sábado, 7 de octubre de 2006

De diablos y discordia

"¿Por qué yo un presidente de la discordia?"

¡Mandinga ataca de nuevo!

¡Una vez más, la presencia insidiosa y demoníaca del mismísimo Malo es expuesta ante el pueblo gracias a las habilidades de médium de un líder populista de América del Sur!

Como no podía ser de otra manera, Nuestro Presidente se sumó a la última moda chavista: afirmar que el diablo está presente entre nosotros. "Cuidado que el diablo llega a todos, a los que usamos pantalones y a los que usan sotanas", dijo Nuestro Presidente desde su escenario favorito, un atril frente a un público alquilado. Se suma así un nuevo integrante a la inacabable lista de personajes que conspiran contra Nuestro Presidente; si quiere ser un Diablo en serio, como lo es el país, Lucifer va a tener que ponerse al frente de la demonología kirchnerista: "los intereses", "el pasado", "aquellos que quieren una Argentina para pocos", "algunos sectores privilegiados de siempre", "esos economistas", "los que conspiran", "los represores", "esos periodistas". "el Fondo Monetario", etcétera, etcétera, etcétera.

El tufo a azufre llega a la Argentina. A taparse la nariz que el clima político huele cada vez peor.

Pero más allá de lo anecdótico de atribuir las críticas a la posesión satánica, Kirchner demostró que parece no entender (o no querer entender) qué es lo que se le critica. Veamos el siguiente pasaje de su discurso:

"Entonces algunos, como el secretario del señor Arzobispo de la Ciudad de Buenos Aires, dijo que yo era un presidente de la discordia. ¿Por qué yo un presidente de la discordia? ¿Porque peleo por la justicia, por la equidad, porque no haya impunidad, por los pobres, por el trabajo, por la patria? Si eso es ser un presidente de la discordia, soy un presidente de la discordia."

Nuestro Presidente se pregunta por qué lo llaman "presidente de la discordia", y afirma que es por su "pelea" en defensa de los ideales de la justicia, la equidad y los pobres. La respuesta que sugiere Kirchner es una falacia; las "peleas" que menciona no son la fuente de la discordia denunciada por el presbítero Marcó.

Se lo llama "presidente de la discordia" por aquellas otras "peleas", esas que lanza desde el atril constantemente. Precisamente porque está sembrando la discordia al tener permanentemente un discurso agresivo en el que la sociedad está dividida en dos campos: los buenos (es decir, los kirchneristas encabezados por él mismo, junto a los "concertados" que se humillan ante él) y los malos (todo el resto). Porque para él no existen oficialismo y oposición, existen Patria y traidores, y quien no piensa como él está complotando contra él.

Habría que hacer el siguiente ejercicio: leer todos los discursos de Kirchner (disponibles libremente en el sitio oficial de Presidencia) y comprobar que en la gran mayoría de ellos siempre se está atacando a alguien que no piensa como él. Siempre hay un enemigo que quiere el mal y contra el cual hay que luchar. Las cosas nunca pasan por error o por falta propia en el país en serio; pasan porque hay "alguien" que está complotando.

Hagamos un ejercicio de memoria y tratemos de recordar algún momento de la historia reciente en el cual el debate político estuviera tan cargado de agresión, descalificación, insultos y odio como ahora. En el "país en serio", las posturas políticas contrarias empiezan a ser vistas como enemistades, alentadas por un discurso presidencial en el que se busca siempre un enemigo y se insiste en marcar campos irreconciliables en la sociedad.

La política en la Argentina está dejando de ser un debate de ideas para convertirse cada vez más en una batalla entre amigos y enemigos. Y contra el enemigo, todo vale. Esperemos no llegar a eso y poder parar antes de lamentar cosas peores.

Ésa es la discordia que siembra Kirchner y que se le critica. No su supuesta "pelea" en defensa de los pobres.

Pero seguramente el diablo tiene la culpa.

9 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Digo yo, la politica no consiste justamente en eso, en definir amigos y enemigos?????

1:37 p. m.  
Blogger Mayor Payne dijo...

Una cosa es definir amigos y enemigos entre los diversos actores políticos y grupos de interés a la hora de competir por el poder, dentro de un debate de ideas y respetando las posiciones contrarias, manteniendo así la base de la convivencia. (Si los términos "amigo" y "enemigo" son demasiado fuertes, se puede usar "aliado" y "contrario".)

Otra cosa muy distinta es una acción política orientada a dividir a la sociedad entera en amigos y enemigos, incitar las rivalidades entre los bandos creados y culpar a los "enemigos" circunstanciales de todos los males del país, negando la posibilidad de debatir ideas.

3:53 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Las ideas se debaten en la universidad, en el mundo real las ideas se implantan. Alguien se imagina a Churchill tomar el poder discutiendo que hacer con los nazis??? No, el tipo directamente, una vez que tuvo el poder, implementó su idea y fin. Así es la política fuera de las universidades.

7:53 p. m.  
Blogger Mayor Payne dijo...

Deduzco de tu comentario que, en tu opinión, asimilás la política interna como si fuera una guerra mundial.

Tu ejemplo de Churchill no corresponde con lo que venimos hablando por varios motivos:
1) Estamos hablando de la política interna de un país, donde hay leyes y reglas, y no de una guerra internacional como fue la II Guerra Mundial, que es anárquica por naturaleza.
2) Los nazis intentaban ocupar al Reino Unido mediante una invasión; no trataban de ganar escaños en el Parlamento o criticar las medidas políticas de Churchill.
3) Hasta donde yo sé, ningún partido de la oposición está haciendo bombardeos nocturnos sobre Buenos Aires.

Tu argumento es simplemente que cualquier medio es válido en la competencia política interna, "como si fuera una guerra". En la política interna existen leyes, elecciones, limitaciones, controles mutuos, y, sobre todas las cosas, el hecho de que somos todos ciudadanos del mismo país.

Ya que para vos la competencia política entre Gobierno y oposición consiste en "implantar" ideas, hagámosla simple y cerremos el Congreso, destituyamos por decreto a todos los gobernadores opositores y nacionalicemos los medios pasándolos a control de Canal 7. Al máximo ejemplo de "implantación de ideas" se lo suele llamar "dictadura".

Y eso es la política fuera de las universidades.

Dejamos para otra vuelta el intento de comparar a Kirchner con Churchill...

10:50 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Habría que tener un mayor conocimiento de historia: el gran problema que enfrentó Churchill fue "convencer" a los ingleses de que Hitler era realmente una amenaza. Todos los políticos ingleses creían que Hitler no iba a ocasionar tantos problemas, de hecho, Churchill dijo que Hitler era una amenaza tan importante con bastante anterioridad a los bombardeos. Diosssss, no se que aprenden en esas facultades, los que estudiamos economía, sin tener casi materias de historia sabemos muchísimo más que los que estudian política....

11:37 a. m.  
Blogger Mayor Payne dijo...

Si tu intención es defender la política de confrontación kirchnerista como forma de "implantación de ideas" recurriendo al ejemplo del Reino Unido anterior a 1939, creo que no deberías enfocarte en Churchill sino en Neville Chamberlain, el Primer Ministro de ese entonces. Digo, ya que Churchill, por sus opiniones, estaba técnicamente en la oposición al gobierno...

Que Churchill haya podido oponerse a la política del gobierno de Chamberlain hacia Alemania durante los años previos a la guerra sin que Chamberlain lo insultara desde un atril, sin que la BBC le hiciera propaganda difamatoria y sin que el MI5 lo espiara ilegalmente, demuestra que en el debate político no es posible recurrir a todos los medios.

¿Cómo se realizó la acción de convencimiento de Churchill? Mediante discursos públicos y críticas al gobierno desde los medios. Tanto Churchill en su oposición como Chamberlain desde el gobierno respetaron reglas básicas de convivencia y jamás llevaron la polarización hasta el extremo de dividir a la sociedad británica. Algo que es cada vez más complicado en la Argentina kirchnerizada.

Siguiendo tu razonamiento de "cualquier medio", Churchill podría haber recurrido a medios más duros para alcanzar el poder. Sin embargo llegó al poder en 1940, después de que Chamberlain hubiera perdido la confianza del Parlamento tras el fracaso de los combates en Noruega y del comienzo de la invasión alemana a Francia. Todo dentro de los medios legales y sin recurrir al "todo vale" que defendés. Porque recurrir al "todo vale" y apostar por la polarización hubiera puesto en riesgo la unidad de la sociedad británica en un momento difícil de su historia.

Insistís en asimilar una situación de crisis internacional a la competencia política interna, como si el contexto del Reino Unido en 1939 fuera igual al de la Argentina de 2006.

Acá no se trata de denunciar una amenaza exterior y criticar la política exterior del gobierno. Se trata del juego político interno de un país, en el que hay oposición y un gobierno encabezado por un Presidente que parece no entender el concepto de "crítica", y que con su política de polarización corre el riesgo de fracturar una vez más a la sociedad argentina.

Otro día comparamos títulos universitarios, si querés.

1:04 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Podría ser que la política de confrontación se justifique en algunas situaciones. Sin embargo yo no encuentro las razones en la Argentina de hoy. Creo que la gran mayoría de los sectores y de las personas quieren avanzar hacia todo aquello que mejore a nuestro país, y no sólo en el aspecto económico. Todos podemos equivocarnos, como lo reconoce K al decir que el diablo puede residir en el cuerpo de cualquiera. Pero es evidente que también las buenas ideas no tienen partidos ni sectores propietarios. Asi no parece muy claro que, no solo por razones éticas se debe dar cabida a todas las ideas y proyectos. Solo los vivillos y aprovechadores pueden estar trabajando para su beneficio personal. Es a esos a quienes hay que buscar con la ley en la mano. conserje@hotmail.com (para más ideas, ver mis blogs en blogger)

6:55 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Todos los gobiernos definen al amigo y al enemigo. Por ejemplo, los enemigos fueron: para la dictadura, el pueblo peronista (los verdaderos subversivos fueron los militares, porque subvirtieron el orden con el golpe de estado). Para alfonsín. el pueblo peronista (permanentemente presionando a la CGT y a los trabajadores que resistian al plan austral). Para Menem, el pueblo peronista (al que engaño en las elecciones, para llegar al poder y cometer obscenidades como abrazarse con el almirante Rojas, Martinez de Hoz, Alvaro Alsgaray, y llevar al poder a Bunge y Born y Domingo Cavallo). Para de la rua, el enemigo fue el pueblo y la clase media (a la que castigó con rebajas de sueldo, corralitos, mas el blindaje, megacanje y demas tropelías todavía sin juzgar). Para Duhalde, el enemigo eran las clases populares en las que no cuajaba su discurso de derecha, por lo que no le tembló el pulso para asesinar a Kosteki y Santillan.
De modo que me parece una hipocresía sostener que este gobierno "se busca enemigos", rótulo difamante que se le coloca por ponerse de la vereda del pueblo.
Pero la gente, que no es tonta, ve todo lo que está pasando en el país, hasta la insólita concentracion de plaza San Martin en defensa de la dictadura. Por todas las que pasamos, nunca pero nunca vamos a permitir que vuelvan los horribles, los innombrables que defienden al fascismo.

7:59 a. m.  
Blogger Mayor Payne dijo...

Por alguna razón que no alcanzo a entender, los peronistas son afectos a dos teorías conspirativas. La primera, que explica la historia en torno a una supuesta dialéctica "pueblo contra antipueblo", y la segunda, que sostiene que las desgracias de la Argentina en los últimos sesenta años son consecuencia de un masivo complot de todos los sectores contra el peronismo.

¿Qué es el pueblo? ¿Se lo puede ver, se le puede hablar, tiene voluntad propia que puede ser expresada? ¿Existe siquiera el pueblo? Pero todavía hay personas que se creen expresión viviente de ese pueblo y que condenan a cualquiera que en su opinión, "no es del pueblo".

Kirchner es el Presidente de la Argentina, no del pueblo según él lo define. No gobierna solamente "para el pueblo", sino para todos los argentinos. Como tal, no puede demonizar a todos los que sostienen ideas contrarias a él e insistir en crear divisiones que, como muestra nuestra historia, siempre terminan mal.

Pasaron sesenta años desde 1946. De esos sesenta años, Perón gobernó durante once; Cámpora-Lastiri casi un año; Isabel Perón, un año y medio; Menem, diez años; Duhalde, un año y medio; y Kirchner, tres años. En total, de los últimos sesenta años de historia argentina, los peronistas gobernaron durante casi 28 años. Casi la mitad.

Pero resulta que todo es un complot contra el peronismo... ¡incluso de parte de los propios presidentes peronistas, votados por los peronistas y apoyados por los peronistas! Negar la responsabilidad del peronismo por la situación del país y achacarle todo a una conspiración es infantil y criminal. Además de que no habla muy bien del Movimiento que constantemente elijan y apoyen Presidentes que les son traidores...

Los peronistas deberían cuidarse más de su propio fascismo, del que llevan en el corazón de su propia doctrina y que siempre niegan pero constantemente proyectan en los demás.

11:51 a. m.  

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