Cortitas del jueves II: Tocando la Campanita
En su visita a Nueva York, Kirchner estuvo tocando la Campanita de Wall Street, esperando que su mágico polvo de hadas lo haga volar bien alto hasta alcanzar aquellas nuevas inversiones que dice buscar. El problema es que se necesitaría un container cargado del mágico polvo de hadas de Wall Street para que Néstor Pan se eleve por encima de las actitudes y comportamientos demostrados hasta ahora por su Gobierno y sus "exponentes".
Como por ejemplo, Guillermo Moreno, el pistolero más rápido de todo el Ministerio de Economía, para quien una palabra amable y una Magnum 44 en el escritorio son más efectivas para negociar que una palabra amable sola.
O llamar a boicots contra los sectores económicos enemigos de turno, usando el atril de la Casa Rosada.
O Luis D'Elía, que corre con la tropa a boicotear (y pintarrajear, y quemar, y romper) a las empresas que miran torcido a Nuestro Presidente.
O decidir, de la noche a la mañana, cortar las exportaciones de uno de nuestros principales productos para evitarse los problemas causados por años de desinversión y malas políticas, perdiendo así nichos comerciales que costaron años para conseguir. Y que no van a estar esperándonos para comprar carne.
O pagar sólo el 25% de lo adeudado a algunos acreedores, mientras a otros se les paga el 100%.
O las repetidas expresiones de Néstor Pan, De Vido y los Fernández cuando pretenden decidir cuánto debe ganar cada empresa, fijando así un muro más allá del cual toda ganancia es "inmoral" por decreto de necesidad y urgencia.
Tampoco ayuda aparecer tan pegado al Exorcista de Caracas (ver nota "Cortitas del jueves I...") y su discurso socialistoide y ahora místico.
El polvo de hadas de Wall Street puede llevar lejos, pero llega un momento en que el que quiera volar va a tener que empezar a aletear en vez de quejarse de la ley de gravedad.
Como por ejemplo, Guillermo Moreno, el pistolero más rápido de todo el Ministerio de Economía, para quien una palabra amable y una Magnum 44 en el escritorio son más efectivas para negociar que una palabra amable sola.
O llamar a boicots contra los sectores económicos enemigos de turno, usando el atril de la Casa Rosada.
O Luis D'Elía, que corre con la tropa a boicotear (y pintarrajear, y quemar, y romper) a las empresas que miran torcido a Nuestro Presidente.
O decidir, de la noche a la mañana, cortar las exportaciones de uno de nuestros principales productos para evitarse los problemas causados por años de desinversión y malas políticas, perdiendo así nichos comerciales que costaron años para conseguir. Y que no van a estar esperándonos para comprar carne.
O pagar sólo el 25% de lo adeudado a algunos acreedores, mientras a otros se les paga el 100%.
O las repetidas expresiones de Néstor Pan, De Vido y los Fernández cuando pretenden decidir cuánto debe ganar cada empresa, fijando así un muro más allá del cual toda ganancia es "inmoral" por decreto de necesidad y urgencia.
Tampoco ayuda aparecer tan pegado al Exorcista de Caracas (ver nota "Cortitas del jueves I...") y su discurso socialistoide y ahora místico.
El polvo de hadas de Wall Street puede llevar lejos, pero llega un momento en que el que quiera volar va a tener que empezar a aletear en vez de quejarse de la ley de gravedad.
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