Elogios inmerecidos

Hugo Chávez podrá ser varias cosas: un personaje de opereta para algunos, un pichón de tirano para otros, una figura revolucionaria para algunos cuantos engrupidos, un gobernante calculador y maquiavélico para unos cuantos, pero algo que Chávez definitivamente no es, es el elogio que le lanzó Nuestro Presidente A Punto de Irse, Néstor Kirchner, luego del referéndum sobre reforma constitucional que el Supremo Caraqueño perdió: "un gran demócrata".

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Chávez es un "gran demócrata" de la misma manera en que el caso Skanska sólo fue "corrupción entre privados", los terroristas de los '70 "jóvenes idealistas" y el índice del INDEC "la inflación real", es decir, una definición que sólo tiene sentido en la enferma mentalidad del Pingüino Emperador.

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Partamos de la base: ¿qué cualidades "democráticas" puede poseer una persona que propone una reforma constitucional con el sólo propósito de eliminar las restricciones a la reelección presidencial, limitar las libertades y prerrogativas constitucionales, concederle poderes para rediseñar la división política (contradiciendo abiertamente el federalismo oficial de Venezuela), eliminar la autonomía de ciertas instituciones públicas e instaurando una ideología determinada (y una como el socialismo, que ha mostrado su perversidad en todos los países que lo han sufrido) como base del Estado?

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Pero eso, según Néstor, no importa: lo que cuenta es que Chávez es un gran demócrata por haber aceptado el resultado del referéndum. Mi pregunta es: ¿qué mérito tiene Chávez por haber hecho eso? ¿Ahora resulta que hay que estar elogiándolo y agradeciéndolo por no hacer un berrinche y patear el tablero porque no ganó?.

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¿Qué tan mal estaremos nosotros, los argentinos y el resto de los sudamericanos, para considerar digno de elogio el que un presidente, que en teoría debería ser el principal servidor de las leyes, se atenga a lo que ellas mandan?

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Decir que Chávez es digno de elogio por reconocer los resultados electorales es lo mismo que si dijera que merezco elogios por respetar las normas de tránsito: es mi deber hacerlo, no un favor que le hago a la sociedad.

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O quizás, el elogio del Néstor reconoce el supuesto carácter de "buen perdedor" del Comandante Chávez (nota del Mayor: el grado militar de Chávez es teniente coronel, no "comandante", ya sé que suena más milico y represor...) cosa que queda automáticamente en una joda de mal gusto al ver las rabietas y berrinches que lanzó Huguito tras su derrota.

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Como botones de muestra tenemos la afirmación de que la oposición ganó "una victoria de mierda" o incluso el sopapo verbal que le dio a sus propios seguidores, a quienes tildó de "cobardes" y "tibios" por no haber ido a votar, y lanzando una frase que es toda una revelación:

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"Me tengo que ir del gobierno en el año 2013 porque ustedes no aprobaron la reforma".

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Como si no fuera poco, el Gran Demócrata berreó y gritó que los estados en donde había ganado el NO a su reforma comunistoide de la Constitución "tienen una deuda" con él, la cual iba a ver si se la pagaban o no.

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No mencionemos que su último pataleo es la confesión más abierta y honesta de que este proyecto, más allá de toda la cháchara populista y bienpensante que la rodeaba (y que hacía que los intelectuales de siempre se babearan y mearan encima por su contenido "revolucionario"), tenía un único proyecto: perpetuar a Hugo Chávez Frías en el poder.

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Néstor al menos la tiene clara en ese asunto: puso a su consorte a mantenerle el quinchito durante cuatro años, mientras él se esconde por un buen tiempo, tal vez a ver cómo andan los 500 millones de Santa Cruz cuyo paradero él jamás se digno explicar.

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Flor de demócrata resultó ser el Huguito.