Estado de embole
El sábado pasado escribí un post pedorrísimo aún para los estándares que fervientemente mantengo desde hace cuatro años y medio acá en La Bestia, y si bien no es la primera vez que me encuentro tan seco de ideas que recurro a estos artilugios, creo que al menos tengo que explicar un poco el por qué de mi sequía.
Qué quieren que les diga, se trata de una cuestión de desgano. No hablo de un desgano procedente de la simple pachorra, de esos que nos hacen posponer horas, días o semanas lo que tenemos que hacer, sino otra clase de desgano anímico.
No pretendo que las sartas de cosas que escribo y subo los sábados vayan a cambiar el destino de este país y si llegara a tener por un segundo esa idea, ya estaría pidiendo un cuarto de paredes acolchadas en el Borda, pero la verdad es que nada te quita las esperanzas como ver cómo las cosas van de mal en peor, tanto en perversión como en banalidad, sin que a los perpetradores se les mueva un pelo de vergüenza y a los espectadores un pelo de indignación.
Y es siempre la misma historia; hay un atropello o un delito evidente, o una muestra de lo degradado que está este país, a nadie se le mueve un pelo salvo a algunos críticos que ya parece que lo hacen por fuerza de hábito, el resto del mundo sigue viendo Tinelli y así se queda todo hasta el siguiente. Los políticos siguen siendo iguales: delincuentes, incompetentes, caraduras y pijoteros, y lo demuestran cada día más, y todo sigue exactamente igual. A veces hago el esfuerzo de releer posts míos de hace dos o tres años y me encuentro leyendo cosas que escribí con la misma indignación y bronca de siempre sobre eventos que ya olvidé por completo.
Qué quieren que les diga, a veces aburre. A mí, ahora, me está aburriendo. Y no hay nada más desesperante que querer escribir algo cuando no se tiene la menor idea del tema. No es que piense dejar de escribir, al contrario, al menos es lo menos que uno puede hacer para mantener la cordura en un país que parece haber decidido colectivamente perder todo sentido de la razón.
Bueno, era eso nomás, pensé que merecían una explicación después de mi post inenarrablemente pelotudo del sábado. Espero que la próxima me encuentre un poco más despierto.
Saludos.
Qué quieren que les diga, se trata de una cuestión de desgano. No hablo de un desgano procedente de la simple pachorra, de esos que nos hacen posponer horas, días o semanas lo que tenemos que hacer, sino otra clase de desgano anímico.
No pretendo que las sartas de cosas que escribo y subo los sábados vayan a cambiar el destino de este país y si llegara a tener por un segundo esa idea, ya estaría pidiendo un cuarto de paredes acolchadas en el Borda, pero la verdad es que nada te quita las esperanzas como ver cómo las cosas van de mal en peor, tanto en perversión como en banalidad, sin que a los perpetradores se les mueva un pelo de vergüenza y a los espectadores un pelo de indignación.
Y es siempre la misma historia; hay un atropello o un delito evidente, o una muestra de lo degradado que está este país, a nadie se le mueve un pelo salvo a algunos críticos que ya parece que lo hacen por fuerza de hábito, el resto del mundo sigue viendo Tinelli y así se queda todo hasta el siguiente. Los políticos siguen siendo iguales: delincuentes, incompetentes, caraduras y pijoteros, y lo demuestran cada día más, y todo sigue exactamente igual. A veces hago el esfuerzo de releer posts míos de hace dos o tres años y me encuentro leyendo cosas que escribí con la misma indignación y bronca de siempre sobre eventos que ya olvidé por completo.
Qué quieren que les diga, a veces aburre. A mí, ahora, me está aburriendo. Y no hay nada más desesperante que querer escribir algo cuando no se tiene la menor idea del tema. No es que piense dejar de escribir, al contrario, al menos es lo menos que uno puede hacer para mantener la cordura en un país que parece haber decidido colectivamente perder todo sentido de la razón.
Bueno, era eso nomás, pensé que merecían una explicación después de mi post inenarrablemente pelotudo del sábado. Espero que la próxima me encuentre un poco más despierto.
Saludos.
3 Comentarios:
No aflojes, Mayor. A mí también a veces nos pasa lo mismo. Creo que a muchos nos pasa. Pero sigamos contribuyendo desde donde podamos. Todo suma. Es indignante ver cómo el "relato" kirchnerista logró imponerse en las cabezas de la enorme mayoría de la sociedad, incluso en aquellas personas más cultas y preparadas, e inclusive en aquellas que no obtienen ningún rédito de todo este desastre, sino que, por el contrario, son víctimas de la inflación, la inseguridad y de toda esta porquería que llaman "modelo". Aun así, inexplicablemente, están a favor del "modelo"...sólo se oponen -algunos- a las formas, pero no al contenido. Todo esto demuestra cuán efectiva es la manipulación de masas, el repetir y repetir las mismas mentiras durante años hasta que son asumidas por la gente como verdades. Es arrasador el poder del populismo y la demagogia.
Fe de erratas: "A mí también a veces ME pasa lo mismo".
Muchas gracias por el aliento, Fede.
A apechugar nomás, aunque más no sea para tener la conciencia limpia...
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