sábado, 26 de diciembre de 2009

Ensalada navideña

Lo previsible

Cuando estatizaron las jubilaciones, los que estábamos y estamos en contra de ese choreo monumental dijimos que para lo único que iba a servir era para darle al Gobierno K una caja millonaria para usar como se le viniera la gana. Si era para un proyecto clientelista, tanto mejor. Este año nos demostró que "la platita" de "nuestros abuelos" se usó para todo lo que se le cruzara por la cabeza a la parejita perversa, menos para lo que debía ser usada. Es que la ANSES es la alcancía privada de los K, quéseleváser.

Cuando estatizaron Aerolíneas, los que estábamos y estaremos en contra de la resurrección de una incompetente empresa estatal dijimos que iba a servir únicamente para acomodar amigos del poder en puestos ejecutivos, para dar servicios exclusivos a los allegados al matrimonio y para volver a afanar millones en contratos dudosos. Y los múltiples y vacíos vuelos semanales a Caracas, el vuelo privado que usaron los directivos de la empresa y sus amigos para ir a Montevideo a ver Argentina-Uruguay, el nombramiento de eminencias aeronáuticas como el hijo de Recalde y no sé quién más, y el escándalo de sobreprecios (o "precios políticos", según el sincericidio de la Tarada) por los aviones de Embraer, nos dieron la razón.

Cuando aprobaron la Ley de Medios K, los que estábamos y estaremos en contra de esa monstruosidad dijimos que iba a servir únicamente para crear el multimedios K y dar los otros medios a los chupamedias de siempre. Y desde los emprendimientos mediáticos del imbatible dueño de Pravda/12 y El Argentino (se me escapa el apellido), pasando por el nuevo multimedios de aire K que integrarán Canal 7, Encuentro, Paka Paka, Incaa TV y Télam TV, sin mencionar Telesur, además de los rumores de compra de Telefé o de Canal 9 por parte de los chupamedias de siempre, y sin olvidarnos de la bochornosa composición de los organismos de control, toda la experiencia de la "Ley de la Democracia" nos dio la razón.

No es por habilidades excepcionales. Es que en la Argentina cosas como estas son previsibles desde el momento en que se las propone.

Pero la lógica argentina, como lo dicen los amigos de El Opinador Compulsivo, es que "esta vez seguro que sale bien".

La desmesura

Se creía omnipotente el tuerto.

Quiso presentarse como candidato por un distrito en el que no cumplía los requisitos, y pudo hacerlo. Perdió como en la guerra.

Arrastró a un montón de arrastrados como "candidatos testimoniales" (o "de mentiritas", como diría el Chavo del Ocho), y todos terminaron huyendo como ratas por tirante.

Se creía tan poderoso que pensó que aliarse con impresentables como Moyano, D'Elía y Bonafini le iba a servir, y así le fue.

Le declaró la guerra a todos los medios de comunicación del país, y ahora los únicos que hablan bien de él son Canal 7, Télam, Pravda/12 y El Argentino. Y le llueven los juicios y fallos en contra a su "ley de medios de la democracia".

Pensó que podía prepotear aún estando en minoría, y la oposición le escupió tanto el asado en la Cámara de Diputados que todavía siente el gusto a saliva en el paladar.

Y todavía dice que lo suyo de este año "no fue una derrota".

Así les va a los desmesurados.

Avatarado

Ahora resulta que Avatar, el nuevo megaproyecto de James Cameron, es en realidad una insufrible e interminable fábula ecologistoide en donde los humanos, o más bien los empresarios y militares, son los malos que invaden otro planeta y quieren acabar con una pacífica raza de indígenas extraterrestres que viven en permanente contacto con la Madre Gaia (o como se llame allá) y en armonía con la naturaleza, sólo para extraer un mineral que pueda ser vendido en la Tierra.

Aparentemente, la película muestra una batalla épica en donde estos indígenas aliens, montados en extraños bichos voladores, son capaces de derrotar a los Marines humanos y su avanzada tecnología en lugar de ser exterminados como le corresponde a cualquier fuerza idiota que quiera enfrentarse con arcos, flechas y garrotes a un ejército con armas de fuego.

Eso sí, toda esta fábula ecologista que lamenta la desconexión de los humanos con la naturaleza, la ambición y codicia empresarial y la brutalidad militar viene envuelta en lo último de la tecnología de animación por computadora, y acompañada por una potente campaña de marketing.

La hipocresía de Cameron nos exime de mayores comentarios; lo único que voy a decir es que, de no ser por los desarrollos que proporcionó el capitalismo occidental que tanto parece odiar, hubiera tenido que hacer Avatar con las técnicas de animación de "Obrero y Parásito", aquel inimitable corto del universo de Los Simpsons sobre el gato y el ratón favorito de Europa del Este.

Improvisado

Mauricio Macri lo es. Y en grado sumo.

Después de la triste historia de la Metropolitana, en la que le regaló una pelota en el área con el nombramiento de un procesado como cabeza de la nueva fuerza, y de la marcha atrás (je) con lo del matrimonio gay, que pareció un ejemplo de libro de texto sobre lo que hay que hacer para inflamar a la oposición y alienar a los propios votantes, Macri nos regaló el triste y bochornoso affaire Posse.

Si tu ministro abre la boca y te "marca la cancha" en temas sobre los que no querés hablar, le mandás la orden perentoria de callar la boca lo antes posible. Si el tipo que nombrás tiene capacidad para la tarea, lo sostenés; si no, no lo nombrás. Si lo considerás políticamente relevante, lo sostenés contra viento y marea como hacen los K con el impresentable de Aníbal; si es un lastre y sabés que es un lastre, ni lo nombrás.

Pero no. Otra vez Mauricio demostró que es un improvisado y una gran decepción. Otra vez dejó picando la pelota en el área, esta vez en beneficio de los inmundos e impresentables sindicalistas de la "educación pública" porteña.

Si el tipo quiere llegar a Presidente, más vale que ponga las barbas en remojo.

De lo contrario, que ni piense en presentarse.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Libertad y estatismo

En lugar de deprimirme hablando sobre la pseudo-amenaza de muerte que recibió la Yegua-Pescado (todavía me río de la imagen de tres o cuatro militares octogenarios retirados jodiendo con un walkie-talkie para agarrar la frecuencia del helicóptero presidencial y poner "Avenida de las Camelias", o sobre cómo Aníbal Fernández se cree más ducho en derecho que la Corte Suprema de Justicia de la Nación, voy a limitarme a acercarles extractos de un texto que leí por estos días, de un autor norteamericano llamado Victor Davis Hanson, que tiene la rara y apreciable virtud de la claridad en la exposición. La traducción del inglés original es mía.

Porque a veces, hace falta poner las cosas en los términos más claros y concretos posibles, y no dejarse llevar por los devaneos y sanatas típicas de intelectual francés desocupado a las que apelan los progres, y que lo único que hacen es revolver el río para que ellos ganen como pescadores.

La larga marcha de California a Copenhague

Todavía estamos en un gran debate público entre el capitalismo y el socialismo, la libertad individual versus el estatismo, algo extraño teniendo en cuenta que cientos de millones en todo el mundo han escapado de la pobreza en los últimos 30 años gracias a la difusión del libre mercado de inspiración occidental.

Muchos escogen su lado del debate en base a su propia situación. A veces los más independientes y seguros que han florecido con el capitalismo lo promueven, mientras que los más dependienes que no pudieron lo detestan.

En otras oportunidades es la mente realista enfrentada a la idealista. Y también podemos concebir la división como una dicotomía antigua entre la visión trágica y la terapéutica: o el hombre nace como una criatura lamentable y debe fortalecerse a sí mismo a través de la negación de los apetitos, o es por naturaleza maravilloso pero corrompido por las cargas que le impone la sociedad.

Por un lado, están aquellos que creen que la libertad personal y social le ganan al igualitarismo y a la fraternidad. Nah, no creen en dejar morir a los menos exitosos, pero buscan ayudar a quienes no les va tan bien en el escenario abierto mediante tres mecanismos:

1) un gobierno limitado que sólo en casos extremos ayudaría únicamente a los necesitados, a los enfermos, a los discapacitados y a los mayores de edad (no más asistencia social para la autoestima o becas estudiantiles de seis años);

2) confianza en la capacidad de emprendimiento, en la libertad de acción, y en la empresa privaa para llegar a un crecimiento económico real que agrande la torta en lugar de estar eternamente discutiendo por los pedazos de un todo que disminuye;

3) una cultura de la vergüenza que hace que los más exitosos ayuden a los menos en su familia, en su comunidad y en su nación a través de la filantropía y la donación privada.

Del otro lado están aquellos que desean un gran gobierno para asegurar la igualdad de resultados. Su noción es que la responsabilidad personal, el talento, el comportamiento, la suerte, el destino, etcétera, no determinan por sí mismos por qué a alguien le va bien y a otro no tanto. En lugar de eso, está la insidiosa opresión racial, de género y de clase en todos lados, siniestras fuerzas activas que conspiran para mantener abajo a aquellos que de existir un sistema justo florecerían.

Por lo tanto un gran gobierno paternalista, omnisciente y omnipotente debe entrar en escena, sofrenar a los caballos salvajes, domarlos y ponerles el arnés para que tiren de la carreta colectiva. Al final del día, aquellos que disfrutan trabajar muchas horas, comenzar nuevos negocios o asumir riesgos pueden seguir haciéndolo por el puro placer de hacerlo; mientras otros que eligen no hacerlo acabarán teniendo la misma casa, el mismo auto, la misma cobertura médica, la misma universidad y las mismas oportunidades de viaje. ¿Acaso el hijo al que le gusta estar tirado en casa los sábados a la mañana debe quedarse sin comer, sólo porque no ayuda a su hermano a cortar el césped? ¿Es más feliz por su vagancia, o mejor el otro por su esfuerzo?

Una clave para entender la mente estatista es el convencimiento de que la compensación es inherentemente injusta: ¿por qué un neurocirujano que extrae exitosamente 3 meningiomas por día debe cobrar más que el pobre empleado de limpieza que le pasa el trapo al linóleo entre las operaciones? El primero obtiene un mayor status de cualquier manera, ¿así que por qué profundizar la herida de la desigualdad dándole una paga desigual al otro?

(...)

En realidad, en cierta manera, la economía mundial depende diariamente de que algún ingeniero, granjero, arquitecto, vendedor de radiadores, camionero o plomero se levanten a las cinco de la mañana, vayan a trabajar, se esfuercen duro y produzcan verdadera riqueza para que un enjambre de burócratas, reguladores y redistribuidores puedan manejar la correcta asignación de buena parte de la riqueza natural producida.

Todo el sistema, desde California hasta Copenhague, seguirá funcionando mientras las clases productivas sientan que todavía hay incentivos para levantarse de la cama a las cinco de la mañana. Cuando no lo sientan más, se cortará la corriente que alimenta miles de engranajes y palancas, y el mundo se parecerá más a Ecuador o Somalía que a los Estados Unidos.

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¡Hasta la próxima y muy Feliz Navidad para todos ustedes!

sábado, 12 de diciembre de 2009

ARBA, Júpiter, los Pomar y la incompetencia del Estado

No sé si las han notado, aunque creo que sí dada la manera en que supieron invadir la Interné y los medios, pero la Gestapo fiscal bonaerense llamada "Agencia de Recaudación Provincia de Buenos Aires" ha lanzado una campaña publicitaria que, como de costumbre, exalta sus capacidades y la tecnología que tiene a su disposición para la noble tarea de divorciar a un ciudadano de su dinero.

Una de estas propagandas, con un tono que recuerda a las advertencias de "La resistencia es fútil" de los Borg de Viaje a las Estrellas (este fue el momento nerd de hoy), le pregunta al contribuyente que cómo se le ocurre pensar que ARBA no va a encontrar su pileta no declarada si ellos usan la misma tecnología que se emplea "para estudiar el suelo de Júpiter" y "el agua de Marte".

¿El slogan de la campaña? "ARBA: Un Estado inteligente para una sociedad más justa".

¿Ven el problema?

¿Todavía no?

¿Quieren ir a hacerse un Nesquik y pensarlo mejor? Yo los banco por acá.

Bueno, che, acá va el problema que los publicistas de la Gestapo fiscal ignoraron:

JÚPITER NO TIENE SUELO. ES UN GIGANTE GASEOSO. NO ESTÁ COMPUESTO POR MATERIA SÓLIDA, SINO POR HIDRÓGENO Y HELIO EN DISTINTOS ESTADOS DE CONDENSACIÓN. CARECE DE UNA SUPERFICIE DEFINIDA QUE LOS MODERNOS MEDIOS DE DETECCIÓN DE ARBA PUEDAN ESTUDIAR.

El "Estado inteligente" desconoce información disponible en un manual de Geografía de primaria, y encima presenta ese desconocimiento como un éxito y como base de la razón por la cual resistírsele es fútil. Ese es el mismo Estado que quiere tu dinero porque te dice que sabe cómo gastarlo mejor en beneficio de los demás.

Si piensan que estoy siendo pijotero, no se los descarto, aunque el Estado argentino en sus distintos niveles no merece más que desprecio, sorna y el máximo pijoterismo que pueda lograr. Pero no les costaba nada a los pelotudos de ARBA, en interés de la credibilidad y respeto que quieren hacerse imponer entre los contribuyentes, chequear bien los datos.

Podían haber hablado de la atmósfera de Júpiter, que la tiene de sobra, o del suelo de Venus, que existe de verdad y que de verdad requiere de avanzada tecnología para poder ser estudiado, al estar cubierto el planeta entero por una atmósfera densísima de nitrógeno, dióxido de carbono y nubes de ácido sulfúrico. O sea, la composición habitual del aire que se respira en la Casa Rosada y en el Congreso, por no decir lo que tiene la Presidenta y su gabinete entero entre las orejas.

Por supuesto, no descarto que la voracidad fiscal del sector público argentino llegue al extremo de poner un impuesto al uso del hidrógeno de Júpiter como combustible, o establecer retenciones a la importación de las algas que se especula que existen debajo de la superficie de Europa, una de la lunas de Júpiter. Dios sabe que ya le han asestado impuestos a todo lo que vive, respira, se mueve y crece en la Tierra.

...

OK, al principio, este post iba a quedar así en la joda e iba a tratar de extraer conclusiones a partir de ello. Sin embargo, nunca pensé que el Estado iba a darme una muestra de su manifiesta e irrecuperable estupidez que fuera en idénticas partes brutal y cruel, y que a la vez dejara en claro que si hay algo que no tiene, es la cualidad de "inteligente".

Me refiero, claro está, al caso Pomar. Qué manera de pasar del grotesco de una propaganda con un error científico increíble a un caso de incompetencia supina.

Las fuerzas de seguridad del Estado inteligente para el que ARBA pretende recaudar más fueron incapaces de encontrar en 24 días un auto volcado a quince metros de la ruta que la familia "desaparecida" usaba rutinariamente, la misma ruta que anunciaron que iban a usar para ese viaje, la misma ruta en donde se los vio en dos oportunidades tras pasar por puestos de peaje (lo que además disminuía el tramo en donde era factible la búsqueda), la misma ruta en donde en dos oportunidades se llamó al 911 para avisar de un auto volcado.

En 24 días de frenética cacería humana, el Estado bonaerense fue incapaz de encontrar un auto volcado que estaba a la vista de todo el mundo en el primer lugar en donde tendrían que haber buscado.

¿Vieron alguna vez un fractal? ¿Esas figuras hiperdetalladas en las que su diseño básico se repite hasta el infinito en todas las escalas a las que se lo puede ver? Bueno, el caso Pomar es un caso fractal: cada nueva ampliación y acercamiento al mismo nos muestra un nuevo, glorioso e increíble conjunto de detalles de incompetencia, repitiéndose y repitiéndose ad infinitum et ad aeternum, per omnia saecula saeculorum.

El nivel de incompetencia exhibido en todos los detalles del caso es tan atroz y tan generalizado que, si estuviéramos viviendo en Japón, a los involucrados desde la DDI hasta el Ministerio de Seguridad no les quedaría otra salida honorable más que el suicidio ritual.

La impecable reflexión sobre el caso que hizo el Groncho que termina con una hipotética defensa de Stornelli en la que afirmaría que estaban buscando un Duna con una familia adentro y no un auto volcado en la banquina no sólo es graciosa, sino que da de lleno con el nivel de los argumentos con que se defiende el Estado argentino cuando se le echa en cara sus rotundos y absolutos fracasos. En eso, Stornelli no se diferencia de Aníbal Fernández, ese ser que yo empiezo a ver cada día más como la corporización perfecta del Estado Argentino.

¿Es éste el Estado Inteligente al que le tenemos que dar plata para lograr una sociedad más justa? Lo mejor que puede hacer el contribuyente bonaerense es guardar su plata lejos de las garras de ARBA o del molusco inútil de Daniel Scioli y, si quiere efectividad contra la delincuencia, armarse por su propia cuenta u organizar su propia defensa con los vecinos de su barrio, porque de un Estado inútil que no sirve ni para espiar, no puede esperar absolutamente nada.

He ahí el Estado Inteligente que Supimos Conseguir para el Gran Pueblo Argentino Salud. Una mole bruta, obesa, indolente, incapaz, orgullosa de su incapacidad en lugar de avergonzada, atrofiada en sus partes útiles y desmesurada en sus desperdicios, deseosa de hacerlo todo cuando es inútil para las funciones básicas que debe llevar a cabo, e insaciable en su voracidad y hambre de más y más dinero para desperdiciar en Dios sabe qué cosas.

Ah, y que cree que Júpiter tiene suelo.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Do not feed the penguins

Realmente no sé qué pensar.

No me malinterpreten, disfruté como un loco el ver cómo por una vez en la vida la oposición le escupía la fiesta a Néstor Kirchner y sus secuaces en la mismísima Cámara de Diputados y obligaba al Néstor a bajar al recinto con la frente marchita. Escuchar a Agustín Rossi lloriqueando y exigiendo que no se le impusiera una "rendición incondicional" al bloque del Frente para la Victoria's Secret cuando él había hecho aplicar la regla de la mayoría a rajatabla para que "no se toque ni una coma" durante seis años fue un gusto digno de los dioses.

Pero les voy a ser honesto, me quedé con ganas de más. Los quería aplastados como cuis en la Ruta 2.

El mal gusto de seis años de prepotencia, patoterismo y servilismo abyecto no se va sólo porque le hayan juntado un quórum en contra a los kirchneristas. La oportunidad era perfecta para humillar a los pingüinados, para hacerles sentir el peso de la mayoría como tantas veces ellos lo hicieron, para reducirlos a una irrelevancia parlamentaria desde la que no pudieran dañar al país como lo vienen haciendo desde el 2003.

Era el momento perfecto, sobre todo después de seis meses en los que hicieron lo que se les cantó el culo, para hacerles sentir con toda la furia el odio y el desprecio que fueron cosechando en la sociedad argentina.

Como mínimo, se lo merecían.

Creo personalmente que la oposición se equivocó feo al darle a los kirchneristas el changüí de tener la presidencia y la mitad menos uno de las comisiones principales, y una de las vicepresidencias de la Cámara. Creo que pecaron de generosos con esa oferta, especialmente al hacérsela a una facción política que no hubiera dudado en aplastarlos por completo si las circunstancias hubieran sido diferentes.

Néstor Kirchner no es un Tony Blair que se ajuste a reglas parlamentarias. Es un animal, un patotero y un ser despreciable que no entiende de apego a las reglas, caballerosidad o decencia. En cuanto vea una grieta por la que se pueda meter, la va a abrir con todas sus fuerzas y va a asestar un golpe durísimo. Y ahí nos vamos a arrepentir todos, vamos a preguntar primero cómo puede ser que un tipo políticamente muerto como él se haya recuperado, y después vamos a putear a los que le tendieron la mano cuando debieron haberle dado el tiro político de gracia.

No estoy verseando. Lo vimos después de la 125 con la estatización de Aerolíneas y de las AFJP. Lo vimos después del 28 de junio con la Ley de Medios, los superpoderes, la emergencia económica y la reforma política. Cada vez que con justificada alegría festejamos la implosión política kirchnerista, los meses siguientes nos mostraron a un kirchnerismo zombie pero activo. Y con tremenda capacidad de daño.

Mucho me temo que lo único que logró la oposición con las autoridades consensuadas fue darle un nuevo respiro a Kirchner. Y como siempre, él va a agradecer la gentileza con traición. Está en su naturaleza, no lo puede evitar. Mal bicho nació, mal bicho es y mal bicho seguirá siendo hasta el día en que estire la pata.

Quizás las condiciones excesivamente generosas (aclarando que para mí ya es excesiva generosidad siquiera darles a los kirchneristas la oportunidad de opinar sobre la conformación de la cámara) que ofreció la oposición se deban a que el consenso logrado no daba para nada más fuerte. Hipótesis creíble considerando que el quórum opositor incluía al asesino de Miguel Bonasso, a la aborrecible Victoria Donda y a la banda de alegres bolches mercenarios de Macaluse y Lozano.

Quizás la oposición le dio al kirchnerismo una clemencia totalmente inmerecida habida cuenta de que Kirchner seguirá estando en el gobierno a través del títere de su esposa, y que su capacidad de daño es inconmensurable. Quizás pensaron que no estaba el horno para los bollos que podía provocar un Kirchner arrinconado y golpeado. Quizás pensaron que así evitaban el riesgo cierto y creíble de que Néstor, a través de la módica Cristina, intentara un Fujimorazo Nac&Pop y gobernara por decreto por el resto de su mandato... o incluso después del mismo.

O quizás quisieron dar una muestra de superioridad. Mostrarse como tipos bien paridos en comparación con los detritos humanos que siguen a Néstor. Presentarse ante la sociedad como gente más abierta al diálogo, a la negociación y a la convivencia sana con gente que no piensa como ellos. Aparecer, en suma, como mejores que los Kirchner y sus seguidores.

Quizás las tres razones que mencioné arriba hayan sido la motivación detrás de un acto de generosidad que a partir de ellas intelectualmente pueda comprender, pero emocionalmente no.

Quizás hayan tenido razón al hacer las ofertas que hicieron, y quizás las consecuencias del mismo sean mucho mejores que las que yo imagino.

Quizás ellos hayan tenido razón y yo simplemente esté equivocado, y hable desde el resentimiento que esos seres me despiertan, y de la precaución que me impone haber visto tantos bifes que le propinaron a la sociedad cuando ésta pensaba que podía respirar tranquila.

Ojalá.
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