sábado, 1 de junio de 2013

Recambio

A la gorda Garré le toca un exilio dorado en Washington, vaya a saber uno por qué razón. Ciertamente no se deberá a su desempeño como ministra de Defensa y después de Seguridad, ya que en el primer cargo malgastó años de relativa bonanza económica en no pedir un mango para su cartera, dedicarse a pelotudeces y entregarle el dominio del Ministerio y de las FF.AA. a Verbitsky y sus huestes para darle rienda suelta a la venganza montonera, mientras que en el segundo alternó entre hacer cagadas, no hacer nada, dejarse prepotear por el impresentable de Sergio Berni y propiciar con su incompetencia el primer acuartelamiento uniformado de alcance nacional en más de veinte años.

Con ese historial, la gorda se va a rascar los higos a la capital del Imperio, para dedicarse a un cargo tan inútil como ella misma: la representación ante la insulsa y cada vez más irrelevante OEA. Cualquier paralelismo entre dicha organización y las perspectivas de la carrera política de Nilda Cabernet corren por cuenta del lector.

Lo sorprendente es que para reemplazarla hayan elegido a quien la reemplazara en su momento en Defensa, a Arturo Puricelli. El amigo Puricelli es el clásico funcionario peroncho que para cada gobierno peroncho resulta apto para todos los cargos por ser un bueno para nada. Su única virtud redentora en comparación con Garré es no haber demostrado la malicia y el odio hacia todo lo militar que dejaba entrever la gorda, pero fuera de eso es difícil encontrarle algo decente a la gestión ministerial que permitió que embargaran la fragata Libertad en Ghana, que mantiene las reparaciones del rompehielos Almirante Irízar en una lentitud exasperante y costosa, que tuvo varada a la corbeta Espora en Sudáfrica por un buen rato, que presenció la primera campaña antártica fallida en décadas y que encima de todo convivió con presupuestos de miseria fúnebre para el sistema de defensa nacional.

Ese tipo, ese salame, es el que ahora va (en teoría) a decidir y dirigir el aparato de seguridad estatal. Pueden empezar a temblar ahora mismo.

Y como para completar el recambio de figuritas, ahora lo tenemos a Agustín Rossi como ministro de Defensa. No me voy a gastar en preguntarme si el Chivo tiene la más puta idea acerca del quehacer militar y de lo que implica la defensa nacional, porque vistos los antecedentes del régimen ya bastante sería que no compartiese su odio virulento, insensato, resentido e interesado hacia todo lo relativo a las Fuerzas Armadas.

Eso sí, qué castigo, qué ingratitud... el tipo logró hacer pasar cada sapo por Diputados, mantuvo a todo su bloque con los pies dentro del plato, y lo exilian a una cartera que ellos mismos odian. Así es el kirchnerato: ingrato hasta la hijaputez.

En última instancia, nada cambia. No importan los nombres que pongan; son sólo figuritas irrelevantes. Las prioridades son otras, como por ejemplo dárselas de promotora de los "pueblos originarios" por chorearse una estatua de una plaza ya choreada mientras en el norte sus aliados políticos fajan a diversas comunidades aborígenes.

Así estamos: este es el país de Ella, nosotros sólo pagamos los impuestos.

Hoy la hago corta. No hay muchas energías para más.

1 Comentarios:

Anonymous carancho dijo...

Gobierno de chorros e incapaces, formado por gentuza ìdem.
Buen post, Mayor.

1:37 p. m.  

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