Occidente perdió otra oportunidad…
El asesinato de S. Hussein es un error más de occidente frente a la guerra contra el terrorismo. De hecho, las mismas imágenes de S. Hussein yendo a la horca no sólo chocan al hombre occidental del siglo XXI sino que además demuestran la bajeza moral con la que se está combatiendo esta guerra que parece no tener una salida para ninguna de las partes.
Considero que condenar a Hussein a la horca a través de un juicio de imparcialidad dudosa y bajo los linimientos de Estados Unidos, lejos de ponerle fin a una era de violación de derechos humanos, muertes y guerras fratricidas en la región, no fue un movimiento ni inteligente ni acertado.
Querría destacar principalmente tres aspectos por los que considero que esto fue un error, referidos a consideraciones meramente pragmáticas, dejando de lado demás consideraciones morales.
Creo que fue un error de “imagen”. La forma en la que se condenó a morir al ex dictador iraquí es digna de siglos pasados. Occidente, que tanto acusa a oriente y a los extremistas musulmanes de vivir en tiempos medievales condenando a sus mujeres “infieles” a morir dilapidadas, al avalar esta condena, no se diferencia en este sentido de sus enemigos. No sólo se condenó a Saddam a morir en la horca, sino que esto fue televisado y millones de personas pudieron verlo en directo y a través de las miles de repeticiones. USA quedó en la mente de todo el mundo directamente ligada a una condena medieval que no se condice con la imagen progresista y moderna a la que nos tienen acostumbrados y, sobretodo, que nos identifica con ellos en esta contienda a los demás occidentales.
Por otro lado, la cuestión me parece un error estratégico en términos de alianzas. Un país para entrar a la Unión Europea debe, entre otras cosas, abolir la pena de muerte. Esto le cuesta mucho a países como Turquía por ejemplo. El aval de la condena a S. Hussein dividió más a las posiciones de la UE y de USA frente a la guerra en Irak, en un momento más que complicado para los Estados Unidos que están preocupados en cómo salir de la maraña en la que se metieron y que ya les costó más de 3000 muertos, muchos dolores de cabeza y muchos otros aliados perdidos.
Por último considero que este es un error estratégico de fondo. Un estado fallido es un estado débil en diversos sentidos susceptible de albergar en su seno criminales de diversas calañas que pueden ser una afrenta mundial. Irak es un estado fallido que USA intenta recomponer con parches y manotazos de ahogado. Realmente considero que avalar la condena de un ex líder iraquí es más de lo mismo para los iraquíes. En lugar de enseñarles una nueva forma de lidiar con sus ex líderes condenados y con los errores del pasado, se les muestra que la solución es la misma que viene practicando desde hace años (de hecho la mayoría de los líderes iraquíes de los últimos tiempos han sufrido muertes similares una vez caídos en desgracia, basta recordar por ejemplo el caso de Nuri Said, ex primer ministro que fue asesinado y dejado en la calle para que los autos lo pisasen como a un perro en la ruta).
En suma, más allá de las condenas morales que se merece una condena a muerte de cualquier persona, creo que este hecho constituye un error garrafal en la estrategia de fondo, de alianzas y de imagen de los aliados frente a la insurgencia iraquí y el combate contra el terrorismo.
Considero que condenar a Hussein a la horca a través de un juicio de imparcialidad dudosa y bajo los linimientos de Estados Unidos, lejos de ponerle fin a una era de violación de derechos humanos, muertes y guerras fratricidas en la región, no fue un movimiento ni inteligente ni acertado.
Querría destacar principalmente tres aspectos por los que considero que esto fue un error, referidos a consideraciones meramente pragmáticas, dejando de lado demás consideraciones morales.
Creo que fue un error de “imagen”. La forma en la que se condenó a morir al ex dictador iraquí es digna de siglos pasados. Occidente, que tanto acusa a oriente y a los extremistas musulmanes de vivir en tiempos medievales condenando a sus mujeres “infieles” a morir dilapidadas, al avalar esta condena, no se diferencia en este sentido de sus enemigos. No sólo se condenó a Saddam a morir en la horca, sino que esto fue televisado y millones de personas pudieron verlo en directo y a través de las miles de repeticiones. USA quedó en la mente de todo el mundo directamente ligada a una condena medieval que no se condice con la imagen progresista y moderna a la que nos tienen acostumbrados y, sobretodo, que nos identifica con ellos en esta contienda a los demás occidentales.
Por otro lado, la cuestión me parece un error estratégico en términos de alianzas. Un país para entrar a la Unión Europea debe, entre otras cosas, abolir la pena de muerte. Esto le cuesta mucho a países como Turquía por ejemplo. El aval de la condena a S. Hussein dividió más a las posiciones de la UE y de USA frente a la guerra en Irak, en un momento más que complicado para los Estados Unidos que están preocupados en cómo salir de la maraña en la que se metieron y que ya les costó más de 3000 muertos, muchos dolores de cabeza y muchos otros aliados perdidos.
Por último considero que este es un error estratégico de fondo. Un estado fallido es un estado débil en diversos sentidos susceptible de albergar en su seno criminales de diversas calañas que pueden ser una afrenta mundial. Irak es un estado fallido que USA intenta recomponer con parches y manotazos de ahogado. Realmente considero que avalar la condena de un ex líder iraquí es más de lo mismo para los iraquíes. En lugar de enseñarles una nueva forma de lidiar con sus ex líderes condenados y con los errores del pasado, se les muestra que la solución es la misma que viene practicando desde hace años (de hecho la mayoría de los líderes iraquíes de los últimos tiempos han sufrido muertes similares una vez caídos en desgracia, basta recordar por ejemplo el caso de Nuri Said, ex primer ministro que fue asesinado y dejado en la calle para que los autos lo pisasen como a un perro en la ruta).
En suma, más allá de las condenas morales que se merece una condena a muerte de cualquier persona, creo que este hecho constituye un error garrafal en la estrategia de fondo, de alianzas y de imagen de los aliados frente a la insurgencia iraquí y el combate contra el terrorismo.
4 Comentarios:
ojo, estoy de acuerdo con vos, pero si bien para el lector ingenuo es bush el que lo mandó a la horca, en realidad el tribunal que lo sentenció es independiente del gobierno, del ejercito y de la estrategia del min de rels exteriores (q se llama distinto). o sea, si defendemos la democracia hay que bancarse esto, son lsa reglas del juego, me parece. igual, son re valederas todas esas consideraciones, el artíuclo es muy sólido
Martin: Gracias por tus comentarios. Considero lo que remarcás es también un aspecto a tener en cuenta, pero muchos dudan de que los actos del actual gobierno de Irak sean independientes de la estrategia de USA... ´Digamos, USA no habria podido directamente intervenir en el proceso evitando la condena a S.H pero si podría haberla condenado abiertamente y evitado que por ejemplo en los medios de comunicaciones se viera su muerte...
Pensar que no mandando a la horca a Sadam hubiese enseñado a los iraquíes es una ingenuidad de aquellas. Supongo que sería el castigo que un irakí estaría pensando para un perpertrador de asesinatos en masa como fue Sadam. El argumento de la UE no apoyando la pena de muerte es gelatinoso ya que supongo no la avalará para violadores o un asesino "civil" pero por ejemplo la actuación de estos mismos países en los balcanes (su patio) avaló muchas de estas penas en forma encubierta.
Y con respecto a los errores de imagen se puede convivir con eso, lo importante es si avalás o no la cuestión de fondo, fuera de toda moralina contemporánea
Coincido con lilith en que ciertamente los EE.UU. como potencia que se precia -al menos en los dichos de su primer mandatario y en los papers de los think-tanks del gobierno- de defender los valores de la democracia, está en un permanente deber moral de condenar públicamente hacia el mundo este tipo de condenas (valga la redundancia). Además, quería agregar que este traspié -si así podemos llamarlo- no solo constituye una muestra más de la negligencia y contradicción del gobierno estadounidense, sino también un intolerable error de los medios de comunicación, quienes a través de la fatal combinación entre show-business y broadcasting nos muestran que la frontera entre la ética y la libertad de expresión es cada vez más difusa.
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