Negocios son negocios
Recientemente, con toda la campaña agresiva (otra cosa no podía esperarse) lanzada por las huestes kirchneristas contra Macri respecto del ballottage, comencé a pensar mucho en algunos de los razonamientos que subyacen en esas críticas. El que más me llamó la atención fue la continua repetición de que Macri, por ser un empresario, utilizará al Estado para favorecer sus negocios privados.
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No digo que tal vez no lo vaya a hacer. Quiero creer que no, aunque no sería la primera vez que pase en la Argentina.
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Pero me dio pie para pensar acerca de por qué existe en la Argentina ese odio generalizado a todo lo que sea empresario, y por qué cada vez que alguno de ellos salta a la política, se encienden las alarmas hipócritas de la indignación de la clase política.
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En el imaginario colectivo de nuestra sociedad, el empresario es un ser avaro y codicioso, ansioso de permanentes e inagotables beneficios económicos al menor costo posible, y constantemente en contraposición con el sufrido pueblo. Se mueve en un mundo oscuro de intereses sucios e inconfesables, y no vacila en recurrir a los medios más despreciables para lograr sus fines.
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Estas definiciones hacen que nuestros empresarios se parezcan más al emperador Palpatine de La Guerra de las Galaxias que a John Rockefeller. Tal vez se deba a que asociamos forzosamente "enriquecimiento" con "robo".
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No deja de tener fundamento en los casos más resonantes de nuestra "burguesía nacional", la que además ha demostrado, salvo honrosas excepciones, una incapacidad crónica para sobrevivir en el mundo de los negocios sin la asistencia de papá Estado.
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Sin embargo, me parece extraño que en una sociedad como la nuestra, en donde la corrupción va desde el billete que le damos al policía de tránsito junto con la cédula y la tarjeta verde hasta monstruosidades como Skanska y Greco, hayamos adoptado una actitud de estigmatización hacia el sector empresario por sus actos de corrupción. No es mi intención aplicar la parábola de Jesucristo sobre la paja en el ojo ajeno y la viga en el nuestro; en los ojos de todos los sectores argentinos hay vigas bien grandes.
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Encuentro curioso y bastante hipócrita que los exponentes de nuestra clase política, que en su vida han hecho otra cosa más que mamar de la teta que otorga la "militancia", con un grado de incompetencia que les haría bastante difícil conseguir un trabajo común y corriente, y cuya corrupción ha alcanzado niveles astronómicos, se escandalicen y den rienda suelta a la indignación más teatral cada vez que un empresario (o cualquiera que haya tenido un trabajo en el mundo real) esté pensando en meterse en la política.
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El argumento de "un empresario siempre favorece sus negocios privados cuando llega al Estado" es fascinante. Lo encuentro fascinante ya que sale de las gargantas de una clase política que tiene razón al decir que no tiene negocios privados, ya que el Estado mismo es su propio negocio. A lo largo de décadas, han convertido al Estado en una fantástica máquina de enriquecimiento y de cargos para repartir entre amigos y clientes, y han pergeñado los mecanismos más sucios para conservar su dominio sobre el Estado en los niveles municipal, provincial y federal.
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Quizás se deba a un fantástico acto de proyección (atribuirle a otras personas conductas indeseables propias) el que nuestra clase política se manifieste siempre horrorizada ante la sola idea de que alguien con experiencia en negocios no-estatales (y que además le ha ido bien) pretenda entrar en el feudo. Puede ser un temor inconsciente a perder el currito.
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Hace mucho que nuestros políticos dejaron de creer en todas las sandeces que repiten como loros, y que muchos aún compran. Hace mucho que para ellos la única verdad es el cargo y el negocio, así que no seamos tan inocentes de comprar el evangelio de la "pureza de la política" que quieren vendernos.
3 Comentarios:
Ahora dicen que van a atacar a Michetti, este gobierno está rogando a gritos por otra paliza en el balotaje.
Me quedo con dos cuestiones muy interesantes de este post:
La primera y para quienes no lo saben es muy recomendable escuchar algunas entrevistas de George Lucas respecto de Star Wars y la simbologia que tienen sus personajes, algo impensado para una pelicula de ciencia ficcion pero que le da una perla mas para que sea la mejor de su genero historicamente, tanto en efectos como en guion.
La segunda es algo que parece logico pero que en la practica no sucede nunca -hay un sistema pensado donde creo que lo ejerce la AGN pero su funcionamiento es un tanto pauperrimo- y es la rendicion de cuentas. Es ilogico que una persona que dispone de miles de millones de pesos para administrar termine su ejercicio y no sea sometido a un tribunal independiente que juzge sus finanzas personales y las que hizo con la administracion publica durante su ejercicio de gobierno.
Creo que un sistema de este tipo, quizas con auditorias externas (digase Banco Mundial, ONU, etc) promoveria no solo un buen desempeño de quien ejerce un cargo publico sino tambien facilitarle a toda la ciudadania el conocimiento "matematico" o "financiero" de la honestidad de la persona que lo represento publicamente y nos alejaria de que los empresarios entran a la politica solo para llenarse sus bolsillos o no ingresaran a la politica para llenarselos si verdaderamente son controlados.
Saludos
AGUSTIN RIVERO
No sé si será aplicable la comparación, pero a veces me pregunto por qué, entre las miles de cosas que heredamos del Virreinato, no conservamos algo tan interesante como el juicio de residencia, es decir, la investigación que se realizaba automáticamente sobre cada virrey al concluir su gobierno.
Sería útil como decís, Agustín, que los funcionarios fueran sometidos a una investigación completa al dejar el cargo, aunque más no fuera para saber qué hicieron con los fondos que administraron "en nuestro nombre".
Saludos
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