Los tres batacazos de Jorge Telerman
La campaña está a plena marcha, y de acá hasta octubre todas las acciones que se toman en el escenario político necesariamente tendrán que ser interpretadas a la luz de las elecciones. Es interesante entonces analizar ciertas acciones que están teniendo lugar ahora en la Ciudad de Buenos Aires, por sus repercusiones a nivel nacional.
De Jorge Telerman podrán decirse muchas cosas, y con razón, en crítica a su pobre gestión y a su deficiente manejo de ciertos problemas endémicos de la ciudad (las lluvias del 17 de abril son un caso ejemplar). Lo que no puede negarse es que ha demostrado una astucia política que hizo, en apenas dos meses, que pusiera al Gobierno nacional en más situaciones incómodas que lo que logró el resto de la oposición en casi cuatro años.
Tres ejemplos concretos de "batacazos afrancesados" por parte del Pelado Autónomo sirven de ilustración:
El primer batacazo de Telerman fue el adelanto de las elecciones porteñas para el 3 de junio. De un sólo golpe, obligó a todos los demás pretendientes a la Jefatura de Gobierno a definirse de una vez (bien vale recordar el artículo de mi colega Nacho, referido al deshoje de margarita al que nos tenía acostumbrados Macri sobre si iba a apuntar a la Presidencia o a la Jefatura de Gobierno) y largar las campañas en forma apresurada.
Pero sobre todas las cosas, el adelanto de las elecciones resultó ser un quebradero de cabeza para el Gobierno. Obligó al Presidente a buscar de apuro a un candidato capaz de disputar una elección en el distrito más antikirchnerista de la Argentina (recordemos los resultados de las presidenciales del 2003 y los obtenidos por otro tránsfuga gubernamental, el ex-canciller Bielsa: tercero detrás de Macri y Carrió), y a la vez hundió las ambiciones de Alberto Fernández de ser "jefe de gobierno", ya que las encuestas mostraban que el Jefe de Gabinete no movía el amperímetro electoral.
El resultado de esta búsqueda frenética fue la unción de Daniel Filmus como gran esperanza blanca del kirchnerismo para hacerse con la Ciudad. Esto obligó a atender un pequeño problema: Filmus era prácticamente un desconocido para la población/electorado. De allí, y como forma de instalar al delfín kirchnerista en los medios y las mentes granhermanizadas de nuestra ciudadanía, nació el sorpresivo aumento de sueldo a los docentes. Por consecuencia: las crisis docentes que experimentan numerosas provincias, entre ellas el feudo personal del Presidente, Santa Cruz, al verse obligadas a pagar un aumento inconsulto y decidido de prepo. Por pretender instalar a un candidato, el Gobierno se tuvo que enfrentar gratuitamente al eterno quebradero de cabeza de la educación nacional, una pelea que para todos los que la encaran resulta siempre en grandes costos y magros beneficios (llamando al Gurí Matero para explayarse mejor...)
El segundo batacazo de Telerman fue el llamado a plebiscito para la creación de una Policía de la Ciudad. Si atendemos a las consecuencias de este plebiscito, éstas van a ser apenas declarativas: la Ciudad no puede crear organismos de seguridad sin la aprobación del Congreso Nacional, según lo estipula la Ley Cafiero. El valor del plebiscito está en otro lado: representa una forma de apurar al Gobierno Nacional por el manejo de la seguridad en la Ciudad, además de poner al Presidente Kirchner en la nada envidiable perspectiva de tener que enfrentar dos derrotas (una electoral, la otra plebiscitaria) en apenas veinte días, en el distrito más visible y antikirchnerista de la República... faltando aún cuatro meses para las presidenciales. Las repercusiones para las ambiciones presidenciales (y de la Primera Ciudadana) de una derrota doble en Capital pueden ser desastrosas.
El tercer batacazo de Telerman es su acuerdo con Elisa Carrió. ¿En qué complica esto al Gobierno? En que según los términos de este acuerdo, las dos posibles derrotas del Gobierno Nacional en la Capital (en la elección del 3/6 y el plebiscito del 24/6) quedarían asociadas a la figura de Elisa Carrió, quien hasta ahora ha demostrado ser una de las opositoras más acérrimas e intransigentes del Gobierno... y que tiene sus propias ambiciones presidenciales.
Es por estas tres acciones que desde el Gobierno se está buscando hasta con desesperación el demoler a Telerman. Primero fue con el torpe intento de Alberto Fernández en el Congreso de vincularlo al affaire Skanska, intento que salió por la culata. Luego, con todos los ruidos que vienen escuchándose respecto de una intención presidencial de apoyar a Mauricio Macri (hasta hace poco tiempo el Satanás de la demonología kirchnerista) en un eventual ballotage.
¿Pueden atribuirse a un supuesto genio táctico y estratégico de Telerman las consecuencias de sus decisiones? ¿Acaso él planeó embrollar al gobierno con una crisis educativa? La respuesta a esa pregunta es una sola: NO. Ciertamente el Pelado no pudo prever, al momento de decidir estos movimientos, las consecuencias que traerían. Ser capaz de hacerlo hubiera requerido las dotes de un Nostradamus.
Lo que sí buscó y logró con sus acciones (y ese es el mérito) es haber pateado el tablero y obligado al Gobierno a hacer lo imposible por juntar las piezas, desgastándose y perdiendo tiempo que no tiene en eso. Logró arrebatarle la iniciativa al Gobierno, iniciativa que disfrutaba sin desafíos desde 2003, y lo obligó a reaccionar.
Pero más aún, demolió el mito de la invulnerabilidad kirchnerista, forzando al Presidente a confiar en su mayor debilidad: su propensión a sacrificar el largo plazo y el planeamiento en favor de acciones tácticas que lo ayuden a salir de la coyuntura.
Van a ser meses interesantes los que vienen. Para el Gobierno, lo serán en el sentido de aquella antigua y supuesta maldición china: "Ojalá que vivas tiempos interesantes".
De Jorge Telerman podrán decirse muchas cosas, y con razón, en crítica a su pobre gestión y a su deficiente manejo de ciertos problemas endémicos de la ciudad (las lluvias del 17 de abril son un caso ejemplar). Lo que no puede negarse es que ha demostrado una astucia política que hizo, en apenas dos meses, que pusiera al Gobierno nacional en más situaciones incómodas que lo que logró el resto de la oposición en casi cuatro años.
Tres ejemplos concretos de "batacazos afrancesados" por parte del Pelado Autónomo sirven de ilustración:
El primer batacazo de Telerman fue el adelanto de las elecciones porteñas para el 3 de junio. De un sólo golpe, obligó a todos los demás pretendientes a la Jefatura de Gobierno a definirse de una vez (bien vale recordar el artículo de mi colega Nacho, referido al deshoje de margarita al que nos tenía acostumbrados Macri sobre si iba a apuntar a la Presidencia o a la Jefatura de Gobierno) y largar las campañas en forma apresurada.
Pero sobre todas las cosas, el adelanto de las elecciones resultó ser un quebradero de cabeza para el Gobierno. Obligó al Presidente a buscar de apuro a un candidato capaz de disputar una elección en el distrito más antikirchnerista de la Argentina (recordemos los resultados de las presidenciales del 2003 y los obtenidos por otro tránsfuga gubernamental, el ex-canciller Bielsa: tercero detrás de Macri y Carrió), y a la vez hundió las ambiciones de Alberto Fernández de ser "jefe de gobierno", ya que las encuestas mostraban que el Jefe de Gabinete no movía el amperímetro electoral.
El resultado de esta búsqueda frenética fue la unción de Daniel Filmus como gran esperanza blanca del kirchnerismo para hacerse con la Ciudad. Esto obligó a atender un pequeño problema: Filmus era prácticamente un desconocido para la población/electorado. De allí, y como forma de instalar al delfín kirchnerista en los medios y las mentes granhermanizadas de nuestra ciudadanía, nació el sorpresivo aumento de sueldo a los docentes. Por consecuencia: las crisis docentes que experimentan numerosas provincias, entre ellas el feudo personal del Presidente, Santa Cruz, al verse obligadas a pagar un aumento inconsulto y decidido de prepo. Por pretender instalar a un candidato, el Gobierno se tuvo que enfrentar gratuitamente al eterno quebradero de cabeza de la educación nacional, una pelea que para todos los que la encaran resulta siempre en grandes costos y magros beneficios (llamando al Gurí Matero para explayarse mejor...)
El segundo batacazo de Telerman fue el llamado a plebiscito para la creación de una Policía de la Ciudad. Si atendemos a las consecuencias de este plebiscito, éstas van a ser apenas declarativas: la Ciudad no puede crear organismos de seguridad sin la aprobación del Congreso Nacional, según lo estipula la Ley Cafiero. El valor del plebiscito está en otro lado: representa una forma de apurar al Gobierno Nacional por el manejo de la seguridad en la Ciudad, además de poner al Presidente Kirchner en la nada envidiable perspectiva de tener que enfrentar dos derrotas (una electoral, la otra plebiscitaria) en apenas veinte días, en el distrito más visible y antikirchnerista de la República... faltando aún cuatro meses para las presidenciales. Las repercusiones para las ambiciones presidenciales (y de la Primera Ciudadana) de una derrota doble en Capital pueden ser desastrosas.
El tercer batacazo de Telerman es su acuerdo con Elisa Carrió. ¿En qué complica esto al Gobierno? En que según los términos de este acuerdo, las dos posibles derrotas del Gobierno Nacional en la Capital (en la elección del 3/6 y el plebiscito del 24/6) quedarían asociadas a la figura de Elisa Carrió, quien hasta ahora ha demostrado ser una de las opositoras más acérrimas e intransigentes del Gobierno... y que tiene sus propias ambiciones presidenciales.
Es por estas tres acciones que desde el Gobierno se está buscando hasta con desesperación el demoler a Telerman. Primero fue con el torpe intento de Alberto Fernández en el Congreso de vincularlo al affaire Skanska, intento que salió por la culata. Luego, con todos los ruidos que vienen escuchándose respecto de una intención presidencial de apoyar a Mauricio Macri (hasta hace poco tiempo el Satanás de la demonología kirchnerista) en un eventual ballotage.
¿Pueden atribuirse a un supuesto genio táctico y estratégico de Telerman las consecuencias de sus decisiones? ¿Acaso él planeó embrollar al gobierno con una crisis educativa? La respuesta a esa pregunta es una sola: NO. Ciertamente el Pelado no pudo prever, al momento de decidir estos movimientos, las consecuencias que traerían. Ser capaz de hacerlo hubiera requerido las dotes de un Nostradamus.
Lo que sí buscó y logró con sus acciones (y ese es el mérito) es haber pateado el tablero y obligado al Gobierno a hacer lo imposible por juntar las piezas, desgastándose y perdiendo tiempo que no tiene en eso. Logró arrebatarle la iniciativa al Gobierno, iniciativa que disfrutaba sin desafíos desde 2003, y lo obligó a reaccionar.
Pero más aún, demolió el mito de la invulnerabilidad kirchnerista, forzando al Presidente a confiar en su mayor debilidad: su propensión a sacrificar el largo plazo y el planeamiento en favor de acciones tácticas que lo ayuden a salir de la coyuntura.
Van a ser meses interesantes los que vienen. Para el Gobierno, lo serán en el sentido de aquella antigua y supuesta maldición china: "Ojalá que vivas tiempos interesantes".
1 Comentarios:
Capaz que es un genio táctico.
Quizás.
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