sábado, 23 de febrero de 2013

Reflexiones sobre el aniversario de Once


Muchachos, nada de lo que pueda yo llegar a decir o escribir hoy se va a asemejar a la seguidilla de artículos que aparecieron hoy en BlogBis, de modo que para dar a conocer su contenido en la medida de mis esfuerzos, les dejo pequeños extractos aquí y los invito fervientemente a ir a leerlos:
Soy el único que piensa que gran parte de la responsabilidad de tragedias como la de Once es de la ciudadanía? Que cuando su sangre corre quiere cabezas empaladas en picas, por una decadencia que toleró y premió con votos durante decadas? No se, creo que muchas de las víctimas, si no lo fueran, no perderían un minuto de sueño por las otras víctimas. Que los derechos de las minorías, en fin, no existen para la mayoría. Y eso no es culpa de un gobierno o de un funcionario. Es culpa de la mayoría. Es una sociedad suicida, me cuesta sentir pena por ella.
Primero, que es evidente que toda la infraestructura de transporte de pasajeros en la Argentina está atada con alambre. Toda, la vial, ferroviaria, aérea,  y lo que haya fluvial también. Y no solo está atada con alambre sino que es con alambre oxidado, de medio milímetro.
Cambiar vías y pintar trenes sirve, es algo. Reparar asientos también. Pero el ferrocarril está todavía funcionando sobre infraestructura centenaria. Cualquiera que viaje va a ver señalización de los años 20 o 30 del siglo pasado, los puentes en su mayoría son herencia de los operadores ingleses y franceses: tienen más de 120 o 140 años y jamás, jamás desde 1945 a esta parte se les ha hecho mantenimiento. Sólo hay que esperar para que un día cualquiera, al pasar sobre un puente falle una dovela y un tren completo caiga sobre una avenida,.o se deslice un apoyo y un tren de carga vaya a parar al fondo de un río.
En Argentina gastamos miles de millones en costo inicial, inflado con sobreprecios, curros y cometas. Y después ni un peso para mantenimiento. Pasa con todo, basta con ver los autos de la policía: móviles 2011 se caen a pedazos. Pasa con las FFAA que en los años 70 compraron lo más moderno del mercado, y en 40 años a aquellos barcos, aviones y tanques ni les cambiaron una bombita por lo que hoy tienen que lidiar con sistemas obsoletos y sin repuestos. Después, ante la urgencia todo es reemplazar, maquillar o comprar nuevo.
La incompatibilidad de desear "que le vaya bien" al prójimo llega al paroxismo cuando los objetivos ajenos son intrínsecamente opuestos a los propios. Un duelista no le desea a su rival "que le vaya bien" mirándolo a través del cañón de una pistola apuntada a su entrecejo, porque el éxito de su contendiente implica que el deseante obtenga un pasaje sin escalas al camposanto. Como mucho despliega una elegante cuota de caballerosidad diciendo "que gane el mejor", agregando "que soy yo, naturalmente" para su coleto.
Si algún día, en virtud de una epifanía, un golpe fuerte en la cabeza, las consecuencias que la aguja de un cirujano plástico demasiado entusiasta en medio de una sesión de aplicación de bótox tenga sobre su cortex cerebral, u obligada por la simple y acuciante necesidad, la Presidente decide abruptamente cambiar sus metas y el rumbo general de su administración, adoptando los principios republicanos que le dieron origen a la Nación y permitiendo que empecemos a soñar con un país apenas normal donde la vida, la honra y la fortuna  de sus ciudadanos no estén atados al arbitrio de sus vaivenes hormonales, entonces, y sólo entonces, será lícito y decente desear que a la Presidenta "le vaya bien".
Porque sólo en ese improbable caso "si le va bien a la Presidenta nos irá bien a todos".
Mientras eso no suceda, mi mayor anhelo es que a la Presidenta le vaya muy, pero muy mal.
Basta de hipocresía. El voto mata. El 54% es responsable por los 51 muertos del #22F
Argentina para mi sufre un anquilosamiento,   un retroceso de su capacidad generadora de riquezas, y, junto con un aumento de la población  un camino firme hacia la pobreza. Y uno de los grandes problemas de un ex-país rico es que arrastra estructuras que ya no estan dentro de sus posibilidades. Es el clásico Cadillac destartalado que encontràs funcionando en Cuba, con un V8 tan monstruoso que después de 50 años sin repuestos  encendiendo 3 cilindros y quemando aceite de coco, sigue marchando. Como pintoresco, es pintoresco.
Pero los resultados del empobrecimiento son esos, nadie quiere aceptar que se volviò pobre, entonces a nivel país quiere seguir teniendo, aparentemente, los mismos servicios. Trenes, Aerolineas de bandera, como si pudiéramos  digamos.  Pero cuando te volves pobre, jugar a ser rico tiene otros costos. La infraestructura se està cayendo a pedazos. Las comunicaciones, transporte, todo se esta cayendo a pedazos. Cada vez màs el individuo es responsable de su propia seguridad, lo cual serìa menos injusto si no pagara ademàs impuestos por servicios públicos que parecen ponerlo en riesgo màs que mejorar su nivel de vida.
* * * * * * * * * * * * * *
Entiendo que no es muy creativo lo que hice, pero cuando la creatividad falla o se ve sobrepasada por la realidad, es un recurso lícito dar a conocer ideas y pensamientos que expresen lo que uno siente mucho mejor que lo que es capaz de expresar.
Hasta la próxima.

1 Comentarios:

Anonymous carancho dijo...

Vengo de BlogBis.
Y no se sienta mal, amigo, tanto ellos como Relato del Presente escribieron todo lo que sentimos los bien paridos, no bancados por los kakos.
Saludos.

7:44 p. m.  

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal

Más recientes›  ‹Antiguas