A la buena de Dios
Apenas llevamos 17 días y todo hace parecer que el 2009 será un año movidito.
Y si todo sigue como está desarrollándose, parece que tendremos un episodio dos de la guerra del campo.
Lo curioso es que, a pesar del tremendo bife que se comieron el año pasado, los Kirchner parecen obsesionados en reabrir el conflicto, apelando a una batería de anuncios intrascendentes que cualquiera diría que fueron pensados específicamente para irritar.
Seamos honestos: en medio de la peor sequía en 40 años, con cosechas que se pierden por completo, ¿cómo puede ser que la propuesta del Gobierno pase por créditos para la compra de cosechadoras?
No vayamos a pedirle al Gobierno que piense en bajar impuestos o eliminar controles absurdos y arbitrarios como los de la ONCCA.
Pero ha habido otros movimientos: reparto de forrajes y otros productos agropecuarios directamente a los productores a través de la Secretaría de Comercio Interior. Un momento, ¿qué tiene que hacer Moreno repartiendo forrajes? ¿Para qué tenemos una Secretaría de Agricultura? ¿O un gobierno provincial? ¿O intendencias en los partidos?
¿Será que está haciendo clientelismo rural, como se ha denunciado?
Maravilloso. El único sector de la economía que es verdaderamente competitivo a nivel mundial está cayéndose a pedazos y la única reacción oficial pasa por meter el cáncer del clientelismo.
Conveniencias políticas al margen, resulta preocupante que en medio de una crisis del principal sector productivo del país, los intereses del Gobierno pasen por reavivar un conflicto que el año pasado estuvo muy cerca de hacer tambalear al país y al mismo tiempo reducir a una importante cantidad de productores del interior al nivel de clientes.
Una de dos: o desde el Gobierno no se reconocen los riesgos de esta "estrategia" (si se la puede llamar así), o son plenamente conscientes de lo que puede pasar, pero no les importa si con eso consiguen acercarse a sus objetivos.
En el primer caso, son incapaces; en el segundo caso, son psicópatas.
En ambos casos, la República Argentina está en manos de un Gobierno que es abiertamente perjudicial para sus ciudadanos.
Sumémosle la enfermedad de la Presidenta: una mujer que sufre de la depresión y de los problemas asociados que parece tener no está en condiciones de gestionar el país en momentos como los que se están atravesando, más cuando todo el aparato estatal ha sido convertido, luego de casi seis años de kirchnerato, en un engendro que no se mueve si no se lo ordena el ocupante del sillón de Rivadavia.
Y peor aún, no sólo tenemos a una manifiesta incapaz al frente del Estado, sino que las riendas del poder las tiene una persona que no fue votada para el cargo.
Si quisiéramos ser delicados y prudentes, llamaríamos al actual gobierno encubierto de Néstor Kirchner "anticonstitucional"; si abandonamos la prudencia y hacemos la gran Carrió, podemos calificar a Néstor como un dictador.
En qué manos estamos, señoras y señores.
Lamentablemente, tenemos que llegar a la conclusión de que la permanencia en el poder de los Kirchner (porque ya no sirve hacer distingos tontos acerca del doble comando) es un riesgo que el país no puede seguir soportando más.
Existen mecanismos constitucionales, y si esperamos que el país salga de esto de manera más o menos normal, sería mejor que se apliquen.
Porque la Argentina es un país en donde las crisis suelen devorarse presidencias, y en donde las antipatías y los odios estimulados desde el poder terminan siempre volviéndose contra sus creadores.
Y si todo sigue como está desarrollándose, parece que tendremos un episodio dos de la guerra del campo.
Lo curioso es que, a pesar del tremendo bife que se comieron el año pasado, los Kirchner parecen obsesionados en reabrir el conflicto, apelando a una batería de anuncios intrascendentes que cualquiera diría que fueron pensados específicamente para irritar.
Seamos honestos: en medio de la peor sequía en 40 años, con cosechas que se pierden por completo, ¿cómo puede ser que la propuesta del Gobierno pase por créditos para la compra de cosechadoras?
No vayamos a pedirle al Gobierno que piense en bajar impuestos o eliminar controles absurdos y arbitrarios como los de la ONCCA.
Pero ha habido otros movimientos: reparto de forrajes y otros productos agropecuarios directamente a los productores a través de la Secretaría de Comercio Interior. Un momento, ¿qué tiene que hacer Moreno repartiendo forrajes? ¿Para qué tenemos una Secretaría de Agricultura? ¿O un gobierno provincial? ¿O intendencias en los partidos?
¿Será que está haciendo clientelismo rural, como se ha denunciado?
Maravilloso. El único sector de la economía que es verdaderamente competitivo a nivel mundial está cayéndose a pedazos y la única reacción oficial pasa por meter el cáncer del clientelismo.
Conveniencias políticas al margen, resulta preocupante que en medio de una crisis del principal sector productivo del país, los intereses del Gobierno pasen por reavivar un conflicto que el año pasado estuvo muy cerca de hacer tambalear al país y al mismo tiempo reducir a una importante cantidad de productores del interior al nivel de clientes.
Una de dos: o desde el Gobierno no se reconocen los riesgos de esta "estrategia" (si se la puede llamar así), o son plenamente conscientes de lo que puede pasar, pero no les importa si con eso consiguen acercarse a sus objetivos.
En el primer caso, son incapaces; en el segundo caso, son psicópatas.
En ambos casos, la República Argentina está en manos de un Gobierno que es abiertamente perjudicial para sus ciudadanos.
Sumémosle la enfermedad de la Presidenta: una mujer que sufre de la depresión y de los problemas asociados que parece tener no está en condiciones de gestionar el país en momentos como los que se están atravesando, más cuando todo el aparato estatal ha sido convertido, luego de casi seis años de kirchnerato, en un engendro que no se mueve si no se lo ordena el ocupante del sillón de Rivadavia.
Y peor aún, no sólo tenemos a una manifiesta incapaz al frente del Estado, sino que las riendas del poder las tiene una persona que no fue votada para el cargo.
Si quisiéramos ser delicados y prudentes, llamaríamos al actual gobierno encubierto de Néstor Kirchner "anticonstitucional"; si abandonamos la prudencia y hacemos la gran Carrió, podemos calificar a Néstor como un dictador.
En qué manos estamos, señoras y señores.
Lamentablemente, tenemos que llegar a la conclusión de que la permanencia en el poder de los Kirchner (porque ya no sirve hacer distingos tontos acerca del doble comando) es un riesgo que el país no puede seguir soportando más.
Existen mecanismos constitucionales, y si esperamos que el país salga de esto de manera más o menos normal, sería mejor que se apliquen.
Porque la Argentina es un país en donde las crisis suelen devorarse presidencias, y en donde las antipatías y los odios estimulados desde el poder terminan siempre volviéndose contra sus creadores.
2 Comentarios:
Me encanta cómo se llega a ciertas conclusiones. La presidenta se enferma por primera vez en más de un año de gobierno y pasa un par de días recluida. Un medio hiperopositor como Noticias difunde la versión -sustentada, por supuesto, en un informante anónimo al que identifican como "un médico enojado" o algo así- de que en verdad la presidenta padece de depresión (por cierto, Noticias es el mismo medio que a finales de los '90 especulaba con la posibilidad de que Carlos Menem no terminase su mandato por presuntos problemas de salud; como vemos, nunca fallan). Por lo tanto, la presidenta está incapacitada para gobernar. Por dos o tres días de ausencia.
¿Y hace falta a estas alturas desmentir lo de Kirchner? ¿Es tan difícil comprender la noción de un matrimonio de políticos que forman una sociedad ídem, un tándem, un equipo? Kirchner no maneja a su Cristina, ni Cristina lo maneja a él. Gobiernan juntos, comparten el poder y las decisiones (buenas y malas). Y lo han venido haciendo desde 2003. Considerar que eso equivale a una dictadura es absurdo.
Saludos
Mayor Paine, no puedo estar más que de acuerdo con tu post. Si vas a tomarte vacaciones, aprovechalas porque siempre habrá material de sobra sobre lo que puede llegar a acontecer en el futuro. Para empezar, te dejo dos links:
*http://www.noticias.uol.com.ar/edicion_1672/tesis.htm
*http://www.urgente24.com/index.php?id=ver&tx_ttnews[tt_news]=116339&cHash=614ec6c558
Mi opinión:
Yo creo que durante enero y febrero no habrá importantes novedades (aunque ya estoy viendo que se acerca una tormenta más temprano que tarde). Pero a partir de marzo presiento que el campo va a salir nuevamente a las rutas y con reclamos igual o más virulentos que aquellos ejercidos contra “la 125″. Por otra parte, yo creo que este año se acercará cada vez más (hasta hacerse realidad) la posibilidad de un nuevo default de la deuda (sino, basta con mirar el desempeño del riesgo país) y todos estos “planes” de consumo que se anuncian son solo “fulbito para la tribuna”, porque la credibilidad de los K(ca) no se recuperará nunca más. Pero no es todo: a todo lo que ya he dicho se le sumará la posibilidad cada vez más latente de una devaluación, con todo lo que conlleva luego su consecuencia lógica: la inflación (Bonus track: seguramente un político de prominente cabeza estará preparando a su gente para cometer saqueos en cuanto se disparen los precios).
Y en el terreno político, podrán hacer una elección aceptable en la provincia de Buenos Aires, pero en gran parte del país van a recibir una paliza memorable.
Es como vos decís, Mayor Paine: estamos a la buena de Dios. Y hay que darse cuenta de que se viene una crisis y que en algún momento habrá que dejar de decir "¡A comerla!" por el solo hecho de dejar que la Prescindente cumpla su mandato sin importar si el país se vuelve a incendiar.
Andrés
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