lunes, 31 de marzo de 2008
sábado, 29 de marzo de 2008
Ondas de Paz y Amor!!!
Las diez lecciones de marzo
- El microclima de la Rosada les impide entender la realidad a los K. Sólo entendiendo que las decisiones gubernamentales se toman dentro de un pequeño grupo de matones y chupamedias se explica que la Presidenta de la Nación manifestara su ignorancia sobre la composición del sector más dinámico de la economía nacional, al creer que el campo argentino está compuesto por "oligarcas" cuando en su mayoría lo forman pequeños productores muy alejados del estereotipo del "estanciero rico y malo" que popularizó el peronismo durante los últimos sesenta años.
- La dicotomía que plantea el Gobierno entre "piquetes buenos" y "piquetes malos" va más allá de eso, y se acerca peligrosamente al viejo dictado de Perón de "al enemigo, ni justicia". Durante la semana vimos cómo los matones a sueldo del Gobierno, tanto en el gremio de Camioneros como en las "orgas" piqueteras, fueron usados sin asco para romper protestas y manifestaciones contrarias a la botóxica. No sólo no existe reacción en el Gobierno para desautorizar al violento y salvaje Luis D'Elía, sino que intentan disculparlo y justificarlo, relegando la poca crítica que se le hace al piquetero oficialista a peleles como el vicepresidente Cobos o el senador Pampuro.
- Lo sepa o no, Kristina quemó su propio "cajón de Herminio Iglesias" en el acto de Parque Norte que todos tratan de alabar como un gesto de conciliación. Sentando a su derecha al impresentable de Luis D'Elía después de que todas las cámaras del país lo mostraran golpeando manifestantes, y apenas horas después de que ese ser proclamara orgullosamente su odio hacia un sector completo de la sociedad y todo lo que representa (agregándole un lindo condimento racista), Cristina perdió una oportunidad maravillosa de revertir el daño que su imagen sufrió en la clase media urbana... que ya no le tenía demasiado cariño. Tal vez el mensaje haya sido otro: que mientras ella tenga a D'Elía de su lado, poco o nada le va a importar lo que piense la clase media sobre ella.
- El Gobierno no puede, no quiere y no sabe entender la verdadera naturaleza del problema, como lo demuestran los dichos de Alberto Fernández tras la primera jornada de negociaciones. El problema no es determinar una rentabilidad justa para los productores agropecuarios: el problema es un Estado que se cree con derecho a decidir cuánto tienen que ganar los argentinos por sus esfuerzos.
- El Kirchnerismo padece de una inevitable arterioesclerosis. Después de dieciséis días de paro rural, rebelión fiscal, cacerolazos y violencia política, la única reacción de Kretina fue mechar en su discurso palabras que jamás había usado antes como "por favor" y "humildemente". Si esa es toda la capacidad de adaptación que tiene el Kirchnerato frente a una crisis, entonces estarán condenados cuando las cosas vuelvan a complicarse.
- El interior del país está en medio de un interesante y sano proceso de cuestionarse la naturaleza misma del "federalismo" argentino. Lejos de ser la protesta de ricos que quiso ver Kristina, la protesta en las provincias apuntó no sólo a un gobierno nacional insensible, soberbio y confrontativo sino además a sus propios gobernadores, que no hacen nada por preservar a la gente y economía de sus provincias, prefiriendo arrodillarse ante unos Kirchner dueños de la caja y disciplinadores de todo. Si los gobernadores fueron los intermediarios entre campo y Gobierno, fue porque ellos estaban sintiendo que las protestas les estaban respirando en la nuca, y que de seguir así ellos terminarían aplastados entre comprovincianos hartos y un Gobierno nacional que no los va a salvar.
- El "estilo K" ya hartó. Era hora. No sólo quedó claro que la táctica gubernamental de pegar cuatro gritos desde el atril dejó de dar resultado, sino también que existe un importante hartazgo de la ciudadanía frente a un gobierno que todo lo concibe en términos de amigo y enemigo, y que ante los problemas sólo reacciona culpando, confrontando y agrediendo. Que los K quieran ver en eso cadenas de mails en lugar de un genuino cansancio de la sociedad sólo les complica las cosas a ellos.
- El Gobierno no va a tolerar ninguna clase de manifestación no controlada, cooptada, prevista o comprada, y no se va a privar de ningún método para contenerlas. Sean los camioneros que van a romper bloqueos o los pique-matones de D'Elía, Pérsico, Tumini o Máximo Kirchner, la defensa del kirchnerato no va a conocer moderación ni va a tener escrúpulos sobre los medios a emplear. La violencia piquetera será tolerada, en abierto desprecio a los derechos humanos que el Gobierno tanto dice defender.
- El Gobierno es incapaz de ver conspiraciones detrás de todo. La paranoia con que se manejan los Kirchner en su círculo íntimo, en el que sólo están admitidos los chupamedias, los aduladores y los complacientes, tiñe su visión de la realidad. En todo los Kirchner ven la mano negra del Proceso, o de los neoliberales, o de quien fuera. Esa paranoia deforma su visión de la realidad y le impide entender la situación que está atravesando... y terminará por llevarlos a adoptar cursos de acción totalmente inútiles y perjudiciales para ellos mismos.
- El esquema de poder del Kirchnerismo empieza a mostrar grietas que se agrandan a cada segundo. Por más IndeK y aprietes de Moreno, los tiempos felices de la economía se están agotando. La concentración de decisión en manos del Matrimonio deja poco lugar a la iniciativa y a la libertad de acción, y reduce la capacidad de reaccionar ante situaciones imprevistas como el cacerolazo del martes (además de dejarlos bien puestos para que todo el mundo los culpe de los males cuando las cosas se les compliquen). El recurso descarado a la violencia paraestatal de piqueteros y sindicalistas sólo va a poner más en su contra a los sectores medios, además de radicalizar los niveles de enfrentamiento social. El cuestionamiento en las provincias hacia un sistema en donde sus riquezas van a parar a manos de un Gobierno que NUNCA da explicaciones sobre lo que hace con ese dinero pone en riesto la pata territorial del kirchnerismo: los gobernadores adiktos. El aparato de poder hace agua. Los Kirchner y su tropa no lo saben y no lo quieren ver, y lo van a seguir usando. Y el aparato se les va a caer encima.
Hasta la próxima.
jueves, 27 de marzo de 2008
La verdadera cara del Kirchnerato

martes, 25 de marzo de 2008
Edición especial de LBP
sábado, 22 de marzo de 2008
Rebelión en la Granja.
sábado, 15 de marzo de 2008
La deconstrucción de Ernesto Guevara
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Y también, sobre la gente que lo admira desde el total desconocimiento.
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http://www.firmaspress.com/869.htm
sábado, 8 de marzo de 2008
Lecciones de la semana que vivimos en peligro
El continente vivió una semanita más que interesante.
Tuvimos de todo: rumores de guerra, conflictos diplomáticos, movimientos de tropas, declaraciones grandilocuentes y oportunidades para que los presidentes del continente ensayaran payasada tras payasada. Y también para escuchar todas las hipocresías habidas y por haber sobre los narcoterroristas asesinos de las FARC.
El paso que Colombia tomó al cruzar la frontera ecuatoriana para atacar un campamento de las FARC y liquidar a uno de sus líderes fue grave, y representó una decisión que no pudo haber sido fácil de tomar. Intervenir en el territorio de otro Estado es siempre un riesgo de conflicto, y en un continente en donde la mayoría de los Estados tienen poco o ningún control sobre lo que ocurre en sus regiones fronterizas, permitiendo así que tengan lugar toda clase de actividades ilegales y clandestinas, representa también un precedente inquietante.
Pero esto no significa que haya que ignorar un elemento central de la situación: la presencia de las FARC en territorio ecuatoriano no se debía solamente a la falta de control que Ecuador pudiera tener sobre su frontera con Colombia, sino también a la colaboración que el gobierno ecuatoriano estaría prestando al grupo narcoterrorista. Ecuador se convirtió así en parte del conflicto colombiano, y jugó un papel que está muy lejos de la "buena vecindad" que tanto declaman nuestros presidentes.
Es obligación de Ecuador controlar lo que pasa en su propio territorio y evitar que sea usado como santuario por grupos terroristas como las FARC. La consecuencia lógica de su inacción o complicidad con los narcoterroristas fue el ataque colombiano de la semana pasada.
Aún con lo ocurrido entre Colombia, Ecuador y las FARC, el conflicto habría quedado en un diferendo bilateral de no ser por la intromisión del macaco bolivariano. Fue Chávez el que llevó el asunto al borde de la guerra, con su patoteril amenaza de mandar sus cazas Sukhoi sobre Bogotá y la teatral orden impartida a su ministro de Defensa de enviar "diez batallones a la frontera con Colombia... batallones de tanques". La crisis se convirtió en riesgo de guerra por culpa del demente de Caracas y de su retórica irresponsable.
Fue el mono bolivariano el que inflamó los ánimos colombianos al exigir un minuto de silencio en honor al terrorista Raúl Reyes. Fue el mono bolivariano el que denunció (cuándo no) una supuesta conspiración de los Estados Unidos en todo el asunto. Fue el mono bolivariano el que inició la seguidilla de rupturas diplomáticas con Colombia, seguido fielmente por sus títeres Rafael Correa de Ecuador (que parecía más moderado hasta que habló con Huguito) y Daniel Ortega de Nicaragua.
¿Por qué el mono intervino en un conflicto que no le correspondía? La frontera entre Colombia y Ecuador está muy lejos de Venezuela, y hasta donde se sabe ningún venezolano tuvo parte o fue víctima de la operación militar colombiana. ¿Será como dicen algunos que está planeando una maniobra "a lo Galtieri" para escaparle a la presión interna de un país dividido y acosado por el desabastecimiento y el caos? ¿Será que está realmente convencido de su misión "liberadora" y redentora del continente? ¿O quizás tiene miedo de que lo que pasó en el campamento del lado ecuatoriano del río Putumayo termine pasándole a él también por su colaboración abierta y declarada con las FARC?
Sea lo que sea, Hugo Chávez ya dejó de ser un personaje pintoresco que ocasionalmente divierte con sus locuras para convertirse en un verdadero desestabilizador de la región, en un personaje impredecible cuyas intervenciones sólo consiguen empeorar las tensiones del continente. Hugo Chávez parece ser un hombre que disfruta poniendo a América del Sur al borde del caos, y lo mejor que podríamos hacer es alejarnos de él.
Claro que eso va a ser difícil mientras haya Kirchners en la Casa Rosada que están enamorados de los petrodólares del macaco bolivariano, o mientras la sociedad esté tan cegada por su antinorteamericanismo como para ver que las alternativas que se nos presentan en el continente son mucho peores y más peligrosas.
Hay que comentar también la inmunda hipocresía que puede verse cuando el tema de las FARC sale a la luz. Parece que no importa que esa banda se dedique sistemáticamente al asesinato político, al secuestro extorsivo, al lavado de dinero o a la producción y venta de drogas en el mercado mundial para solventar su "revolución"; lo más que despiertan las FARC en las personas entendidas son simpatías, palabras comprensivas o a lo sumo la afirmación pilatesca de que se trata de "una situación compleja"...
O palabras de indignación por un ataque que habría encontrado a los terroristas durmiendo. Como si esos criminales de las FARC sólo asesinaran cuando sus contrarios están listos y preparados para defenderse.
Nada sobre sus crímenes. Nada sobre su pretensión arrogante de imponer una "revolución" sobre un país de cuarenta y cuatro millones de habitantes al que hieren desde hace cuarenta años.
Nada. Son barbudos y simpáticos. Y eso es suficiente para perdonarles todo.
El problema con Colombia es que Álvaro Uribe no es simpático. No es progre. No gusta de andar frente a las cámaras con camisas coloridas y haciendo shows "para el pueblo". No se lava las manos acerca de la violencia política con vacíos llamados a la negociación. No declama contra los Estados Unidos para acusarlos de todos los males de su país. Firmó un Tratado de Libre Comercio con el gran país del norte. Y le está ganando a las FARC. Y eso, aparentemente, es imperdonable.
No faltan tampoco los eternos idealistas que creen que la solución con bandas como las FARC pasan por negociar con ellas, como si sus capomafias todavía tuvieran algo útil o importante que decir.
Las FARC y los grupos de la misma calaña son bandas que han hecho de la violencia el único lenguaje que utilizan y entienden, y contra grupos como esos no hay otra solución que no pase por su total y completa erradicación.
sábado, 1 de marzo de 2008
Palabras Reales
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