Do not feed the penguins
Realmente no sé qué pensar.
No me malinterpreten, disfruté como un loco el ver cómo por una vez en la vida la oposición le escupía la fiesta a Néstor Kirchner y sus secuaces en la mismísima Cámara de Diputados y obligaba al Néstor a bajar al recinto con la frente marchita. Escuchar a Agustín Rossi lloriqueando y exigiendo que no se le impusiera una "rendición incondicional" al bloque del Frente para la Victoria's Secret cuando él había hecho aplicar la regla de la mayoría a rajatabla para que "no se toque ni una coma" durante seis años fue un gusto digno de los dioses.
Pero les voy a ser honesto, me quedé con ganas de más. Los quería aplastados como cuis en la Ruta 2.
El mal gusto de seis años de prepotencia, patoterismo y servilismo abyecto no se va sólo porque le hayan juntado un quórum en contra a los kirchneristas. La oportunidad era perfecta para humillar a los pingüinados, para hacerles sentir el peso de la mayoría como tantas veces ellos lo hicieron, para reducirlos a una irrelevancia parlamentaria desde la que no pudieran dañar al país como lo vienen haciendo desde el 2003.
Era el momento perfecto, sobre todo después de seis meses en los que hicieron lo que se les cantó el culo, para hacerles sentir con toda la furia el odio y el desprecio que fueron cosechando en la sociedad argentina.
Como mínimo, se lo merecían.
Creo personalmente que la oposición se equivocó feo al darle a los kirchneristas el changüí de tener la presidencia y la mitad menos uno de las comisiones principales, y una de las vicepresidencias de la Cámara. Creo que pecaron de generosos con esa oferta, especialmente al hacérsela a una facción política que no hubiera dudado en aplastarlos por completo si las circunstancias hubieran sido diferentes.
Néstor Kirchner no es un Tony Blair que se ajuste a reglas parlamentarias. Es un animal, un patotero y un ser despreciable que no entiende de apego a las reglas, caballerosidad o decencia. En cuanto vea una grieta por la que se pueda meter, la va a abrir con todas sus fuerzas y va a asestar un golpe durísimo. Y ahí nos vamos a arrepentir todos, vamos a preguntar primero cómo puede ser que un tipo políticamente muerto como él se haya recuperado, y después vamos a putear a los que le tendieron la mano cuando debieron haberle dado el tiro político de gracia.
No estoy verseando. Lo vimos después de la 125 con la estatización de Aerolíneas y de las AFJP. Lo vimos después del 28 de junio con la Ley de Medios, los superpoderes, la emergencia económica y la reforma política. Cada vez que con justificada alegría festejamos la implosión política kirchnerista, los meses siguientes nos mostraron a un kirchnerismo zombie pero activo. Y con tremenda capacidad de daño.
Mucho me temo que lo único que logró la oposición con las autoridades consensuadas fue darle un nuevo respiro a Kirchner. Y como siempre, él va a agradecer la gentileza con traición. Está en su naturaleza, no lo puede evitar. Mal bicho nació, mal bicho es y mal bicho seguirá siendo hasta el día en que estire la pata.
Quizás las condiciones excesivamente generosas (aclarando que para mí ya es excesiva generosidad siquiera darles a los kirchneristas la oportunidad de opinar sobre la conformación de la cámara) que ofreció la oposición se deban a que el consenso logrado no daba para nada más fuerte. Hipótesis creíble considerando que el quórum opositor incluía al asesino de Miguel Bonasso, a la aborrecible Victoria Donda y a la banda de alegres bolches mercenarios de Macaluse y Lozano.
Quizás la oposición le dio al kirchnerismo una clemencia totalmente inmerecida habida cuenta de que Kirchner seguirá estando en el gobierno a través del títere de su esposa, y que su capacidad de daño es inconmensurable. Quizás pensaron que no estaba el horno para los bollos que podía provocar un Kirchner arrinconado y golpeado. Quizás pensaron que así evitaban el riesgo cierto y creíble de que Néstor, a través de la módica Cristina, intentara un Fujimorazo Nac&Pop y gobernara por decreto por el resto de su mandato... o incluso después del mismo.
O quizás quisieron dar una muestra de superioridad. Mostrarse como tipos bien paridos en comparación con los detritos humanos que siguen a Néstor. Presentarse ante la sociedad como gente más abierta al diálogo, a la negociación y a la convivencia sana con gente que no piensa como ellos. Aparecer, en suma, como mejores que los Kirchner y sus seguidores.
Quizás las tres razones que mencioné arriba hayan sido la motivación detrás de un acto de generosidad que a partir de ellas intelectualmente pueda comprender, pero emocionalmente no.
Quizás hayan tenido razón al hacer las ofertas que hicieron, y quizás las consecuencias del mismo sean mucho mejores que las que yo imagino.
Quizás ellos hayan tenido razón y yo simplemente esté equivocado, y hable desde el resentimiento que esos seres me despiertan, y de la precaución que me impone haber visto tantos bifes que le propinaron a la sociedad cuando ésta pensaba que podía respirar tranquila.
Ojalá.
No me malinterpreten, disfruté como un loco el ver cómo por una vez en la vida la oposición le escupía la fiesta a Néstor Kirchner y sus secuaces en la mismísima Cámara de Diputados y obligaba al Néstor a bajar al recinto con la frente marchita. Escuchar a Agustín Rossi lloriqueando y exigiendo que no se le impusiera una "rendición incondicional" al bloque del Frente para la Victoria's Secret cuando él había hecho aplicar la regla de la mayoría a rajatabla para que "no se toque ni una coma" durante seis años fue un gusto digno de los dioses.
Pero les voy a ser honesto, me quedé con ganas de más. Los quería aplastados como cuis en la Ruta 2.
El mal gusto de seis años de prepotencia, patoterismo y servilismo abyecto no se va sólo porque le hayan juntado un quórum en contra a los kirchneristas. La oportunidad era perfecta para humillar a los pingüinados, para hacerles sentir el peso de la mayoría como tantas veces ellos lo hicieron, para reducirlos a una irrelevancia parlamentaria desde la que no pudieran dañar al país como lo vienen haciendo desde el 2003.
Era el momento perfecto, sobre todo después de seis meses en los que hicieron lo que se les cantó el culo, para hacerles sentir con toda la furia el odio y el desprecio que fueron cosechando en la sociedad argentina.
Como mínimo, se lo merecían.
Creo personalmente que la oposición se equivocó feo al darle a los kirchneristas el changüí de tener la presidencia y la mitad menos uno de las comisiones principales, y una de las vicepresidencias de la Cámara. Creo que pecaron de generosos con esa oferta, especialmente al hacérsela a una facción política que no hubiera dudado en aplastarlos por completo si las circunstancias hubieran sido diferentes.
Néstor Kirchner no es un Tony Blair que se ajuste a reglas parlamentarias. Es un animal, un patotero y un ser despreciable que no entiende de apego a las reglas, caballerosidad o decencia. En cuanto vea una grieta por la que se pueda meter, la va a abrir con todas sus fuerzas y va a asestar un golpe durísimo. Y ahí nos vamos a arrepentir todos, vamos a preguntar primero cómo puede ser que un tipo políticamente muerto como él se haya recuperado, y después vamos a putear a los que le tendieron la mano cuando debieron haberle dado el tiro político de gracia.
No estoy verseando. Lo vimos después de la 125 con la estatización de Aerolíneas y de las AFJP. Lo vimos después del 28 de junio con la Ley de Medios, los superpoderes, la emergencia económica y la reforma política. Cada vez que con justificada alegría festejamos la implosión política kirchnerista, los meses siguientes nos mostraron a un kirchnerismo zombie pero activo. Y con tremenda capacidad de daño.
Mucho me temo que lo único que logró la oposición con las autoridades consensuadas fue darle un nuevo respiro a Kirchner. Y como siempre, él va a agradecer la gentileza con traición. Está en su naturaleza, no lo puede evitar. Mal bicho nació, mal bicho es y mal bicho seguirá siendo hasta el día en que estire la pata.
Quizás las condiciones excesivamente generosas (aclarando que para mí ya es excesiva generosidad siquiera darles a los kirchneristas la oportunidad de opinar sobre la conformación de la cámara) que ofreció la oposición se deban a que el consenso logrado no daba para nada más fuerte. Hipótesis creíble considerando que el quórum opositor incluía al asesino de Miguel Bonasso, a la aborrecible Victoria Donda y a la banda de alegres bolches mercenarios de Macaluse y Lozano.
Quizás la oposición le dio al kirchnerismo una clemencia totalmente inmerecida habida cuenta de que Kirchner seguirá estando en el gobierno a través del títere de su esposa, y que su capacidad de daño es inconmensurable. Quizás pensaron que no estaba el horno para los bollos que podía provocar un Kirchner arrinconado y golpeado. Quizás pensaron que así evitaban el riesgo cierto y creíble de que Néstor, a través de la módica Cristina, intentara un Fujimorazo Nac&Pop y gobernara por decreto por el resto de su mandato... o incluso después del mismo.
O quizás quisieron dar una muestra de superioridad. Mostrarse como tipos bien paridos en comparación con los detritos humanos que siguen a Néstor. Presentarse ante la sociedad como gente más abierta al diálogo, a la negociación y a la convivencia sana con gente que no piensa como ellos. Aparecer, en suma, como mejores que los Kirchner y sus seguidores.
Quizás las tres razones que mencioné arriba hayan sido la motivación detrás de un acto de generosidad que a partir de ellas intelectualmente pueda comprender, pero emocionalmente no.
Quizás hayan tenido razón al hacer las ofertas que hicieron, y quizás las consecuencias del mismo sean mucho mejores que las que yo imagino.
Quizás ellos hayan tenido razón y yo simplemente esté equivocado, y hable desde el resentimiento que esos seres me despiertan, y de la precaución que me impone haber visto tantos bifes que le propinaron a la sociedad cuando ésta pensaba que podía respirar tranquila.
Ojalá.
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