Sábado I: ¿Y la oposición?
Se le pueden criticar varias cosas al gobierno de Néstor Kirchner. Se le puede criticar su obsesión con el pasado, su falta de escrúpulos legales y constitucionales, su tendencia a la confrontación permanente y su dudosa honestidad personal. Pero lo que no puede criticarse es que haya llenado un vacío en el espacio político. Un vacío que surgió por la ausencia de la oposición.
No es que no haya oposición. Existe oposición al Pingüinato en la Argentina. Cada medida del gobierno es comentada y criticada por los referentes de la oposición (Macri, Carrió, López Murphy, Sobisch, Iglesias, Lavagna, etc.). No se les prohíbe (todavía) hablar en los medios o presentarse a elecciones.
Pero se produjo un vacío que Kirchner llenó por causa de ciertas actitudes mezquinas de la oposición, tales como la incapacidad para sumar esfuerzos, la poca voluntad para resignar puestos y la falta de pragmatismo. No se estaría lejos de la realidad si se dijera que cada uno de los nombrados arriba como referentes se ve a sí mismo como "líder natural" de la oposición. Sin mencionar que muchos anteponen "principios" elevados a cualquier posibilidad de sumar esfuerzos, como si en estos días pudieran darse el lujo de ignorar a cualquiera que pueda sumar frente a Nuestro Presidente.
Algunos de los argumentos se entienden: escasez de fondos, pocas ganas de repetir el fiasco de la Alianza, diferencias ideológicas y personales, etc.
Los líderes de la oposición, tal como están hoy, tienen pocas alternativas:
No es que no haya oposición. Existe oposición al Pingüinato en la Argentina. Cada medida del gobierno es comentada y criticada por los referentes de la oposición (Macri, Carrió, López Murphy, Sobisch, Iglesias, Lavagna, etc.). No se les prohíbe (todavía) hablar en los medios o presentarse a elecciones.
Pero se produjo un vacío que Kirchner llenó por causa de ciertas actitudes mezquinas de la oposición, tales como la incapacidad para sumar esfuerzos, la poca voluntad para resignar puestos y la falta de pragmatismo. No se estaría lejos de la realidad si se dijera que cada uno de los nombrados arriba como referentes se ve a sí mismo como "líder natural" de la oposición. Sin mencionar que muchos anteponen "principios" elevados a cualquier posibilidad de sumar esfuerzos, como si en estos días pudieran darse el lujo de ignorar a cualquiera que pueda sumar frente a Nuestro Presidente.
Algunos de los argumentos se entienden: escasez de fondos, pocas ganas de repetir el fiasco de la Alianza, diferencias ideológicas y personales, etc.
Los líderes de la oposición, tal como están hoy, tienen pocas alternativas:
- Seguir igual, resignarse a una victoria kirchneriana en 2007 y dedicarse a la construcción a largo plazo de sus propias estructuras. Podrá servir para ganar tiempo, pero dejarían el campo libre para el kirchnerismo a corto plazo con la expectativa de mejores resultados hacia 2011. El mediano a largo plazo, como todos sabemos, no existe en la Argentina.
- Jugar el juego de la deslegitimación, dejando de participar en las elecciones en un intento de restar legitimidad al gobierno. Desaconsejable por varios motivos: exacerbaría las divisiones políticas, enrarecería el ambiente y sólo consolidaría el control kirchneriano sobre los poderes públicos nacionales, provinciales y locales. Basta ver el ejemplo de Chávez cuando la oposición no se presentó a elecciones; le dieron el control absoluto del Legislativo.
- Intentar articular un espacio opositor común, una especie de "Concertación" como en Chile. El principal argumento en contra es la triste experiencia de la Alianza y la falta de tradición política en materia de coaliciones. Pero en un escenario de partidos famélicos incapaces de enfrentar por sí mismos al ¿partido? de gobierno, es la mejor posibilidad que tienen.
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