Continuidad y Cambio - Pensando a Cristina
Finalmente las incógnitas se develaron y las especulaciones terminaron: la candidata por el Frente para la Victoria que encabeza el presidente Kircher será la senadora Cristina Fernández, su mujer. Si bien su figura ocupa un lugar destacado en la escena pública nacional, es difícil imaginar su futuro gobierno ya que hasta el momento no ha ocupado cargos ejecutivos.
La senadora Fernández nació y se crió en la ciudad de La Plata, Provincia de Buenos Aires. Allí realizó sus estudios de abogacía y comenzó su militancia en el partido justicialista. Pero su carrera política propiamente dicha se inició en Santa Cruz, cuando en 1989 fue electa Diputada provincial, cargo en el que fue reelecta. En 1995 dio el salto al Congreso Nacional, representando a la provincia patagónica en la Cámara de Senadores. Dos años más tarde, ingresó a la Cámara de Diputados y en 2001 fue otra vez electa senadora, siempre por la misma provincia. Su victoria más reciente fue en las últimas elecciones legislativas de 2005, donde consiguió nuevamente un lugar en la cámara alta, pero esta vez por la provincia de Bueno Aires.
Como se ve, siempre tuvo un rol político muy independiente de la carrera de su marido, el presidente Néstor Kirchner, pero aún muchos se preguntan cómo será y qué ejes fundamentales tendrá un futuro gobierno de Cristina.
Ideología, dialéctica y superación
El triunfo de Mauricio Macri en la Ciudad de Buenos Aires significó la victoria del discurso del pragmatismo y la eficiencia por sobre la ideología. Pese a este dato, y redoblando la apuesta, Cristina revalorizó el lugar de las ideologías a la hora de construir y proponer una currícula política, aspecto que, según ella, es propio de su generación. Tal como lo advirtió en su primer discurso como candidata en San Juan, dando cierre al II Congreso Internacional Extraordinario de Filosofía, “los sistemas de ideas tienen sentido cuando interactúan con la sociedad; la ideología, el pensamiento, las ideas adquieren existencia cuando intervienen en la realidad y ahí se convierten en política", subrayó. Aseguró también que "todos los dirigentes políticos tienen ideologías" aunque algunos no pueden contarlas "y las disfrazan por su necesidad de no tener ideologías".
Por otra parte, y como si fuera parte de un ejercicio dialéctico hegeliano, su candidatura fue presentada como una oportunidad superadora y de profundización del cambio que, según ella, comenzó Néstor Kirchner en 2003. “¿Por qué no, que sea, finalmente, una mujer la que profundice este cambio y esta transformación?”, desafió el presidente al hablar de la postulación de su mujer. Los primeros afiches de campaña dan cuenta de esta pretensión al anunciar como slogan que “El cambio recién empieza”.
Tres líneas de acción
En el acto de lanzamiento de su candidatura, la senadora Fernández de Kirchner marcó tres aspectos que conformarán su accionar político. El primero, muy cuestionado por la oposición en estos últimos tiempos, hace referencia a la calidad institucional y la reconstrucción del Estado constitucional y democrático. Según Cristina, no se le puede criticar nada al respecto al gobierno de su marido, ya que en materia de derechos humanos e igualdad ningún gobierno los ha igualado. Sin dudas, el valor de los derechos humanos será, como lo ha sido hasta el momento, una de sus puntas de lanza.
En segundo lugar, hizo hincapié en el modelo económico-social desarrollado por el actual gobierno. Se trata de un sistema donde capital y trabajo coexisten, un modelo, según lo llaman, de acumulación. Este constituye un tema recurrente en los discursos de Cristina y es uno de los puntales para su próximo gobierno. El año pasado ya había declarado ante la Organización Internacional del Trabajo que “adoptar un modelo de acumulación que articula capital y trabajo, y que le da al trabajo la centralidad que hemos experimentado en otras épocas en nuestro país ha sido la clave de esta recuperación que aún hoy asombra a todo el Mundo”.
Finalmente, y como tercer basamento, hizo referencia a la necesidad de un cambio cultural en la sociedad argentina. En este sentido, apuntó a reinstalar una cultura del trabajo por sobre la del fracaso, imperante en nuestros días.
Tres líneas discursivas más bien generales y no muy definidas, pero que permiten delinear los ejes de lo que sería un muy posible gobierno de Cristina. Tal vez los próximos meses, que serán de mayor exposición pública, ayuden a determinar cómo se instrumentará esa “profundización del cambio” que prometen desde el oficialismo.
La senadora Fernández nació y se crió en la ciudad de La Plata, Provincia de Buenos Aires. Allí realizó sus estudios de abogacía y comenzó su militancia en el partido justicialista. Pero su carrera política propiamente dicha se inició en Santa Cruz, cuando en 1989 fue electa Diputada provincial, cargo en el que fue reelecta. En 1995 dio el salto al Congreso Nacional, representando a la provincia patagónica en la Cámara de Senadores. Dos años más tarde, ingresó a la Cámara de Diputados y en 2001 fue otra vez electa senadora, siempre por la misma provincia. Su victoria más reciente fue en las últimas elecciones legislativas de 2005, donde consiguió nuevamente un lugar en la cámara alta, pero esta vez por la provincia de Bueno Aires.
Como se ve, siempre tuvo un rol político muy independiente de la carrera de su marido, el presidente Néstor Kirchner, pero aún muchos se preguntan cómo será y qué ejes fundamentales tendrá un futuro gobierno de Cristina.
Ideología, dialéctica y superación
El triunfo de Mauricio Macri en la Ciudad de Buenos Aires significó la victoria del discurso del pragmatismo y la eficiencia por sobre la ideología. Pese a este dato, y redoblando la apuesta, Cristina revalorizó el lugar de las ideologías a la hora de construir y proponer una currícula política, aspecto que, según ella, es propio de su generación. Tal como lo advirtió en su primer discurso como candidata en San Juan, dando cierre al II Congreso Internacional Extraordinario de Filosofía, “los sistemas de ideas tienen sentido cuando interactúan con la sociedad; la ideología, el pensamiento, las ideas adquieren existencia cuando intervienen en la realidad y ahí se convierten en política", subrayó. Aseguró también que "todos los dirigentes políticos tienen ideologías" aunque algunos no pueden contarlas "y las disfrazan por su necesidad de no tener ideologías".
Por otra parte, y como si fuera parte de un ejercicio dialéctico hegeliano, su candidatura fue presentada como una oportunidad superadora y de profundización del cambio que, según ella, comenzó Néstor Kirchner en 2003. “¿Por qué no, que sea, finalmente, una mujer la que profundice este cambio y esta transformación?”, desafió el presidente al hablar de la postulación de su mujer. Los primeros afiches de campaña dan cuenta de esta pretensión al anunciar como slogan que “El cambio recién empieza”.
Tres líneas de acción
En el acto de lanzamiento de su candidatura, la senadora Fernández de Kirchner marcó tres aspectos que conformarán su accionar político. El primero, muy cuestionado por la oposición en estos últimos tiempos, hace referencia a la calidad institucional y la reconstrucción del Estado constitucional y democrático. Según Cristina, no se le puede criticar nada al respecto al gobierno de su marido, ya que en materia de derechos humanos e igualdad ningún gobierno los ha igualado. Sin dudas, el valor de los derechos humanos será, como lo ha sido hasta el momento, una de sus puntas de lanza.
En segundo lugar, hizo hincapié en el modelo económico-social desarrollado por el actual gobierno. Se trata de un sistema donde capital y trabajo coexisten, un modelo, según lo llaman, de acumulación. Este constituye un tema recurrente en los discursos de Cristina y es uno de los puntales para su próximo gobierno. El año pasado ya había declarado ante la Organización Internacional del Trabajo que “adoptar un modelo de acumulación que articula capital y trabajo, y que le da al trabajo la centralidad que hemos experimentado en otras épocas en nuestro país ha sido la clave de esta recuperación que aún hoy asombra a todo el Mundo”.
Finalmente, y como tercer basamento, hizo referencia a la necesidad de un cambio cultural en la sociedad argentina. En este sentido, apuntó a reinstalar una cultura del trabajo por sobre la del fracaso, imperante en nuestros días.
Tres líneas discursivas más bien generales y no muy definidas, pero que permiten delinear los ejes de lo que sería un muy posible gobierno de Cristina. Tal vez los próximos meses, que serán de mayor exposición pública, ayuden a determinar cómo se instrumentará esa “profundización del cambio” que prometen desde el oficialismo.
Etiquetas: Elecciones
2 Comentarios:
excelente artículo
Muy buen analisis Nacho, precisa mirada sobre el posible futuro accionar de la dinastía pingüina.
Lástima que no se puede hacer un análisis similar de la oposición.
Segui así! Exitos!
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