Sábado I: Un acto de justicia... del otro lado del Plata
Cruzando el charco, el presidente Tabaré Vázquez está enfrentando un duro debate que le plantean ciertos sectores desde dentro de su partido, el Frente Amplio.
¿El motivo? Tabaré lanzó un proyecto que busca otorgar indemnizaciones a los familiares de todos aquellos muertos a causa de la violencia política que vivió Uruguay en las décadas de 1960 y 1970. Lo novedoso de este proyecto, y curiosamente la causa de la polémica, es que propone indemnizar por igual (150.000 dólares) a los parientes de desaparecidos y a los familiares de policías y militares asesinados por los terroristas Tupamaros.
¿Cuál es la objeción planteada por la izquierda uruguaya? Que, según expresaron algunos referentes, el proyecto apuntaría a tratar de igual manera situaciones radicalmente distintas. O, como lo puso un familiar, "(e)s absolutamente inaceptable que se quiera equiparar la situación de los desaparecidos con la de funcionarios muertos en el cumplimiento de su tarea".
Estas declaraciones vienen a demostrar abiertamente que para la izquierda existen muertos "buenos", que merecen más indemnizaciones, y muertos "malos" cuyas familias deben conformarse con menos. Queda confirmada una de las taras más enfermizas de la izquierda: considerar que la gravedad de una muerte depende de la ideología del fallecido.
Esto nos lleva a preguntarnos: ¿por qué diablos no puede equipararse la situación de los desaparecidos con la de aquellos que murieron a manos de las guerrillas? ¿Tiene menos mérito, causa menos "sufrimiento" el que la víctima sea una persona que fue asesinada en cumplimiento de su deber? ¿No son ambos grupos víctimas por igual de la violencia política? ¿Acaso sólo la izquierda tiene que tener el monopolio de la indemnización, o realmente creen que sus muertos son los "buenos" y los del resto son "malos"? O, peor aún ¿cree todavía la izquierda que hay violencia buena y violencia mala?
Son preguntas que nos conviene hacer acá en esta Argentina sumida en la deformación histórica y la glorificación de la violencia a la que nos tiene acostumbrados el Pingüinato. Desde acá felicito a Uruguay por dar un paso serio hacia la reconciliación, y cabe esperar que Tabaré no arrugue.
Si lo hiciera, sería una oportunidad perdida.
¿El motivo? Tabaré lanzó un proyecto que busca otorgar indemnizaciones a los familiares de todos aquellos muertos a causa de la violencia política que vivió Uruguay en las décadas de 1960 y 1970. Lo novedoso de este proyecto, y curiosamente la causa de la polémica, es que propone indemnizar por igual (150.000 dólares) a los parientes de desaparecidos y a los familiares de policías y militares asesinados por los terroristas Tupamaros.
¿Cuál es la objeción planteada por la izquierda uruguaya? Que, según expresaron algunos referentes, el proyecto apuntaría a tratar de igual manera situaciones radicalmente distintas. O, como lo puso un familiar, "(e)s absolutamente inaceptable que se quiera equiparar la situación de los desaparecidos con la de funcionarios muertos en el cumplimiento de su tarea".
Estas declaraciones vienen a demostrar abiertamente que para la izquierda existen muertos "buenos", que merecen más indemnizaciones, y muertos "malos" cuyas familias deben conformarse con menos. Queda confirmada una de las taras más enfermizas de la izquierda: considerar que la gravedad de una muerte depende de la ideología del fallecido.
Esto nos lleva a preguntarnos: ¿por qué diablos no puede equipararse la situación de los desaparecidos con la de aquellos que murieron a manos de las guerrillas? ¿Tiene menos mérito, causa menos "sufrimiento" el que la víctima sea una persona que fue asesinada en cumplimiento de su deber? ¿No son ambos grupos víctimas por igual de la violencia política? ¿Acaso sólo la izquierda tiene que tener el monopolio de la indemnización, o realmente creen que sus muertos son los "buenos" y los del resto son "malos"? O, peor aún ¿cree todavía la izquierda que hay violencia buena y violencia mala?
Son preguntas que nos conviene hacer acá en esta Argentina sumida en la deformación histórica y la glorificación de la violencia a la que nos tiene acostumbrados el Pingüinato. Desde acá felicito a Uruguay por dar un paso serio hacia la reconciliación, y cabe esperar que Tabaré no arrugue.
Si lo hiciera, sería una oportunidad perdida.
2 Comentarios:
Coincido con todo lo expresado en el post.
Agrego (por mi cuenta) que noto en los gobiernos una cierta "manía indemnizatoria" que parece no tener fin.
Como si sobraran los recursos, como si en la gente no hubiera necesidades hoy y ahora.
Es sólo una observación, que no se si compartís.
Comparto plenamente lo que decís, Fabiana. Es otra manía de los progresistas; son generosos con el dinero de otros. En mi opinión toda esta ola de indemnizaciones puede atribuirse a las ganas de los gobiernos de no quedar mal con nadie, sin excluir que existan lobbies que presionen por cobrar indemnizaciones.
Puedo entender que paguen indemnizaciones a los familiares directos de personas que hayan muerto en situaciones particulares, pero lo que se hace ahora es simplemente regalar la plata. Mi apoyo a las indemnizaciones en Uruguay es por una cuestión estricta de justicia; no me parece correcto que se le pague a los caídos de un lado y no a los del otro, cuando todos son ciudadanos del mismo país.
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal