sábado, 22 de diciembre de 2007

Un poco de sentido común, por favor...

Vino en un avión charteado por una empresa propiedad del Estado argentino.
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Vino acompañado por altos directivos de esa empresa y funcionarios del Gobierno.
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Compartió el vuelo con quien era en ese momento uno de los hombres de confianza de Julio De Vido, además de ser el virtual embajador argentino en Venezuela.
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Quiso pasar la valija por el control aduanero como si nada... como si ya estuviera seguro de que podía pasar con cualquier cosa.
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En vez de meterlo por contrabando, caratularon su intento como "delito aduanero" o alguna otra cosa inofensiva.
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Salió del país como si nada (pero ahora es "prófugo").
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Y ahora nos enteramos que estuvo en la Rosada para un acto del entonces monarca Kirchner I con Chávez.
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Ni mencionemos que otro valijero bolivariano apareció con cantidades similares tratando de ingresarlas en Bolivia...
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Pero eso sí, todo lo armaron los norteamericanos a través del FBI (que ni siquiera es la agencia de inteligencia, muchachos, esa era la CIA ¿se acuerdan?) y los fiscales dependientes del Poder Ejecutivo de Estados Unidos (me pregunto si Alberto Fernández conoce nuestra Constitución Nacional con el mismo grado de profundidad con que dice conocer la de EE.UU.) como una "operación basura" porque EE.UU. anda aterrado con el Banco del Sur y los abrazos de Cristina con Chávez...
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Esos mismos servicios de inteligencia que la pifiaron con Bin Laden y el 11 de septiembre, que inventaron armas de destrucción masiva en Irak y a los que la caída de la URSS los tomó durmiendo la siesta, pero que en América del Sur son el pináculo de la eficiencia.
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Del hecho en sí, que un venezolano con vínculos todavía no clarificados con los gobiernos de Caracas y Buenos Aires quiso colar 800.000 dólares, nada dicen ni Alberto Fernández ni Agustín Rossi, Miguel Ángel Pichetto, Humberto Tumini o el más fantástico y reciente converso a la causa kirchnerista, Carlos Escudé. A lo sumo, para ellos, puede involucrarse también a la "mafia de los gusanos anticastristas de Miami".
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Y ahí marchan los berreos diarios contra EE.UU., aderezados por la declaración de "repudio" del Congreso de la Nación.
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Seguro que en poco tiempo más van a decir que Antonini Wilson era en realidad un marine disfrazado o un Hombre de Negro, y la valija estaba llena de billetes del Juego de la Vida.
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¿Habrá sido para financiar la campaña de Cristina, o tal vez fue una coima que algún vivo no quiso "coparticipar" hacia arriba y que por eso fue descubierta con tanta rapidez?
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Por lo pronto, ya están marchando las investigaciones.
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¿Sobre Antonini y el destino de la valija? ¡¡¡¡Nooooooooooooooo!!!!
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Según la revista Veintitrés, el hermano de la agente de la Policía de Seguridad Aeroportuaria que descubrió la valija de la abundancia habría "favorecido a un represor de la ESMA". Muchachos, cambien la cantinela de vez en cuando...
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Al menos algo positivo está saliendo de todo esto: Cristina estaría cerrando algunos de los frentes de conflicto más estúpidos e innecesarios que abrió su predecesor en el trono argento. Después de todo, ya que tenemos un conflicto estúpido ocupando nuestra atención, gastar energías en los conflictos sencillamente inútiles sería contraproducente.
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El kirchnerismo 2.0 continúa.
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Para cerrar, les dejo una reflexión impecable que sería para reír si no fuera para llorar por lo mucho que nos recuerda a nuestros gobernantes.
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"¿Cómo reaccionaría un hombre, según su ideología, si descubriera que su esposa le es infiel? Un conservador reaccionario no dudaría en matarla; un liberal optaría por divorciarse, sin descartar una futura amistad con ella; en cambio, un populista iría a la embajada de los Estados Unidos a tirar piedras y protestar contra el imperialismo yanqui.
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(José Ignacio García Hamilton)

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