sábado, 7 de febrero de 2009

La boleta única

Por primera vez en mucho tiempo las distintas sectas de la Oposición dejaron atrás su manía caníbal de enfrentarse por los puestitos que pueden agarrar y se unieron detrás de algo vital y necesario para la salud institucional del país: la reforma electoral. Y la propuesta empieza por dos cuestiones tan de sentido común que no sorprende que estén completamente ausentes de la mente argenta: la abolición del festival de boletas partidarias y la implementación de la boleta única, y el traspaso de la responsabilidad de organizar las elecciones a la Justicia Electoral.

(De todas maneras, no crean que me he vuelto idealista. La Argentina me enseñó a desconfiar de toda propuesta hasta que pueda tocar el producto terminado. El día que vea una boleta única en el cuarto oscuro es el día en que voy a creer que llegó el Milenio.)

Desde ya, el Gobierno y su horda de chupamedias salió a rechazar la propuesta. El impresentable Aníbal Fernández llegó a argumentar que una boleta única "tendría el tamaño de una bandera" para poder tener los nombres de todos los candidatos a un cargo público, mientras que uno de los tantos autómatas del Frente para la Victoria's Secret en la Cámara de Diputados llegó a decir que el objetivo de la propuesta (¡malos opositores, malos!) es pintar al Gobierno como defensor del fraude electoral.

Bueno, señor diputado, a quien le quepa el sayo...

En cuanto al argumento retardado de Aníbal Fernández, me voy a tomar el laburo de proponerle una pequeña solución.

Si el problema es que haya demasiados candidatos para meter en una misma boleta, entonces aprovechá para cambiar el sistema de listas sábanas.

Que cada provincia se divida en tantos distritos como diputados nacionales o legisladores provinciales elija, y que cada distrito elija a un sólo diputado. Así, tendrías únicamente un nombre por partido en cada boleta en lugar de treinta y seis.

Simple, ¿no?

Beneficioso, además: cada distrito sabría bien quién es el que lo representa en la Cámara de Diputados, o en la Legislatura provincial, conocería su cara, podría seguirlo... y de paso, le metería a dicho diputado en la cabeza la agradable idea de que todos saben quién es en el lugar donde lo eligieron.

Hasta, y aquí ando fantaseando, haría más fácil implementar un sistema de referéndum revocatorio para los cargos legislativos...

Claro, se acabaría la doble jodita peronista de meter inútiles e impresentables en lugares de la lista y traccionar a toda la Provincia de Buenos Aires detrás del Conurbano, ¿no?

Qué bueno que Aníbal sólo se preocupe por lo complicado que va a ser para el votante manejar una boleta de gran tamaño.

2 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Por una vez, coincido. Acabar con las listas sábana permitiría que prácticamente el 100% de las bancas (al menos en en la Provincia) se repartan entre:
A) El PJ/FPT.
B) La UCR.
C) Las colectoras de uno y otro.
Así que por mí, abajo las listas sábanas, basta de sistema D'Hont y vivan las circunscripciones uninominales.
Saludos.

2:00 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

(Donde dice "FPT", léase "FPV")

2:01 a. m.  

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