Notas del Sábado III: Asambleísmo e instituciones
Sólo desde la fascinación argentina por la democracia directa puede entenderse la buena imagen que tienen todos los movimientos de "asambleístas" en la opinión pública, ejemplificados ahora por la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú. Para muchos, el asambleísmo es una manifestación de "ciudadanía" y de "participación" que es un exponente de la calidad de una sociedad - mientras más asambleísta, mejor la sociedad en cuestión.
Al mismo tiempo, nos gusta quejarnos de la calidad de nuestras instituciones: la Presidencia, el Congreso, la Justicia, los gobiernos provinciales y locales, los sindicatos, etcétera, etcétera. Y acá tenemos la contradicción más grande de todas: las mismas personas que lamentan la falta de participación en las instituciones, alientan y apoyan la acción directa por fuera de las mismas. A veces se escucha la muletilla de la mejora de la calidad institucional mediante la manifestación directa de la ciudadanía.
¿Por qué pasa esto? La primera respuesta puede ser desconfianza respecto de las instituciones formales. Pero parece notarse un importante elemento de "lavado de culpas" en la obsesión nacional por la participación directa: ¿Qué mejor manera de desentenderse del mal estado de las instituciones (cuyos miembros fueron votados) o del manejo de la cosa pública (ignorado hasta que molesta al ciudadano) que protestando y exigiendo a los gritos el cambio en las calles?
Contrario a lo que afirman sus defensores, la "democracia directa" del asambleísmo es contraria a la mejora de la calidad institucional. Tomemos como ejemplo la actual crisis de la UBA, donde los movimientos políticos que proponen "un Estatuto más democrático" bloquean con su acción directa la normalización institucional de la universidad más grande del país. O la actual crisis con Uruguay, donde la intransigencia de una asamblea autoconvocada de residentes locales impide con sus actos de presión que las instituciones de ambos países lleguen a una salida concertada.
Si en verdad queremos mejorar la calidad de nuestras instituciones, lo mejor que podemos hacer es ser más informados sobre cómo funcionan, indagar mejor a los candidatos que se presentan, participar más conscientemente en las elecciones o, si alguno siente la necesidad, entrar en política activa y oxigenar los partidos políticos. Pero no se soluciona nada fantaseando con el asambleísmo y tratar de redescubrir la pólvora fracasada de la democracia directa.
Al mismo tiempo, nos gusta quejarnos de la calidad de nuestras instituciones: la Presidencia, el Congreso, la Justicia, los gobiernos provinciales y locales, los sindicatos, etcétera, etcétera. Y acá tenemos la contradicción más grande de todas: las mismas personas que lamentan la falta de participación en las instituciones, alientan y apoyan la acción directa por fuera de las mismas. A veces se escucha la muletilla de la mejora de la calidad institucional mediante la manifestación directa de la ciudadanía.
¿Por qué pasa esto? La primera respuesta puede ser desconfianza respecto de las instituciones formales. Pero parece notarse un importante elemento de "lavado de culpas" en la obsesión nacional por la participación directa: ¿Qué mejor manera de desentenderse del mal estado de las instituciones (cuyos miembros fueron votados) o del manejo de la cosa pública (ignorado hasta que molesta al ciudadano) que protestando y exigiendo a los gritos el cambio en las calles?
Contrario a lo que afirman sus defensores, la "democracia directa" del asambleísmo es contraria a la mejora de la calidad institucional. Tomemos como ejemplo la actual crisis de la UBA, donde los movimientos políticos que proponen "un Estatuto más democrático" bloquean con su acción directa la normalización institucional de la universidad más grande del país. O la actual crisis con Uruguay, donde la intransigencia de una asamblea autoconvocada de residentes locales impide con sus actos de presión que las instituciones de ambos países lleguen a una salida concertada.
Si en verdad queremos mejorar la calidad de nuestras instituciones, lo mejor que podemos hacer es ser más informados sobre cómo funcionan, indagar mejor a los candidatos que se presentan, participar más conscientemente en las elecciones o, si alguno siente la necesidad, entrar en política activa y oxigenar los partidos políticos. Pero no se soluciona nada fantaseando con el asambleísmo y tratar de redescubrir la pólvora fracasada de la democracia directa.
3 Comentarios:
Vivimos en un sistema representativo republicano y federal, al menos esto es lo que establece nuestra Constitución Nacional, por más que en la realidad ocurra exactamente lo contrario.
Un abrazo!
Todo ciudadano que se siente perjudicado por el no cumplimiento de alguna norma tiene derecho a manifestarse. En la práctica pueden hacerlo mejor los grupos que los individuos. Sería una obligación del gobierno proveer los medios para esa manifestación no solo de grupos sino también de individuos. Tanto piqueteros desocupados como ciudadanos quejándose de la inseguridad lo han podido ejercer algunas veces sin mayores problemas. Pero otras en las que ciertos derechos entraban en conflicto con otros. En estos casos se le crean a las autoridades un verdadero problema, pues no existe ninguna ley (ni puede existir) que de un orden de prioridad entre los derechos. En esos casos es inevitable que el gobierno actúe de alguna determinada manera, priorizando un derecho sobre otro, con toda la justa protesta del no elegido.
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Creo que lo inteligente sería que el gobierno de a los perjudicados algún medio de expresión efectiva y eficiente que no choque con otros derechos de otros ciudadanos. Se me ocurre por ejemplo que le den la televisión estatal para manifestarse (debe estar al servicio del pueblo). De paso puede armarse una deliberación popular donde intervengan muchas partes, incluyendo al periodismo, y que todas puedan expresar sus razones. Esto es muy saludable, no solo porque se le da un medio masivo, sino porque realmente se va al debate y la expresión civilizada de ideas. Horacio, conserje@hotmail.com. http://www.blogger.com/profile/33378315.... Estoy leyendo blogs de otros ciudadanos argentinos que proponen ideas para mejorar a nuestro querido país, no importa la ideología. Esto ya nos une. Me satisface que seamos muchísimos. Este blog (es uno de los muchos BLOGARS) lo encuentro constructivo y pongo lo mío a tu voluntad: http://www.blogger.com/profile/33378315 ) Formemos una red de blogar -istas y comentaristas por el bien de Argentina. Fomentemos un gran futuro. Comentemos lo de todos, conserje@hotmail.com.
Por otro lado, la busqueda de representatividad a traves de la democracia directa tiene que ver con las falencias de las instituciones democraticas para garantizar la representatividad.
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