Aburrimiento pre-electoral
Qué cosa, hay elecciones en dos semanas y acá ando con estas fachas.
Qué quieren que les diga, creo que estas elecciones ya me importan todavía menos que las del 2007, que ni registraron en mi amperímetro. Cómo podrían ser de importancia si el resultado ya está definido.
Y más aún, cómo podrían importarme si todo lo que va a pasar el 23 y todo lo que venga después no va a ser ni más ni menos que lo que merecen todos y cada uno de los involucrados.
Ciertamente es lo que se merecen todos los así llamados "dirigentes" opositores, que durante los últimos años no hicieron otra cosa salvo matarse entre ellos en una carrera absurda por ser el único que quedara, aún si con eso garantizaban que hubiera una multitud de pigmeos enfrentando a la facción política más inescrupulosa de la historia reciente argentina y al poder del Estado puesto al servicio de los intereses partidarios.
Se lo va a merecer Ricardito, que pensó que alcanzaba con imitar el tono de voz de su padre, ponerse sus chalecos y vivir cual gusano de los muertos.
Se lo va a merecer Duhalde, ese que demostró su genio estratégico primero legándonos al Tuerto, después inventando una farsa de internas para resolver el problema con Rodríguez Saá que no resolvió nada, y finalmente poniéndose de vicepresidente a un tipo como Das Neves, que sobresale en un partido de oportunistas inmundos y roñosos por ser especialmente oportunista, inmundo y roñoso.
Se lo va a merecer Binner, que anda por ahí agrandado como galletita mojada pensando que todo lo que tiene que hacer es parecer serio y hacer kirchnerismo bueno que dice "por favor" y "gracias", rodeado de viudas y mucamas paraguayas del kirchnerato.
Se lo va a merecer la gorda Carrió, que podrá ser una gran diagnosticadora pero que no pudo evitar que sus delirios místicos y sus exigencias de pureza arruinaran cualquier intento serio de construcción política del lado de la oposición.
Se lo va a merecer Rodríguez Saá, otro oportunista impresentable del pejotismo que hace el papelón de prometer internet wi-fi gratis para todos.
Se lo va a merecer Altamira, aunque ese ya se merece demasiadas cosas por ser un trotsko cavernícola.
Toda la oposición se lo va a merecer; ciertamente no merece ganar un "espacio", palabra despreciable y vacía de significado que sólo existe ante la ausencia de entidad, que tuvo dos grandes oportunidades de arrastrar al fango de la derrota a la pseudotiranía cleptómana de los Kirchner (la crisis del campo y las elecciones del 2009) y que las desperdició jugando a ser buenitos por miedo a que les caigan con el apodo de "destituyentes".
El único que medianamente zafa es Macri, que tuvo la astucia de presentir la masacre, propuso dar pasos para enfrentarla mejor y tras ser apaleado por los otros "líderes opositores" con más saña que la que jamás le dedicaron al kirchnerismo prefirió fortalecerse en su distrito y salvar una victoria a la que ninguno de los otros va a poder siquiera acercarse.
Además de la oposición, también se lo va a merecer la sociedad argentina, que demuestra una vez más que le tiene sin cuidado la institucionalidad, las leyes, el respeto a la Constitución y la mera decencia humana mientras pueda pagar todas las cuotas de los electrodomésticos y mientras le inventen aumentos que estén por delante de la inflación y mientras las cosas, como suele suceder en la Argentina, anden fantástico hasta que dejen de hacerlo. Ahí vendrá un llanto y un rechinar de dientes que por lo menos a mí no me va a conmover ni aunque lo acompañen con la escena en que matan a la mamá de Bambi.
En estos días de falta de apetito político, he llegado a la conclusión de que son preferibles hasta las putas y los yiros que desde el programa de Tinelli se dispersan por la televisión y los otros medios antes que la clase política argenta. Al menos, los michifuces mediáticos jamás ocultan lo que en verdad son, ni tratan de pretender que son algo más serio y digno.
Qué quieren que les diga, creo que estas elecciones ya me importan todavía menos que las del 2007, que ni registraron en mi amperímetro. Cómo podrían ser de importancia si el resultado ya está definido.
Y más aún, cómo podrían importarme si todo lo que va a pasar el 23 y todo lo que venga después no va a ser ni más ni menos que lo que merecen todos y cada uno de los involucrados.
Ciertamente es lo que se merecen todos los así llamados "dirigentes" opositores, que durante los últimos años no hicieron otra cosa salvo matarse entre ellos en una carrera absurda por ser el único que quedara, aún si con eso garantizaban que hubiera una multitud de pigmeos enfrentando a la facción política más inescrupulosa de la historia reciente argentina y al poder del Estado puesto al servicio de los intereses partidarios.
Se lo va a merecer Ricardito, que pensó que alcanzaba con imitar el tono de voz de su padre, ponerse sus chalecos y vivir cual gusano de los muertos.
Se lo va a merecer Duhalde, ese que demostró su genio estratégico primero legándonos al Tuerto, después inventando una farsa de internas para resolver el problema con Rodríguez Saá que no resolvió nada, y finalmente poniéndose de vicepresidente a un tipo como Das Neves, que sobresale en un partido de oportunistas inmundos y roñosos por ser especialmente oportunista, inmundo y roñoso.
Se lo va a merecer Binner, que anda por ahí agrandado como galletita mojada pensando que todo lo que tiene que hacer es parecer serio y hacer kirchnerismo bueno que dice "por favor" y "gracias", rodeado de viudas y mucamas paraguayas del kirchnerato.
Se lo va a merecer la gorda Carrió, que podrá ser una gran diagnosticadora pero que no pudo evitar que sus delirios místicos y sus exigencias de pureza arruinaran cualquier intento serio de construcción política del lado de la oposición.
Se lo va a merecer Rodríguez Saá, otro oportunista impresentable del pejotismo que hace el papelón de prometer internet wi-fi gratis para todos.
Se lo va a merecer Altamira, aunque ese ya se merece demasiadas cosas por ser un trotsko cavernícola.
Toda la oposición se lo va a merecer; ciertamente no merece ganar un "espacio", palabra despreciable y vacía de significado que sólo existe ante la ausencia de entidad, que tuvo dos grandes oportunidades de arrastrar al fango de la derrota a la pseudotiranía cleptómana de los Kirchner (la crisis del campo y las elecciones del 2009) y que las desperdició jugando a ser buenitos por miedo a que les caigan con el apodo de "destituyentes".
El único que medianamente zafa es Macri, que tuvo la astucia de presentir la masacre, propuso dar pasos para enfrentarla mejor y tras ser apaleado por los otros "líderes opositores" con más saña que la que jamás le dedicaron al kirchnerismo prefirió fortalecerse en su distrito y salvar una victoria a la que ninguno de los otros va a poder siquiera acercarse.
Además de la oposición, también se lo va a merecer la sociedad argentina, que demuestra una vez más que le tiene sin cuidado la institucionalidad, las leyes, el respeto a la Constitución y la mera decencia humana mientras pueda pagar todas las cuotas de los electrodomésticos y mientras le inventen aumentos que estén por delante de la inflación y mientras las cosas, como suele suceder en la Argentina, anden fantástico hasta que dejen de hacerlo. Ahí vendrá un llanto y un rechinar de dientes que por lo menos a mí no me va a conmover ni aunque lo acompañen con la escena en que matan a la mamá de Bambi.
En estos días de falta de apetito político, he llegado a la conclusión de que son preferibles hasta las putas y los yiros que desde el programa de Tinelli se dispersan por la televisión y los otros medios antes que la clase política argenta. Al menos, los michifuces mediáticos jamás ocultan lo que en verdad son, ni tratan de pretender que son algo más serio y digno.
4 Comentarios:
Más claro, agua. Qué diagnóstico certero el tuyo!! Como siempre, parece que me leíste el pensamiento.
Cristina, mejor dicho el cristinismo, hoy es como una supernova que se come todo lo que tiene cerca. Pero tarde o temprano, no tendrá energía ($$$$$) para mantener ese crecmiento constante, y explotará, arrasando todo, y quedando como un agujero negro....¡allá vamos!
Es la astrofísica populista, Andy.
Impresionante, amigo.
Y a bancarnos la que se viene, por imbèciles descerebrados.
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