sábado, 25 de febrero de 2012

Rejunte de ideas al azar

A la luz de lo que pasó en Once el miércoles, creo que ya es hora de proponer la inclusión del término "cromañón" (así, en minúscula y escrito según la pronunciación porteña de "Cro-Magnon") como un vocablo por derecho propio en la Real Academia.

¿Por qué? Porque el desastre de Once escapa a la definición de accidente y va más allá de la de catástrofe. Fue un clásico ejemplo de esas tragedias tan nuestras, tan argentinas, que nacen en el punto del tiempo y del espacio en el que se entrecruzan e intersectan innumerables mentiras, miserias, corruptelas, incompetencias y vivezas.

Once no fue un accidente. No fue una catástrofe. Fue un cromañón.

Once pasó cuando se cruzó la mentira de un Gobierno que promete un absurdo irrealizable de "todo para todos y gratis", con la corruptela de un Estado que no hace lo único que debería hacer bien, que es vigilar por el cumplimiento de las leyes, con la viveza de una "empresa" que se las arregló para llenarse de guita sin competencia, sin inversión, sin mejora del servicio y con subsidios estatales a rolete, con la incompetencia colectiva de no haber ni siquiera pensado en reemplazar vagones de hace más de 50 años de edad (y uno piensa en los de la Línea A del subte, que en cuatro años más cumplen un siglo de vida, aunque en ese caso intentaron maquillarlo de "atractivo turístico), y con la miseria social de pretender viajar bien sin querer pagar lo que cuesta un buen servicio (¿qué piensan que van a recibir pagando veinte centavos de dólar el pasaje?).

Y el resultado es el clásico de los cromañones argentos: un reguero de muertos.

Así es la vida en la República Argentina de los cromañones: existir con el perpetuo temor de no encontrarse en el momento y lugar en donde nuestras miserias se encuentran y crean un agujero negro de muerte.

* * * * *

Odio el término "argento". Además de resultarme desagradable en grado sumo, odio la mera sensación de arrogancia que transmite esa palabra. Es como si fuera imposible pronunciarla sin sonar agrandado, gallito, sobrador, pedante. Personalmente, cada vez que oigo la palabra no puedo dejar de imaginar a un vivo de aquellos con los que seguro nos cruzamos más de una vez, sonriendo una sonrisa falsa y guiñando el ojo en un patético y falso esfuerzo por parecer campechano, haciendo como que se ríe de mí mientras piensa cómo me va a cagar bien cagado.

Y tal vez eso es lo que más odio de la palabra "argento". Evoca lo que en realidad es, una deformación de "argentino". Para mí, "argento" toma todo lo desagradable y cuestionable de nuestra idiosincrasia nacional y de nuestra forma de ser y relacionarnos con el mundo y lo condensa en una caricatura sin ningún rasgo rescatable.

Agrandado. Gallito. Sobrador. Pedante. Vivo. Cagador. Falso. Tramposo. Resentido.

Argento.

Lo mejor que le podría pasar a esa palabra es que finalmente sea asumida como lo que de verdad es: una muestra degradada de lo peor que somos sin el consuelo de los rasgos rescatables de nuestro ser nacional. Una caricatura lamentable, más patética aún por los esfuerzos que hace por no parecer patético.

Sabré que ese día llegue cuando a alguien lo traten de argento y se dé por ofendido, diciendo "no soy argento, soy argentino".

* * * * *

Posteé esto originalmente en BlogBis, pero dado lo pertinente del asunto, lo traslado acá a La Bestia.

Lleva más de cuatro años masturbando micrófonos, llenando horas de cadena nacional y agotando la paciencia de millones para decir cualquier boludez que se le cruza por la cabeza y hacerse la gallita frente a auditorios repletos de aplaudidores rentados o de rehenes sin derecho de réplica o de repregunta.

Se pasó un año y no sé cuántos meses lagrimeando y puchereando por "ÉL" en todo momento y sin calentarse por lo inoportuna que pudiera ser la situación en la que hacía alusión al difunto, estirando el duelo hasta convertirlo en una farsa y metiéndonos a todos como dolientes de prepo para exprimir todo lo posible el principio de "la lástima garpa".

En estos días cincuenta y un familias lloran por el tendal de muertos que dejó la explosión de una de sus políticas catastróficas y sus ministros se superan en pelotudez e incompetencia, pero ella se raja al sur a esconderse detrás del tomuer sin que le puedan seguir el rastro ni con drones Predator, en lugar de dar la cara aunque más no sea para cumplir con la formalidad oficial de dar condolencias públicas tras una tragedia.

Pero qué personaje despreciable.

sábado, 18 de febrero de 2012

Oligarquía

La impresión que me dejó el episodio de todo el Congreso votándose a sí mismo un aumento salarial del 100% (o del 150%, dependiendo de cómo se lo calcule) en momentos en que el país entero revisa los monederos para ver cómo hacen para pagar el fin de fiesta del modelo, es que la clase política argentina no tiene nada que envidiarle a la nobleza francesa de antes de la Revolución en términos de aislamiento de la realidad y pérdida del sentido común.

Escuchar a Julián Domínguez diciendo que nadie tiene que molestarse por el aumento y desviar la atención con chicanas del estilo de "cuánto se cobra en el sector privado" y "si no aumentamos, la política queda sólo para los ricos y los ladrones" provoca sensaciones similares a las que despierta aquella frase que se le atribuye a María Antonieta: "Si no tienen pan, entonces que coman tortas".

Va más allá de la arrogancia, va más allá de la caradurez, va más allá de la delincuencia misma y de la sensación de omnipotencia: han perdido todo contacto con la realidad y con el sentido común, al punto de no entender qué es lo que está mal. Ningún político que se precie de tal y que mantenga un mísero cable a tierra con la realidad se preguntaría abiertamente por qué enoja que un grupo de presuntos servidores públicos se vota una duplicación salarial.

Por supuesto que en el fondo la culpa la tiene una ciudadanía que, por temor al caos o por apatía, jamás en la perra vida mantuvo sobre la clase política el control necesario para que cosas como estas, o cosas mucho menores que estas, nunca hubieran siquiera pasado sin una reacción pública fenomenal.

En el fondo, me atrevo a decir que lo que nos está pasando es justamente la consolidación de un verdadero régimen oligárquico (en el sentido aristotélico de una versión corrompida del gobierno de unos pocos o aristocrático) en la Argentina. No hablo de auge porque eso ya pasó a partir de 2003, con la concentración de todo el poder político en un pequeño grupo cerrado que después extendió sus tentáculos para absorber y asimilar al poder económico. Hace rato que el auge terminó, y lo que vivimos es otra cosa.

La consolidación la vemos no sólo en las declaraciones y en los actos demenciales y apartados de la realidad de una dirigencia a la que la separan varias capas de aislamiento de lo que pasa en el país, sino también en el proceso de selección y reproducción de esa oligarquía a través de zánganos (léase camporitas) sin experiencia previa en nada que no sean los rituales y conductas del grupo. Quienes nos gobiernan no han tenido experiencia en otro campo de la vida que no sea el de la política, y ese mismo camino están siguiendo los pendejos con estudios inconclusos pero con posgrados en batucada y "militancia" que llegan en tropel al Estado.

Ni qué hablar del reemplazo de la realidad o del sentido común por el "modelo" y el "relato", dos realidades virtuales en las que no sólo han elegido vivir sino que han proclamado como la nueva verdad de las cosas.

En la volada cae también la oposición, por el doble pecado de no saber plantear una alternativa coherente al esquema impuesto por la nueva oligarquía y por negarse a cumplir otro papel que no sea el de legalizar y convalidar todo lo que ocurre. El día que demuestren tener una identidad propia y no ser satélites despelotados del kirchnerismo es el día en que salen de esta bolsa.

Lo que de veras me preocupa de esto es que con el grado de aislamiento mental y con el acostumbramiento que tienen a respirar sus propios flatos, estos tipos no van a cambiar el rumbo hasta que pase algo tan grave que rompa todos sus esquemas y defensas contra la realidad. Mucho me temo que como están las cosas, la única forma en que se percaten de lo que está pasando sea la misma forma en la que aprendieron los nobles franceses de 1789, es decir cuando empiece a derramarse su propia sangre. Con el grado de irrealidad en el que viven, no creo que nada menor los saque de su esquema mental.

Qué quieren que les diga, ando pesimista. Espero en Dios estar completamente equivocado.

NOTA: Muchas gracias a Andy por marcarme un error muy severo de concepto en la versión original de este post, el cual ha sido revisado para corregirlo por completo.

sábado, 11 de febrero de 2012

Favores

No voy a hablar de Malvinas hoy porque prefiero guardármelo todo para el post más cercano al 2 de abril. Por eso hoy voy a otra cuestión más imaginativa. Hagamos de cuenta que no se trata de una actitud forra sino de un comportamiento genuino y pongámonos a pensar por qué la gente que dice odiar a las empresas es tan partidaria del estatismo.

Digo, me parece una contradicción. Si uno odia a las empresas, o al menos si le molesta taaaaaaaaaanto que hagan negociados con el Estado y que corrompan el sistema político y que usen sus recursos para complicarnos la vida a todos, me cuesta entender cómo esa misma persona puede preferir un sistema de organización política y económica en el que la única forma que tienen las empresas para sobrevivir es negociando con el Estado.

Si de veras odiaran tanto a las empresas como dicen hacerlo, se percatarían de que el peor favor que les podés hacer es quitarles cualquier posibilidad de ayuda estatal o de recurrir a algún burócrata fácilmente adornable para salvar las papas del fuego. Se darían cuenta de que lo peor que podés hacerle a los empresarios es dejarlos que sobrevivan solos en la selva del mercado y que paguen el costo de sus propias decisiones, en lugar de permitirles salvarse de todos sus errores con sólo una llamada a un funcionario de turno.

Si de veras le tuvieran tanta bronca a las empresas, no permitirían que les fuera tan fácil a los empresarios hacer un simple lobby para dejar que "el pueblo" sea rehén de sus malos productos o de sus pésimos servicios. Harían que fuera más fácil que muchos pequeños emprendedores se afianzaran y construyeran alternativas que en un futuro pudieran desbancar a los odiados y anquilosados empresarios corruptos y corruptores, en lugar de salvarlos para toda la eternidad haciendo que fuera muy fácil aplastar cualquier posible amenaza con el pie del Estado.

Si de veras odian a los empresarios, háganlos vivir bajo un régimen liberal en el que no haya posibilidad alguna de salvación a través del Estado, en lugar de darles lo que en el fondo siempre quieren los mediocres, los corruptos y los incompetentes: poder colgarse de otro para no pagar por sus errores.

Apoyar el estatismo es hacerle el favor más grande posible a los empresarios.

Pero bueno, es parte de las contradicciones de nuestro tiempo. Como la que experimentan todos los peronistas que insisten en que son democráticos ignorando que el peronismo es nazifascista de pensamiento, palabra, obra y omisión.

lunes, 6 de febrero de 2012

Una historia paralela de la Argentina (Anexo IV)

Una historia paralela de la Argentina (1806 - 2010)

Anexo IV. Fuerzas Armadas

Introducción

La Fuerza de Defensa Argentina (FDA) es la institución militar encargada de la defensa armada de la soberanía, patrimonio, intereses y ciudadanos de la República Argentina. El Presidente de la República es el comandante en jefe de la FDA y ejerce ese mando de forma activa, aunque actúa en muchos casos según la recomendación del Ministro de Defensa, el principal responsable político de los asuntos militares y defensivos a nivel del Gabinete.

La FDA está compuesta por tres fuerzas individuales: el Ejército Argentino, la Armada Argentina y la Fuerza Aérea Argentina. Originalmente cada una de estas fuerzas tenía una cadena de mando propia y separada que respondía al poder político, pero tras las reformas de 1976 la conducción superior está concentrada en un único cuartel general conjunto con un Estado Mayor de la Defensa cuyo jefe es el máximo oficial militar de la jerarquía argentina.

Un total de 185.000 efectivos militares integran la FDA; de estos, 122.000 pertenecen al Ejército, 32.000 a la Armada y 31.000 a la Fuerza Aérea. A éstos deben sumárseles unos 155.000 reservistas y unos 45.000 civiles empleados por la FDA en tareas administrativas y de apoyo, repartidos en una proporción similar entre los tres servicios.

Ejército

A diferencia de los casos de Canadá y Australia, en la Argentina el Ejército presenta un formidable despliegue acorde con su situación continental, y dispone de capacidades correspondientes a una fuerza mecanizada que puede desempeñar operaciones de alta intensidad.

En términos de organización, el Ejército Argentino dispone de cinco divisiones, de las cuales dos son fuerzas de reacción conformadas íntegramente por efectivos regulares, mientras que las tres restantes son entidades de defensa territorial que agrupan unidades regulares y de reservistas. De estas divisiones dependen a su vez dieciocho brigadas (nueve regulares y nueve de reserva) conformadas por tres o cuatro batallones de maniobra (infantería y caballería) apoyados por unidades de artillería, ingenieros, comunicaciones y diversos servicios logísticos y de personal.

De las dos divisiones regulares, la 1º División Argentina (1 Argentine Division) es la fuerza de intervención pesada del Ejército, constituída por tres brigadas mecanizadas (1º, 2º y 8º) capaces de desplegar tanques, artillería autopropulsada e infantería transportada en blindados a oruga en cualquier situación que requiera un alto poder de fuego. La otra división, la 4º División Argentina (4 Argentine Division) es una fuerza de despliegue rápido conformada por dos brigadas ligeras (6º y 7º) de infantería transportada en blindados a rueda y caballería ligera, además de la 4º Brigada Aerotransportada, integrada por paracaidistas y tropas helitransportadas apoyadas por elementos de aviación de ejército.

Cada una de las tres divisiones restantes tiene una jurisdicción territorial: la 2º División Argentina (2 Argentine Division) en el norte del país, la 3º División Argentina (3 Argentine Division) en la región central y la 5º División Argentina (5 Argentine Division) en las provincias y territorios australes. Estas divisiones están conformadas por una brigada regular (la 3º Ligera en la 2º División, y la 5º y 9º Mecanizadas en la 3º y 5º Divisiones respectivamente) y otras tres brigadas conformadas por unidades de reserva territorial que sólo se movilizan en caso de conflicto y que en tiempos de paz mantienen sólo los efectivos necesarios para la administración del material y la instrucción del personal. La ciudad de Rosario cae dentro de la jurisdicción de un Distrito Militar especial con funciones ceremoniales, de defensa y de gestión de reservas.

El Ejército Argentino opera según un sistema regimental heredado del Ejército Británico, en el que cada miembro de la fuerza está afiliado a un regimiento específico de su arma de servicio, al cual pertenece de forma administrativa durante toda su carrera, e incluso de forma operativa durante la mayor parte de la misma. Cada regimiento está formado por una cantidad variable de batallones regulares y de reserva, siendo los batallones las unidades básicas de maniobra y los regimientos en sí sólo instancias administrativas y de organización. Cada regimiento es responsable de la gestión del personal y los recursos de cada uno de sus batallones. El regimiento se convierte en un nexo de unión tanto profesional como social, que además da origen a una gran cantidad de organizaciones al amparo de la tradición compartida por el regimiento.

El principal tanque de batalla del Ejército Argentino es el tanque Leopard 2 de origen alemán, que equipa actualmente a la unidad de caballería de cada una de las brigadas mecanizadas; en el caso de las brigadas ligeras, el principal vehículo de caballería es una variante local del blindado ligero sudafricano Rooikat. Los batallones de infantería mecanizada cuentan con vehículos de combate de infantería Marder y blindados de transporte de personal M-113, que serán sustituídos en los próximos años por vehículos Stryker de origen norteamericano. La infantería ligera suele movilizarse en vehículos utilitarios Humvee, aunque el Ministerio de Defensa evalúa su sustitución en el futuro próximo por blindados a rueda.

El Ejército también mantiene una rama de aviación conformada exclusivamente por helicópteros, empleando unos 15 CH-47 Chinook y 80 UH-60 Blackhawk para transporte de tropas, más unos 36 AS355 Ecureuil para tareas de exploración y enlace, y 36 AH-1 Cobra para misiones de ataque, aunque en esta misión serán reemplazados a partir de 2015 por igual número de helicópteros Eurocopter Tiger.

Armada

La principal misión de la Armada Argentina es el control de los espacios marítimos en el Atlántico Sudoccidental, el Pasaje de Drake y el Pacífico Sudoriental. Para esto, cuenta con cinco bases principales (Montevideo, White Bay, Port Stanley, Ushwaya y Talcahuano) y varios apostaderos menores dispersos a lo largo de ambas costas del país.

Las fuerzas navales argentinas están divididas en dos grandes Comandos Navales, uno correspondiente a la costa del Atlántico y otro a la del Pacífico. Cada uno de estos comandos incluye una cantidad variable de "escuadrones" de entre tres y cinco buques de un mismo tipo: dos escuadrones de fragatas, un escuadrón de submarinos, un escuadrón logístico y un escuadrón antiminado; además, el Comando del Atlántico cuenta con dos escuadrones de patrullado marítimo, uno de operaciones fluviales y uno de operaciones antárticas, mientras que el Comando del Pacífico dispone de sólo un escuadrón de patrullado marítimo.

El corazón de la flota de superficie argentina está conformado por los cuatro destructores misilísticos de la clase Whitelocke, que son una adaptación argentina de los últimos destructores británicos del Tipo 42; está previsto que estos buques, construidos a comienzos de la década de 1980, sean reemplazados en el futuro próximo por otros tantos buques del nuevo diseño británico del Tipo 45. La flota se completa con las seis fragatas clase Uruguay (adaptación local de la clase norteamericana Perry) y las seis más modernas de la clase Misiones (derivadas de las británicas del Tipo 23). En cuanto a la fuerza de submarinos, la misma comprende a los cuatro submarinos clase Rosario, pertenecientes a la clase alemana 209, y a los cuatro clase Asunción, del más moderno tipo alemán 212.

Además de los buques auxiliares, la Armada cuenta con un componente aeronaval que incluye tres escuadrones de 16 helicópteros cada uno SH-60 Seahawk de origen norteamericano para operaciones embarcadas, dos escuadrones de aviones cazabombarderos Tornado (15 por unidad) para misiones de ataque aeronaval, y dos escuadrones de aviones P-3 Orion para tareas antisubmarinas y de vigilancia marítima. El Arma Aérea de la Flota espera en un futuro próximo incrementar sus capacidades de operación embarcada cuando la Armada incorpore los dos "buques de proyección estratégica" de la clase Argentina.

La Armada también dispone de un cuerpo de Infantería de Marina organizado en dos regimientos ligeros, cada uno de ellos con tres batallones regulares y uno de reserva, y un batallón de comandos navales. El 1º Regimiento de Infantería de Marina es la fuerza anfibia del país, operando desde los dos buques de desembarco dique y cuatro transportes de tropas de la Armada, mientras que el 2º Regimiento es la fuerza de operaciones fluviales, usualmente desplegados en las lanchas rápidas del escuadrón naval fluvial. El Batallón de Comandos Navales constituye el componente naval de operaciones especiales, y por lo general suele operar desde los submarinos de la flota y desde lanchas rápidas aptas para misiones de infiltración.

Fuerza Aérea

La Fuerza Aérea Argentina está organizada en ocho alas aéreas administrativas, tres de las cuales cuentan con aviones de combate. Los tres escuadrones (1º, 4º y 60º) de la 1º Ala Aérea tienen una misión primordial de defensa aérea y suelen ser desplegados a varios aeródromos del país de forma rutinaria. En cuanto a los escuadrones 2º, 21º y 58º, pertenecientes a la 4º Ala Aérea, su misión principal es de cazabombardeo y superioridad aérea sobre el teatro de operaciones. Por último, a los escuadrones 14º, 39º y 42º, de la 7º Ala Aérea, les corresponde la tarea de proveer apoyo aéreo cercano a las fuerzas de tierra.

Cada uno de los escuadrones de combate cuenta con entre 18 y 24 aeronaves. Los escuadrones de la 1º Ala Aérea están equipados con unos 70 aviones F/A-18C, mientras que los de la 4º Ala Aérea cuentan con 72 Tornado IDS y los de la 7º Ala Aérea disponen de 60 AT-63C de diseño argentino. Aunque estaba previsto que los Tornado fueran sustituidos en los próximos años por el F-35 de origen norteamericano, diversas complicaciones económicas hicieron que la Fuerza Aérea Argentina abandonara ese programa y se decantara por una versión de los nuevos F/A-18E equipada con ciertos sistemas desarrollados para el F-35, para conformar su futuro elemento de cazabombardeo.

De las dos alas aéreas asignadas a misiones de transporte y apoyo logístico, los tres escuadrones (3º, 13º y 17º) de la 3º Ala Aérea tienen a su cargo las tareas de transporte estratégico pesado con su flota de C-130J Hércules y de reabastecimiento en vuelo con sus KC-135 Stratotanker; ambos modelos serán reemplazados en un futuro próximo por variantes especializadas del nuevo EMBRAER/AAC KC-390. Por otro lado, los escuadrones 20º, 23º y 33º de la 5º Ala Aérea se ocupan de tareas de transporte aéreo táctico, para lo que cuentan con una numerosa plantilla de aviones C-295 de origen español.

Por fuera de estas unidades, la Fuerza Aérea dispone de un escuadrón de transporte especial para altos funcionarios y de numerosas aeronaves de enlace en cada base aérea. Sin embargo, la Fuerza Aérea no opera helicópteros, una capacidad que la FDA ha decidido que está mejor en manos del Ejército y de la Armada.

Cada una de las tres alas restantes presta apoyo a la Fuerza Aérea en una capacidad específica. La 2º Ala Aérea provee capacidades específicas tales como reconocimiento (8º Escuadrón), vigilancia y guerra electrónica (40º Escuadrón) y control del espacio aéreo (56º Escuadrón). La 6º Ala Aérea cuenta con un escuadrón de entrenamiento aéreo básico (6º) y otro de entrenamiento intermedio (31º), cada uno de ellos equipado con 32 EMBRAER Super Tucano, y un último escuadrón de adiestramiento aéreo avanzado (53º) que cuenta con 42 AT-63B de origen argentino. Por último, los cuatro escuadrones (81º, 82º, 83º y 84º) de la 8º Ala Aérea no cuentan con aviones, sino que despliegan misiles antiaéreos Patriot y Rapier, constituyendo así una rama más de la defensa aérea argentina en conjunto con los cazas de la 1º Ala Aérea, la red de radares y los medios antiaéreos que eventualmente puedan aportar el Ejército y la Armada.

Fuerzas Especiales

Las tres armas de la FDA aportan unidades para un Comando de Operaciones Especiales directamente dependiente del Estado Mayor de la Defensa: el Ejército proporciona los tres batallones del Regimiento de Comandos y el único batallón del Regimiento de Reconocimiento Especial, mientras que la Armada aporta al Batallón de Comandos Navales y la Fuerza Aérea cuenta con el Batallón de Operaciones Especiales.

* * *

Bueno, con esto concluyo de forma definitiva con este delirio de historia alternativa con el que he gastado demasiado espacio de la Web. Capaz que en algún momento escribo alguna reflexión final sobre todo esto y ahí sí que definitivamente la termino con todo.

Espero que les haya resultado interesante y les agradezco por su atención.

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sábado, 4 de febrero de 2012

Tres generaciones

Hay una frase que se le atribuye al industrial norteamericano de origen escocés Andrew Carnegie y que dice más o menos que "en tres generaciones se pasa de ser pobre a ser pobre". A su vez, un proverbio que dice que "ninguna fortuna sobrevive más de tres generaciones" encarna una noción similar.

Para la sabiduría expresada en ambas frases, la primera generación es la que sale de la miseria por sus esfuerzos y construye la fortuna, la segunda generación es la que mantiene lo logrado por su predecesora y la tercera es la que despilfarra todo lo ganado tan duramente y termina volviendo a la miseria.

La clave estaría en la experiencia personal que los miembros de cada generación tienen con la pobreza, es decir, con la realidad de que la disponibilidad de bienes es insuficiente para atender las necesidades existentes. La generación que construye la fortuna es consciente de esa realidad y sus esfuerzos están destinados a incrementar la disponibilidad de bienes para atender esas necesidades.

La generación que viene después puede haber experimentado esa pobreza si sus primeros miembros vinieron al mundo antes de que sus predecesores construyeran la fortuna con su trabajo, y ciertamente hace lo posible por mantener la disponibilidad de bienes para no caer en la pobreza, pero también podría argumentarse que con esta generación empieza el fin ya que nunca participó plenamente de los esfuerzos por construir la fortuna y por tanto carece de una noción cabal de lo que implica realmente salir de la pobreza.

Al nacer y crecer en la abundancia creada y mantenida por sus predecesores, la tercera generación directamente desconoce lo que realmente significa ser pobre (una vez más, no tener bienes suficientes para atender las necesidades) y tiende a comportarse como si esa fortuna y esa abundancia fueran el estado natural de las cosas.

Sin una percepción mental apropiada de la idea de esfuerzo, la realidad de la escasez, y la excepcionalidad de la abundancia, la tercera generación se permite despilfarrar y desperdiciar todo lo acumulado por las anteriores en esquemas delirantes o en satisfacciones desaforadas de apetitos grotescos, muchas veces sostenidos no sólo en la idea implícita de que la abundancia y la fortuna existen naturalmente, sino en la noción de que les corresponde porque es su derecho y no porque se lo hayan ganado realmente.

Si lo quieren ver de esta manera, la primera generación sería la de Felipe Fort... lo que nos deja una tercera generación a imagen y semejanza de la chocoloca desquiciada de Ricardo Fort.

Y mejor sería que no hablemos de la cuarta generación, la que tiene que crecer pagando las consecuencias de los despilfarros y delirios de sus predecesores, pero habiendo mamado la misma leche venenosa de creer que la prosperidad, la abundancia y la satisfacción plena de las necesidades son o un estado de naturaleza del que sólo nos puede privar un malo, o un derecho que se nos tiene que conceder porque sí. Estamos hablando de una generación a la que se le mutiló el sentido de la realidad que necesita para sobrevivir, para prosperar y para salvar algo de la herencia que crearon sus antepasados.

La frase de Carnegie y el promedio hablan de ejemplos individuales, pero es tentador tratar de pensar sobre la posible existencia un correlato a nivel sociedad de este fenómeno, especialmente teniendo en cuenta todas las cosas que están pasando en el mundo occidental.

Pensemos en Estados Unidos o en Europa, en donde hubo una generación (esa que en EE.UU. llaman "the Greatest Generation") que creció en medio de una Gran Depresión y peleó la peor guerra registrada en la historia humana para después construir la época de prosperidad, abundancia y bienestar más fantástica que se recuerde jamás. Sus descendientes, los mismísimos "Baby Boomers", son incluso una prueba de que la segunda generación también puede arruinar las cosas cuando se crece sin una perspectiva de lo realmente excepcional y demandante que es vivir y mantener un estado de prosperidad.

Y por último llegamos a la tercera generación que gobierna actualmente y que se da gustos absurdos y suicidas como un Estado de Bienestar que ya dejó de versar sobre cosas como jubilaciones dignas para no pasar los últimos años de la vida en la miseria para consagrar "derechos" tales como operaciones de cambio de sexo pagadas con fondos públicos, abortismo y "estilo de vida childfree" a rolete sin pensar que no va a haber nadie que los cuide llegando a viejos y todos los mantras multiculturalistas que insisten en ver a dos civilizaciones como iguales cuando en una, mal que mal, hay espacio para la libertad y el crecimiento personal, mientras que la otra ve con gusto la castración femenina, el terrorismo suicida y los asesinatos rituales por honor.

Si hablamos de la Argentina, nos encontramos con esa gran Generación del '80 que convirtió a lo que fue el rincón más remoto, postroso, lamentable y olvidado del Imperio Español en una de las diez economías más prósperas del mundo a comienzos del Siglo XX y en una tierra de promisión para millones de personas que rajaban de la miseria a como diera lugar. Sus hijos, los dotores que eran m'hijos de alguien, hicieron un trabajo razonablemente bueno al principio, hasta que algunos se entregaron a fantasías revisionistas, masoquistas y totalitarias que fueron el principio del fin, un fin que lo terminó de hundir una extendida tercera generación de la que los "jóvenes idealistas" son sólo la última de sus manifestaciones.

Y la cuarta generación que viene surgiendo desde entonces, criada en la noción tóxica de "donde hay una necesidad hay un derecho" y firmemente convencida de que la escasez es obra de maquinaciones enemigas y no el estado de naturaleza, marcha a paso firme hacia la pobreza inicial, confirmando por completo el argumento de Carnegie.

Ahora, tampoco vayamos a atribuir a la maldad o a la depravación este ciclo. Todo padre desea que sus hijos vivan mejor que él y que no pasen por las experiencias malas de su vida; es natural que quieran evitarle a sus descendientes el tener que repetir las peores partes de su experiencia. Y en cuanto a las nuevas generaciones, bueno, podríamos decir que lo que Natura non da, Salamanca rara vez presta. Podemos culparlos por su conducta suicida, dispendiosa e irracional, pero no por nunca haber tenido la experiencia cabal de la escasez. Sería un cliché decir que "la educación es la solución", pero también sería meterse de cabeza en otro debate tan largo como deprimente.

De todas maneras, creo que andamos en algo como eso. Al mundo occidental hace rato que se le pasó la tercera generación. Y me sorprendería muchísimo que el adagio de Carnegie no se cumpla, esta vez a nivel civilización. Ciertamente a la Argentina se le cumplió hace bastante.

jueves, 2 de febrero de 2012

Una historia paralela de la Argentina (Anexo III - Segunda Parte)

Una historia paralela de la Argentina (1806 - 2010)

Anexo III. Provincias y Territorios (Segunda Parte)

Provincia del Plata (Province of the Plate - PL)

De entre las provincias y territorios de la Argentina, la provincia del Plata es indiscutiblemente la más prominente. No sólo cuenta con la mayor población del país (12.129.844 habitantes, o poco más del 20% de la población del país), y tiene a la ciudad más grande del país, Buenos Aires, como su capital provincial, sino que su economía es la más poderosa en todos los indicadores, lo que en parte se debe a una inercia heredada del tradicional lugar que el Plata ocupó como centro administrativo y económico durante el dominio británico hasta el surgimiento de la Argentina como estado unificado.

Aunque la población angloparlante es numerosa (57,13% de la población) respecto del 35,23% que habla castellano, la provincia del Plata se caracteriza por un estilo de vida cosmopolita difícil de encontrar en otras regiones del país. Tradicionalmente se dice que por su diversidad, el Plata está atrapado entre las otras dos "grandes" provincias del país, la angloparlante Uruguay y la hispanoparlante Paraná.

En las calles de Buenos Aires y de las otras ciudades del Plata se puede disfrutar de tradiciones, estilos de vida, comidas y demás aspectos tanto de las culturas que hicieron a la Argentina como las de aquellos que eligieron el país como su nuevo hogar. Todos estos factores tienden a darle al platense promedio un aire de orgullo que suele ser confundido en el resto del país como arrogancia y suficiencia.

La economía del Plata depende en gran medida de la industria, la producción y los servicios financieros, aunque la agricultura y la ganadería ocupan lugares significativos y el comercio a través del puerto de Buenos Aires tiene un volumen de actividad sólo rivalizado por el de Montevideo en el Uruguay. El Partido Nacional gobierna actualmente la provincia del Plata, aunque el Partido Socialdemócrata mantiene una fuerte presencia además del control del gobierno de Buenos Aires.

Provincia de Río Grande (Province of Rio Grande - RG)

Río Grande es quizás la más inusual de las provincias de la República de Argentina, al ser la única con cuatro idiomas oficiales (castellano, inglés, portugués y alemán) y contar con una de las minorías lingüísticas más numerosas del país: la comunidad portuguesa, que representa el 26,36% de su población de 5.655.271 habitantes. Río Grande es una de las dos colonias establecidas en el territorio que el Imperio Británico arrebató al Imperio Brasileño durante la Tercera Guerra del Plata. La capital y principal centro urbano de la provincia es la ciudad de Santa Ana.

Río Grande cuenta con una economía tan diversificada como su composición demográfica: la industria, los servicios, el turismo y la ganadería representan proporciones del producto bruto provincial semejantes a las del promedio nacional. Como resultado de esta diversidad, Río Grande tiene una economía altamente dinámica y de entre las provincias sólo las "tres grandes" (Plata, Paraná y Uruguay) tienen un nivel de vida y de ingresos superior.

El Partido Nacional es actualmente el partido de gobierno en Río Grande y controla el gobierno local de Santa Ana, y la provincia es uno de los distritos en los que el Partido Liberal experimentó su mayor crecimiento, el cual quedó coronado con los resultados de las elecciones de 2007 que le permitieron desplazar al Partido Socialdemócrata al tercer lugar y quedar como Oposición Oficial de la provincia.

Provincia de Tehuelchia (Province of Tehuelchia - TH)

La provincia de Tehuelchia es el epicentro de la colonización galesa en la Patagonia, y hasta el día de hoy conserva un aspecto cultural y arquitectónico especial y diferente del resto del país. Aunque tiene una de las proporciones de angloparlantes más elevadas del país (59,14% de la población), su población de apenas 1.421.406 habitantes es la más baja de entre las once provincias de la Argentina. La capital de Tehuelchia es la ciudad de New Cardiff.

Tehuelchia también tiene una de las economías más rurales del país; casi el 70% de su producto bruto se deriva de la cría de ganado y de algunos cultivos marginales. El resto de la economía provincial depende del turismo, ayudado por las reservas naturales y por el singular patrimonio cultural galés, de la minería y en menor medida del comercio marítimo.

Actualmente el Partido Socialdemócrata ejerce el gobierno de Tehuelchia, y el Partido Liberal ha desplazado al histórico Partido Nacional como la segunda fuerza en la provincia. Los liberales también gobiernan la capital provincial de New Cardiff.

Provincia del Uruguay (Province of the Uruguay - UR)

La provincia del Uruguay abarca lo que en los tiempos anteriores a la conquista británica se conocía como la "Banda Oriental". Con el 67,15% de sus 8.011.797 habitantes pertenecientes a la comunidad angloparlante, la mayor proporción de todas las provincias argentinas (excepto el Territorio de las Islas del Atlántico Sur), el Uruguay es reconocido como la meca de habla inglesa de la Argentina, lo que la lleva a mantener una rivalidad amistosa con la provincia del Paraná, que representa lo mismo para los hispanoparlantes del país. Además de la población hispanoparlante residente en la provincia (26,05%), también hay una significativa minoría (3,76%) que tiene al portugués como lengua materna.

La capital de la provincia del Uruguay es la ciudad de Montevideo. Las principales actividades económicas que tienen lugar en el Uruguay son, hacia el interior de la provincia, la cría de ganado vacuno, la agricultura y el turismo, y en el área metropolitana de Montevideo, la producción industrial, las actividades financieras y el comercio. El puerto de Montevideo es reconocido como la principal terminal marítima de containers de la Argentina, y mantiene una competencia con el cercano puerto platense de Buenos Aires que se remonta a los tiempos del dominio español.

El gobierno del Uruguay está actualmente en manos del Partido Socialdemócrata, con el Partido Nacional ocupando el lugar de oposición oficial. Sin embargo, el dominio que los socialdemócratas tenían sobre las instituciones provinciales casi desde el nacimiento de la República empezó a tambalear luego de que el Partido Liberal se hiciera con el gobierno de Montevideo en los comicios de 2007.

Territorio de la Capital Federal (Federal Capital Territory - ROS)

Este territorio ubicado a ambas márgenes del río Paraná abarca a la ciudad de Rosario propiamente dicha; el resto de las localidades de la conurbación metropolitana del Gran Rosario caen bajo la jurisdicción de las provincias del Paraná y de la Mesopotamia según la margen del Paraná sobre la que se ubiquen. De acuerdo al último censo, el Territorio de la Capital Federal tiene 1.847.250 habitantes, con una proporción excepcionalmente pareja de residentes de habla inglesa y española (47,65% y 46,19% respectivamente), y modestas comunidades germanoparlantes y lusoparlantes.

Las actividades principales del Territorio de la Capital Federal han sido históricamente las vinculadas con el apoyo a las funciones políticas y administrativas que tienen lugar en Rosario, seguidas por el turismo, aunque en años recientes ha crecido la actividad financiera y bancaria, y el puerto de la ciudad ha cobrado un gran ímpetu como punto de salida para la producción agropecuaria de las regiones circundantes. Este hecho ha provocado más de una disputa entre las autoridades federales y territoriales, y los gobiernos paranenses y mesopotámicos.

El Jefe de Gobierno, el Consejo Ejecutivo y la mayoría de las bancas de la Asamblea de Rosario pertenecen al Partido Nacional, con el Partido Socialdemócrata en segundo lugar como Oposición Oficial, una modesta pero creciente presencia del Partido Liberal, y un pequeño número de bancas ocupadas por varias agrupaciones vecinalistas.

Territorio de las Islas del Atlántico Sur (South Atlantic Islands Territory - SAI)

Este territorio comprende a los archipiélagos de la Tierra del Fuego, de las islas Falkland y de las islas Georgias del Sur. Su población presenta la proporción más elevada de angloparlantes de nacimiento, con un 78,22% de los 253.655 habitantes registrados que se identifican como tales. La reducida comunidad hispanoparlante (19,35%) se concentra en la ciudad de Punta Magallanes en Tierra del Fuego; la presencia de argentinos de habla alemana y portuguesa se reduce a algunos miles de habitantes desperdigados por las Falkland o las inmediaciones de Ushwaya, respectivamente.

Las principales actividades económicas del Territorio son la pesca, el turismo y la cría de ganado ovino, a lo que se le suma desde hace algunos años la explotación de hidrocarburos. La capital del Territorio es la ciudad de Ushwaya, ubicada en la Isla Grande de Tierra del Fuego; la ciudad de Port Stanley sirve como un "centro administrativo especial" para las Islas Falkland.

Aunque ocupadas en el mismo período que el resto de la región patagónica, las Islas del Atlántico Sur jamás fueron elevadas al rango de provincia por el gobierno federal debido a "razones de orden estratégico". El hecho de que permanecer en la condición de territorio sólo significa que el gobierno federal es el único que puede modificar las normas constitutivas vigentes no ha impedido que exista un fuerte movimiento popular a favor de la creación de una nueva provincia (habitualmente llamada "Drakia") en el territorio de las Islas. Curiosamente, este movimiento es fuerte únicamente en la Tierra del Fuego, ya que en las Falkland existe un movimiento propio que busca la separación de este archipiélago del resto de las Islas del Atlántico Sur y su constitución como un territorio separado.

Las Islas del Atlántico Sur son el único distrito habitado de la República de Argentina cuyo gobierno funciona mediante un sistema apartidario. Aunque los grandes partidos políticos tienen presencia en el territorio y disputan los comicios federales y las elecciones para la Asamblea Legislativa local de forma idéntica a la que lo hacen en el resto del país, el Consejo Ejecutivo del territorio está integrado por representantes de todos los partidos políticos con bancada en la Asamblea Legislativa.

Territorio Antártico Argentino (Argentine Antarctic Territory - ANT)

El Territorio Antártico Argentino es el nombre con el que la Argentina designa a la porción de la Antártida que reclama para su soberanía, la cual consiste de un triángulo con vértice en el Polo Sur, base en el Paralelo 50° Sur y lados en los Meridianos 20° y 90° Oeste. Carece de capital propiamente dicha o de poblaciones permanentes, a excepción de las diez bases científicas argentinas y de los 500 científicos y militares que se rotan en períodos fijos para ocuparlas.

Aunque existe una administración formal del Territorio que es ejercida por el Ministerio de Asuntos Exteriores argentino, la autoridad internacionalmente reconocida de la Argentina sólo se limita a las diez bases que el país mantiene en el continente blanco, ya que el Tratado Antártico no reconoce ningún reclamo territorial sobre la Antártida. Este Tratado también limita la explotación económica de la Antártida, la cual es inexistente más allá de ciertas expediciones turísticas y cruceros.

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