Asco
Creí que ya era bastante inmundo escuchar a la Presidenta atribuir el estado desastroso del tránsito en todo el país "al crecimiento económico", como si fuera un logro de su gestión, en lugar de al desmanejo y corrupción del amigo Jaime. Agradezcámosle que tenemos crecimiento y aceptemos que las muertes en la ruta son efectos colaterales, nos dijo la Presidenta.
Creí que no podía tener más náuseas cuando leí que el ministro de Justicia, Caníbal Fernández, un hombre que debería estar preocupado por contener la ola de inseguridad que azota a todo el país (o al menos a investigar qué demonios pasa con la efedrina), prefiere entretenerse acusando a la vicejefa de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires de fingir su parálisis.
Más tarde pensé que había llegado a mi límite de asco cuando vi la ciudad empapelada de afiches que promocionaban el debut cinematográfico de María Victoria Donda, la Wanda Nara del espacio nacional y popular, en una producción documental que seguro iba a estar financiada por los mismos que pagan su sueldo de diputada nacional, es decir: nosotros los giles de la Argentina.
Pero el asco todavía tenía exponentes para desafiarme, como lo hizo cuando me desayuné con la noticia de que Aerolíneas Argentinas, la misma que estaba por quebrar y por lo tanto dejar incomunicada y sin línea de bandera a la República Argentina, había prosperado tanto desde su reestatización que ahora va a tener cuatro vuelos semanales a Caracas en un avión transoceánico que en su actual frecuencia viaja regularmente vacío a la meca bolivariana.
Claro que no contaba tampoco con la cerrada y enferma reacción de los K y sus laderos a la ampolla infecta de pus que es el caso de las valijas voladoras bolivarianas: el eterno complot entre el FBI, la CIA y todos los actores de siempre por arruinar la reputación de la Argentina kirchnerista... como si aún le quedara alguna reputación no arruinada.
Y el martes vino el tiro de gracia.
Nunca creí que iba a ver a una Presidenta de la Argentina festejando públicamente lo que puede ser el comienzo de una recesión internacional y alegrándose de la desgracia ajena. Como si el modelo nacional que ella dice que tenemos, asumiendo que sea algo más que un esquema de choreo monumental como pocas veces se ha visto, fuera suficiente para salvar al país de una tormenta que se lo puede llevar puesto como tantas veces pasó antes.
En lugar de estar preparándose para capear el temporal si esto se sale de madre, la Presidenta prefiere las venganzas tontas del atril, demostrando ante todos que su mezquindad es infinita.
Qué grosa sos, Cristina. Le tapaste la boca a todo el mundo. El FMI está con el rabo entre las patas, el Club de Paris te va a dar la plata de onda, McCain se baja de la campaña y Bush va a mandar al "prófugo" Antonini Wilson como lo exigen los afiches del Movimiento Evita.
Aún si la Presidenta es antinorteamericana (que es cosa que queda a criterio de ella), la más básica cortesía y decencia le mandaba a no celebrar un principio de crisis económica que afecta a otro país y que, de cumplirse las previsiones más pesimistas, va a contagiarse al resto del mundo rápidamente.
¿Sabe la resentida que ese Primer Mundo que "se derrumba como una burbuja" (sic) es el mismo que compra lo que produce la Argentina?
¿Sabe la incoherente que ese Primer Mundo alimentaba el viento de cola que sostenía el mamarracho económico de los Kirchner?
¿Sabe la botóxica que al que escupe al cielo, en la cara le cae?
No lo debe saber. Ella está para otras cosas. Para derrumbar burbujitas, por ejemplo.
Lo que queda claro es que en la Argentina K, siempre hay más material para el asco.
1 Comentarios:
si hasta las moscas están a las arKadas...
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