La virtud del político es la arrogancia
El verdadero político, es el político arrogante. En la sociedad actual, donde no hay un Dios afirmado por todos y no existe la Verdad, la verdadera virtud del político es la arrogancia. Basta que un político se arroge para sí el conocimiento de la Verdad Absoluta, como para que sea tildado de autoritario y totalitario. Este hecho es inusual y caraterístico de la posmodernidad. Con anterioridad, Stalin podía afirmar que era conocedor de la Verdad, Hitler podía afirmar lo mismo. Sin embargo, a pesar de esta dificultad, se creía que podía haber un diálogo (cuyo fin era la Verdad), hoy no.
Por ejemplo, hoy es estéril suponer que exista un diálogo entre religiosos (cristianos, judíos, musulmanes, etc) y no religiosos respecto al aborto. Nunca podrán ponerse de acuerdo. No hay manera de llegar a una Verdad respecto a este tema. Se podrá afirmar que cada uno cuenta su verdad, pero los discursos son incompatibles (en un sentido lógico). O tienen razón unos, o tienen razón los otros. Es en este sentido, en el que afirmo que el relativismo de hoy exige una manera de hacer política al modo sofista. Y como todos sabemos, un verdadero sofista es arrogante.
El verdadero político no cree que ese diálogo tenga sentido, sino que, a partir de su postura, busca afirmarla en la sociedad. Sin embargo, no desdeña el debate, lo utiliza para ganar poder. La fueza del político es su arte de persuadir (lo que Platón descalificaba llamándolo retórica y lo que Gorgias y Protágoras defendían calificándolo como el "el arte más noble de todos").
Sin embargo, quiero aclarar que ésta es la virtud del político actual. Es la virtud que ha ser ejercida en una democracia pluralista como la nuestra. Indefectiblemente, un príncipe o un rey en el medioevo nunca hubiera podido haber gobernado conforme a ese principio (dado que había una Verdad y un Dios, y el político debía gobernar conforme a ella).
El ejemplo de este político bien puede ser Kirchner. Él no debate, actúa con arrogancia. Sabe que si bien puede no tener razón en lo que piensa, en el fondo, no hay nada que dialogar. Y esta estrategía tiene buenos resultados. La estrategia comunicacional del gobierno es óptima: el presidente, a pesar de estar en la segunda mitad de su período, y a pesar del desgaste de haber perdido a Lavagna, y haber confrontado con tantos sectores, hoy mantiene un apoyo mayoritario de la población. Este hecho es sorprendente. Con mayor sentido, si estamos en un país donde hace tan sólo unos años la ausencia de apoyo interrumpió un mandato (De la Rúa) y la falta de poder del Estado (encarnada en el Poder Ejecutivo) a menudo se ve en la imposibilidad de confrontar con grupos de poder e imponer políticas públicas. Si el Ejecutivo es débil, las empresas extranjeras y gobiernos extranjeros se llevarán puesto al país. Por eso es importante que el Ejecutivo concentre el mayor poder posible. Y esta concentración de poder, evidencia una buena capacidad política. El problema de la Argentina, frecuentemente se conceptualizó como la necesidad de tener un Ejecutivo fuerte (piensen en el establecimiento de la Constitución, en el modelo peronista, en el Proceso de Reorganización Nacional, etc). En todos esos casos, la necesidad era constituir un centro de poder, cosa que nunca se logró. De más está decir, que un Estado fuerte y capaz de actuar es un bien mayor respecto a la posibilidad de que Majúl entreviste al Presidente en su programa. Los medios siempre atacarán al Presidente dado que éste no tiene los recursos necesarios para tener medios de comunicación estatales o de ponerles la suficiente plata encima, con lo cuál, es lógico que dentro de la estrategia comunicacional, el Presidente no de conferencias.
El fin siempre justifica los medios. El fin último de todos (que los religiosos llaman Dios) justifica la totalidad de los medios. Esto es probado por el sacrificio que Dios le pide a Abraham. El fin último es tal, que ningún medio puede objetarse contra él. Alguien podría objetarme que si alguien, en el intento de obtener el Bien Último, matara a personas injustificadamente, estaría mal. Se me podría objetar, que no todo medio es tranzable por un fin. Sin embargo, aquí el problema no es que hay medios que son intocables y que nunca justifican ningún fin, sino, lo que hay, es un desconocimiento del Fin Último. Esto es así, porque la obtención del Bien Último implica la obtención de ciertos bienes menores (como son la vida de las personas). Alguien que mata injustificadamente, nunca accederá al Bien Último, no porque el medio no es adecuado, sino porque el mismo acceso al Bien Último implica el acceso a ciertos bienes. El problema es la mala conceptualización de la pregunta. Si me atacan argumentando que hacer política populista es un medio malo para conseguir el Bien Común, yo les respondería que bajo ningún concepto, ese medio es malo. No es malo porque ni siquiera es un medio para obtener ese fin. El Bien Común implica la participación personal y voluntaria de los ciudadanos, lo cual es negado por el concepto de populismo (donde la participación es emotiva). Si hago populismo, nunca obtendré Bien Común.
Por útlimo, para que se entienda debidamente lo que es la posmodernidad en una sociedad pluralista, debe aclarar lo siguiente: yo no creo que este diálogo sea fecundo. Es evidente que sólo podré convencerlos por la emotividad de mis argumentos y de que nunca habrá ninguna concesión de verdades. Este blog demuestra mis argumentos. Cada uno de los 7 que escribimos, sólo pretendemos (a mi juicio) expresar lo que pensamos, y esto es justamente lo mismo que hacen aquellos que lleen y comentan los artículos. En ningún momento hay interés ni genuina voluntad de abrirse a lo que el otro dice. La libertad de expresión no es más que permitir que el otro diga las cosas más absurdas para que uno pueda hacer lo mismo con la misma eficacia y fin. No hay fundamento que justifique el diálogo en nuestra sociedad.
Evidentemente este post no es feliz y algunos argumentos los he justificado brevemente debido al formato de este medio de comunicación, pero responderé puntualmente a todos sus comentarios. El mismo sistema democrático implica que obremos ciegos a estas verdades. Heráclito bien decía que "la naturaleza ama ocultarse", y los fundamentos de un sistema político siempre es lo más difícil de entender.
Por ejemplo, hoy es estéril suponer que exista un diálogo entre religiosos (cristianos, judíos, musulmanes, etc) y no religiosos respecto al aborto. Nunca podrán ponerse de acuerdo. No hay manera de llegar a una Verdad respecto a este tema. Se podrá afirmar que cada uno cuenta su verdad, pero los discursos son incompatibles (en un sentido lógico). O tienen razón unos, o tienen razón los otros. Es en este sentido, en el que afirmo que el relativismo de hoy exige una manera de hacer política al modo sofista. Y como todos sabemos, un verdadero sofista es arrogante.
El verdadero político no cree que ese diálogo tenga sentido, sino que, a partir de su postura, busca afirmarla en la sociedad. Sin embargo, no desdeña el debate, lo utiliza para ganar poder. La fueza del político es su arte de persuadir (lo que Platón descalificaba llamándolo retórica y lo que Gorgias y Protágoras defendían calificándolo como el "el arte más noble de todos").
Sin embargo, quiero aclarar que ésta es la virtud del político actual. Es la virtud que ha ser ejercida en una democracia pluralista como la nuestra. Indefectiblemente, un príncipe o un rey en el medioevo nunca hubiera podido haber gobernado conforme a ese principio (dado que había una Verdad y un Dios, y el político debía gobernar conforme a ella).
El ejemplo de este político bien puede ser Kirchner. Él no debate, actúa con arrogancia. Sabe que si bien puede no tener razón en lo que piensa, en el fondo, no hay nada que dialogar. Y esta estrategía tiene buenos resultados. La estrategia comunicacional del gobierno es óptima: el presidente, a pesar de estar en la segunda mitad de su período, y a pesar del desgaste de haber perdido a Lavagna, y haber confrontado con tantos sectores, hoy mantiene un apoyo mayoritario de la población. Este hecho es sorprendente. Con mayor sentido, si estamos en un país donde hace tan sólo unos años la ausencia de apoyo interrumpió un mandato (De la Rúa) y la falta de poder del Estado (encarnada en el Poder Ejecutivo) a menudo se ve en la imposibilidad de confrontar con grupos de poder e imponer políticas públicas. Si el Ejecutivo es débil, las empresas extranjeras y gobiernos extranjeros se llevarán puesto al país. Por eso es importante que el Ejecutivo concentre el mayor poder posible. Y esta concentración de poder, evidencia una buena capacidad política. El problema de la Argentina, frecuentemente se conceptualizó como la necesidad de tener un Ejecutivo fuerte (piensen en el establecimiento de la Constitución, en el modelo peronista, en el Proceso de Reorganización Nacional, etc). En todos esos casos, la necesidad era constituir un centro de poder, cosa que nunca se logró. De más está decir, que un Estado fuerte y capaz de actuar es un bien mayor respecto a la posibilidad de que Majúl entreviste al Presidente en su programa. Los medios siempre atacarán al Presidente dado que éste no tiene los recursos necesarios para tener medios de comunicación estatales o de ponerles la suficiente plata encima, con lo cuál, es lógico que dentro de la estrategia comunicacional, el Presidente no de conferencias.
El fin siempre justifica los medios. El fin último de todos (que los religiosos llaman Dios) justifica la totalidad de los medios. Esto es probado por el sacrificio que Dios le pide a Abraham. El fin último es tal, que ningún medio puede objetarse contra él. Alguien podría objetarme que si alguien, en el intento de obtener el Bien Último, matara a personas injustificadamente, estaría mal. Se me podría objetar, que no todo medio es tranzable por un fin. Sin embargo, aquí el problema no es que hay medios que son intocables y que nunca justifican ningún fin, sino, lo que hay, es un desconocimiento del Fin Último. Esto es así, porque la obtención del Bien Último implica la obtención de ciertos bienes menores (como son la vida de las personas). Alguien que mata injustificadamente, nunca accederá al Bien Último, no porque el medio no es adecuado, sino porque el mismo acceso al Bien Último implica el acceso a ciertos bienes. El problema es la mala conceptualización de la pregunta. Si me atacan argumentando que hacer política populista es un medio malo para conseguir el Bien Común, yo les respondería que bajo ningún concepto, ese medio es malo. No es malo porque ni siquiera es un medio para obtener ese fin. El Bien Común implica la participación personal y voluntaria de los ciudadanos, lo cual es negado por el concepto de populismo (donde la participación es emotiva). Si hago populismo, nunca obtendré Bien Común.
Por útlimo, para que se entienda debidamente lo que es la posmodernidad en una sociedad pluralista, debe aclarar lo siguiente: yo no creo que este diálogo sea fecundo. Es evidente que sólo podré convencerlos por la emotividad de mis argumentos y de que nunca habrá ninguna concesión de verdades. Este blog demuestra mis argumentos. Cada uno de los 7 que escribimos, sólo pretendemos (a mi juicio) expresar lo que pensamos, y esto es justamente lo mismo que hacen aquellos que lleen y comentan los artículos. En ningún momento hay interés ni genuina voluntad de abrirse a lo que el otro dice. La libertad de expresión no es más que permitir que el otro diga las cosas más absurdas para que uno pueda hacer lo mismo con la misma eficacia y fin. No hay fundamento que justifique el diálogo en nuestra sociedad.
Evidentemente este post no es feliz y algunos argumentos los he justificado brevemente debido al formato de este medio de comunicación, pero responderé puntualmente a todos sus comentarios. El mismo sistema democrático implica que obremos ciegos a estas verdades. Heráclito bien decía que "la naturaleza ama ocultarse", y los fundamentos de un sistema político siempre es lo más difícil de entender.
4 Comentarios:
Nómade. Creo que si bien el título elegido tiene que ver con el debate iniciado por lilith, es erróneo. La arrogancia nunca podría ser una virtud en tanto que no es una disposición habitual a hacer el bien sino todo lo contrario. Más bien, yo diría que es una habilidad, una destreza, una capacidad o algo por el estilo, pero nunca una virtud.
El verdadero político tampoco es el arrogante, aunque si puede ser que sea el político más exitoso en cuanto al corto plazo.
Entiendo la cuestión de que en la sociedad posmoderna no haya acuerdo con respecto a la fecundidad del diálogo. No puedo afirmar que sea así, pero estoy de acuerdo en que es una opinión compartida por muchos (muchos grosos).
Me parece que es un problema que tiene su raíz en una propuesta individualista de sociedad. Si no reconocemos otra realidad más que la del individuo, es lógico que el diálogo se deduzca absurdo. Creo que es una cultura montada sobre la sobrevaloración de una intuición, pero creo que faltan otras, como por ejemplo la de la relación. No creo que el diálogo sea un conjunto de argumentos emotivos. Creo que, en primer lugar, es un encuentro entre dos realidades, en el cual no intervienen las palabras. El conocimiento de la realidad del otro ya implica un diálogo, porque, aunque no lo asumamos, ese momento te cambia la existencia. Obviamente trasladar esa idea a la política es complicado, y no creo que pueda hacerlo, pero lo que quiero decir es que falta una intuición en nuestra cultura, que hay una realidad que estamos ocultando con las palabras. Creo que también desde la política, con ejemplos de vidas que trasciendan la cultura de hoy, se va a encontrar una respuesta al problema de la búsqueda de una verdad reconocida por todos.
Me llamó la atención que NÓMADE viese que el Ejecutivo concentre el mayor poder posible como algo positivo. Y que esta concentración de poder, evidencie una buena capacidad política. Yo hubiese dicho una buena 'habilidad' politica, pero más importante aún, citando a Lord Acton: 'El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente.' Creo que la expresión es muy acertada, sólo con algunas contadísimas excepciones históricas que confirman la regla. Y me juego los genitales a que el K-man no es (ni va a ser) una de ellas.
Sr. NÓMADE: la verdad que comparto bastante su visión sobre la forma de hacer política actualmente en nuestro país, no siempre fue así. Como usted bien dice es necesaria la concentración de poder en el ejecutivo, esto se debe a la falta de una sociedad fuerte (entiéndase madura) necesitando un modelo mas presidencialista, caso contrario el país se tornaría ingobernable.
Si el presidente Kirchner no se molesta en debatir no es porque el debate no pueda conducir a otra verdad sino porque la presidencia no es el momento para iniciar debates sino caeríamos en un gobierno inepto, ineficaz estilo delarruista que no toma decisión alguna.
Los gobiernos exitosos al momento de asumir ya tienen las bases de lo que se va a hacer y solo frente a cuestiones sobrevivientes y sobre las cuales se necesite un apoyo con el cual no se cuente se va a dialogar, mas nunca será públicamente ya que la contraposición de ideas conlleva que una porción de la población que por ahí estaba a favor del oficialismo escuche otro discurso y cambie de parecer, estratégicamente a ningún gobierno le conviene sentar al presidente al mismo nivel de la oposición para debatir cuando goza de mayor popularidad , es una imagen que le resta credibilidad por eso es que nunca se hace salvo casos limites.
Por eso la actitud de no debate no es arrogancia, es como bien usted se contradice, una estrategia con buenos resultados.
Cuando se pregunta si el fin justifica los medios es bastante confuso a mi parecer, cuando dice que para conseguir el bien último son necesarios otros bienes intermedios yo diría que es equiparable decir que los bienes intermedios son medios para llegar al fin ultimo, se mete en un callejón sin salida y le escapa a la pregunta que usted mismo se hace, la verdad es que existen medios intocables sin importar el fin, no puede cambiar la vida de una persona por la vida de otras dos o mil. Pero como también pone la verdadera pregunta debería ser cual es el fin último.
Pasando al ultimo punto, el debate en la sociedad es el único debate posible es verdad que hay posturas irreconciliables en algunas facciones de la sociedad, porque son posturas completamente antagónicas que parten de premisas diferentes y contrarias, pero solo una minoría pequeñísima es marxista pura para nombrar algo, las posiciones no siempre son tan opuestas y jugándosela un poco mas en la mayoría de los individuos reina ese emotivísimo creado por agentes externos escondiendo errores en su razonamiento desde un punto de vista lógico. La habilidad en el debate es encontrar un hilo conductor en el pensamiento del otro y buscar esos errores dentro de su pensamiento, cuando se aferran a una postura (por inducción de los medios) que esta en pugna con sus otras creencias buscar los ejemplos analógicos que si comparta para que vea su error. Sin ir mas lejos temas como la toma del colegio nacional buenos aires para evitar la asamblea, cuantos avalan el impedimento sin saber quien es Alterini? Cuanto se hablo de que era antidemocrática? Se levantan voces a favor y en contra. Si es que puede rebatir tu pensamiento desde otra óptica puede modificar tu verdad y vos iluminando otros puntos dudosos de su visión podes hacer que este ceda. El fundamento que justifica el dialogo en la sociedad es la concientización de ella. de lo cual estoy seguro es el único paso del cual no se puede estar en un error. A través de un debate cuanta gente puede cambiar de opinión?.
Saludos muy lindo el blog Lilith
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal