lunes, 8 de febrero de 2010

En defensa de la Policía Metropolitana

Antes de acometer el debate, que quede claro: estoy totalmente de acuerdo con la idea, la creación y la existencia de una Policía Metropolitana para la Ciudad de Buenos Aires.

Pienso que es una de las mejores ideas que se pudieron haber propuesto. Pienso que es un paso adelante para resolver un absurdo estado de cosas en el que los únicos perjudicados somos los porteños. Pienso que es un paso necesario para que la Ciudad pueda sostenerse por su cuenta y brindar mejores servicios a sus habitantes. Pienso que es indispensable para quitarnos de encima aunque sea uno de los aspectos del inútil, obeso e incompetente Estado Federal Que Supimos Conseguir.

En cierta manera, resultó ser mejor que la Ciudad tenga que crear la Policía Metropolitana antes de que se le transfieran las áreas específicas de la Federal. Cuando se haga esa transferencia, ya habrá una institución armada y organizada que pueda absorber esas funciones y el personal correspondiente en sus propios términos, en lugar de recibir los "regalitos" que Aníbal Fernández quiera pasarle a la ciudad mediante la Federal.

Me parece que inaugurar desde cero una fuerza policial es la mejor manera de intentar romper con la mala imagen que tienen las policías para el ciudadano porteño. Convengamos que a pesar del esfuerzo y de la honestidad de la inmensa mayoría de oficiales y agentes decentes que tiene la Policía Federal Argentina, no goza de buena opinión entre los porteños.

Critico muchas incompetencias de Macri en la etapa fundacional de la Metropolitana, no crean que me parece perfecto todo lo obrado.
  • No poner de entrada a un civil a cargo fue perderse un gol cuando tenía la pelota sola frente al arco: ¿qué mejor manera de marcar distancia con la Federal?
  • Poner como jefe, de entre todos los comisarios habidos y por haber, a un procesado fue una imprudencia y una incompetencia mayúscula.
  • Insistir con otro comisario retirado luego de Palacios fue ahondar inútilmente en el error.
  • Rechazar controles legislativos fue otra oportunidad perdida de quedar bien y de marcar un cambio sin pagar grandes costos.
  • No instrumentar los foros de consulta de seguridad fue perderse de una buena herramienta para vincular a la nueva policía con los porteños.
  • Y el escándalo de los espionajes telefónicos es imperdonable. Es un delito que tiene que ser aplastado sin miramientos, y sus responsables condenados a las máximas penas posibles.
Soy partidario de limitar todo lo posible las funciones del Estado Federal, y de poner todas las responsabilidades que se puedan poner en manos de los niveles más bajos de gobierno. En mi opinión, al Gobierno Federal le tienen que quedar las Fuerzas Armadas (para la defensa nacional), la Gendarmería (para la protección de fronteras), la Prefectura (para la protección marítima y fluvial), y una Policía Federal convertida en una institución de investigación de delitos federales.

A las provincias les debería quedar una fuerza policial encargada de las investigaciones, de la seguridad rural, y del control caminero. Y a los municipios las funciones de policía de orden público, prevención y represión del delito. Porque mientras más cerca del ciudadano y más presente en la vida cotidiana esté una institución y agencia del Estado, más preferible es que la misma esté bajo el control del nivel de gobierno más cercano a la ciudadanía.

La idea de una fuerza de seguridad nueva, exclusivamente porteña, bien instruida y bien pagada es buena y merece ser defendida, en especial de las gatas floras del progresismo porteño que gobernaron Buenos Aires entre 1996 y 2007 sin lanzar más que un patético servicio de vigiladores de vidriera y soplasilbatos del que hablaremos más abajo.

Al menos se intenta hacer ALGO. Eso ya es un cambio. Y sería mejor que hagamos algo para que funcione en vez de quedarnos bien cómodos esperando a que fracase algo y después salir con la inmunda argentinada de decir "yo les dije".

A continuación, enumeraré algunos de los argumentos más oídos en contra de la Metropolitana y ofreceré mis refutaciones:

1) Es un desperdicio tener una policía de más cuando ya se tiene a la Federal.

Es un despropósito que la Ciudad de Buenos Aires, la ciudad más grande del país, el distrito más densamente poblado de la Argentina, sea el único de los veinticuatro miembros de la federación argentina que no posea control sobre su propia seguridad, sino que dependa de una fuerza de seguridad federal sobre la que no ejerce autoridad, así como de la buena voluntad y humor de las autoridades federales.

Es un despropósito que la población de la Ciudad no tenga ninguna posibilidad de controlar efectivamente cómo se presta el servicio de seguridad policial en Buenos Aires, y que la seguridad de los tres millones de porteños dependa de la adecuada coordinación entre dos instancias gubernamentales distintas.

2) La Metropolitana no sirve para nada porque no puede intervenir en delitos serios, sólo en contravenciones.

Si la Metropolitana sólo interviene en contravenciones (lo cual es falso, porque puede intervenir en todos los delitos siempre que después del hecho pase todo a la Federal), es porque la jurisdicción de la ciudad está limitada exclusivamente a lo contravencional, y no a lo criminal.

Si se terminara de una vez por todas con el otro absurdo de este triste caso, que es la jurisdicción federal sobre los delitos cometidos en la ciudad, y se pasara la justicia criminal al ámbito porteño como ya se hizo con la correccional, la Metropolitana podría arrestar delincuentes en la ciudad y pasárselos directamente a la justicia de la ciudad, en vez de hacer el pase con la Federal para que el caso lo instruya un juez federal.

Una vez más, no pido para la ciudad más que lo que puede hacer cualquier provincia, desde Buenos Aires hasta Tierra del Fuego: controlar su propia seguridad y juzgar los delitos que se cometen en su territorio.

3) Macri quiere toda la Policía Federal para él.

Error y exageración. El organigrama de la Policía Federal comprende las Superintendencias de Administración, Bienestar, Federal de Bomberos, Interior y Delitos Federales Complejos, Planificación y Desarrollo, Seguridad Metropolitana, Personal, Comunicaciones Federales, Policía Científica, Drogas Peligrosas, Federal de Transporte, y las Direcciones Generales Autónomas de Asuntos Jurídicos e Inteligencia Criminal.

De esas once superintendencias y dos direcciones generales autónomas, la única que ejerce jurisdicción exclusivamente en la Ciudad de Buenos Aires es la Superintendencia de Seguridad Metropolitana, y si nos ponemos exquisitos, también los elementos porteños de la Superintendencia Federal de Bomberos.

Dichas Superintendencias pueden ser transferidas sin ningún problema a la órbita de la ciudad, dejando todas las demás, que operan en la ciudad de la misma manera que operan en las 23 provincias, como parte de una fuerza policial genuinamente federal.

De esa manera, la Policía Federal Argentina podrá hacerse cargo exclusivamente de los delitos de orden federal, en lugar de cumplir en la ciudad más grande y más poblada de la Argentina las tareas que, por ejemplo, hace en Ushuaia la Policía de Tierra del Fuego.

Porque no tiene el contribuyente fueguino, misionero o chaqueño por qué pagar para que se resuelva el problema de los trapitos en Palermo. Y eso nos lleva a...

4) Macri quiere que el país entero pague la seguridad de los porteños.

Malas noticias - el país entero ya está pagando la seguridad de los porteños. Los gastos de la Superintendencia de Seguridad Metropolitana corren como parte de los de la Policía Federal Argentina, que son sufragados por toda la Argentina a través del Estado Nacional. Figura en el Presupuesto Nacional, no en el de la Ciudad de Buenos Aires.

No mencionemos que cualquier transferencia de competencias del Estado Federal a las provincias o a la Ciudad tiene que ir acompañada de la correspondiente transferencia de recursos. Lo dice la Constitución Nacional en el inciso 2 del Artículo 75, no Mauricio Macri.

Aún con la transferencia de las áreas de seguridad urbana de la Federal, tampoco sería mucho problema que la Ciudad pague la Metropolitana expandida. Baste recordar que la Ciudad de Buenos Aires aporta más del 20% de los recursos para constituir el Fondo Publicitario de Pechito López, de Compra al Por Mayor de Gobernadores y de Edificación de Palacetes Feudales en el Interior, también conocido como "coparticipación federal de impuestos", pero sólo vuelve a ella el 1,4%.

La Ciudad no tiene ningún problema en pagar el costo de su propia policía, y para ello simplemente debe pedir que se le devuelva parte de la plata que se le quita a los porteños para que se la fumen la Nación y las provincias.

Quizás lo que molesta es que la Ciudad sí pueda pagarlo, en vez de lloriquear e ir a morir al pie del Néstor como los señores gobernadores de las señoras provincias para que les pasen fondos.

5) La Metropolitana estará equipada con picanas eléctricas.

Y dale con Pernía. Las pistolas eléctricas Taser, mal llamadas "picanas eléctricas", o peor llamadas "picanas PRO" (¿cómo tendríamos que llamar a las pistolas Taser que usa la Policía de Córdoba? ¿"Picanas Schiarettianas"?) son alternativas menos letales que usar una 9 milímetros. ¿Preferirían las almitas sensibles del progresismo nacional que en una toma de rehenes la Metropolitana dispare munición de plomo?

Considero altamente preferible tener para esas situaciones un arma con un potencial de letalidad mucho menor que las armas de fuego, y hasta ahora pensaba que los progres también querían que hubiera armamento menos letal para la seguridad pública.

En última instancia, es el típico e idiota argumento de culpar a la herramienta y no a quien la porta. Una capacitación concienzuda del personal que emplearía las Taser (que tengo entendido que es el de operaciones especiale de la Metropolitana, no los agentes de calle comunes y corrientes) y una eficaz acción de control de las operaciones policiales son mucho más efectivas para controlar los abusos policiales que prohibir el empleo de determinadas herramientas.

6) Hay que propender a un modelo de policía no violenta y no represiva.

Ya lo intentamos, muchachos. ¿No se acuerdan de una publicidad de hace unos años, que tenía un lindo jingle que decía "pero miraaaaa, volvé a miraaaaaar, que no estas soooolooooooo... en la Ciudaaaaaad..."

¡La Guardia Urbana, muchachos! ¿Ya se olvidaron?

Esa sí que era una institución de seguridad bien progre.

Nada de uniformes; chombitas azules y pantaloncitos. Nada de gorras con plato y visera; gorritas "cap" para ser más amigables, ¿viste? Nada de escudos heráldicos o insignias en gorra o pecho; sólo un escudito naranja que dijera "Guardia Urbana BsAs". Nada de grados ni jerarquías; somos todos amigos. Nada de pistolas, garrotes, tasers o lacrimógenos; un silbatito para llamar al orden al no-criminalizable, y de paso irritar los oídos de todo el mundo en cada bocacalle de la ciudad.

Muy "warm and fuzzy", como dirían los norteamericanos. Y rotundamente inútiles. Demostradamente.

******

Concluyo aquí con esta entrega extra dentro de la semana. Espero que les haya parecido interesante.

Hasta la próxima.

1 Comentarios:

Blogger Seba dijo...

Interesante.

Uno de estos días, con más tiempo, haré un comentario más profundo.

Saludos.-

11:16 a. m.  

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