sábado, 27 de octubre de 2007

Posteando bajo la veda: Campaña, ¿cuál campaña?

Esta campaña presidencial ha sido de las más anodinas y vacías que recuerde la historia política reciente de nuestro país.
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Por un lado, tuvimos una candidata oficialista de la cual bien poco supimos, ya que cuando no estaba en algún otro lugar del planeta, estaba en algún acto cerrado en nuestro país, sin conceder no sólo ni una sola entrevista de prensa, sino que tampoco dio alguna idea sobre su programa de gobierno, más allá de frases vacías de contenido y expresiones autocomplacientes hacia la administración actual.
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A dicha candidata también la apoyó de manera desvergonzada el aparato estatal que todos pagamos con nuestros impuestos, ya sea con obras públicas, "generosas coberturas" de parte de los medios de comunicación del Estado y toda clase de módicas "ayuditas", sin olvidar desde luego el constante batir de parche de una serie de medios gráficos que ayudaron a instalar en la sociedad la idea de que el resultado estaba cantado.
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Aunque también están los partidos opositores, si es que se los puede llamar partidos ya que son más rejuntes construidos en torno a un candidato, que tampoco colaboraron para que la ciudadanía pueda tener una campaña electoral apropiada para la decisión que se va a tomar mañana.
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Pocas ideas más allá de algunas declaraciones genéricas, el hábito caníbal de ir en innumerables fórmulas presidenciales en lugar de tener gestos de grandeza y aceptar construir algo mayor y con más posibilidades, y la "sub-campaña" por ver quién quedaría en una hipotética segunda vuelta han ayudado a hacer que la campaña para las elecciones se parezca a una gran parodia.
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Hay también que señalar el inexplicable silencio mediático, que pareció más interesado en relatar cualquier cosa antes de enfocarse en algo tan trascendental e importante como la decisión de quién va a ser el próximo Presidente de la Nación; la poca información que llegaba era generalmente una insistente afirmación acerca de la "inevitable" victoria de la candidata oficialista.
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No mencionemos a los encuestadores; su crédito ya está bastante golpeado luego de la seguidilla de predicciones equivocadas en los últimos dos años como para tomar sus afirmaciones sin pensar.
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Algunos, cerca del Gobierno, afirman que la apatía manifestada en estas elecciones es un símbolo de la tranquilidad y estabilidad en la que vivimos, que hace que una elección presidencial no sea un evento con ribetes apocalípticos; otros afirman que se trata de un estado de ánimo artificial y cultivado para favorecer las posibilidades del gobierno de perpetuarse, insistiendo en la idea de un resultado inevitable frente al cual nada puede hacerse.
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Sin embargo, nada es absolutamente predecible, y mucho menos en la política, así que sólo sabremos quién tuvo razón y quién se equivocó cuando la última urna haya sido abierta y sus votos contados.
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Lo que queda claro es que mañana arribaremos a una decisión trascendental que, a juzgar por el clima en el que vivimos, parece habernos caído de arriba sin que nos diéramos cuenta.

1 Comentarios:

Blogger C. W. Karl dijo...

Desconozco si habrá habido otra elección donde la candidata ganadora, pronuncia varios discursos sin decir absolutamente nada.

Un abrazo!

8:15 p. m.  

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