosotros, dede este blog, queremos revertir.

1:12 p. m.  
Blogger Tavos dijo...

Sritas:
Así como ustedes luchan contra la visión "sucia" de la política (a mi entender, se debería hacer más énfasis en que el que calla está dejando a los otros que decidan por él, y generalmente los otros no elijen teniéndo su bienestar en cuenta), yo lucho contra la visión "sucia" de la economía.
Hablar de la inconveniencia de la intervención del Estado en la economía es repetir dogmas neoliberales (neoclásicos) que consideran que el libre juego del mercado lleva a precios de equilibrio que son óptimos para la sociedad (para colmo, con un concepto de optimalidad que me parece aberrante, que es el de Pareto). Partiendo de la aceptación de esto, se dice que todo lo que el Estado haga es distorsivo porque aleja los precios de esos famosos precios de equilibrio. Yo, siguiendo a muchos grandes teóricos de la economía, creo que no hay motivo para creer que el libre mercado lleve a esos precios óptimos. Como no se si ese precio es óptimo, alejarme de ese precio con intervención del Estado no es necesariamente algo dañino. Se debe analizar caso por caso para ver qué efectos tendría esto sobre el bienestar de la población.
En contraste a los ejemplos de Lilith, se podría dar una lista infinita de intervencionismos de Estado que sirvieron para el desarrollo de distintos países. Dudo que logres explicar el desarrollo de Suecia, Noruega, Francia, Alemania, Corea del Sur, Taiwan, Malasia, o casi cualquier otro país, sin hacer referencia a sus EXITOSAS políticas intervencionistas. Por lo tanto, lo que hay que hacer no es quejarse del intervencionismo, sino pedir mejores intervenciones en todo caso. Reducir el intervencionismo fue el lema de los 90s. Los resultados están a la vista.

Con respecto a que la prohibición de las exportaciones sea una medida electoralista, estoy parcialmente de acuerdo. La gente tiene un sueldo y cuando va al supermercado y los precios suben, la gente se enoja. Cuando se enoja, se enoja con el presidente, que se lo considera el responsable de todo lo que pasa en el país. Entonces, el presidente decide poner todo su esfuerzo en que los precios no suban para que la gente no se enoje con él. Vos dirás que esto es porque al presidente sólo le importan sus votos, pero en realidad está intentando hacer lo que la gente quiere: que no suban los precios. Por lo tanto, yo creo que este es un electoralismo sano, ya que, quizás a través de las encuestas u otros métodos de sondeo de la opinión pública, se está escuchando lo que la gente quiere, e intentando hacer algo para satisfacerla su pedido. Siempre que el electoralismo lleve a la defensa de los intereses de los más postergados sentiré fuertes ganas de pedir un poco más de electoralismo.
Otro tema es sobre el método para hacer lo que la gente quiere. Si leen mi blog, verán que yo NO estoy de acuerdo con la suspensión de las exportaciones, ya que creo que podrían haberse utilizado otros métodos más eficaces. Sin embargo, rescato el que se haga algo. No hacer nada, es decir, evitar los intervencionismos de Estado, sería resignarse a que una porción cada vez mayor de los argentinos no coman todo porque a los rusos les gustó la carne argentina. Y espero que la medida tenga éxito.

Un par de aclaraciones finales:
1. el precio de la carne está muuuuy por encima de sus valores de años anteriores (por ejemplo, de toda la década del 90), por lo que hay un fuerte incentivo a aumentar la oferta, y eso no se cambiaría si los precios bajasen un 20%, ya que los aumentos que tuvieron fueron de cifras groseramente mayores (el precio en dólares subió mucho, y en pesos además se multiplicó por 3,1).
2. el terrorismo es una forma (desagradable) de hacer política. Silenciar a la oposición es hacer política. Obligar a callar a la gente para que la única voz que discuta en el sistema democrático sea la de uno, es hacer política.

6:40 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

tavos: lo que la gente "quiere" es que no suban los precios de la carne? yo creo que lo que la gente "quiere" es mucho más que eso. Es un país con una economía sana, en donde cada uno pueda desarrollarse económicamente según su capacidad y esfuerzo, y a eso debería dedicarse el que dirige el país. Justamente en los 90 los dirigentes se ocuparon permanentemente de poner a la gente contenta con su presente, olvidándose de las consecuencias en el futuro. Yo ahora "quiero" seguir boludeando en la compu, pero como sé que en el fondo lo que más "quiero" es tener un buen futuro, me voy para la facu. chau!

11:02 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Estimo que la visión de TAVOS peca de ingenua y reduccionista. Evidencia falta de lectura y estudio, como así una deficiente observación de fenómenos económicos y sociales ocurridos en nuestro país.

1:05 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

HK, que propones?

8:11 p. m.  

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