sábado, 30 de abril de 2011

Una cuestión de vergüenza

Por favor, les pido piedad con mi siguiente texto, el cual puede adolecer de falta de coherencia o de cohesión en algunas partes...

Soy de la opinión de que una sociedad perdurable y sana tiene que basarse en una confianza de cada uno respecto de los demás, que a su vez se sustenta en tres cosas: temor al juicio de la propia conciencia, temor al juicio de nuestros pares a y temor al juicio de las leyes. Uso "temor" en el mismo sentido que la Biblia lo usa para hablar del "temor de Dios", es decir, temor en tanto que respeto y reverencia más que miedo, aunque una pequeña dosis de miedito a esas tres cosas no vienen nada mal.

Los límites a nuestro comportamiento tienen que venir, primero y principal, de tener principios éticos y morales tan arraigados en nuestro interior que su traición nos haga sentir asco de nosotros mismos. Si somos capaces de superar el juicio de nuestra conciencia, debe existir el temor al reproche, la condena y la humillación de nuestros pares. Sólo entonces podemos pensar en que las leyes son algún disuasivo para la conducta humana, porque para el que es capaz de vivir en paz con su conciencia y con la opinión pública después de cometer crímenes de todo tipo, las leyes no son más que papeles sin sentido y fáciles de engañar.

De ahí nace esa confianza elemental, aunque más no sea a nivel instintivo, de que hay ciertos límites que no se cruzan, ciertos actos cuya puesta en práctica es inimaginable, ciertos principios que se presumen compartidos, ciertos compromisos cuya violación es un acto imperdonable; sólo sobre esa confianza elemental se puede construir una sociedad perdurable. La confianza es algo maravilloso, precioso e inimaginablemente frágil. Al igual que la inocencia, no sobrevive a la traición, y una vez perdida es tan difícil de recuperar que no estaría fuera de lugar compararla con la virginidad.

En una sociedad donde existe esa confianza, la violación de la misma provoca horror, incredulidad, espanto e ira. En cambio, en una sociedad cuyos miembros viven esperando y temiendo que de cualquier lado y de cualquier otra persona les llegue la traición, el engaño, la falsedad y el abuso, esos mismos actos apenas despiertan la resignación y el desinterés de quien puede decir "yo se los dije".

La Argentina es una sociedad de este último tipo, en la que vemos a diario comportamientos, actitudes, opiniones y hechos que deberían llenarnos de repugnancia pero que no mueven el amperímetro de nadie, mucho menos el de sus propios perpetradores, que se mueven con absoluto desparpajo porque pueden vivir acallando sus conciencias y porque saben que la sociedad no les va a reclamar nada; el temor a las leyes es una cuestión meramente formal para ellos.

¿A qué se debe esto? Quién sabe, un poco de culpa la tendrán los padres que han renunciado a cualquier intento de enseñarles a sus hijos que hay límites en la vida y que sus caprichos no son la ley suprema, otro poco lo tendrá un sistema escolar (el adjetivo "educativo" le queda demasiado grande) que ya ni siquiera intenta preparar a las futuras generaciones para que cumplan sus deberes y ejerzan sus derechos de manera responsable, un pedazo más de culpa le tocará a una sociedad que por cada ejemplo que da a conocer de esfuerzo, dedicación y honestidad tiene otros diez de acomodo, trampa, transa y mediocridad capaces de desanimar al más decidido y desesperar al más optimista, y bastante más le tocará a una concepción falsamente progresista que se adueñó de la cultura para decidir que es inútil cualquier pretensión de determinar comportamientos correctos e incorrectos, o siquiera afirmar que algo es verdadero en contraposición a algo que es falso.

Muchachos, nuestro problema no es que no se respetan las leyes. Ojalá ese fuera nuestro problema. Lo que nos pasa es algo mucho peor, es un fenómeno que tiene en un extremo a estas nuevas generaciones de animalitos que andan por la vida rompiendo por romper y que en el otro extremo tiene a los que roban fortunas y ni siquiera sienten el impulso a ocultar sus delitos por temor a un repudio social que de todos modos nunca va a llegar; es el fenómeno de vivir en una sociedad en donde se han destruído todos los límites que puedan ponérsele al desenfreno humano.

En nuestra clase dirigente, que es reflejo de nuestra sociedad aunque decir esto sea ya un lugar común, sobran los ejemplos de aquellos que hoy defienden lo que ayer condenaban y que pasan a maldecir lo que antes aclamaban, junto a aquellos a los que les tiene sin cuidado la posesión de frondosos prontuarios o la carga de grandes desastres sobre sus espaldas y conciencias. Un Moyano que habla de defender a los pobres cuando hace rato que se lo puede contar entre los millonarios del país, un Ibarra al que no le pesan doscientos muertos en su conciencia como para impedirle insistir con una carrera política, una Fernández de Kirchner que no ve como incompatible su presunta defensa de los derechos humanos con las solicitadas firmadas durante el proceso o las fotos de su marido con generales y gobernadores militares... podríamos estar horas en esa lista.

Plantear que nuestro problema es que no hay suficientes leyes o suficiente control del Estado para evitar que nos comportemos mal es admitir implícitamente que somos un rejunte de animalitos incapaces de controlarnos a nosotros mismos o de sentir culpa por violar las más elementales normas de convivencia.

Vivimos en algo peor que una sociedad que no respeta las leyes; vivimos en una sociedad que ha perdido cualquier noción de vergüenza, y ante eso no sirve de nada tener las mejores leyes redactadas por el ser humano. Vivimos en una sociedad hipócrita que de la boca pa'fuera repite los postulados rousseaunianos de la bondad básica del ser humano, mientras su falta de vergüenza, su falta de repudio y su desprecio por las leyes la condena a vivir una vida en común que cada vez más se parece a aquella descripción que hiciera Hobbes sobre el estado de naturaleza en el Leviatán:

"(...) en una situación semejante no existe oportunidad para la industria, ya que su fruto es incierto; por consiguiente no hay cultivo de la tierra, ni navegación, ni uso de los artículos que pueden ser importados por mar, ni construcciones confortables, ni instrumentos para mover y remover las cosas que requieren mucha fuerza, ni conocimiento de la faz de la tierra, ni cómputo del tiempo, ni artes, ni letras, ni sociedad; y lo que es peor de todo, existe continuo temor y peligro de muerte violenta; y la vida del hombre es solitaria, pobre, tosca, embrutecida y breve."

sábado, 23 de abril de 2011

El lenguaje de la izquierda

El otro día, en una de mis habituales recorridas por Internet, me topé con este artículo llamado "The Lingo of the Left" ("La Jerga de la Izquierda"), de David Solway, en el que trata uno de los fenómenos más perniciosos de nuestros días: la forma en la que la izquierda se apodera del lenguaje y lo prostituye.

'Ta bien, se puede argumentar que en política el lenguaje está más prostituído que los elencos de Bailando por un Sueño, pero la forma en que la izquierda lo hace es equivalente a la de una red de trata de blancas.

El artículo a veces se pone medio denso y la traducción fue un tanto jodida, pero igual es interesante, aunque sea para poner en orden las propias ideas y leer lo que uno a veces piensa pero le cuesta expresar.

La Jerga de la Izquierda

En la comunidad cerrada del mundo intelectual de la izquierda, no se permite la entrada de palabras sospechosas, ideas abrasivas, o eventos que perturben su tranquilidad mental y sus convicciones arraigadas. Vive en un dominio enquistado y autorreferencial protegido contra incursiones no bienvenidas. Por tanto, en su visión del mundo suele escasear la expresión de duda, incertidumbre, o hipótesis. Sus postulados fundamentales están usualmente libres de contexto o empobrecidos de contexto, en el sentido de que la izquierda trata de negar la existencia de referencias pragmáticas. El significado está usualmente mediatizado por un proceso de exclusión referencial, un evitamiento o incluso una ignorancia voluntaria de "los hechos de la cuestión". Puede ver lo que es demostrable que ocurre delante de sus ojos y decidir que no está ocurriendo. Luego movilizará el lenguaje para postular y describir una realidad falsificada, un mundo fraudulento.

David Jenkins se pregunta: "¿Es posible que el izquierdismo sea una enfermedad mental?". De hecho es una enfermedad de la mente de proporciones epidémicas, arraigada en una relación ablativa con la experiencia, una orientación "lejos de ella". Su etiología puede ser difícil de evaluar - ¿Lavado cerebral temprano? ¿Infantilismo prolongado? ¿Resentimiento corrosivo? ¿Aborrecimiento de sí mismo? ¿Química defectuosa? - pero una cosa es cierta. Su lenguaje congenial es tanto su síntoma primario como su principal facilitador.

Es como si la izquierda hubiera malinterpretado brutalmente el famoso principio del lingüista suizo Ferdinand de Saussure en su Curso de Lingüística General sobre la arbitrariedad del signo lingüístico. Saussure postulaba que las palabras obtienen su significado de acuerdo con su relación diferencial respecto de otras palabras en un sistema lingüístico autónomo, aunque no llegó tan lejos como para divorciar la palabra de la cosa que en última instancia simboliza. Pero esto es precisamente la forma en que procede el pensamiento y el discurso izquierdista, con su léxico nativo aislado de la realidad y refiriéndose únicamente a otros signos y discursos, o lo que es todavía peor, a entidades imaginarias que son tomadas como evidentes. Su mundo es autotélico, envuelto en sí mismo como una cinta de Möbius. El dilema fundamental de la izquierda es que está atrapada en su propia versión contraída del círculo hermenéutico, con palabras que sólo significan otras palabras o abstracciones reificantes que no tienen existencia real, y con explicaciones que dan vueltas alrededor de ellas mismas, una actitud que recuerda a aquel pasaje de Catch 22:

– ¿A qué te recuerda el pez?
– A otros peces.
– ¿Y a qué te recuerdan los otros peces?
– A otros peces.

Aquí debemos ser cuidadosos. La autorreferencia no excluye la transformación, en tanto que los eventos y objetos del mundo real puedan ser - y son - redescritos como "objetos" situados en un reino discursivo paralelo y exclusivo. Una instancia actual involucra a la Hermandad Musulmana. En el mundo real, es una organización teocrática jihadista cuyo propósito es la subversión del Occidente democrático; en el universo paralelo de la izquierda ha sido transformada en una organización pacífica y secular que sólo desea participar del proceso democrático. El término "Hermandad Musulmana" ya no significa más una entidad que existe realmente sino que designa un objeto interno que no se conecta con nada por fuera de una órbita semántica cerrada. La misma transformación es aplicable a "Islam", que en desafío a sus escrituras y a la violencia cometida en su nombre, significa "religión de paz". "Conservador" es sinónimo de "racista" o "fascista" en completo desprecio a los principios, textos y argumentos racionales del conservadurismo. El grupo lobbista J Street, que propone políticas que, según lo muestra Benjamin Kerstein, bien podrían resultar en la destrucción de Israel, se llama a sí mismo "pro-Israel", una traducción hecha en casa de "pro-Palestina".

Esto se ha convertido en su práctica común, el resultado de una operación mental de libre flotación que manipula los nombres de tal manera que ya no designan sus presuntos blancos sino que los transforma en algo distinto. Como resultado, los peces invariablemente se convierten en otros peces, es decir, otra clase de peces, que no nadan en el océano sino en un acuario cognitivo autocontenido. Las palabras son deliberadamente resignificadas para presentar una construcción revisionista de cómo son las cosas. Y funciona, al menos, esto es, hasta que la realidad interviene, como siempre lo hace, exponiendo lo que no es más que una transcripción de desesperanza referencial.

La transformación, obviamente, es además una manera de disfrazar lo que en realidad es. No es ningún accidente que la izquierda sea el mayor promotor y difusor del lenguaje políticamente correcto, que recuerda a las damas y caballeros de la corte del Rey Sol que se empapaban de perfume en vez de bañarse. El conjunto natural de las palabras puede ser ofensivo o inocuo, pero el uso excesivo de expedientes desodorantes realmente no engaña a nadie excepto a quienes desean ser engañados. Lamentablemente, la clase de los engañados es una clase influyente que ha sido en gran medida responsable de desnaturalizar el mundo en que vivimos. Cree que cambiar el nombre de una cosa disfraza su naturaleza y la transforma en otra cosa distinta.

De forma simple, sea por mutación u ocultamiento, por redescripción o renombramiento, el lenguaje de la izquierda está basado en la mentira, en la transformación en vez del reporte. Hay tres formas de mentira: omisión, exageración y falsa representación. La izquierda ha movilizado a las tres conmutaciones de lo actual, dejando afuera lo que no encaja, inflando lo que sí encaja, y falsificando lo que puede encajar.

Un excelente ejemplo de esta especie de triple mutilación, que vale la pena examinar en detalle, viene de la pluma de David Remnick. En un reciente artículo publicado en The New Yorker, "Un Hombre, Un Plan", que trata sobre el embrollo israelí-palestino, Remnick elogia a los líderes de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas y Salam Fayyad, "quienes se han mostrado dispuestos a hacer las concesiones necesarias para un acuerdo de paz". Pero convenientemente oculta los hechos sobre el incitamiento palestino en mezquitas, medios y escuelas clamando por sangre israelí, el bautismo de plazas públicas e instituciones en honor a los terroristas y el subsidio a sus familias, la negativa a negociar durante el congelamiento israelí de la construcción de viviendas, y la negativa a ceder en demandas impracticables tales como el retorno de millones de descendientes de refugiados. En cuanto a la administración de Barack Obama, se nos informa que su reticencia a "proponer un plan de paz amplio [se debe] no a que tenga dificultades para imaginar un plan semejante"; se debe al "papel desmesurado" que varios grupos judíos capaces de "cambiar elecciones" juegan en la política de los Estados Unidos. Si esto no es una exageración, de aquellas que enorgullecerían a Walt y Mearsheimer, no sé qué pueda serlo. El ministro de Asuntos Exteriores Avigdor Lieberman, que ha dicho algunas verdades duras sobre la corrupción y los prejuicios de las Naciones Unidas, sobre los complots palestinos, y sobre el quintacolumnismo presente en organizaciones domésticas de izquierda, es falsamente representado como "proto-fascista".

Todo el buque de Remnick, desde la hélice hasta el mascarón de proa, es un tejido de omisiones, exageraciones y falsas representaciones, en donde apenas pueden hallarse párrafos que no encajen en esta descripción. Todo ha sido transformado: la historia, la moralidad, los principales personajes, la naturaleza de la "ocupación", el derecho internacional, y las políticas subyacentes de la región. Es justo decir que Remnick escribe bien; también es justo decir que Remnick escribe basura. Es un maestro en la jerga de la izquierda y su panfleto provee una ilustración cardinal de cómo opera la izquierda.

Un paradigma claro y honesto de representación es totalmente extraño a la relación semántica de la izquierda con el mundo. En The Political Unconscious, el profesor de la Universidad de Duke y autor prolífico Fredric Jameson, un izquierdista recalcitrante, exhorta a sus lectores a "liberarse [a sí mismos] del objeto empírico" - simplemente "liquidar las experiencias en cuestión y disolverlas sin dejar rastros". En otras palabras, haz que el mundo real desaparezca, reemplázalo con una simulación, y la vida mejorará de alguna forma. Escribir y pensar son entendidas como resistirse a las consideraciones comunes de la humanidad no iluminada y su presuntamente distorsionada visión del mundo. Escribir es "sobreescribir". Pensar es pretender, o incluso creer, que las cosas son de otra manera.

Al respecto, un manual de eventos reales, como los Anales de San Gall del siglo VIII, sería rechazado de primera mano ya que no puede ser ideologizado, sino que se mantiene aferrado a la realidad. He aquí un pasaje de muestra:

* 709: Invierno duro. El Duque de Gottfried muere.
* 710: Año duro y deficiente de cosechas
(….)
* 712: Inundaciones por todos lados.
(…)
* 714: Pipino, el Mayordomo de Palacio, murió.
(…)
* 716: Carlos devastó a los sajones con gran destrucción.
(…)
* 721: Theudo expulsó de Aquitania a los sarracenos.
(…)
* 731: El beato Bede, presbítero, murió.
* 732: Carlos peleó contra los sarracenos en Poitiers un sábado.

Este documento no busca transformar u ocultar los eventos sino registrarlos. Así de reduccionista como es, presenta un modelo para el uso apropiado de las palabras y una fuente escrita para la escritura consciente y creíble de la historia en sus fases iniciales. Su uso de las palabras es deíctico, es decir, las palabras apuntan directamente al referente sin tratar de cambiarlo por otra cosa, creando una versión idealista y partidaria de "lo que es", o construir por decreto verbal un mundo substituto y presuntamente mejor que aquel en el que vivimos. Naturalmente, el historiador profesional intentará percibir la interconexión de eventos dentro de un contexto mayor para establecer un sentido de continuidad y dirección, pero esto no le confiere una licencia para pergeñar o reconfigurar el mundo de acuerdo con una convicción ideológica previa.

Para los izquierdistas, empero, la observación escrupulosa y cándida de las cosas tal como son está contraindicada y las palabras que favorecen están esencialmente pensadas para desviar o suprimir, no para iluminar o revelar. Al vivir en un mundo ilusorio, la izquierda sólo puede mantener su ficción privilegiada adulterando el lenguaje, tratándolo como un instrumento que muestra lo que es como lo que no es, y que codifica lo que no es como si fuera. Las palabras son como aquellos objetos que deben ser empacados arriba de todo en una valija, pero que nunca son desempacados para revelar lo que hay debajo de ellas.

El filósofo alemán Uwe Poerksen llama a esas palabras, en el libro del mismo título, "palabras plásticas", las que al aparecer en discursos políticos, documentos gubernamentales, seminarios académicos y medios de comunicación, "hacen borroso el significado y inhabilitan el lenguaje común". De esa manera se convierten en "los ladrillos para planes y soluciones que pueden parecer utópicos pero que acaban empobreciendo al mundo". Representan, en efecto, "la tiranía del lenguaje modular" que sirve como "instrumento de subyugación" en vez de "herramienta de loibertad". Las palabras que se usan de esta manera, dice, vagan como las columnas del puente en la pintura de 1937 de Paul Klee "La Revolución del Viaducto". El puente verbal de la mente al mundo ha sido inutilizado.

Uno recuerda a Jane Austen escribiendo en Northanger Abbey que sus lectores verán "en las páginas frente a ellos, que todos nosotros nos estamos apresurando juntos hacia la felicidad perfecta". No hay nada de malo en eso. El problema es que el mundo real no es una novela y los autores izquierdistas, que lo tratan exactamente como si así lo fuera, sólo se aseguran de que nos estemos apresurando juntos hacia la miseria perfecta. Esta es otra forma de decir que la izquierda no vive en el tiempo real sino en el tiempo teórico o en el tiempo imaginario. Ha perdido lo que Christopher Lasch llama "el hilo conductor" al mundo real y a la historia genuina, llevándonos a nuestra inevitable turbación. "La naturaleza", escribe Lasch en The True and Only Heaven, "anula nuestros designios e impone una pesada carga a cada intento de sobrepasarla o evitarla".

En el análisis final, el uso izquierdista de las palabras surge de la necesidad de alcanzar una posición de supremacía y dominio. Pero está sujeta a una ironía destructiva, ya que el mundo que desea controlar, construído sobre el engaño y la irrealidad, y también sobre una arrogancia sobrevalorada, inevitablemente colapsa como la Torre de Babel y termina únicamente en la pérdida de esperanza y la decadencia cultural. Un mundo construído sobre el deseo a costa de los hechos depende de palabras separadas de su función correcta de clarificación como lo contrario de la disimulación. Constituyen una forma de lo que Orwell llamaba en Política y Lengua Inglesa "lo peor de la escritura moderna", que consiste no en "seleccionar palabras en base a su significado e inventar imágenes para aclarar el significado" sino "en pegar juntas largas hileras de palabras que ya han sido puestas en orden... y hacer que los resultados sean presentables a pura fuerza de charlatanería".

Todos perdemos con la traición del lenguaje, que infecta todo el campo discursivo conforme se convierte progresivamente en el medio común de intercambio. Los gradientes esenciales del lenguaje izquierdista - la omisión, la exageración, la falsa representación, la transformación y el ocultamiento - en unfa era de diseminación mediática ubicua e instantánea, nos deja a la vez vulnerables a nuestros adversarios y moral e intelectualmente envilecidos. Como Isaiah Berlin nos recuerda en The Crooked Timber of Humanity: "la degradación del lenguaje es siempre la señal más evidente de la degradación de un pueblo".

sábado, 16 de abril de 2011

Análisis breve y frases sobre la democracia

En lugar de perder el tiempo especulando sobre las mediocres movidas de los mediocres dirigentes políticos de este país al que le encanta la seguridad y certeza de la mediocridad por sobre el desafío de la grandeza, hoy voy a dejar un compendio de frases acerca de un tema que, en mi interés por ser el abogado del diablo, me resulta interesante: la crítica de la democracia.

Ojo, no vayan a creer que soy un totalitario de ningún tipo, pero sí trato de pensar que, siendo la democracia una creación humana, posee considerables fallas y peligros que nunca podremos percibir si insistimos en adorarla como si fuera un sistema político y una filosofía perfecta. Y antes de que me pregunten que "con qué la reemplazaría", les diría que desconfíen de cualquiera que diga tener en mente un sistema político perfecto, infalible e incorruptible, porque les está mintiendo descaradamente.

Así como los generales romanos que volvían a Roma después de una campaña victoriosa para ser recibidos en celebraciones triunfales tenían en su carruaje a un esclavo que se pasaba todo el desfile diciéndole al oído "Hominem te memento", es decir, "Recuerda que eres un hombre", para que no se le subiera a la cabeza toda la adoración que recibía, a veces nos hace bien tener frases como las que dejo a continuación, que nos recuerdan que la democracia puede ser buena, quizás lo mejor que nos ha tocado en materia de organización política, pero que dista mucho de la perfección.

Antes de ir a las frases, acá va lo único que me voy a permitir de análisis político este sábado: ¿de veras creían que Duhalde y Rodríguez Saá iban a ir a una interna con todas las de la ley? Son peronistas, dudo muchísimo que el perdedor se hubiera atenido a los resultados sin patear el tablero y cortarse solo. Ahora el Alberto puede volver a hacer una campaña lamentable para que lo voten sólo los habitantes del planeta Xilium, mientras Duhalde vuelve a sus juegos maquiavélicos detrás de escena. Ojalá pueda tachar uno o dos nombres más de aquella lista de la semana pasada. Y según Fontevecchia en Perfil, Macri y Reutemann están hablando y una de las posibilidades es que el Lole vaya de vicepresidente de Macri... lindo sería, de no ser por el hábito del Lole de mandar todo a la mierda por razones desconocidas para el resto de la especie humana. Y mientras tanto, Cristina todavía no se decide y parecería estar jugueteando con la idea de bajarse...

En fin, vamos a las frases:
Un segundo diluvio, una simple hambruna, plagas de langostas por doquier
O un cataclísmico terremoto aceptaría con algo de desesperación,
Pero no, nos enviaste el Congreso-
¿Dios mío, Señor, era eso justo?
— John Adams, 1776
¿Qué clase de hombre pondría a un criminal conocido al frente de una rama mayor del Gobierno? Además del votante promedio, claro.
— Going Postal
La democracia es un pobre sistema de gobierno en el mejor de los casos; lo único que puede honestamente decirse en su favor es que es más o menos ocho veces mejor que cualquier otro método que la raza humana haya alguna vez intentado. La peor falla de la democracia es que sus líderes tienden a reflejar las fallas y virtudes de sus representados, en un nivel deprimentemente bajo.
— Robert A. Heinlein
La envidia es la base de la democracia.
— Bertrand Russell
Una democracia pura no puede admitir cura alguna para los perjuicios de la facción. Una pasión o interés común será sentido por la mayoría, y no habrá nada para refrenar las tendencias a sacrificar al partido más débil. Por tanto, las democracias siempre han sido encontradas incompatibles con la seguridad personal o los derechos de propiedad; y han sido, en general, tan breves en sus vidas como violentas en sus muertes.
— James Madison
No digo que la democracia haya sido más perniciosa en general, y a largo plazo, que la monarquía o la aristocracia. La democracia nunca ha sido y nunca podrá ser tan perdurable como la aristocracia o la monarquía; pero mientras dura, es más sangrienta que cualquiera de ellas. (…) Recuerda, la democracia nunca dura demasiado. Rápidamente se desperdicia, se agota, y se asesina a sí misma. Nunca hubo una democracia que no cometiera suicidio. Es en vano decir que la democracia es menos vana, menos orgullosa, menos egoísta, menos ambiciosa o menos avara que la aristocracia o la monarquía. No es verdad, de hecho, y en ningún lugar de la Historia aparece así. Esas pasiones son las mismas en todos los hombres, bajo todas las formas del gobierno simple, y cuando se desatan, producen los mismos efectos de fraude, violencia y crueldad. Cuando se abren prospectos claros ante la vanidad, el orgullo, la avaricia o la ambición, para lograr una gratificación fácil, le es difícil a los filósofos más considerados y a los moralistas más conscientes el resistir la tentación. Los individuos han podido conquistarse a sí mismos. Las naciones y los grandes grupos de hombres, jamás.
— John Adams
Cuando el pueblo descubra que puede votar para recibir dinero, eso marcará el fin de la república.
— Benjamin Franklin
El mejor argumento contra la democracia es una discusión de cinco minutos con el votante promedio.
— Winston Churchill
Muchas formas de gobierno han sido probadas y serán probadas en este mundo de pecado y dolor. Nadie pretende que la democracia sea perfecta o infinitamente justa. De hecho, se ha dicho que la democracia es la peor forma de gobierno con excepción de todas aquellas otras formas que han sido probadas de tanto en tanto.
— Winston Churchill
Lo bueno de la democracia es que le da a cada votante la oportunidad de hacer algo estúpido.
— Art Spander
"Un hombre, un voto", combinado con el "acceso irrestricto" al gobierno -la democracia-, significa que cada persona y su propiedad personal queda al alcance de -y está a merced de- todos los demás: se crea así una "tragedia de los comunes".
— Hans-Hermann Hoppe
La tiranía es usualmente atemperada con asesinatos, y la Democracia debe ser atemperada con cultura. A falta de ella, se convierte en una representación de la estupidez colectiva.
— John Stuart Mackenzie
Muchas de nuestras políticas morales y políticas están diseñadas para detener lo que sabemos que son las peores características de la naturaleza humana. Los frenos y contrapesos de una democracia, por ejemplo, fueron inventados como un reconocimiento explícito del hecho de que los líderes humanos siempre estarán tentados a arrogarse poderes para sí mismos. De igual manera, nuestra sensibilidad hacia el racismo proviene de una conciencia de que los grupos humanos, librados a su propia cuenta, son aptos para discriminar y oprimir a otros grupos, usualmente en formas horribles. La historia también nos dice que el deseo de imponer el dogma y suprimir a los herejes es una debilidad humana recurrente, una que nos ha conducido a olas recurrentes de espantosa opresión y violencia. El reconocimiento de que hay un poco de Torquemada en cada uno debería hacernos precavidos acerca de cualquier intento de imponer un consenso o demonizar a aquellos que lo desafían.
— Steven Pinker
Ustedes proponen establecer un orden social basado en los siguientes principios: que eres incompetente para manejar tu propia vida, pero competente para manejar las vidas de otros -- que eres incapaz de existir en libertad, pero apto para convertirte en un gobernante omnipotente -- que eres incapaz de ganarte la vida usando tu propia inteligencia, pero capaz de juzgar a los políticos y votarlos para que ocupen cargos de poder total sobre artes que nunca has visto, sobre ciencias que nunca has estudiado, sobre logros de los que no tienes conocimiento, sobre las gigantescas industrias en las que tú, por tu propia definición de capacidad, serías incapaz de desempeñar exitosamente el trabajo de engrasador ayudante.
— Ayn Rand
Más grande la muchedumbre, más dura la prueba. En áreas pequeñas, ante electorados pequeños, un hombre de primera clase ocasionalmente se abre paso, atrayendo incluso a la muchedumbre con la fuerza de su personalidad. Pero cuando el campo es nacional, y la pelea debe ser hecha principalmente a segunda o tercera mano, y la fuerza de la personalidad no puede hacerse sentir con tanta presteza, entonces todas las apuestas están en favor del hombre que es, intrínsecamente, el más retorcido y mediocre - el hombre que más fácil y hábilmente puede diseminar la noción de que su mente está virtualmente vacía... La Presidencia tiende, año a año, a ir a esos hombres. Mientras se perfecciona la democracia, el cargo representa, cada vez con más cercanía, el alma interior de su pueblo. Nos movemos hacia un elevado ideal. En algún grandioso y glorioso día la sencilla gente del país alcanzará por fin el deseo de su corazón, y la Casa Blanca se verá adornada por un imbécil redomado.
— H.L. Mencken
La democracia es la teoría en la que la gente común sabe lo que quiere, y merece que se lo den duro y parejo.
— H.L. Mencken
La democracia es la patética creencia en la sabiduría común de la ignorancia individual.
— H.L. Mencken
La civilización, de hecho, se vuelve más y más quejosa e histérica; especialmente bajo la democracia tiende a degenerar en un mero combate de locuras; el objetivo total de la política práctica es mantener a la población alarmada (y por tanto deseosa de ser guiada hacia la seguridad) por una interminable serie de duendes, la mayoría de ellos imaginarios.
— H.L. Mencken
La democracia reemplaza la designación hecha por unos pocos corruptos con la elección hecha por varios incompetentes.
— George Bernard Shaw
Es un tentador vicio de las democracias el substituír la ley con la opinión pública. Esta es la forma usual en la que las masas de hombres exhiben su tiranía.
— James Fenimore Cooper
La muerte de la democracia probablemente no venga de un asesinato por emboscada. Será una lenta extinción por apatía, indiferencia y desnutrición.
— Robert Hutchins
El mal intrínseco de la democracia es la tiranía de la mayoría, o más bien de aquel partido, que no siempre es la mayoría, que consigue, por la fuerza o por el fraude, ganar las elecciones.
— Lord Acton
La democracia dejará de existir cuando le quites a quienes están dispuestos a trabajar para darles a los que no.
— Thomas Jefferson
La democracia ha resultado ser no el gobierno de la mayoría sino el gobierno de minorías bien organizadas y bien conectadas que roban a las mayorías.
— Llewellyn Rockwell, Jr.
La democracia no es más que la Tiranía de las Mayorías, la más abominable tiranía de todas, porque no está basada en la autoridad de una religión, o en la nobleza de una raza, o en los méritos del talento y de la riqueza. Simplemente descansa sobre los números y se esconde tras el nombre del pueblo.
— Pierre J. Proudhon
No hay virtud en la caridad obligatoria del gobierno, y no hay virtud en promoverla. Un político que se presenta a sí mismo como considerado y sensible porque quiere expandir los programas de caridad gubernamental simplemente está diciendo que está dispuesto a hacer el bien con el dinero de otras personas. Bueno, ¿quién no? Y un votante que se enorgullece de apoyar esos programas nos está diciendo que hará el bien con su propio dinero, si le ponen una pistola en la sien.
— P. J. O'Rourke
Tu dinero no causa mi pobreza. La negativa a creer esto está en la base de la mayoría del pensamiento económico erróneo.
— P. J. O'Rourke
Cuando un gobierno controla tanto el poder económico de los individuos como el poder coercitivo del Estado... esto viola una regla fundamental de la vida feliz: nunca dejes que la gente que tiene todo el dinero y la gente que tiene todas las armas sean la misma gente.
— P. J. O'Rourke
Darle dinero y poder al gobierno es como darle whisky y las llaves del auto a unos adolescentes.
— P. J. O'Rourke
La autoridad siempre ha atraído a los elementos más bajos de la raza humana. A lo largo de la Historia la Humanidad ha sido abusada por escorias. Todos los que se enseñorean sobre sus pares y desparraman órdenes en todas las direcciones y mandonearían sobre el pasto en las colinas sobre la manera en que tienen que mecerse al viento son la clase más depravada de prostitutas. Se someterán a cualquier indignidad, realizarán cualquier acto vil, harán cualquier cosa para conseguir poder. Los peores desperdicios del planeta son los ingredientes de la soberanía. Todo gobierno es un parlamento de putas. El problema es que, en la democracia, nosotros somos las putas.
— P. J. O'Rourke
Los subsidios gubernamentales pueden ser analizados mediante un simple principio: eres más inteligente que el Gobierno, entonces cuando el Gobierno te paga para que hagas algo que no harías por tu cuenta, casi siempre te está pagando para que hagas algo estúpido.
— P. J. O'Rourke
La libertad no es el fortalecimiento. Fortalecimiento es lo que los serbios tienen en Bosnia. Cualquiera puede tomar un arma y fortalecerse. No es tener derecho a algo. Tener derecho a algo es lo que la gente que vive de la asistencia pública tiene, ¿y qué tan libres son ellos? No es una lista de derechos en permanente expansión - el "derecho" a la educación, el "derecho" al alimento y a la vivienda. Eso no es libertad, eso es dependencia. Esos no son derechos, son las raciones de la esclavitud - heno y un establo para el ganado humano.
— P. J. O'Rourke
Sólo hay un derecho humano básico: el derecho a hacer lo que se te dé la maldita gana. Y de él deriva el único deber humano básico: el deber de asumir las consecuencias.
— P. J. O'Rourke
La política es el negocio de conseguir poder y privilegio sin tener mérito. Un político es cualquiera que le pide a los individuos que entreguen parte de su libertad - su poder y privilegio - al Estado, a las Masas, a la Humanidad, al Planeta Tierra, o a lo que sea. Este estado, estas masas, esta humanidad y el planeta serán entonces gobernados por... políticos.
— P. J. O'Rourke
Me pregunto cuántos de aquellos que dicen creer en las ideas niveladoras del colectivismo y el igualitarismo de veras creen que ellos mismos son buenos para nada. Digo, ¿cuántos izquierdistas están animados por un razonable odio hacia sí mismos? En sus corazones saben que no van a convertirse en académicos o inventores o capitanes de la industria o ni siquiera gente ordinaria, buena y amable. Entonces necesitan una manera de lograr esa arrogancia por la que la izquierda es merecidamente famosa. Necesitan una forma de conseguir autoestima sin mérito. Bueno, ahí está la política. En un mundo igualitario todo estará controlado por la política, y la política no requiere ningún mérito.
— P. J. O'Rourke
Y después está el Décimo Mandamiento. "No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás a la mujer de tu prójimo, ni a su sirviente, ni a su criada, ni a su buey, ni a su burro, ni nada que sea de tu prójimo." Los Diez Mandamientos son las reglas básicas de Dios acerca de cómo debemos vivir - una breve lista de obligaciones sagradas y preceptos morales solemnes.
Los primeros nueve Mandamientos se ocupan de principios teológicos y de leyes sociales. Pero entonces, justo al final, aparece "No envidies la vaca de tu amigo". ¿Cómo pudo llegar eso al top ten? ¿Qué está haciendo ahí? ¿Por qué Dios, con sólo diez cosas para decirle a Moisés, eligió como una de esas cosas el tener celos de la casa grande con pileta que está al lado?
Y sin embargo, piensen en cuán importante es el Décimo Mandamiento para una comunidad, para una nación, para una elección presidencial. Si quieres una mula, si quieres un estofado, si quieres una empleada de limpieza, no seas un imbécil y no te quejes por lo que tienen los que viven enfrente - ve a conseguir lo tuyo.
El Décimo Mandamiento manda un mensaje a todos los imbéciles que quieren redistribución de la riqueza, impuestos más altos, más programas gubernamentales, más gobierno, menos libre empresa y menos libertad. Y el mensaje es claro y conciso: Váyanse al infierno.
— P. J. O'Rourke
Quieres saber lo que es el voto. Estoy aquí para contarte sobre lo que es el voto. Imagina que estás encerrado en un enorme club subterráneo repleto de pecadores, putas, engendros, y cosas inmencionables que violan perros bulldog para divertirse. Y tienes prohibido salir hasta que todos hayan votado qué van a hacer esta noche. TÚ quisieras apoyar los pies y mirar televisión. ELLOS quisieran tener sexo con personas normales usando cuchillos, pistolas, y órganos sexuales completamente nuevos que ni sabías que existían. Así que tú votas por la televisión, y todos los demás, hasta donde la vista alcanza a ver, votan por cogerte con navajas. Eso es votar. No hay por qué.
— Spider Jerusalem, Transmetropolitan

sábado, 9 de abril de 2011

Meditaciones optimistas tras la caída de Cleto


Con el anuncio de Cobos trato de poner en práctica una decisión que me ha ayudado a mantener la poca cordura que me queda: cada vez que pasa uno de estos anuncios "grandes", espero dos o tres días para pensarlo bien, así no me dejo llevar por las especulaciones feroces e infundadas de los primeros minutos, y por los patéticos intentos de los kirchneristas de llevar toda el agua para su molino.

Naturalmente que los kakas toman el arrugue de Cleto como "evidencia" de su próxima victoria; para esa manga de cretinos morales hasta la Segunda Venida de Nuestro Señor Jesucristo podría ser interpretada como una señal favorable para la Viudita en las elecciones de octubre.

Podemos dividir al electorado argentino en tres grandes grupos, a partir del único criterio que parece válido y universalmente aceptable en estos tiempos turbulentos, es decir, la posición que tienen frente al gobierno de la Viudita:
  • Están los kirchneristas acérrimos y totalmente convencidos de la validez del Nac&Popismo.
  • Luego vienen los progres clasemedieros de siempre, cuyas diferencias con el kirchnerismo son únicamente de estilo y de asquito personal, pero que en gran medida comparten los postulados kakales.
  • Y después estamos los que no podemos ver al kirchnerismo ni en figuritas, y que ni por puta votaríamos a la Viudita para su reelección.
Hecha esta caracterización, debemos luego ubicar a los candidatos presidenciales, precandidatos, aspirantes, interesados, histeriqueadores o como quiera que se llamen, de acuerdo al público al que buscan atraer o tienen más facilidad para convencer.

Por supuesto que al campo Nak&Pop sólo Cristina le mueve el amperímetro, así que ese espacio está cubierto.

¿Qué candidatos tienen más arrastre entre los progres cuyo sueño húmedo es una Cristina menos "pejotizada"? Ese es un campo fértil para Ricardito Alfonsín y Pino Solanas, principalmente, junto a los socialistas y a una parte del caudal de Carrió.

¿Y los antikirchneristas furiosos a quién pueden votar? Macri, Duhalde y Rodríguez Saá, aunque Carrió y Sanz también pueden abrevar en esas tierras. Cleto era un candidato que apelaba más a los opositores recalcitrantes, con lo que esa parte del espectro acaba de perder un competidor, y el resto de los comensales pueden acceder a un pedacito mayor de la torta electoral.

Para mí lo único que pasó es que se bajó un candidato más que no tenía chances algunas y dejó al resto con una posibilidad levemente mejor, lo que dicho sea de paso era justamente lo que estábamos esperando: que alguno de los pigmeos de la oposición dejara de ilusionarse con ser cabeza de ratón y aceptara ser cola de león.

El gataflorismo de los que lloran y berrean por la huída de Cleto (aunque comparto con ellos la apreciación de que era un tipo más potable que Ricardito, que como buen gusano vive de los muertos y que como bien dijeron en un blog amigo representa el riesgo de acercar un Alfonsín a una situación de alta inflación) es increíble a la luz de los reclamos de que los dirigentes opositores "depusieran sus ambiciones personales".

Bueno, uno lo acaba de hacer. Falta despachar algunos más y ya podemos darnos por satisfechos.

Para mí el próximo en caer es Sanz, con lo que la UCR quedaría bien encasillada en el segmento de los progres con leves simpatías hacia la bruja viuda. En el peronismo disidente lo veo a Rodríguez Saá como el que va a terminar cayendo, dejándole a Duhalde el camino libre para aliarse con el PRO de Macri, mal que nos pese a algunos.

Incluso si las previsiones de que el kirchnerismo va a tratar de bombear las internas del peronismo federal para que quede el Alberto, tampoco hay que descartar una ruptura posterior que deje al Alberto en bolainas para que haga un papel lamentable como lo hizo en 2007, mientras el resto de los pejotafederales se van con Duhalde y posiblemente terminen aliándose con Macri. Nunca subestimen la ambición de poder del pejotismo.

El resultado sería un trío de candidatos grandes: Cristina por el ladrikirchnerismo, Ricardito por el progresismo pusilánime y Macri por el antikirchnerismo rabioso, más otros dos candidatos menores como Carrió y Pino, que abrevan en su mayoría dentro del campo de los progres con asquito y por lo tanto le roban votos más afines al kirchnerismo (salvo la fracción de rabiosos que siguen a la gorda mística).

En una segunda vuelta entre Cristina y Alfonsín, los antikirchneristas rabiosos se volcarían por este último después de tragar muchos batracios, mientras que principalmente los que se plantan con Pino irían al regazo de la bruja; en caso de que fuera entre Cristina y Macri, cabría esperar una división entre los progres según el batracio que les sea más fácil de digerir: una reelección de Cristina o una presidencia de Macri.

No creo que ese escenario sea malo. Ciertamente es más deseable que la idea de seis o siete pigmeos compitiendo contra el kirchnerismo y dejándose devorar crudos, y es más creíble que la fantasía de que todos estos capangas opositores que no pueden ponerse de acuerdo ni siquiera para armar un asado terminen llegando a una candidatura común. Casi me atrevería a decir que es lo mejor que podemos esperar y desear, dada la calidad del liderazgo de todos los antes mencionados y su enfermiza mezquindad y falta de percepción de la situación actual que estamos viviendo.

De todas maneras, de ser yo un estratega opositor (ya sé que esa idea es un oxímoron acá en la Argentina) y no un bloguero de los sábados a la tarde, propondría que los referentes de ambos espacios suscriban un acuerdo parcial en el que el hipotético ganador de las elecciones reserve algunas carteras del Gabinete para los del otro sector opositor, como parte de un pacto de gobernabilidad nacional para el período post-kirchnerista, seguido luego por un acuerdo para darle la jefatura de gabinete y más ministerios al referente del partido más votado en las elecciones intermedias de 2013.

Qué se yo, es preferible ceder algunos ministerios que probar suerte con un gobierno de coalición formado por gente que no entiende la idea de coalición. O quizás tenga que dejar de bajar la ventanilla y oler la nafta cada vez que voy a una estación de servicio.

En suma, no entremos en el juego gataflorista y filokirchnerista de desesperarnos porque Cleto se haya bajado. Antes bien, alegrémonos porque hay un jugador menos en el desesperante campeonato de egoísmos y mezquindades al que juega la oposición.

sábado, 2 de abril de 2011

Estoy enojado

“Los abajo firmantes Representantes de Bloques Parlamentarios y de ambas Cámaras y Candidatos presidenciales de fuerzas políticas diversas nos imponemos como deber cuidar la democracia.

La libertad de expresión, la independencia del poder judicial y el efectivo cumplimiento de sus fallos se nos impone por encima de nuestros programas de gobierno, de nuestras coincidencias y de nuestras disidencias. Forma parte de un acuerdo pétreo, inamovible que debe respetarse gobierne quien gobierne la República.

No son cuestiones opinables. La Constitución, de acuerdo a su propia definición en el artículo 36, mantiene su imperio siempre. No hay fuerza, ni derecho evocado que pueda poner en duda la supremacía constitucional. La democracia argentina debe ser cuidada y protegida de acciones de intolerancia, de persecuciones, de señalamientos, escraches o cualquier intento de discrecionalidad en el uso de los recursos que el mismo Estado posee. Los límites del Estado los define la constitución, no el poder gobernante.

Debemos unir fuerzas diversas en un único eje: no aceptar en silencio la persecución, el uso indiscriminado del poder, o la utilización de organismos del Estado utilizados fuera de su finalidad. Los medios de comunicación, las empresas, los trabajadores, las consultoras privadas que miden la inflación o cualquier ciudadano no deben ser penalizado por sus ideas o por el desarrollo de actividades licitas que el gobierno considera inconvenientes para sus intereses.

Los abajo firmantes nos comprometemos a convivir en el respeto, la aceptación de la diferencia, la tolerancia democrática, la amistad cívica y el cumplimiento irrestricto de las garantías públicas y privadas que están expresadas en nuestra constitución nacional. Cuidar la democracia es el imperativo de esta hora y lo vamos a hacer”.

Federico Pinedo (PRO); Mauricio Macri (PRO); Ricardo Alfonsín, Ernesto Sanz, Ángel Rozas, Ricardo Gil Lavedra, Gerardo Morales, Oscar Aguad, Silvana Giudici (Unión Cívica Radical); Eduardo Duhalde, Felipe Solá, Francisco De Narváez (Peronismo Federal); Elisa Carrió, Patricia Bullrich y Alfonso Prat Gay (Coalición Cívica).

¿Se supone que tengo que alegrarme?

Ya sé que andan todos por ahí festejando lo bueno del comunicado y lo importante del hecho que los señores dirigentes de la oposición se hayan dignado a firmar un comunicado que condena la última serie de atropellos del Gobierno.

Yo me pregunto en cambio por qué carajo me tiene que alegrar que la oposición haya preferido sacar cinco párrafos tan pedorros como los arriba pegados en vez de haber quemado la mesa de entradas de ambas cámaras del Congreso con pedidos de interpelación y de juicio político, por no decir que deberían haber empezado con el procedimiento para la destitución de la Prescindible por encabezar una administración que se cree con derecho a decidir cuáles leyes cumplir y cuáles órdenes judiciales se van a dignar a acatar.

Reitero: ¿tengo que alegrarme porque hayan dicho que van a defender lo que no debería dudarse que tienen que defender?

¿Para qué diablos se supone que tienen mayoría en la Cámara de Diputados y la posibilidad de pelearla en el Senado? ¿Para relajarse y gozar cada vez que a la Rosada se le ocurre una nueva canchereada? ¿No se dan cuenta de que estos tipos van a llegar tan lejos como se lo permitan? ¿No se dan cuenta de que las cosas hace rato que dejaron de ser sobre quién va a ir en qué boleta y ahora tratan sobre la misma base del sistema democrático en el que presuntamente vivimos?

¿Qué mierda tiene que pasar para que saquen la cabeza de la nube de pedos electorales y ejerzan algo del liderazgo que creen tener?

¿Que 6-7-8, Pravda-12, El Garquentino y el resto del coro de chupamedias los hubieran tratado de golpistas y destituyentes? Viejo, ya somos todos grandes, y estos muchachos de la oposición deberían darse cuenta de que no hay nada que indique mejor que las cosas se hacen bien que recibir las críticas del multimedios kakal. Si tanto miedo le tienen a las críticas de los contrarios, más vale que se vuelvan a sus casas, porque no están para gobernar.

¿Que van a romperse los puentes con el Gobierno? Después de tantas veces de ver a los dirigentes opositores confiando en la presunta buena voluntad del Gobierno para luego verse analmente penetrados, tengo que creer que a estos dirigentes les cabe el mismo remate de aquel chiste sobre el cazador que todas las semanas iba al bosque a cazar osos pero que terminaba siendo culeado por los mencionados animales: "Viejo, me parece que acá no venís porque te guste la caza..."

Ya es muy pero muy tarde para creer que las cosas se van a arreglar poniéndole un gancho a un comunicado tan soso e impotente como éste. El momento de ponerle un freno al desenfreno kakal debió haber sido en 2003 cuando al Bizco Muerto se le ocurrió la barbaridad de anular leyes mediante el Congreso en vez de seguir con la vía judicial, o cuando se le dio por rajar jueces de la Corte Suprema por cadena nacional, sin importar si los perjudicados de turno eran los milicos malos malos caca pis o los poco simpáticos muchachos de Julio Nazareno.

No me olvido de que en esos momentos muchos de los abajofirmantes salieron a aplaudir al Kapanga, y que todavía creen y dicen que en eso hizo lo correcto.

Tuvieron esas oportunidades y muchísimas otras más, demasiadas, para ponerle una traba al camino que nos traería a este 2011 de ministras que eligen cuándo hacerle caso a las sentencias judiciales y cuándo refregárselas por la vagina, de gobiernos que ignoran decisiones de la Corte Suprema cuando las mismas no les convienen, de patotas sindicales mandadas a intimidar y de organismos públicos usados para la persecución política, y de segundas y terceras líneas que todavía tienen la caradurez de decir que "esta vez vamos por todo" como si no vinieran haciéndolo desde hace ocho años.

Y lo peor de todo es que todavía quiero que alguno de estos mamarrachos gane en octubre, aunque más no sea porque este país no puede darse el lujo de pasar cuatro años más desgobernado por una bipolar incoherente e histérica de la que se cuelgan ladrones de gallinas con fueros, incompetentes cantadores de marchitas y tocadores de bombos, viejos pajeros que no superaron su adolescencia y pendejos trepadores con veleidades tan totalitarias como las que hicieron que hace treinta años sus predecesores en la pendejidad terminaran cagados a tiros.

Digan que el enemigo que tienen en frente es así de impresentable, porque los señores "precandidatos" de la oposición han hecho los "méritos" suficientes y tienen un ego lo suficientemente desproporcionado respecto de su enanismo mental y moral como para merecer que en las elecciones se los culeen parados.

Y eso no se los quita que se hayan acordado ahora de firmar un papelito.

Telegrama final para los capos de la oposición: el tiempo de firmar papelitos pasó hace rato. Pónganse a la altura de las circunstancias o váyanse a la mierda.

* * * * *

Por cierto, hoy es 2 de abril. Acordémonos por favor de los que pelearon y murieron en Malvinas, y tengamos todos la dignidad de pensar que este país valió la suficiente pena como para que ellos murieran por él, aunque en los veintinueve años siguientes no nos hayamos hecho merecedores de su sacrificio.

* * * * *

Ah, casi me olvidaba, ayer 1 de abril se cumplieron cinco años del día en que apareció formalmente La Bestia Política... cómo pasa el tiempo.
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