martes, 27 de mayo de 2008

Jugando con fuego

Gracias a una combinación explosiva e insólita de soberbia, incompetencia y desenfreno, lo que surgió como un conflicto sectorial por medidas de gobierno como tantos otros que atravesó nuestro país, se terminó transformando en una crisis política de resultados impredecibles.
Ni siquiera la realidad indiscutible de ver cómo se reunían casi 300.000 personas en la ciudad de Rosario sin hacer uso del "paquete turístico" marca PJ (200 pesos de viáticos, micros alquilados, choripán y Coca, etc.), mientras todo el aparato del Estado nacional (¿para qué negarlo?) apenas concentraba unos magros miles de arreados para escuchar el discurso mediocre de la tilinga en Salta, pudo hacer que desde el Gobierno se asumiera la realidad: que el conflicto agrario se les escapó de las manos, generando una reacción social prácticamente imposible de ser puesta nuevamente dentro de la botella.
La salida obvia, la única salida, era sentarse a discutir sobre lo que no había sido discutido hasta ahora. Era discutir sobre las groseras retenciones establecidas a través del módico y ya descartado Martincho Lousteau.
Era sentarse, de una vez por todas, a hablar de lo que realmente había desatado la crisis.
No pasó, por supuesto. La excusa esta vez fue "el tono". Excusa curiosa viniendo de gente como el club Fernández y sus patrones pingüinos, cuyo tono es insufrible hasta cuando leen el pronóstico del tiempo.
Antes fue "el paro" la razón para no hablar. El paro se levantó. Dos veces. Ahora es "el tono".
Los Kirchner y su jauría de acomodados no quieren hablar, es tan sencillo como eso. Pueden, por supuesto, ladrar a quienes soporten escucharlos que ellos siempre están abiertos al diálogo, siempre y cuando no sea sobre el problema que desató este desastre.
Les pido disculpas por el lenguaje, pero llamar "diálogo" a una charla en donde de lo único que no puede hablarse es de la raíz del problema, es tomar por pelotudos a todos los habitantes de la República Argentina.
El campo ha demostrado una y otra vez su voluntad de dialogar. Lo hizo levantando no ya una sino dos veces los paros agrarios, muy a pesar de lo que piensan miles de productores que forman la base de SRA, CRA, FAA y Coninagro.
Ahora volvió el paro agrario, y no veo muy posible que por tercera vez se vaya a confiar en la buena fe de un Gobierno que no ha hecho nada en 80 días para merecerla.
La mujer que dice estar a cargo del Poder Ejecutivo Nacional resignó en los hechos, aunque todavía no en lo formal, su presidencia en manos de su esposo, contentándose con aparecer de vez en cuando ante las cámaras con discursos vacíos que no hacen más que repetir los gastados y tristes lugares comunes del kirchnerato: los "derechos humanos" y la mar en coche asociada.
Incluso, con una caradurez que ofende y asombra, llegó a sugerir a los ruralistas que sigan el ejemplo de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Muestra de podredumbre ética la que tiene la tilinga en la cabeza si considera "pacíficas" y "no violentas" a esas abogadas del terrorismo y predicadoras del odio.
Su marido, esa mezcla grotesca de Rasputín y el Petiso Orejudo, opera según principios perversos que no pueden conducir sino a la ruina: la única salida es el exterminio del contrario, el disenso es traición, hacer compromisos es asumir la derrota, siempre hay que subir la apuesta.
Son ese par de nefastos los que cargarán con la responsabilidad de haber llevado a la Argentina por la cornisa de un conflicto de salida incierta, ellos y la corte de chupasangres, mercenarios y patoteros que los acompañan.
El Partido Justicialista, triste entidad que debería firmar su acta de disolución lo antes posible por el bien de la Patria (y por su propio bien si espera sobrevivir a la tormenta que está ayudando a crear), acompañó hoy al energúmeno venido del sur en la presentación de un documento que es una declaración de guerra no sólo contra el campo, sino contra los cientos de miles de ciudadanos que cometieron el imperdonable delito de no ser adiktos a la Pareja Real. Los que se quejaban por "el tono" de los discursos de Rosario ahora escupen palabras como "golpista" y "antidemocrático" con mucha facilidad.
Kirchner apela a la única opción que conoce: subir la apuesta. Para él no hay Constitución, leyes o sentido común que valgan, sólo la fuerza que le da la Kaja y sus hordas de matones.
En el medio estamos nosotros.
Hay humo sobre la Argentina. Porque la pareja está jugando con fuego.

1 Comentarios:

Blogger Pablo dijo...

Donde quedo el derecho a la protesta? Se lo quedo D'elia, parece, y no dejo nada para el resto. Los ruralistas detenidos...

Y a las protestas les quedo el nombre de piquetes. De Angeli y sus companeros, haciendo una sentada en la ruta me hace acordar mas a las manifestaciones contra gobiernos dictatoriales y colonialistas que a los piquetes de Castels, D'Elia y Persico.

No les da verguenza a D'Elia y Persico estar del lado de los que mandan la cana? La resistencia al sistema esta pasando por el lado de enfrente, muchachos

7:28 a. m.  

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