sábado, 30 de julio de 2011

Otro sábado de veda

Como estamos en veda electoral y para no hablar ni de la payasada del megacampeonato de AFA del que pronto formarán parte los torneos de barrio, los campeonatos de Winning Eleven y las ligas de Papi Fútbol, ni de la red de puticlubes de Zaffaroni, ese que Había Sido Puesto Para Purificar Y Transformar A La Corte Suprema (ya no escucho tan seguido esa muletilla a la que se apelaba para buscarle algo bueno al gobierno), ni del batacazo de Del Sel en la Provincia Invencible de Santa Fe que tanto asco le provocó al Gobierno (Pito Fáez sigue sin opinar) y que agotó los papeles higiénicos en en el búnker social-binnerista, vamos a tomar esta semana un artículo que encontré y que no está mal tenerlo presente en momentos en que a más de uno le arrancará una sonrisa el posible default de los EE.UU.

MUNDO DESENCADENADO
por Victor Davis Hanson

Los tímidos y claudicantes Estados Unidos

Una tormenta perfecta de eventos está erosionando la percepción de la disuasión norteamericana - y el mundo pronto se convertirá en un lugar aún más aterrador. La crisis fiscal ha echado dudas sobre la habilidad del gobierno para actuar enérgicamente, especialmente con la castración del Presidente durante todo el proceso. Estas percepciones, desde luego, palidecen en comparación con la realidad del gasto descontrolado que durante los primeros tres años de la administración Obama agregó casi cinco billones de dólares a la deuda de los Estados Unidos y que está tanto humillando a los Estados Unidos como poniendo en duda si puede todavía pagar su enorme aparato militar. Casi diariamente, estamos tomando en préstamo cuatro mil millones, suficiente como para construir un nuevo portaaviones (y por supuesto no estamos construyendo portaaviones con semejantes déficits como lo hicimos durante la Segunda Guerra Mundial).

En cambio, el gasto de defensa es visto por la administración como el blanco preferido para los recortes, en especial en comparación con gastos sociales como Medicare, Medicaid y la Seguridad Social. Que a veces los chicos de 18 y 19 años aprendan más dentro de las Fuerzas Armadas sobre una cubierta de vuelo que tomando seis cursos de "Estudios de Algo" por semestre durante siete años con becas federales es casi una calumnia. No importa; habrá recortes en defensa y la percepción de que va a haber recortes va a ser casi tan importante como los lugares precisos de donde se retirarán los barcos y aviones.

Enemigos como Amigos, Amigos como Enemigos

Pero más importante aún, en cuatro o cinco instancias claves la administración Obama ha dado señales al mundo de que no hay ventajas en ser un aliado desprejuiciado de los Estados Unidos, y de que no hay perjuicio en ser un desembozado enemigo de los Estados Unidos. ¿Quién ha sido más veces blanco de los sermones norteamericanos, Netanyahu o Abbas? ¿Los europeos orientales o Rusia? ¿Quién ha recibido más acercamientos de Estados Unidos? ¿Irán o Israel? ¿Siria o Egipto? Sería mucho mejor ser un estado policial totalitario que practica el homicidio institucionalizado que ser una autocracia cleptocrática pronorteamericana, al menos como se lo ve según las distintas actitudes frente a un Túnez en comparación con Siria e Irán. Esta administración tiene un mal hábito de calibrar la autenticidad y legitimidad de un régimen de acuerdo al grado de antinorteamericanismo demostrado entre 2001 y 2008.

Estados Unidos internacionalizados

Adicionalmente, en la medida en que usemos la fuerza, será de manera azarosa y las cuestiones en torno a abandonar prevalecerán por sobre las cuestiones sobre cómo ganar. Las organizaciones internacionales, sean la Liga Árabe o las Naciones Unidas, ganarán una deferencia que ni el Congreso de los Estados Unidos ni los aliados de Estados Unidos disfrutan.

Estamos viendo a nuestro cuarto comandante terrestre en Afganistán, una guerra que alguna vez fue considerada como "la guerra buena" por Obama, quien la ignoró durante sus primeros cuatro meses en el cargo, luego meditó durante meses sobre un aumento de tropas, después escaló la presencia y ahora habla de retirada. Obama puede explicarnos a qué no se va a parecer la victoria, pero no nos dirá cómo se verá. En Irak, dejó el plan de retirada de Bush y Petraeus en curso, ignorando sus propias demandas como senador para que todas las tropas se fueran para marzo de 2008, luego para fines de 2008, luego para fines de 2009 y así sucesivamente. Pero este compromiso con la estabilización de Irak está anulado por sus denuncias crónicas de que la remoción de Saddam y la subsiguiente promoción de una democracia, que hoy en día es la única democracia árabe real y funcional, fueron un terrible error.

Libia es un desastre; no hay misión, no hay metodología, no hay resultado. ¿Qué son los rebeldes, islamistas, reformistas incompetentes, intelectuales occidentalizados, estudiantes, terroristas? ¿Quién sabe? Sólo parecen estar unidos en su odio hacia los mercenarios africanos negros de Gaddafi y sus anhelos de matarlos a todos. "Liderar desde atrás" iba a ser una corrección respecto de lo que en realidad fue un costoso e ingrato "liderazgo desde adelante" en las guerras pasadas, pero ahora podemos ver que cuando Estados Unidos no conduce, los europeos chisporrotean, pelean por insignificancias, y ahora se dividen y se preparan para abandonar Libia.

Obama ha hecho algo casi imposible: está perdiendo una guerra contra un país en el Mediterráneo con menos de siete millones de habitantes y una topografía, clima y ubicación casi perfecta para las operaciones aéreas de la OTAN. Los Liberators y B-17 de los Estados Unidos operando desde Sicilia durante la Segunda Guerra Mundial hubieran sido más efectivos que los jets anglofranceses. Todo lo que puede decirse del desastre es que Obama parece haber querido humillar a los habitualmente parasíticos europeos mordedores de tobillos y al menos logró eso, al precio del prestigio militar occidental. La única cosa peor que pelear una guerra innecesaria contra un régimen salvaje y débil es perder esa guerra contra un régimen salvaje y débil.

¿Guantánamo está abierta o virtualmente cerrada?

Obama confundió al mundo acerca de los protocolos antiterroristas de los Estados Unidos. Como un senador y candidato demagogo, se pasó tres años condenándolos como inefectivos y antinorteamericanos, y luego los adoptó a todos. Pero nadie sabe hasta qué grado Guantánamo, las rendiciones extraordinarias, los tribunales, las detenciones preventivas, las intercepciones telefónicas y los Predators siguen siendo crímenes de guerra de Bush y Cheney o valiosas herramientas norteamericanas que continuarán siendo usadas. Si las usas, ¿eres un patriótico combatiente en operaciones de contingencia en ultramar, o un futuro criminal de guerra a ser juzgado luego por cargos planteados por Eric Holder? ¿Acaso aquellos que alguna vez presentaron demandas en favor de los detenidos de Guantánamo y que en el gobierno presentan demandas para justificar los asesinatos dirigidos con drones Predator volverán a demandar en representación de los detenidos de Guantánamo cuando hayan dejado el poder? ¿Se juzgó a Khalid Sheikh Mohammed en Nueva York de la misma manera en que Guantánamo fue virtualmente cerrada (definiendo "virtualmente" como la noción mediática de que el que Obama quiera hacer lo progresista es mejor que hacerlo en realidad)?

¿Quién proveerá protección, los policías o los mafiosos?

Pero es en el Pacífico en donde bien podríamos ver los cambios más dramáticos de la retirada norteamericana. De forma insidiosa, los chinos están traduciendo su formidable poder financiero en un nuevo perfil militar muscular. Corea del Norte está tan demente como siempre. El proverbial comerciante aterrorizado de la región no sabe por tanto a quién acudir, si al policía en decadencia que rara vez está y que sueña con su pensión jubilatoria, o a los jóvenes matones que demandan dinero de protección si no quieren que pase nada malo.

El resultado es que Japón, Corea del Sur, Taiwán y las Filipinas tienen un ojo puesto en China y otro en Washington, y por lo tanto están cada vez más aterrados. Pasará una de tres cosas: nuestros tambaleantes aliados demandarán una mayor presencia de los EE.UU. en la región y nuevas promesas de protección bajo el paraguas nuclear norteamericano (cosas bastante improbables); o se volverán potencias nucleares y, a diferencia de Corea del Norte, sus misiles funcionarán como los Camrys y Kias; o tratarán de salvar la ropa mediante acuerdos con los chinos que resultarán en una nueva versión de la vieja Esfera de Coprosperidad (la China de 2011 me recuerda demasiado al Japón de 1935).

En este momento, no puedo imaginar que alguien en Taiwán crea que la administración Obama hará o dirá algo en caso de que mañana aparezcan buques chinos a una milla de la costa taiwanesa, pero puedo concebir el discurso más elocuente acerca de por qué China debe inevitablemente reunificarse con la China comunista. De hecho, Obama llamaría a ambos lados a la cautela, mientras despedaza a los taiwaneses por provocar a los chinos, mientras elucubra un trato "balanceado" que ceda aguas taiwanesas a China, hasta el siguiente incidente.

En resumen, pronto volveremos a 1937. Las viejas reglas están desapareciendo. Todo lo que esperamos es que haya algún alborotador audaz que deje perfectamente claro que ya no hay tales reglas, demostrándolo mediante alguna violación flagrante del orden internacional, tomando una embajada al estilo 1979, cruzando una frontera o derrocando un gobierno. Conoceremos entonces los protocolos a aplicarse: una advertencia norteamericana acerca de "una gran preocupación"; una reunión en la ONU o algún consejo regional; varias "fechas límites" (como hemos visto con las cinco que se le dieron a Irán); una filípica privada contra la víctima por haber provocado a los agresores y puesto a los EE.UU. en una posición incómoda; una muy elogiada solución "internacional" que le otorga al instigador lo que desea; alguna clase de premio post-Nobel para Obama por su sobriedad y dotes de estadista. Lo que es nuevo en esta oportunidad es que la mayoría de la población (de la que el 50% no paga impuesto a las ganancias y que reciben del Gobierno o todo o una gran parte de su ingreso) recibirá con alivio la retirada, en el sentido de que habrá más vales de comida y fondos para la Seguridad Social, Medicare y Medicaid obtenidos gracias a la puesta en reserva de los buques y aviones. (¿Tengo que sacrificar mis reemplazos de cadera y rodilla financiados por el gobierno federal en el altar de las fragatas que patrullan el Mar de Japón?)

No habrá un nuevo orden mundial y mucho menos un capitalismo democrático pan-global del fin de la historia. En cambio, las hegemonías regionales ocuparán el lugar y harán lo que se les plazca. Para el Mar Negro y Europa Oriental, una Rusia casi decimonónica fijará las reglas. China tendrá peso en Asia hasta la frontera con la India. Un nuevo Imperio Otomano presionará a Grecia y Chipre y le dará poder y credibilidad al nexo islámico anti-israelí. Un mundo árabe-islámico caótico se unirá en su odio hacia Israel. De la misma manera en que al público lo hartan los casi diarios sermones de teleprompter de "seré perfectamente claro" y "no se equivoquen al respecto" y "seamos honestos" Obama, también el mundo se cansará de un Reverendo Obama cuyos sermones se incrementan en proporción directa a sus amenazas de "consecuencias" y "ramificaciones". Al principio, nosotros los norteamericanos apreciaremos los ahorros financieros y el fin de los problemas; pronto, aprenderemos lo que aprendimos la última vez en 1941.

Entiendo por qué Obama, al igual que casi todos los que son productos de la universidad y del gobierno, cree que la razón y el diálogo deben ganarle a la disuasión. Quisiera que tuviera la razón y que las reglas humanas del comedor de la Facultad de Derecho de Harvard fueran las de la comunidad internacional. Ciertamente sería más barato y seguro si los logos y no el orgullo, el miedo y la percepción del interés propio gobernaran las relaciones entre las potencias. La elocuencia debería pesar más que la musculatura, y escuchar es a veces tan esencial como actuar. Pero el problema es que el mundo allende nuestras costas es principalmente no democrático, pobre, tribal, fanático e iracundo, y quiere la clase de poder, riqueza e influencia que nosotros hace mucho que damos por sentado que es nuestro derecho de nacimiento, y busca formas de cumplir con sus agendas, usualmente a costa de los más débiles.

Hacia 2016 el mundo será un lugar muy peligroso, mientras los norteamericanos ven cada dólar "desperdiciado" en seguridad nacional como un dólar "robado" a sus privilegios sociales federales de derecho divino.

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