miércoles, 21 de enero de 2009

Welcome, Mister President.

Listo, ya está, asumió Obama, todo muy lindo. Ahora veamos cómo gobierna, a ver qué tanto se mantiene a la altura de las expectativas que todo el mundo tiene en él.

De cualquier forma, no dejo de imaginarme que en seis meses más, el pobre Barack va a comerse los mismos epítetos y las mismas críticas que siempre acompañan a los presidentes de Estados Unidos. Y es que el teorema de Baglini * también rige para los políticos de Estados Unidos, así que los que esperan una nueva onda progre y buenista al estilo de Jimmy Carter corren serios riesgos de verse decepcionados.

Seguro que van a venir grandes críticas de los habitantes de Argentolandia, que odian a EE.UU. de la boca pa'fuera sólo porque el gran país del Norte no es lo suficientemente "solidario" como para mantenernos.

Además se quieren robar el agua, se quieren robar.

Por suerte acá, que somos vivísimos y en genialidad no nos pasan ni con el Fórmula 1 de Schumacher, tenemos a una mandataria de primera y poseedora de una habilidad política suprema.

Sólo a ella se le ocurre estarse abrazando con el mandamás cubano en momentos en los que incluso una silenciosa tarde de disimulo en Olivos hubiera sido preferible. Y si culpa a su falsa lipotimia del timing de esta visita, entonces el blooper adquiere visos de patetismo.

Quizás no tenga mayor importancia, pero no deja de ser un pequeño gesto, que puede sumarse al bochorno de la contra-cumbre de Mar del Plata.

En fin, es una muestra más de la vida en el Cristimundo.

* El "teorema de Baglini" es una afirmación efectuada por el ex senador radical Raúl Baglini, según la cual "cuando más se acerca un político al poder, más se modera y más va dejando de lado sus viejas ilusiones".

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