El Código da Vinci
Hoy se estrena en la Argentina la película basada en el libro de Dan Brown. La Iglesia Argentina todavía no dió ningún comunicado. Hasta ahora, en nuestro país, sólo hubo una queja de un "católico apostólico romano, afectado por la película". El señor es Jorge Luis Vitale y ya reclamó a la Cámara en lo Contencioso Administrativo Federal para que se obligue a las distribuidoras a aclarar que la película es una ficción y no corresponde a una realidad. Según el abogado, la película "constituye una agresión y un insulto a la creencia de la mayoría" del pueblo argentino.
Esta es sólo la primer repercusión en la Argentina, pero en distintos países del mundo ya ocasionó algunos escándalos. En los países asiáticos (por cuestiones de husos horarios los primeros en difundirla) varias organizaciones manifestaron su temor a que se difunda una imagen errónea del Evangelio y ya adelantaron que van a organizar varios boicots a los estrenos de la película en la India, Malasia, Filipinas, Singapur, Corea del Sur y Tailandia.
Sin embargo, lo que todos estamos esperando es la respuesta institucional de la Iglesia de Roma y de las distintas Iglesias, entre ellas la de Argentina. Ya podríamos baticinar que la respuesta a el film va a ser una respuesta inadecuada e ineficaz. Al momento de hacer un comunicado, los obispos probablemente no tengan en cuenta que su mensaje será difundido por televisión a todo el mundo, y lo que ello implica. La estrategia comunicacional de la Iglesia, en estas cuestiones, es desastrosa.
No digo que la Iglesia no tenga razón en sus convicciones, sólo hago referencia a que le falta "inteligencia" para transmitir eficazmente argumentos para combatir películas como el Código da Vinci. Por ejemplo: es irrisorio pensar que la película no se emita en todo el mundo, una censura (de este tipo) en el siglo XXI es algo inimaginable. Con lo cual, cualquier proposición de "censura" por parte de la Iglesia, ya de por si implica que perdieron el debate, la película se emitirá de todas formas. Es distinto el caso a la Edad Media, cuando la Iglesia contralaba (es decir, podía censurar) todos los medios de comunicación (como la imprenta y la escuela).
En estos días probablemente salgan varios obispos a despotricar contra el film y probablemente caigan en errores "comunicacionales" muy frecuentes. Esto se debe a que la Iglesia, insisto, no tiene una "estrategia comunicacional" para estas cuestiones (vease por ejemplo casos similares como el aborto, la homosexualidad o celibato).
Si la Iglesia la tuviera, debería hacer lo siguiente (y evidentemente, pongo las manos en el fuego que no lo hará así):
1. Emitir un único comunicado desde Roma. Ese comunicado se debería bajar linealmente a las distintas Iglesias locales y los obispos sólo podrían modificar pequeños detalles (la idea es que no halla obispos que salgan a decir "cualquier cosa", sino que la respuesta sea premeditada).
2. No mencionar siquiera la palabra "censura" (con sólo mencionarla la credibilidad toda de la Iglesia caería).
3. Criticar al filme exclusivamente por sus ideas acerca de la religión, es decir, nunca hablar de las actuaciones, o del corte de pelo de Tom Hanks, o de la banalidad de Hollywood.
4. Desarrollar la defensa del mensaje cristiano desde argumentos muy breves y televisables (ese es el medio que difundirá sus noticias).
5. Ofrecer espacios de debate del film (por ejemplo, reuniones en iglesias y universidades para debatir el film).
Dudo que hagan esto.
Sin embargo, lo que todos estamos esperando es la respuesta institucional de la Iglesia de Roma y de las distintas Iglesias, entre ellas la de Argentina. Ya podríamos baticinar que la respuesta a el film va a ser una respuesta inadecuada e ineficaz. Al momento de hacer un comunicado, los obispos probablemente no tengan en cuenta que su mensaje será difundido por televisión a todo el mundo, y lo que ello implica. La estrategia comunicacional de la Iglesia, en estas cuestiones, es desastrosa.
No digo que la Iglesia no tenga razón en sus convicciones, sólo hago referencia a que le falta "inteligencia" para transmitir eficazmente argumentos para combatir películas como el Código da Vinci. Por ejemplo: es irrisorio pensar que la película no se emita en todo el mundo, una censura (de este tipo) en el siglo XXI es algo inimaginable. Con lo cual, cualquier proposición de "censura" por parte de la Iglesia, ya de por si implica que perdieron el debate, la película se emitirá de todas formas. Es distinto el caso a la Edad Media, cuando la Iglesia contralaba (es decir, podía censurar) todos los medios de comunicación (como la imprenta y la escuela).
En estos días probablemente salgan varios obispos a despotricar contra el film y probablemente caigan en errores "comunicacionales" muy frecuentes. Esto se debe a que la Iglesia, insisto, no tiene una "estrategia comunicacional" para estas cuestiones (vease por ejemplo casos similares como el aborto, la homosexualidad o celibato).
Si la Iglesia la tuviera, debería hacer lo siguiente (y evidentemente, pongo las manos en el fuego que no lo hará así):
1. Emitir un único comunicado desde Roma. Ese comunicado se debería bajar linealmente a las distintas Iglesias locales y los obispos sólo podrían modificar pequeños detalles (la idea es que no halla obispos que salgan a decir "cualquier cosa", sino que la respuesta sea premeditada).
2. No mencionar siquiera la palabra "censura" (con sólo mencionarla la credibilidad toda de la Iglesia caería).
3. Criticar al filme exclusivamente por sus ideas acerca de la religión, es decir, nunca hablar de las actuaciones, o del corte de pelo de Tom Hanks, o de la banalidad de Hollywood.
4. Desarrollar la defensa del mensaje cristiano desde argumentos muy breves y televisables (ese es el medio que difundirá sus noticias).
5. Ofrecer espacios de debate del film (por ejemplo, reuniones en iglesias y universidades para debatir el film).
Dudo que hagan esto.
4 Comentarios:
Hay que tener en cuenta que la película se basa en una novela.
Por más que sea católico, no me molesta que se elaboren determinadas hipótesis acerca de ciertas cuestiones bíblicas, que fueron escritas hace más de 2000 años, porque todo el libro, incluido la Biblia, debe ser analizado dentro de un contexto, y a mi entender no sería descabellado suponer que debido a la cercanía que tenían Jesús y María Magdalena, hayan sido marido mujer, y que este hecho no fue relatado de manera precisa o fue suprimido por determinados sacerdotes, para subalternizar el rol de la mujer en aquella época.
La iglesia exige el celibato a los sacerdotes, argumentando que Cristo era soltero. Pero el verdadero motivo es que si fuera casado y el sacerdote fallece, sus bienes son heredados por la viuda y los hijos. Al ser soltero los hereda la iglesia.
Saludos
La última oración es por demás general e imprudente. Consultar con algún estudiante de derecho, que por lo menos esté cursando Suceciones podría hechar luz, y criterio en semejante afirmación. De todos modos, no estoy de acuerdo con el celibato obligatorio, pero esto escapa al film en cuestión.
En el Centro Cultrual Uca, hay una charla acerca de la película, no sé que tal será. Creo que es el día 23.
De todos modos es importante recordar que se trata de ficción.
Me despido diciendo:
Bestias políticas SALUD!
Creo que el hecho de que una novela tenga tanta repercusión y dé trascendencia a tantas sospechas y conjeturas infundadas nos muestra que nuestra cultura tiene serios problemas. Parece que no se necesita mucha inteligencia para guiar a las opiniones del mundo. (Todavía hay que ver cuánto dura el efecto del Código da Vinci, eso va a ser interesante.) Hoy la víctima es la Iglesia, pero mañana puede ser el Eje del mal o cualquier enemigo de los poderes de turno. Lo que quiero decir es que me asusta lo vulnerables que somos a cualquier ideología o mito. Después nos espantamos con el muro norteamericano, el muro israelí, las rupturas culturales en Europa, las rupturas sociales en América Latina...pero no tenemos la capacidad de salir de nosotros mismos. Me parece lógico que nos sea difícil encontrar verdades en común, realidades compartidas. Pero creo que ni siquiera estamos intentando encontrarlas. En cambio, nos conformamos con hacerle caso a ideas débiles, a ideologías, que lo único que hacen es separarnos. Porque la verdad es que es más fácil justificarse con ellas y ahorrarnos el esfuerzo y el riesgo de salir al encuentro del otro.
La Iglesia pasò tantos siglos, tantas guerras, tantos enemigos que una película no creo que resulte una seria amenaza para ella...
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