sábado, 10 de mayo de 2008

¡Es el Estado, estúpido!

Cada vez que alguna tragedia o desastre estalla en la Argentina, generalmente por la imprevisión o desidia de públicos o privados, suele escucharse un mismo latiguillo expresado en distintas variantes: "¿Dónde está el Estado?".
Es el eterno dogma de fe de la nación argentina: con el Estado se soluciona todo.
No podemos hacer nada sin que Papá Estado nos vigile y nos diga qué tenemos que comprar, quién es el bueno y quién es el malo, quién tiene que pagar, quién tiene que ganar y quién tiene que perder. Nadie puede vivir sin que Papá Estado ponga los subsidios a todo, ignorando convenientemente que ni siquiera el Estado puede hacer aparecer dinero de la nada para pagar el festival de subsidios en el que descansa la economía nacional.
Y nadie parece reparar en lo absurdo de pedirle más presencia a un Estado que demostró ser totalmente incompetente en las cosas que debería atender, no ya en aquellas en las que se mete sin ser llamado.
El sistema judicial argentino, salvo honrosas excepciones (que no incluyen a la eterna jueza Servil de Cubría) es un mastodonte lento y atrasado, el nivel educativo está en franco retroceso, la situación de la defensa nacional es una broma de mal gusto y las relaciones exteriores del país se reducen a hacer buenas migas con el loco de Caracas y a aislarse cada vez más del resto del mundo. Y eso en un momento histórico en el que el Gobierno federal se precia de "superávits" que jamás se ven.
Y hay más: con los incendios de pastizales del mes pasado quedó en evidencia que el nivel de preparación y respuesta del Estado ante una catástrofe como esa se reduce a buscar culpables por televisión y hacer la danza de la lluvia, por no mencionar lo que ocurre en el sur tras las erupciones volcánicas de las pasadas semanas, en donde la respuesta gubernamental consistió en repartir barbijos "por orden de la Presidenta".
A este Estado bobo que chupa impuestos como un borracho lo hace con la bebida, que no puede hacer ni siquiera lo mínimo que se le exige, se le quiere además cargar con un montón de cosas que no puede manejar. Pretendemos que los burócratas y ñoquis que llegaron a los cargos públicos estén dotados de la omnisciencia necesaria para poder "estar presentes" en todos los aspectos de la vida nacional.
Ni hablar del federalismo que a estas alturas sólo existe en el papel: los intendentes son simples figuritas en la mayoría de los casos, y los gobernadores son mendigos de un poder central que controla los impuestos y la caja. Un simple ejercicio de lógica sería preguntarse quién puede responder más rápido ante una determinada necesidad: el intendente de una ciudad y su gobernador provincial, o algún burócrata en Buenos Aires que ni tiempo tiene para "chiquiteces" como lo que pasa en las provincias.
Y eso que no empezamos a hablar de la competencia de los funcionarios públicos, o su aptitud para cargos como los que ocupan.
Si de veras la Argentina quiere salir de la decadencia en la que está, un paso muy importante y sano sería cuestionarse la utilidad que consiguió de tener un Estado enorme, tonto, chupasangre y obsesionado en ser una niñera subsidiadora de todo, en detrimento de sus funciones fundamentales.
Otro paso importante sería convertir en realidad el federalismo, y dejar que sea la propia gente de las provincias, y dentro de ellas a los habitantes de cada ciudad, la que pueda resolver sus propios problemas sin rogar que desde Buenos Aires venga la ayuda que necesitan, delegando al gobierno federal la responsabilidad de aquellas cuestiones que afectan por igual a todas las provincias del país.
Quizás también, y esto ya entraría en el campo de la ciencia ficción para un país como el nuestro, sería conveniente cuestionarse la utilidad de tanta "ayuda social" que insume recursos pasmosos con resultados cada vez más magros y deprimentes.
Hasta sería una actitud sana apuntar al Estado a la hora de buscar responsables de los problemas nacionales, en vez de correr siempre a acusar a la "sinarquía internacional", "las multinacionales", los "grupos concentrados", y todos los otros demonios del folklore nacional.
Hasta le estaríamos haciendo un favor al propio Estado si lo convertimos en algo que sirva al país en vez de ser algo que lo estrangula.

5 Comentarios:

Blogger MM dijo...

Lo que pasa es que así, ya no sería negocio para los que lo tomaron por asalto hace muchos años.


Saludos!

6:59 p. m.  
Blogger Mayor Payne dijo...

Maestro Groncho, tenés toda la razón del mundo y sería insensato esperar que venga de los políticos y los demás chupasangres... pedirle a un político que reforme el Estado es como pedirle a Milady que deje de ser generosa con las propinas y repita algún vestidito de vez en cuando.

Sería un buen comienzo que la gente común que todos los días se queja de lo mal que la atienden en las oficinas públicas y de lo pobre que son los servicios del Estado se den cuenta de que el Estado que tenemos es el gran problema y no la solución.

Saludos!

9:09 p. m.  
Blogger Pablo dijo...

Buenas Mayor!

Si le seguimos quitando funciones al Estado no va a servir para nada. Yo prefiero un Estado que persiga el bienestar general. Quien va a promover una sociedad mas equitativa si no lo hace el Estado?
Por supuesto, a las clases medias/altas les conviene la desregulacion para que puedan seguir ganando en este juego de competencia 'perfecta'. Los que llevan la delantera nunca van a querer cambiar las reglas del juego. Ni siquiera si se mandan de cabeza a un precipicio de hipotecas irresponsables y crisis financieras. Por suerte en Europa el Estado tiene algunos panos frios para ponerle a los bancos.

En fin, para mi, el repliegue del Estado no es ausencia de Estado, mas bien, es una politica de redistribucion de riquezas que beneficia a las clases medias.

Si hay un problema en el modelo K es que, bajo la idea de 'redistribucion', legitiman el clientelismo y la corrupcion.

Abrazo!

9:45 a. m.  
Blogger Mayor Payne dijo...

Maestro Gurí, ante todo es un gustazo volver a verlo por estos pagos bestiales...

Yendo a lo suyo: no creo que estemos "quitando funciones" al Estado argentino en este momento histórico, antes al contrario, el Estado está ganando más y más funciones desde que Duhalde subió al gobierno: ahora maneja empresas de servicios públicos, define la inflación, multiplicó la asistencia social...

Como resultado, veo que este Estado que tenemos no sólo cumple mal con sus funciones elementales (justicia, seguridad, educación, salud, defensa, relaciones exteriores, respuesta ante emergencias), sino que además asume un montón de otras tareas que las cumple mal y con un preocupante crecimiento de la corrupción.

Mencionás en otro punto que nadie querría cambiar las reglas ni siquiera "si se mandan de cabeza a un precipicio de hipotecas irresponsables y crisis financieras". No sé qué te parezca y sé que no estamos de acuerdo sobre las funciones del Estado, pero me parece que no nos corresponde a todos solventar con nuestros impuestos los errores de juicio y problemas de negocios de los otros. Quizás si el Estado no fuera un papi al que se puede recurrir siempre que hay problemas, tal vez los argentinos sabríamos manejarnos mejor en el mundo de los negocios y reconocer que a veces las cosas salen mal.

Ahí tenés una ventaja del liberalismo: no tenemos que ir todos a socorrer a alguien al que le fue mal jugando con su propia plata en los negocios. Compará eso con los innumerables casos de "empresarios" argentos que vacían sus empresas y después mendigan salvatajes del Estado.

Personalmente prefiero un Estado que pueda manejar sus funciones esenciales bien (y sirviendo así a la ciudadanía que lo sostiene con sus impuestos) antes que un Estado pulpo que abarca muchas funciones con resultados mediocres.

Y por último, me parece que el problema de la corrupción y el clientelismo no pasa porque los "K" que padecemos ahora sean malos y manipuladores, ni tampoco creo el sistema de distribución estatal funcionaría bien si hubiera "honestos" conduciéndolo...

Creo que siempre que el Estado (o cualquier otra empresa humana) disponga de enormes fondos que se manejan sin control (caso ministerios de Planificación y Desarrollo Social), va a desarrollarse la corrupción tarde o temprano... es una cuestión de no darle al corrupto que todos llevamos dentro la oportunidad de salir a la luz.

Y sobre la redistribución que dicen hacer los políticos, me quedo con una frase que encontré por ahí y que me parece que resume la experiencia histórica del país... "cuando los políticos asignan los recursos, los recursos terminan asignados a los políticos."

Abrazo!

1:15 a. m.  
Blogger Pablo dijo...

ja, esta buenala frase de los politicos.
Para mi, el modelo desde el que los servicios esenciales de educacion y salud empezaron a ser mal provistos por el Estado fue el liberal. Ese modelo promovio el aumento del sector privado, con la segregacion social que eso conlleva.

Abrazo, Sr!

8:47 a. m.  

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