Rejunte de hipocresías y medias verdades
Desde hace unos días, asistimos a todo un maratón mediático y de protesta en torno a la muerte de un docente en la provincia de Neuquén, ocurrida a manos de un oficial de la policía provincial en ocasión de un corte de ruta lanzado por el gremio de los maestros.
Es curioso ver a los referentes sociales de siempre actuar como si Fuentealba fuera la primera muerte ocurrida en una protesta durante la era Kirchnerista. Se olvidan del oficial Sayago, de la Policía de Santa Cruz, asesinado a balazos por un "militante social" jamás identificado mientras defendía una comisaría de un intento de copamiento. Se ve que el refrán que dice que "la sangre del policía seca rápido" es cierta. En ese momento, Kirchner no sintió indignación, sino que alabó públicamente a su policía provincial por "ser desarmada y absolutamente democrática". Qué quiso decir con eso, jamás lo sabré.
Pero resulta desagradable ver al Presidente y su manejo de la situación de Neuquén.
En primer lugar, Kirchner parece olvidar que toda esta ola de conflictos sindicales docentes tuvo lugar cuando se tomó alegremente la medida de aumentar los salarios de los maestros, sin consultar con las provincias que tendrían que pagarlos, y con el solo fin de posicionar mejor a Daniel Filmus para las elecciones en la Capital.
En segundo lugar, Kirchner acusa descaradamente a sus críticos de querer "promover una doctrina de la seguridad nacional bis" (¿?). Habría que preguntarle al Presidente qué está pasando en su provincia natal de Santa Cruz, donde Río Gallegos está repleta de gendarmes para contener hasta la última protesta que pueda haber. El tema es que Santa Cruz, en el Kirchnerato, siempre fue un "lugar aparte"; si sacás millones al extranjero y nunca decís que pasó, no te llaman "traidor a la Patria", si manejás la provincia por control remoto no "atentás contra el federalismo", y si llenás de gendarmes para que no haya protestas no estás "criminalizando la protesta social".
Me parece además desacertado que el Presidente se ufane de ser "permisivo". A él no le corresponde decidir cuándo se aplica la ley y cuándo no; su trabajo es velar por su cumplimiento bajo cualquier circunstancia. Pero más allá de eso, podría afirmar que es esa misma permisividad (ojo, aplicada a las protestas que no le molestan a él; Santa Cruz es otra historia) la que, al impedir controlar y contener las manifestaciones, da como resultado incidentes como los de Neuquén, así como que las protestas alcancen picos cada vez mayores de violencia, prepotencia y desfachatez.
Hay que recordar estas cosas y no quedarse con la versión marca Télam/Grupo Clarín de la realidad.
Es curioso ver a los referentes sociales de siempre actuar como si Fuentealba fuera la primera muerte ocurrida en una protesta durante la era Kirchnerista. Se olvidan del oficial Sayago, de la Policía de Santa Cruz, asesinado a balazos por un "militante social" jamás identificado mientras defendía una comisaría de un intento de copamiento. Se ve que el refrán que dice que "la sangre del policía seca rápido" es cierta. En ese momento, Kirchner no sintió indignación, sino que alabó públicamente a su policía provincial por "ser desarmada y absolutamente democrática". Qué quiso decir con eso, jamás lo sabré.
Pero resulta desagradable ver al Presidente y su manejo de la situación de Neuquén.
En primer lugar, Kirchner parece olvidar que toda esta ola de conflictos sindicales docentes tuvo lugar cuando se tomó alegremente la medida de aumentar los salarios de los maestros, sin consultar con las provincias que tendrían que pagarlos, y con el solo fin de posicionar mejor a Daniel Filmus para las elecciones en la Capital.
En segundo lugar, Kirchner acusa descaradamente a sus críticos de querer "promover una doctrina de la seguridad nacional bis" (¿?). Habría que preguntarle al Presidente qué está pasando en su provincia natal de Santa Cruz, donde Río Gallegos está repleta de gendarmes para contener hasta la última protesta que pueda haber. El tema es que Santa Cruz, en el Kirchnerato, siempre fue un "lugar aparte"; si sacás millones al extranjero y nunca decís que pasó, no te llaman "traidor a la Patria", si manejás la provincia por control remoto no "atentás contra el federalismo", y si llenás de gendarmes para que no haya protestas no estás "criminalizando la protesta social".
Me parece además desacertado que el Presidente se ufane de ser "permisivo". A él no le corresponde decidir cuándo se aplica la ley y cuándo no; su trabajo es velar por su cumplimiento bajo cualquier circunstancia. Pero más allá de eso, podría afirmar que es esa misma permisividad (ojo, aplicada a las protestas que no le molestan a él; Santa Cruz es otra historia) la que, al impedir controlar y contener las manifestaciones, da como resultado incidentes como los de Neuquén, así como que las protestas alcancen picos cada vez mayores de violencia, prepotencia y desfachatez.
Hay que recordar estas cosas y no quedarse con la versión marca Télam/Grupo Clarín de la realidad.
1 Comentarios:
Los muertos buenos y los muertos malos.
Los jóvenes idealistas ponebombas y los represores uniformados.
La derecha, el FMI y la oligarquía ganadera.
Jamás una idea, sólo slogans vacíos de contenido.
La hipocresía llevada al extremo de tener militarizada su provincia.
Son todas cosas que fácilmente advertimos los que no estamos detrás de las dádivas del poder corrupto que hoy maneja el país.
¡Saludos!
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