sábado, 27 de enero de 2007

Agrandados

Desde que salió el fallo de la Corte de La Haya rechazando el pedido de medidas cautelares que hizo Uruguay contra los piqueteros de Gualeguaychú, los "asambleístas" están más agrandados que galletita mojada.
Se llenan la boca diciendo que la Corte "reconoció su lucha", hablan de corte completo de la frontera, hacen manifestaciones con pelopinchos cargadas de agua del Riachuelo frente a la embajada de Finlandia, exigen ruptura de relaciones con Finlandia y el bloqueo naval al puerto de Botnia (Nota del Mayor: ¿¿Con qué Armada quieren hacer un bloqueo naval?? ¿No saben que eso va en contra del evangelio de la defensa no provocativa de la Komandante Nilda?) e incluso se dan el gusto de amenazar con acciones que provocarán mártires, según informó La Nación en los últimos días (Está al final de la nota en la que aparecen las pelopinchos de la vida y la muerte).
Incluso el propio Néstor buscó la forma de sacar alguna clase de "ganancia" por el fallo: el mismo día que se conoció le dedicó sus insultos del atril a todos los periodistas que habían escrito sobre el entonces muy posible fallo contrario a la postura piquetera. Lo dijo con la soberbia y el patoterismo que lo caracteriza. Como si desde siempre Él, Néstor I, hubiera sabido que La Haya iba a rechazar el pedido uruguayo. Como si él mismo no hubiera estado, hasta ese momento, aterrado de lo que tendría que haber hecho si la Corte le mandaba levantar los cortes, que no hubiera sido nada más que su trabajo.
Pero lo verdaderamente insufrible va a ser cómo la progresía y el idiotaje local van a agarrarse del fallo para decirle a cualquier incauto que "la Corte de La Haya legitimó al corte de ruta como modo de protesta". Nada más alejado de la realidad. Lo que dice el fallo es que los cortes no provocan daños irreparables a la economía uruguaya o a los derechos de fondo de Uruguay en la causa (la supuesta violación del Tratado del Río Uruguay) como para que la Corte ordene a la Argentina su levantamiento.
Nada más que eso. Fue una forma legal de decirle a los uruguayos que los cortes no los joroban de manera irreparable. No fue un fallo "a favor de la Argentina", "en contra de las papeleras" o "legitimador del corte de rutas", como tratan de presentarlo los medios. Lo más gracioso es ver cómo se llenan la boca hablando de "lo justo del fallo y de la Corte" cuando antes, en aquellos momentos en los que parecía que se venía otro fallo contrario a los piqueteros, los políticos, asambleístas y otras figuras minimizaban el posible efecto del fallo diciendo que los fallos de la Corte de La Haya no eran "obligatorios". Hipócritas.
Lo que no quita la ilegalidad y prepotencia de los cortes montados por los supuestos ambientalistas, Evangelinas Carrozzos y defensores "del corazón frente a la billetera", que ahora, agrandados, no van a encontrar contención alguna en ningún lugar. Porque no se van a moderar, ni van a recapacitar, ni van a buscar nuevas formas de protesta. Armados de un supuesto respaldo jurídico que ellos creen tener y que no existe, los asambleístas agrandados van a continuar sintiéndose los dueños de la pelota (ante los cuales el resto de los jugadores están asustados de intentar sacársela) en una crisis nacida de la incompetencia gubernamental y el fanatismo ecologista.

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