Cuatro años más
Bueno, ganó. Chocolate por la noticia, ya sabíamos desde las primarias que iba a venir un día como el último domingo. En principio, son cuatro años más de esto. Que nadie diga después que no le avisaron o que no sabía; ocho años previos de pingüinato son una muestra que de gratuita no tuvo nada de nada.
No vale la pena hablar de una oposición que no supo, no quiso o no pudo tener la audacia de proponer algo verdaderamente distinto, de descartar su mediocridad intelectual y de moral y de saber plantarse a decir un "no, esto no está bien" que fuera más allá del tibio "hicieron cosas bien, pero..." o "hay cosas de este gobierno que rescato...". A esos los espera la ignominia de la mediocridad que no supieron superar.
Si no se tiene la valentía de decir que el emperador está desnudo, que el relato es un verso y que la vulgata kakista es falsa desde el primero hasta el último de sus postulados, si no se tiene la energía como para salir a defender esa postura en lugar de tratar de colgarse de las polleras de la Yegua, si no se tiene la inteligencia de proponer algo que verdaderamente difiera, no tiene sentido buscar el liderazgo y así se lo percibirá. Si no se tiene la capacidad de proponer algo que no sea más que una versión "La Salada" del kirchnerato, entonces que no se sorprendan de que los clientes prefieran comprar el original.
A los tibios y cobardes, dice la Biblia, los escupe Dios; algo parecido pasó el 23/10. Y como dice también la Biblia, el que tenga oídos, que oiga.
En cuanto a los votantes, no caigamos en la kirchnereada de decir que fueron exclusivamente debido a un lavado cerebral del multimedios kakal. Eso sería excluir de responsabilidades a quienes tendrían que haber presentado una alternativa mejor en lugar de desgastarse en peleas ridículas bajo el lema de "no ceder en mis/nuestros principios" sólo para terminar muriendo con esos principios y sin ningún resultado. Hay que ponerse en el lugar de una persona que, sabiendo que a la fiesta le queda poco, tiene que optar entre votar a un incompetente o a una psicópata.
Todo lo que pasa me recuerda a un viejo chiste soviético en el que la NKVD stalinista detiene a dos sospechosos y uno de ellos confiesa rápidamente todo lo que hizo, aún sabiendo que lo único que le espera es un balazo en la nuca. Una vez que el interrogador de la NKVD se va, el otro sospechoso le pregunta estupefacto al primero por qué había confesado un delito que no cometió. El otro responde: "Simple. Es preferible un final horrible antes que un horror sin final". Me parece que algo de esa actitud impera en la argentinidad dosmiloncera.
Así que esto es lo que tenemos. La votaron los mismos pobres a los que la inflación les come la vida. La votaron los mismos clasemedieros que se descomponían por las cosas que pasaban en la época de Menem y que en comparación con los curros de hoy en día son paparruchas. La votaron los mismos ruralistas que durante cuatro meses se habían plantado contra un gobierno que los había tratado de antipatria. La votaron los mismos que antes reclamaban transparencia y honestidad y hoy volvieron a demostrar que lo suyo es el pago en cuotas. La votaron. A no llorar. A joderse. Es lo que hay.
Se ha dicho que la gran debilidad del kirchnerismo es la euforia con la que se comporta cuando parece que ya ganó todo. Y si las medidas que están tomando respecto del dólar (que sus mismos votantes están llevando hacia arriba a base de su desconfianza en la "política económica" del régimen) son alguna señal, quizás estemos viendo algo de eso ahora.
Paciencia. A aguantar. Ya pasamos por ocho años de esto. Seguimos acá por más 678 que trate de traidores a la patria a quienes no se suben al carro, por más ANSES que les pague la festichola, por más arrastrados que laman las suelas de los nuevos Louboutin de la Vaca Estúpida.
En 1941 (coincidentemente a ocho años de iniciada su tiranía) Hitler controlaba casi toda Europa Occidental, trataba de bloquear al Reino Unido y estaba golpeando a las puertas de Moscú. Cuatro años después, en 1945, el Führer estaba pegándose un tiro en el bunker de Berlín mientras el mundo entero se le venía abajo. De la misma manera, no quedará mucho del país cuando termine esta locura, pero lo mejor que podemos hacer es conservar la cordura hasta entonces.
Una última nota respecto de los que sí tienen el cerebro lavado, de los camporitas y otras yerbas que no saben que su aliento, euforia y esperanza juvenil son el profiláctico del kirchnerato: siento una pena terrible por ellos. Dentro de un tiempo van a negar a la Yegua con mucha menos dignidad que la que tuvo San Pedro al negar tres veces a Nuestro Señor Jesucristo, o van a estar probándose el consolador del siguiente aspirante a capanga que les humedezca las canaletas, tan arrastrados ante él como hoy lo están ante la Perra. Triste destino el que les toca, tan triste que ni siquiera la guita que se van a haber robado en el proceso les va a calmar la vergüenza interior.
A apechugar. Piensen que como viene la mano, de haber ganado algún opositor, en unos años más los teníamos volviendo como héroes y desentendiéndose de las consecuencias de la fiesta. Hoy parecería que les llega a tocar a ellos pagar los platos rotos. A Ella aquí en la Tierra, a Él en el cielo de los militontos y a los demás Ellitos que viven de lamer zoquetes. Enhorabuena.
No vale la pena hablar de una oposición que no supo, no quiso o no pudo tener la audacia de proponer algo verdaderamente distinto, de descartar su mediocridad intelectual y de moral y de saber plantarse a decir un "no, esto no está bien" que fuera más allá del tibio "hicieron cosas bien, pero..." o "hay cosas de este gobierno que rescato...". A esos los espera la ignominia de la mediocridad que no supieron superar.
Si no se tiene la valentía de decir que el emperador está desnudo, que el relato es un verso y que la vulgata kakista es falsa desde el primero hasta el último de sus postulados, si no se tiene la energía como para salir a defender esa postura en lugar de tratar de colgarse de las polleras de la Yegua, si no se tiene la inteligencia de proponer algo que verdaderamente difiera, no tiene sentido buscar el liderazgo y así se lo percibirá. Si no se tiene la capacidad de proponer algo que no sea más que una versión "La Salada" del kirchnerato, entonces que no se sorprendan de que los clientes prefieran comprar el original.
A los tibios y cobardes, dice la Biblia, los escupe Dios; algo parecido pasó el 23/10. Y como dice también la Biblia, el que tenga oídos, que oiga.
En cuanto a los votantes, no caigamos en la kirchnereada de decir que fueron exclusivamente debido a un lavado cerebral del multimedios kakal. Eso sería excluir de responsabilidades a quienes tendrían que haber presentado una alternativa mejor en lugar de desgastarse en peleas ridículas bajo el lema de "no ceder en mis/nuestros principios" sólo para terminar muriendo con esos principios y sin ningún resultado. Hay que ponerse en el lugar de una persona que, sabiendo que a la fiesta le queda poco, tiene que optar entre votar a un incompetente o a una psicópata.
Todo lo que pasa me recuerda a un viejo chiste soviético en el que la NKVD stalinista detiene a dos sospechosos y uno de ellos confiesa rápidamente todo lo que hizo, aún sabiendo que lo único que le espera es un balazo en la nuca. Una vez que el interrogador de la NKVD se va, el otro sospechoso le pregunta estupefacto al primero por qué había confesado un delito que no cometió. El otro responde: "Simple. Es preferible un final horrible antes que un horror sin final". Me parece que algo de esa actitud impera en la argentinidad dosmiloncera.
Así que esto es lo que tenemos. La votaron los mismos pobres a los que la inflación les come la vida. La votaron los mismos clasemedieros que se descomponían por las cosas que pasaban en la época de Menem y que en comparación con los curros de hoy en día son paparruchas. La votaron los mismos ruralistas que durante cuatro meses se habían plantado contra un gobierno que los había tratado de antipatria. La votaron los mismos que antes reclamaban transparencia y honestidad y hoy volvieron a demostrar que lo suyo es el pago en cuotas. La votaron. A no llorar. A joderse. Es lo que hay.
Se ha dicho que la gran debilidad del kirchnerismo es la euforia con la que se comporta cuando parece que ya ganó todo. Y si las medidas que están tomando respecto del dólar (que sus mismos votantes están llevando hacia arriba a base de su desconfianza en la "política económica" del régimen) son alguna señal, quizás estemos viendo algo de eso ahora.
Paciencia. A aguantar. Ya pasamos por ocho años de esto. Seguimos acá por más 678 que trate de traidores a la patria a quienes no se suben al carro, por más ANSES que les pague la festichola, por más arrastrados que laman las suelas de los nuevos Louboutin de la Vaca Estúpida.
En 1941 (coincidentemente a ocho años de iniciada su tiranía) Hitler controlaba casi toda Europa Occidental, trataba de bloquear al Reino Unido y estaba golpeando a las puertas de Moscú. Cuatro años después, en 1945, el Führer estaba pegándose un tiro en el bunker de Berlín mientras el mundo entero se le venía abajo. De la misma manera, no quedará mucho del país cuando termine esta locura, pero lo mejor que podemos hacer es conservar la cordura hasta entonces.
Una última nota respecto de los que sí tienen el cerebro lavado, de los camporitas y otras yerbas que no saben que su aliento, euforia y esperanza juvenil son el profiláctico del kirchnerato: siento una pena terrible por ellos. Dentro de un tiempo van a negar a la Yegua con mucha menos dignidad que la que tuvo San Pedro al negar tres veces a Nuestro Señor Jesucristo, o van a estar probándose el consolador del siguiente aspirante a capanga que les humedezca las canaletas, tan arrastrados ante él como hoy lo están ante la Perra. Triste destino el que les toca, tan triste que ni siquiera la guita que se van a haber robado en el proceso les va a calmar la vergüenza interior.
A apechugar. Piensen que como viene la mano, de haber ganado algún opositor, en unos años más los teníamos volviendo como héroes y desentendiéndose de las consecuencias de la fiesta. Hoy parecería que les llega a tocar a ellos pagar los platos rotos. A Ella aquí en la Tierra, a Él en el cielo de los militontos y a los demás Ellitos que viven de lamer zoquetes. Enhorabuena.
3 Comentarios:
Mayor Paine, como siempre, de acuerdo con tu post.
Si me preguntás a mí, te podría responder montones de cosas. Por empezar, estoy con la conciencia tranquila. Eso sí, ¿Cuánto faltará para que vuelva la frase "yo no la voté"?
Y te digo más, en el mundo hay gente menos loca, loca, muy loca y aquellos que en Argentina votaron al actual gobierno con una mano pero con la otra salen a comprar dólares.
A estos últimos, dos cosas: una, que pidan turno con un psiquiatra. La otra, y la más importante de todas: A COMERLA.
Y para terminar, Mayor, te dejo este cántico para cuando explote "la bomba": Que lindo, que lindo, que lindo va a ser / Cuando explote la bomba quien la podrá defender.
Andrés
Empezó la corrida, y yo con la bota walker!
Excelente artìculo.
Con su permiso amigo, lo guardo y lo mandarà a mis conocidos votantes k cuando venga la hecatombe.
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal