La alternativa liberal
(Motivado por un comentario del lector Andrés)
¿Qué opciones quedan para que se forme una verdadera alternativa liberal en la Argentina?
A juzgar por cómo están las cosas, pocas.
Seamos honestos. En estos días y en este humor social, cualquier agrupación política que sostenga ideales de reducción del Estado, libre mercado y desmantelamiento del sistema de inseguridad social está condenada a ser un simple club de amigos, con pocas esperanzas de llegar a tener un peso real en el escenario político nacional.
No sólo las grandes opciones políticas, sino también la opinión pública, están dominadas por una concepción estatista de la vida pública, cuyo objetivo principal es mantener un Estado de Bienestar a la europea en este país tercermundista, que pueda satisfacer a la perfección una lista de "derechos" en constante expansión sin que ninguno de los beneficiarios tenga que pagar.
En suma, lo que las grandes líneas de nuestra política consagran como principio es el ideal argento de vivir de arriba.
Una alternativa que proponga eliminar ese sistema y reducir al Estado a los papeles de donde nunca debería haber salido (resolución de controversias, defensa nacional, relaciones exteriores, seguridad pública y asistencia de emergencia), desmantelar el aparato sindical fascista que dejó el peronismo y plantear una verdadera modernización institucional del país será como mínimo antipática para una sociedad que no renuncia a ese ideal de un Estado benefactor, sin importar qué tanto haya fracasado este Estado en nuestro país.
A pesar de esto, existen dos vertientes principales en la política argentina: una "progresista" encarnada en los partidos de la centroizquierda nacional y algunas facciones del peronismo, y una "conservadora" representada por buena parte del peronismo y de los partidos de la centroderecha argentina. Un liberalismo en el sentido completo del término sólo encontraría posibilidades de influir en el escenario político asociándose con estos sectores conservadores del sistema político.
Eso significaría, a primera vista, hacer un pacto con el diablo, es decir, encontrando coincidencias con el ala más potable del movimiento político más antiliberal que conoció la Argentina: el peronismo. Lamentablemente, todo pacto con el peronismo lleva a la larga a convertir al "asociado" en un nuevo apéndice del Movimiento, y a la larga a lo único que ayuda es a darle al peronismo la oportunidad de convertirse en su propia oposición y mutar para asegurar su supervivencia.
Entonces, si por sí mismo no puede sobrevivir en un clima antiliberal y si la única opción de alianza pasa por meter la cabeza en la boca del oso, ¿qué opciones puede tener una tendencia política liberal?
Mi opinión es que la opción más factible pasa por apostar al largo plazo.
La alternativa liberal debe aceptar las alianzas con otras tendencias de igual o similar visión de la política, y también deberá aceptar a aquellas fracciones de otros movimientos políticos que, habiéndose distanciado de los mismos, acepten sumarse al proyecto.
Esta alternativa deberá resignarse a que el éxito electoral le será esquivo por bastante tiempo. No debe plantearse como objetivo ganar la presidencia o una mayoría legislativa en la primera elección; su objetivo inicial debe ser desarrollar una estructura central, organizarse a nivel nacional y lograr una presencia en las cámaras del Congreso.
Durante estos años formativos, la alternativa liberal deberá desarrollar una función pedagógica en esta sociedad infectada de estatismo para lograr la difusión de los principios del liberalismo, del libre mercado y del Estado limitado. Sin embargo, para lograr la máxima penetración electoral posible, la alternativa tendrá que hacer hincapié en una propuesta central que le permita una buena difusión en el electorado y que la ayude a distinguirse de las demás opciones electorales, además de servir como el aporte liberal inicial a un hipotético "Pacto de la Moncloa" a la argentina.
En mi opinión, esta propuesta debe ser la reducción impositiva, ya sea a través del desgravamiento del IVA a la canasta básica, la reducción del Impuesto a las Ganancias y la eliminación de impuestos "temporales" y de "emergencia" que siguen aplicándose. Sobre este punto no puede haber compromiso alguno a la hora de considerar alianzas con otras opciones políticas.
A partir de este caballito de batalla y al paso de los años, la alternativa liberal tendrá que continuar lanzando a la consideración del electorado nuevas propuestas basadas en un programa liberal de gobierno: racionalización administrativa y burocrática, resignación de facultades por parte del Estado posteriormente, y finalmente proponer en sucesivas etapas la liberalización de la economía y el desmantelamiento del falso Estado de Bienestar.
A grandes rasgos, la visión que una alternativa liberal real deberá fijarse es la de lograr que en un plazo de veinte años haya una corriente liberal en el sistema político, organizada, sostenida, que pueda formar dirigentes nuevos y que sobreviva a la salida de sus fundadores, y que esté en condiciones de alcanzar el poder y ejercerlo de manera efectiva. En mi opinión, cualquier idea de que un partido liberal en serio pueda disputarle el poder al peronismo en cualquiera de sus mutaciones o al progresismo antes de veinte años es, como mínimo, demasiado esperanzada.
Pero eso no quita que no haya que ir pensando en un futuro en donde eso no sea así.
¿Qué opciones quedan para que se forme una verdadera alternativa liberal en la Argentina?
A juzgar por cómo están las cosas, pocas.
Seamos honestos. En estos días y en este humor social, cualquier agrupación política que sostenga ideales de reducción del Estado, libre mercado y desmantelamiento del sistema de inseguridad social está condenada a ser un simple club de amigos, con pocas esperanzas de llegar a tener un peso real en el escenario político nacional.
No sólo las grandes opciones políticas, sino también la opinión pública, están dominadas por una concepción estatista de la vida pública, cuyo objetivo principal es mantener un Estado de Bienestar a la europea en este país tercermundista, que pueda satisfacer a la perfección una lista de "derechos" en constante expansión sin que ninguno de los beneficiarios tenga que pagar.
En suma, lo que las grandes líneas de nuestra política consagran como principio es el ideal argento de vivir de arriba.
Una alternativa que proponga eliminar ese sistema y reducir al Estado a los papeles de donde nunca debería haber salido (resolución de controversias, defensa nacional, relaciones exteriores, seguridad pública y asistencia de emergencia), desmantelar el aparato sindical fascista que dejó el peronismo y plantear una verdadera modernización institucional del país será como mínimo antipática para una sociedad que no renuncia a ese ideal de un Estado benefactor, sin importar qué tanto haya fracasado este Estado en nuestro país.
A pesar de esto, existen dos vertientes principales en la política argentina: una "progresista" encarnada en los partidos de la centroizquierda nacional y algunas facciones del peronismo, y una "conservadora" representada por buena parte del peronismo y de los partidos de la centroderecha argentina. Un liberalismo en el sentido completo del término sólo encontraría posibilidades de influir en el escenario político asociándose con estos sectores conservadores del sistema político.
Eso significaría, a primera vista, hacer un pacto con el diablo, es decir, encontrando coincidencias con el ala más potable del movimiento político más antiliberal que conoció la Argentina: el peronismo. Lamentablemente, todo pacto con el peronismo lleva a la larga a convertir al "asociado" en un nuevo apéndice del Movimiento, y a la larga a lo único que ayuda es a darle al peronismo la oportunidad de convertirse en su propia oposición y mutar para asegurar su supervivencia.
Entonces, si por sí mismo no puede sobrevivir en un clima antiliberal y si la única opción de alianza pasa por meter la cabeza en la boca del oso, ¿qué opciones puede tener una tendencia política liberal?
Mi opinión es que la opción más factible pasa por apostar al largo plazo.
La alternativa liberal debe aceptar las alianzas con otras tendencias de igual o similar visión de la política, y también deberá aceptar a aquellas fracciones de otros movimientos políticos que, habiéndose distanciado de los mismos, acepten sumarse al proyecto.
Esta alternativa deberá resignarse a que el éxito electoral le será esquivo por bastante tiempo. No debe plantearse como objetivo ganar la presidencia o una mayoría legislativa en la primera elección; su objetivo inicial debe ser desarrollar una estructura central, organizarse a nivel nacional y lograr una presencia en las cámaras del Congreso.
Durante estos años formativos, la alternativa liberal deberá desarrollar una función pedagógica en esta sociedad infectada de estatismo para lograr la difusión de los principios del liberalismo, del libre mercado y del Estado limitado. Sin embargo, para lograr la máxima penetración electoral posible, la alternativa tendrá que hacer hincapié en una propuesta central que le permita una buena difusión en el electorado y que la ayude a distinguirse de las demás opciones electorales, además de servir como el aporte liberal inicial a un hipotético "Pacto de la Moncloa" a la argentina.
En mi opinión, esta propuesta debe ser la reducción impositiva, ya sea a través del desgravamiento del IVA a la canasta básica, la reducción del Impuesto a las Ganancias y la eliminación de impuestos "temporales" y de "emergencia" que siguen aplicándose. Sobre este punto no puede haber compromiso alguno a la hora de considerar alianzas con otras opciones políticas.
A partir de este caballito de batalla y al paso de los años, la alternativa liberal tendrá que continuar lanzando a la consideración del electorado nuevas propuestas basadas en un programa liberal de gobierno: racionalización administrativa y burocrática, resignación de facultades por parte del Estado posteriormente, y finalmente proponer en sucesivas etapas la liberalización de la economía y el desmantelamiento del falso Estado de Bienestar.
A grandes rasgos, la visión que una alternativa liberal real deberá fijarse es la de lograr que en un plazo de veinte años haya una corriente liberal en el sistema político, organizada, sostenida, que pueda formar dirigentes nuevos y que sobreviva a la salida de sus fundadores, y que esté en condiciones de alcanzar el poder y ejercerlo de manera efectiva. En mi opinión, cualquier idea de que un partido liberal en serio pueda disputarle el poder al peronismo en cualquiera de sus mutaciones o al progresismo antes de veinte años es, como mínimo, demasiado esperanzada.
Pero eso no quita que no haya que ir pensando en un futuro en donde eso no sea así.
1 Comentarios:
mira, me confieso.
es el tercer post que leo. la pagina me la recomendaron, me dijeron "te reis como hijo e' puta".
Te sobre aviso: soy peronista historico, nacionalista de conrazon. el general dijo antes de morir: argentinos, NUNCA, NUNCA RELACIONEN DEMOCRACIA CON LIBERALISMO.
Ahora te digo lo que pienso: sos patetico. y este blog es bestialmente gracioso, es un circo.
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal