viernes, 22 de diciembre de 2006

Una voz contraria

"Hace más de dos años que un puñado de idiotas decidió cortar la frontera entre la Argentina y Uruguay, en nombre de vaya uno a saber qué estímulos paranoicos pseudoambientalistas"

Son palabras duras de leer. Especialmente en un país en donde se ha elevado a la Asamblea de Gualeguaychú al grado de héroes nacionales y donde disentir con su causa pasó a ser herejía.

Eduardo Montes-Bradley, un director de cine argentino, decidió filmar un documental sobre "la lucha" de Gualeguaychú y los comportamientos de sus habitantes. Su motivación es sencilla y clara: "Me tienen podrido". Su hartazgo respecto al conflicto insensato se traduce en frases cortas y duras, como "Gualeguaychú es una bosta".

El documental "No a los papelones" se estrenará el 12 de enero. Lamentablemente, se estrenará en Montevideo, ya que ningún cine de nuestro país se quiso hacer cargo de proyectar el documental. Como si eso fuera poco, el documental y su director fueron criticados a muerte por los programas de espectáculos/chimentos de la televisión argentina. Los mismos programas y conductores que festejan las obras "transgresoras" de muchos otros; eso sí, cuando no golpean sus propios mitos.

Los mismos que cuando cayó el mito de la contaminación ambiental, empezaron a derramar lágrimas sobre la "contaminación visual", ignorantes del detalle que Botnia está a 27 kilómetros de Gualeguaychú y a 13 kilómetros de Ñandubaysal. La distancia que separa a la "papelera de la muerte" de la playa que buscan proteger frente a la imagen horrible de la obra en construcción es la misma distancia que, aplicada a Capital Federal, separa al Acceso Norte (General Paz y Panamericana) de la Estación Constitución. ¿Se puede ver Estación Constitución desde la General Paz? No.

Desde el más allá, el viejo censor Miguel Paulino Tato sonríe; ya no es necesario el viejo Ente de Calificación Cinematográfica para cortar las películas. Basta con la "justa indignación" políticamente correcta de periodistas, cineastas y comentaristas, muchos que en una oportunidad denunciaron ser víctimas ellos mismos de la censura.

Les dejo algunos trailers de "No a los papelones" para que hagan su propio juicio.






5 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

muy bueno!!

10:16 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

esa película está hecha con mala leche, podrá ser verdad lo que diga, pero está mal intencionada

12:54 a. m.  
Blogger Pablo dijo...

El que elogie esta película no puede criticar a Gualeguaychù de pueblo ideologizado, porque el film es el colmo de la ideología. Es un mensaje totalmente emotivo, no hay racionalidad.
Además ayuda a aumentar el grado de xenofobia. Ese planteo maniqueo del conficto, como si hubieran ángeles y demonios, me parece patético, pero lamentablemente a la gente le encanta escucharlo.
Me encanta que en Argentina lo hayan repudiado.

4:21 p. m.  
Blogger Mayor Payne dijo...

Hay cosas lindas de la democracia. Una de las favoritas para muchos es la libertad de expresión. Poder decir lo que uno quiera a quien quiera en los medios y de la forma que uno quiera. Hace tan bien a veces, es como descargarse. Total, pedir que se haga de forma responsable es para países viejos y aburridos, no tan libres como nosotros.

Es gracias a la libertad de expresión que un tipo como León Ferrari puede colgar crucifijos bañados en bosta. O ver películas que muestran a Ernesto Guevara, alias "Che", como un joven compasivo que recorre América en búsqueda de sus sueños. Y también, es gracias a la libertad de expresión que los asambleístas de Gualeguaychú pueden tratar a los uruguayos de "terroristas", "vendidos a las multinacionales", "traidores", "asesinos de sus hijos", y todo lo demás que venimos escuchando.

Pero duele...¡cómo duele cuando otro nos aplica la libertad de expresión a nosotros! Cuando otro usa términos tan violentos, duros y agresivos como los que usamos contra ellos. Cuando el otro sigue la tendencia que marcó el primero con sus acusaciones. Cómo duele, che... Duele tanto, que hace que algunos festejen el "repudio" de la opinión que no nos gusta. No es algo malo. Es simplemente humano. Y nos pasa a todos. No es exclusivo de Gualeguaychú.

Es evidente que Montes-Bradley no siente ninguna simpatía por los asambleístas ¿Eso es un delito, ahora? ¿Molesta el tono de las críticas, o que destape la hipocresía de llorar porque del otro lado construyen una fábrica cuando del nuestro tenemos un parque industrial de 23 fábricas que seguro que contaminan?

Gurí, sabés que no soy tu enemigo. Feliz Navidad y nos vemos.

5:57 p. m.  
Blogger Pablo dijo...

No digo que Montes-Bradley no tenga derecho a ejercer su libertad de expresarse. Digo que, por lo que vi en los trailers, lo que dice es marcadamente ideológico (entiendo por ideología un discurso cuyo sentido es mover voluntades según determinados intereses), es un discurso lleno de significados emotivos. No es un aporte al debate.
Es justamente la libertad de expresión la que permitió el repudio del film (que fue hecho para influir en la opinión pública). Es muy bueno que sepamos identificar el prejuicio y criticarlo. No digo que el discurso de la Asamblea no tenga prejuicios, pero ese es tema para otro post.

7:23 p. m.  

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