sábado, 30 de julio de 2011

Otro sábado de veda

Como estamos en veda electoral y para no hablar ni de la payasada del megacampeonato de AFA del que pronto formarán parte los torneos de barrio, los campeonatos de Winning Eleven y las ligas de Papi Fútbol, ni de la red de puticlubes de Zaffaroni, ese que Había Sido Puesto Para Purificar Y Transformar A La Corte Suprema (ya no escucho tan seguido esa muletilla a la que se apelaba para buscarle algo bueno al gobierno), ni del batacazo de Del Sel en la Provincia Invencible de Santa Fe que tanto asco le provocó al Gobierno (Pito Fáez sigue sin opinar) y que agotó los papeles higiénicos en en el búnker social-binnerista, vamos a tomar esta semana un artículo que encontré y que no está mal tenerlo presente en momentos en que a más de uno le arrancará una sonrisa el posible default de los EE.UU.

MUNDO DESENCADENADO
por Victor Davis Hanson

Los tímidos y claudicantes Estados Unidos

Una tormenta perfecta de eventos está erosionando la percepción de la disuasión norteamericana - y el mundo pronto se convertirá en un lugar aún más aterrador. La crisis fiscal ha echado dudas sobre la habilidad del gobierno para actuar enérgicamente, especialmente con la castración del Presidente durante todo el proceso. Estas percepciones, desde luego, palidecen en comparación con la realidad del gasto descontrolado que durante los primeros tres años de la administración Obama agregó casi cinco billones de dólares a la deuda de los Estados Unidos y que está tanto humillando a los Estados Unidos como poniendo en duda si puede todavía pagar su enorme aparato militar. Casi diariamente, estamos tomando en préstamo cuatro mil millones, suficiente como para construir un nuevo portaaviones (y por supuesto no estamos construyendo portaaviones con semejantes déficits como lo hicimos durante la Segunda Guerra Mundial).

En cambio, el gasto de defensa es visto por la administración como el blanco preferido para los recortes, en especial en comparación con gastos sociales como Medicare, Medicaid y la Seguridad Social. Que a veces los chicos de 18 y 19 años aprendan más dentro de las Fuerzas Armadas sobre una cubierta de vuelo que tomando seis cursos de "Estudios de Algo" por semestre durante siete años con becas federales es casi una calumnia. No importa; habrá recortes en defensa y la percepción de que va a haber recortes va a ser casi tan importante como los lugares precisos de donde se retirarán los barcos y aviones.

Enemigos como Amigos, Amigos como Enemigos

Pero más importante aún, en cuatro o cinco instancias claves la administración Obama ha dado señales al mundo de que no hay ventajas en ser un aliado desprejuiciado de los Estados Unidos, y de que no hay perjuicio en ser un desembozado enemigo de los Estados Unidos. ¿Quién ha sido más veces blanco de los sermones norteamericanos, Netanyahu o Abbas? ¿Los europeos orientales o Rusia? ¿Quién ha recibido más acercamientos de Estados Unidos? ¿Irán o Israel? ¿Siria o Egipto? Sería mucho mejor ser un estado policial totalitario que practica el homicidio institucionalizado que ser una autocracia cleptocrática pronorteamericana, al menos como se lo ve según las distintas actitudes frente a un Túnez en comparación con Siria e Irán. Esta administración tiene un mal hábito de calibrar la autenticidad y legitimidad de un régimen de acuerdo al grado de antinorteamericanismo demostrado entre 2001 y 2008.

Estados Unidos internacionalizados

Adicionalmente, en la medida en que usemos la fuerza, será de manera azarosa y las cuestiones en torno a abandonar prevalecerán por sobre las cuestiones sobre cómo ganar. Las organizaciones internacionales, sean la Liga Árabe o las Naciones Unidas, ganarán una deferencia que ni el Congreso de los Estados Unidos ni los aliados de Estados Unidos disfrutan.

Estamos viendo a nuestro cuarto comandante terrestre en Afganistán, una guerra que alguna vez fue considerada como "la guerra buena" por Obama, quien la ignoró durante sus primeros cuatro meses en el cargo, luego meditó durante meses sobre un aumento de tropas, después escaló la presencia y ahora habla de retirada. Obama puede explicarnos a qué no se va a parecer la victoria, pero no nos dirá cómo se verá. En Irak, dejó el plan de retirada de Bush y Petraeus en curso, ignorando sus propias demandas como senador para que todas las tropas se fueran para marzo de 2008, luego para fines de 2008, luego para fines de 2009 y así sucesivamente. Pero este compromiso con la estabilización de Irak está anulado por sus denuncias crónicas de que la remoción de Saddam y la subsiguiente promoción de una democracia, que hoy en día es la única democracia árabe real y funcional, fueron un terrible error.

Libia es un desastre; no hay misión, no hay metodología, no hay resultado. ¿Qué son los rebeldes, islamistas, reformistas incompetentes, intelectuales occidentalizados, estudiantes, terroristas? ¿Quién sabe? Sólo parecen estar unidos en su odio hacia los mercenarios africanos negros de Gaddafi y sus anhelos de matarlos a todos. "Liderar desde atrás" iba a ser una corrección respecto de lo que en realidad fue un costoso e ingrato "liderazgo desde adelante" en las guerras pasadas, pero ahora podemos ver que cuando Estados Unidos no conduce, los europeos chisporrotean, pelean por insignificancias, y ahora se dividen y se preparan para abandonar Libia.

Obama ha hecho algo casi imposible: está perdiendo una guerra contra un país en el Mediterráneo con menos de siete millones de habitantes y una topografía, clima y ubicación casi perfecta para las operaciones aéreas de la OTAN. Los Liberators y B-17 de los Estados Unidos operando desde Sicilia durante la Segunda Guerra Mundial hubieran sido más efectivos que los jets anglofranceses. Todo lo que puede decirse del desastre es que Obama parece haber querido humillar a los habitualmente parasíticos europeos mordedores de tobillos y al menos logró eso, al precio del prestigio militar occidental. La única cosa peor que pelear una guerra innecesaria contra un régimen salvaje y débil es perder esa guerra contra un régimen salvaje y débil.

¿Guantánamo está abierta o virtualmente cerrada?

Obama confundió al mundo acerca de los protocolos antiterroristas de los Estados Unidos. Como un senador y candidato demagogo, se pasó tres años condenándolos como inefectivos y antinorteamericanos, y luego los adoptó a todos. Pero nadie sabe hasta qué grado Guantánamo, las rendiciones extraordinarias, los tribunales, las detenciones preventivas, las intercepciones telefónicas y los Predators siguen siendo crímenes de guerra de Bush y Cheney o valiosas herramientas norteamericanas que continuarán siendo usadas. Si las usas, ¿eres un patriótico combatiente en operaciones de contingencia en ultramar, o un futuro criminal de guerra a ser juzgado luego por cargos planteados por Eric Holder? ¿Acaso aquellos que alguna vez presentaron demandas en favor de los detenidos de Guantánamo y que en el gobierno presentan demandas para justificar los asesinatos dirigidos con drones Predator volverán a demandar en representación de los detenidos de Guantánamo cuando hayan dejado el poder? ¿Se juzgó a Khalid Sheikh Mohammed en Nueva York de la misma manera en que Guantánamo fue virtualmente cerrada (definiendo "virtualmente" como la noción mediática de que el que Obama quiera hacer lo progresista es mejor que hacerlo en realidad)?

¿Quién proveerá protección, los policías o los mafiosos?

Pero es en el Pacífico en donde bien podríamos ver los cambios más dramáticos de la retirada norteamericana. De forma insidiosa, los chinos están traduciendo su formidable poder financiero en un nuevo perfil militar muscular. Corea del Norte está tan demente como siempre. El proverbial comerciante aterrorizado de la región no sabe por tanto a quién acudir, si al policía en decadencia que rara vez está y que sueña con su pensión jubilatoria, o a los jóvenes matones que demandan dinero de protección si no quieren que pase nada malo.

El resultado es que Japón, Corea del Sur, Taiwán y las Filipinas tienen un ojo puesto en China y otro en Washington, y por lo tanto están cada vez más aterrados. Pasará una de tres cosas: nuestros tambaleantes aliados demandarán una mayor presencia de los EE.UU. en la región y nuevas promesas de protección bajo el paraguas nuclear norteamericano (cosas bastante improbables); o se volverán potencias nucleares y, a diferencia de Corea del Norte, sus misiles funcionarán como los Camrys y Kias; o tratarán de salvar la ropa mediante acuerdos con los chinos que resultarán en una nueva versión de la vieja Esfera de Coprosperidad (la China de 2011 me recuerda demasiado al Japón de 1935).

En este momento, no puedo imaginar que alguien en Taiwán crea que la administración Obama hará o dirá algo en caso de que mañana aparezcan buques chinos a una milla de la costa taiwanesa, pero puedo concebir el discurso más elocuente acerca de por qué China debe inevitablemente reunificarse con la China comunista. De hecho, Obama llamaría a ambos lados a la cautela, mientras despedaza a los taiwaneses por provocar a los chinos, mientras elucubra un trato "balanceado" que ceda aguas taiwanesas a China, hasta el siguiente incidente.

En resumen, pronto volveremos a 1937. Las viejas reglas están desapareciendo. Todo lo que esperamos es que haya algún alborotador audaz que deje perfectamente claro que ya no hay tales reglas, demostrándolo mediante alguna violación flagrante del orden internacional, tomando una embajada al estilo 1979, cruzando una frontera o derrocando un gobierno. Conoceremos entonces los protocolos a aplicarse: una advertencia norteamericana acerca de "una gran preocupación"; una reunión en la ONU o algún consejo regional; varias "fechas límites" (como hemos visto con las cinco que se le dieron a Irán); una filípica privada contra la víctima por haber provocado a los agresores y puesto a los EE.UU. en una posición incómoda; una muy elogiada solución "internacional" que le otorga al instigador lo que desea; alguna clase de premio post-Nobel para Obama por su sobriedad y dotes de estadista. Lo que es nuevo en esta oportunidad es que la mayoría de la población (de la que el 50% no paga impuesto a las ganancias y que reciben del Gobierno o todo o una gran parte de su ingreso) recibirá con alivio la retirada, en el sentido de que habrá más vales de comida y fondos para la Seguridad Social, Medicare y Medicaid obtenidos gracias a la puesta en reserva de los buques y aviones. (¿Tengo que sacrificar mis reemplazos de cadera y rodilla financiados por el gobierno federal en el altar de las fragatas que patrullan el Mar de Japón?)

No habrá un nuevo orden mundial y mucho menos un capitalismo democrático pan-global del fin de la historia. En cambio, las hegemonías regionales ocuparán el lugar y harán lo que se les plazca. Para el Mar Negro y Europa Oriental, una Rusia casi decimonónica fijará las reglas. China tendrá peso en Asia hasta la frontera con la India. Un nuevo Imperio Otomano presionará a Grecia y Chipre y le dará poder y credibilidad al nexo islámico anti-israelí. Un mundo árabe-islámico caótico se unirá en su odio hacia Israel. De la misma manera en que al público lo hartan los casi diarios sermones de teleprompter de "seré perfectamente claro" y "no se equivoquen al respecto" y "seamos honestos" Obama, también el mundo se cansará de un Reverendo Obama cuyos sermones se incrementan en proporción directa a sus amenazas de "consecuencias" y "ramificaciones". Al principio, nosotros los norteamericanos apreciaremos los ahorros financieros y el fin de los problemas; pronto, aprenderemos lo que aprendimos la última vez en 1941.

Entiendo por qué Obama, al igual que casi todos los que son productos de la universidad y del gobierno, cree que la razón y el diálogo deben ganarle a la disuasión. Quisiera que tuviera la razón y que las reglas humanas del comedor de la Facultad de Derecho de Harvard fueran las de la comunidad internacional. Ciertamente sería más barato y seguro si los logos y no el orgullo, el miedo y la percepción del interés propio gobernaran las relaciones entre las potencias. La elocuencia debería pesar más que la musculatura, y escuchar es a veces tan esencial como actuar. Pero el problema es que el mundo allende nuestras costas es principalmente no democrático, pobre, tribal, fanático e iracundo, y quiere la clase de poder, riqueza e influencia que nosotros hace mucho que damos por sentado que es nuestro derecho de nacimiento, y busca formas de cumplir con sus agendas, usualmente a costa de los más débiles.

Hacia 2016 el mundo será un lugar muy peligroso, mientras los norteamericanos ven cada dólar "desperdiciado" en seguridad nacional como un dólar "robado" a sus privilegios sociales federales de derecho divino.

sábado, 23 de julio de 2011

Tenemos de todo un poco, señoras y señores

Hubo tanto en esta semana de lo que se podría hablar que el esfuerzo de tratar cada tema con detalle sería agotador.

El pantriste de Daniel Filmus ya no sabe qué hacer para robar cámara. Bastante espacio ocupa con los afichitos azules con slogan afanado a Claudio Lozano y melosos dibujos que no incluyeron a los Ositos Cariñosos sólo porque ya habían puesto a dos policías, ella de la Federal y él de la Metro, tomados de la mano y sonrientes. No quiero pensar en qué diría Garré de eso.

Lástima que la onda paz y amor que le meten a los afiches termine desmentida cada vez que algún entenado del kakismo abre la boca para escupir veneno y pestes sobre los porteños asquerosos que tenemos la caradurez de no "estar con Cristina".

Ni hablar de su última denuncia de "campaña sucia", la de las encuestas truchas malas feas caca pis que quieren endosarle a Fúlminus los pecadillos del psicópata Schoklender y de la rotunda Rachid. No recuerdo al candidato del Frente para la Victoria's Secret lamentando el nivel de la campaña cuando unas semanas antes del sopapo del 10 de julio le endilgaron a la candidata a vice de Macri una presunta malversación de fondos.

Quizás sea un signo de los tiempos el que al kirchnerismo, que en el 2005 supo inventarle cuentas en el exterior a Enrique Olivera y que en el 2009 imaginó que De Narváez les hacía competencia en el negocio de la falopa, no le haya quedado otra forma de embarrar la cancha que rociándose ellos mismos de merda y apelar a la doctrina de "la lástima garpa".

Más entretenido sería hablar de la campaña que Victoria Donda, la Wanda Nara del campo nacional y popular, está haciendo como candidata a diputada nacional por la ambulancia de progres malheridos que conduce un Hermes Binner devenido en paramédico.

Lástima que no tenga a mano una fotito para mostrar el afiche en el que la Donda aparece con el Congreso de fondo y con sus atributos bien al frente, con una sonrisa pícara y sosteniendo un cartelote rojo que dice "Vamos a portarnos mal".

En serio, esos afiches no me dejan claro si presentan a una candidata al Poder Legislativo de la Nación o si están promocionando una porno softcore.

Después está el colapso bonafinesco de la víbora Carlotto, que no sé dónde se meterá su papel de "policía buena" (la mala, obviamente, es la psicópata de Herpes) ahora que aparece deseando que los Noble Herrera sean hijos de desaparecidos (¿no que era una desgracia que le pasara eso a alguien?), asegurando que el ADN muta en diez años y poco menos que reclamando a gritos que se amplíe el cotejo genético para incluir a los muertos paraguayos en la Guerra de la Triple Alianza por si los nenes de Ernestina resultaran ser recontranietos apropiados de Solano López.

Y el domingo tenemos las elecciones en Santa Fe, en donde si todo sale bien y la suerte sonríe un poco, vamos a terminar viendo cómo el Chivo Rossi queda tercero detrás de un candidato primerizo que hace poquito nomás se fijaba en los números de taquilla en vez de los de las encuestas.

Pero para salir de la mediocre escena local y darle una pátina internacional a este posteo, quiero dejarles una columna de opinión que encontré acerca de la crisis griega y que por lo menos me arrancó una sonrisa.

Denle a Grecia lo que se merece: comunismo

Por Bill Frezza


Muy de vez en cuando aparece una oportunidad para hacerle justicia a un pueblo y darle lo que realmente se merece. La hora de Grecia ha llegado.

Debe estar haciéndose claro para todos excepto los más obtusos miembros de la elite bancaria que no es posible robarle suficiente dinero a los contribuyentes alemanes para salvar a la economía griega del default. Podrán retrasarlo, tal vez, pero el colapso es inevitable.

Una vez que esto suceda, ¿cuál es el propósito de condenar a Grecia a alguna clase de purgatorio financiero temporario y selectivo en el que la irrelevante economía griega siga humillando a alguien lo bastante tonto como para prestarle un centavo a su gobierno disfuncional? ¿Por qué no ir de una vez por todas a darle al país lo que muchos de sus ciudadanos han estado demandando violentamente durante casi un siglo?

Que tengan comunismo.

Aunque les sea difícil de creer a los jóvenes, el comunismo fue alguna vez una fuerza histórica mayor que tuvo subyugados a miles de millones. Fuera de los salones de las universidades de elite, ¿quién lo toma en serio? Es cierto que tenemos a Cuba, donde la vigilia mortuoria de Castro es lo último que se interpone entre esa oscurecida colonia penal y un inevitable maquillaje a cargo del Club Med. Después está Venezuela, aunque decaen las esperanzas de que Hugo Chávez continúe portando el estandarte bolivariano por mucho tiempo más ahora que está ocupado dándole a los cócteles de FOLFOX mientras busca señales de caída del cabello. Y francamente, una dinastía familiar psicópata que gobierna una nación de zombies atrofiados difícilmente hace de Corea del Norte un ejemplo adecuado de comunismo.

Lo que el mundo necesita, a menos que nos olvidemos, es un ejemplo contemporáneo del comunismo en acción. ¿Qué mejor candidato que Grecia? Lo han estado anhelando por años, demostrando un nivel de virulencia anticapitalista sin igual en cualquier país desarrollado. Están temperamentalmente en sintonía con él, una vez que hicieron que todos los griegos con vocación de trabajo duro se fueran del país en busca de oportunidades. No representan una amenaza militar para sus vecinos, a menos que se tiemble ante la imagen de soldados que desfilan vistiendo polleras blancas. Y tienen toda la parafernalia de una nación occidental moderna, lo que los convierte en un banco de pruebas impoluto para las teorías marxistas. Sólo hay que echarlos de la Unión Europea, cortar el flujo de euros gratis, y devolverles las planchas de impresión para sus viejas dracmas. Después hay que hacerse a un lado durante una generación y observar.

La tierra que inventó la democracia la usó para perfeccionar el arte de vivir a costa de otros, un ejemplo que todas las democracias occidentales parecen decididas a emular. El ser los primeros en quedarse sin el dinero de los demás hace que Grecia esté verdaderamente madura para dar el siguiente paso lógico más allá del socialismo.

Por desgarrador que sea, podemos encontrar alivio en el hecho de que Grecia no tiene demasiada economía como para destrozar. La única industria griega que vale algo es el turismo, que está rápidamente colapsando conforme los turistas se hartan de quedar varados por huelgas mientras esquivan los cócteles Molotov. Los demás podremos encontrar muchas otras fuentes de cordero, yogurt y aceite de oliva. Ellos aplastaron el concepto de propiedad privada hace mucho bajo el peso de regulaciones ambientales, culturales y sociales que gobiernan el uso de la tierra. ¿No sería instructivo dejar que intenten construir el paraíso de los trabajadores para recordarnos cómo se ve la igualdad impuesta por el Estado?

A diferencia de las vecinas naciones balcánicas que pudieron experimentar los gozos del comunismo luego de la Segunda Guerra Mundial, Grecia se salvó de caer en el precipicio gracias a una masiva intervención occidental al igual que a un pacto lateral churchilliano que obligó a Stalin a dar marcha atrás. La brutal guerra civil entre el Partido Comunista Griego (el KKE) y las fuerzas gubernamentales respaldadas por Gran Bretaña y los EE.UU. pusieron los cimientos para décadas de enfrentamiento entre simpatizantes comunistas que nunca abandonaron el sueño, y juntas de derecha decididas a gobernar por la fuerza. La paz tensa que ha existido desde que echaran a patadas a los coroneles oculta las tensiones subyacentes mientras todo griego se preocupa de si alguien está trabajando menos horas que él.

Cómo fue que Grecia estafó su ingreso en la Unión Europea mientras que la esforzada Turquía se quedó afuera mendigando es un testamento a los astutos diplomáticos en Bruselas, que seguramente están consultando sus manuales para ver qué esquema van a conjurar ahora para encajarle a alguien más la cuenta. Por qué la U.E. le otorgó créditos a una nación cuyos gobiernos han estado en un estado crónico de default desde que el país ganara en 1832 su independencia del Imperio Otomano es un tema digno de una investigación de "News of the World". Quizás Fannie Mae los estaba asesorando.

Así que, a pesar de las reuniones frenéticas, la tragicomedia se acerca a su acto final. Es hora de que la industria financiera global abandone sus apuestas y vuelva a casa antes de que más empleados bancarios inocentes acaben inmolados. Si no se quiere que el contagio real se esparza, es decir la enfermedad de creer que se puede consumir perpetuamente más de lo que se produce, hay que dejar a Grecia en manos de los griegos y que los banqueros asuman sus pérdidas.

Por más difícil que sea para un greco-americano como yo el admitirlo, descansar en laureles de dos mil años de antigüedad es una rutina gastada. Aunque pocas culturas puedan remontarse con orgullo a tantos logros en las artes, el drama, la filosofía, la retórica y la arquitectura que fueron la gloria de Grecia, es hora de que los modernos griegos se examinen duramente a sí mismos. ¿Qué han hecho por el mundo últimamente? Aún más importante: ¿qué están dispuestos a hacer para ayudarse a sí mismos? Si no pueden enfrentar esa pregunta, entonces es hora de cantar "La Internacional".
Hasta la próxima.

sábado, 16 de julio de 2011

Una semanita de merda (updated)

En apenas seis días el kakismo:
  • perdió por masacre una elección en el distrito más visible del país y casi se queda afuera de la segunda vuelta,
  • comprobó que su "juventud maravillosa" apenas sacaba un postroso 14 por ciento en su primera prueba electoral seria,
  • quedó atado a los dichos de una manga de culturosos y matarifes totalitarios que no tuvieron más democrática idea que salir a putear a los mismos votantes que no habían conseguido por las urnas,
  • tiene que bancarse que las encuestas que usa para sostener el "Cristina ya ganó" queden sospechadas por lo menos de haber sido toqueteadas,
  • vio cómo las acusaciones que querían circunscribir al parricida de Schoklender empezaban a respirarle en la nuca a la Madre Putativa de la Patria y a su familia directa,
  • se encontró con que Herpes de Bonafano quedaba expuesta como una empresaria garca que no pagaba sueldos y que mandaba a moler a palos a sus trabajadores, además de ser psicópata y muy probablemente chorra,
  • se tuvo que comer que dos exámenes de ADN dejaran en ruinas la fantasía de que los Noble Herrera fueran futuros Cabandiés por liberar,
  • y encima Argentina se queda fuera de la Copa América, como para coronarlo todo.
En una sociedad medianamente normal y sensata, un gobierno que en menos de una semana quedó pegado a derrotas electorales, declaraciones impresentables, desfalcos millonarios y el colapso de una causa hecha pa'joder a sus enemigos de turno estaría pensando seriamente en hacer las valijas y tomárselas. Lo de la Copa América sólo emputece el humor social, vale aclarar.

Acá lo más probable que pase es que, como de costumbre, hagan de cuenta que nada pasó, que todo sigue bien, que es un complot de los medios, de Magnetto, de la Mesa de Enlace, de la CIA junto al Mossad y el MI6, y de Cecilia Pando junto a las últimas cincuenta promociones de militares retirados, que hay que seguir para delante porque vamos fantástico cantando el "Nunca Menos", usando la cadena nacional para anunciar pelotudeces aunque no quede prendido un televisor en todo el país e invocar místicamente a "Él" vestidos todos de negro.

Eso sí, no descarto que salga algún ministro desubicado a pedir la cabeza de Batista.

Y en todo este panorama, lo único que les queda es rogar por un "efecto escarpín" a partir de la futura paternidad del Pingüicerdo. Es que el "efecto viudez" es tan 2010...

sábado, 9 de julio de 2011

Una historia de ciencia ficción

Aún si tuviera alguna buena idea de qué tratar hoy, la veda electoral de esta ciudad (je) me lo complicaría, así que para no hacer como la Presidenta cada vez que usa la cadena nacional, hoy vamos a ir a otras cuestiones.

Entre los múltiples universos de ciencia ficción que disfruto está el de la serie de novelas de Honor Harrington, escritas por el novelista norteamericano David Weber. La serie en sí empieza como una adaptación espacial de las Guerras Napoleónicas del siglo XIX, más específicamente del aspecto naval, reemplazando a Gran Bretaña, a Francia y a las otras potencias de la época por colonias espaciales que son sus análogos mas no necesariamente idénticos, aunque en las últimas entregas (la serie ya va por doce novelas en la línea principal, cuatro derivadas y cinco antologías) el estilo de guerra parece algo más de la Segunda Guerra Mundial.

El autor se mató con el diseño del universo y por momentos no puede evitar envolverse en descripciones enormes sobre ese universo, pero dejaré que los méritos literarios sean discutidos por alguien que sepa un poco más de eso; me limitaré a decir que me entretiene y eso es lo básico que espero de una historia antes de ponerme a pensar en otras cosas.

En fin, el punto es que en una de las antologías el autor aprovecha para publicar una parte de su "biblia de escritor", con explicaciones sobre la tecnología de la serie y la historia ficticia de las naciones contendientes. Dejo aquí, porque es a donde quería llegar, una traducción de la historia particular de la que vendría a ser la nación antagonista inicial de las primeras novelas, la República Popular de Haven, que vendría a ser un paralelo de la Francia pre- y post-revolucionaria... aunque quizás noten en estos pasajes demasiados paralelismos con otro país que conocemos demasiado bien y que no pudo evitar que me salga una sonrisa triste al leer...

Una última nota; el autor usa un calendario con punto de partida en nuestro año 2103, así que súmenle ese número a los años que aparecen en el extracto.

En fin, acá vamos.

Haven se encuentra en una región particularmente atractiva, con una inusualmente alta proporción de estrellas de clase F, G y K, y la expedición original estaba extremadamente bien financiada por un emprendimiento conjunto de no menos de once corporaciones basadas en planetas integrantes de la Liga Solariana. Más aún, el nombre de Haven demostró ser apropiado, ya que las formas de vida terrestres se adaptaron a su ambiente con un mínimo de dificultad y su clima era casi idílico. Con una poderosa organización de relaciones públicas cantando las loas de su atractivo, ejerció un efecto magnético entre los aspirantes a colonos de la Liga y, con la nueva tecnología hiperespacial disponible, creció a una velocidad increíble. Para 1430 PD, la República de Haven ya contaba con una población planetaria de casi mil millones y estaba empezando a organizar sus propias expediciones colonizadoras en lo que se conocería (a pesar de que otros seis sistemas en la misma región habían sido colonizados antes o casi al mismo tiempo que Haven) como el Cuadrante Haven.

Para 1475, la economía y el gobierno de Haven habían demostrado ser extremadamente eficientes y efectivos. Políticamente, Haven era una democracia representativa con una clase media fuerte y políticamente activa, y su política económica consagraba los principios del capitalismo liberal con mínima interferencia gubernamental. Junto con la ventaja provista por las altamente favorables circunstancias iniciales de la colonia, esta combinación de eficiencia de mercado y gobierno flexible crearon un estándar planetario de vida al menos tan elevado como el de la mayoría de los mundos miembros de la Liga Solariana, y se convirtió en la envidia y el modelo a seguir para todos los otros mundos del cuadrante.

Durante los siguientes dos siglos, Haven continuó cumpliendo con su promesa, con una población de casi siete mil millones en todo el sistema y convirtiéndose en una especie de Atenas interestelar. El Cuadrante Haven, aunque compuesto por mundos y sistemas estelares independientes, rivalizaba con la Liga Solariana en poderío económico, a la vez que continuaba siendo una entidad vibrante y expansiva, a diferencia de la esencialmente satisfecha y contenta Liga. Aunque el cuadrante no contenía ninguna confluencia de agujeros de gusano, tenía acceso a la Confluencia de Manticore (y luego a la Confluencia de Erewhon) y por su intermedio a la Liga, y todo apuntaba a que su expansión y prosperidad continuarían.

No fue así. Es imposible hacer una identificación precisa de un evento específico que causara el cambio en el cuadrante, pero en términos generales podría ser llamado "exceso de éxito". Al cuadrante, y en particular Haven, le había ido demasiado bien. Su riqueza era incalculable, y comenzó a parecer injusto que esa riqueza no estuviera distribuída más equitativamente. En particular, el capitalismo, como siempre, había producido clases estratificadas que iban desde los extremadamente ricos hasta los marginales e incluso sub-marginales, y si los miembros de la clase "sub-marginal" de Haven estaban inestimablemente mejor que, por ejemplo, los ciudadanos pre-andermanos de Nueva Berlín, no estaban bien en comparación con sus propios conciudadanos prósperos.

La República comenzó así a experimentar, con cautela al principio, con programas de asistencia y bienestar para incrementar las oportunidades de sus ciudadanos menos afortunados. Desafortunadamente, lo que comenzó como un experimento se convirtió gradualmente en otra cosa. Las transferencias se tornaron cada vez más importantes para el mantenimiento de los pobres industriales, lo que significó una mayor carga para los elementos productivos de la sociedad. Las operaciones industriales marginales se beneficiaron con tarifas proteccionistas, préstamos públicos y concesiones explícitas para fomentar el pleno empleo, lo que a la vez recortó la eficiencia y productividad general de la base industrial y alentó la inflación. La inflación empeoró aún más la condición de los pobres, lo que hizo necesario transferencias aún más elevadas, transferencias que pronto fueron indexadas de acuerdo con la tasa de inflación de manera periódica y obligatoria, y, conforme proliferaba la red de asistencia, esta comenzó a ser considerada como un "derecho" fundamental de los que recibían la ayuda. Para 1680 PD, Haven había proclamado su célebre "Carta de Derechos Económicos", que declaraba que todos sus ciudadanos tenían un "derecho inalienable" a un estándar de vida relativo a ser definido (y ajustado según lo exigiera la inflación) por un estatuto de la legislatura.

En el proceso, el gobierno había iniciado una espiral interminable de inflación, mayores transferencias, y déficit fiscal creciente. Aún más, había (sin intención, al menos al principio) erosionado la fuerza fundamental de su propia democracia. La clase media, la tradicional espina dorsal de la República, estaba bajo creciente presión tanto de arriba como de abajo, oprimida entre una economía cada vez menos productiva y exigencias cada vez mayores sobre sus ganancias para mantener el sistema de bienestar. Mientras que la clase media había visto alguna vez a la clase alta como (en el peor de los casos) rivales esencialmente amigables o (en el mejor de los casos) como aliados en su prosperidad común, empezaron a ver a los ricos, al igual que los pobres, como enemigos en la lucha por una prosperidad decreciente. Peor aún, la tradicional aspiración de la clase media a la movilidad ascendente se había convertido en un sueño cada vez más remoto, y era más fácil enfocar el resentimiento en aquellos que tenían más que la clase media que en aquellos que tenían menos, una tendencia que se tornó cada vez más pronunciada conforme comentaristas y académicos "iluminados" afianzaban sus posiciones dominantes en los medios y en el sistema educativo.

Quizás lo peor fue el surgimiento de los bloques "pensionados". Los pensionados (así llamados porque vivían "de las pensiones") todavía eran votantes de pleno derecho y, lógicamente, apoyaban a los candidatos que más les ofrecían. Era una cuestión de interés propio, y el interés propio de los pensionados encajó con el de los políticos cada vez más carreristas. Surgió una nueva clase de políticos de aparato, los "administradores de pensionados", que cumplían el papel de hacedores de reyes al proveer enormes bloques de votos a los candidatos de su elección. Los políticos que ejercían cargos pronto se dieron cuenta de que su permanencia en los mismos estaba virtualmente garantizada con el respaldo de los administradores, y de que lo contrario también era cierto. Un político marcado por el "Quórum del Pueblo" (el término oficial que describía a la alianza de los administradores de pensionados) estaba condenado, y conforme los líderes del Quórum se percataban de su poder, eligieron a políticos específicos para castigarlos como ejemplo para todos los políticos sobre el poder que el Quórum representaba.

Por último, como para completar la epidemia sistémica de locura masiva, la mayoría de aquellos que reconocían que había algo que andaba mal abrazaron una "teoría conspirativa" que asumía que sus problemas debían resultar de las maquinaciones hostiles de alguien, probablemente de los miembros de las "clases adineradas" domésticas o de las industrias extranjeras que "arrojaban" sus productos baratos y de baja calidad en la economía de Haven. Casi peor, había un elemento atrincherado de "esto no estaría pasándonos si no estuviéramos en falta de alguna manera" en la gran mayoría del pensamiento político y el análisis y retórica social havenita de mediados del siglo XVIII, y esta tendencia masoquista sólo se volvió más pronunciada conforme el siglo llegaba a su fin.

Para 1750 PD la República (no ya "la República de Haven" sino "la República Popular de Haven") se había vuelto prisionera de una coalición de políticos profesionales (de hecho, políticos que nunca habían tenido ni estaban calificados para cualquier otra carrera) y el Quórum, ayudados y amparados por una comunidad académica en bancarrota moral e intelectual y medios de comunicación masivos que se sentían filosóficamente a gusto con los objetivos del Quórum y que se acobardaban (cuando hacía falta) por amenazas de listas negras. Que el Quórum podía tener éxito en poner periodistas en la lista negra había sido demostrado en 1746 en el caso de Adele Wasserman, una de las últimas periodistas moderadas. Su moderación, que estaba de hecho un poco a la izquierda del centro para los estándares de mediados del siglo XVII, era tildada de "conservadora" o más frecuentemente de "reaccionaria" para sus contemporáneos del siglo XVIII. Ella misma fue acusada de ser "enemiga del hombre común", "esclava de los poderes adinerados", y (la calumnia más dura de ese entonces en Haven) "elitista fiscal", y su empleador, uno de los últimos servicios de noticias independientes, fue presionado para rescindir su contrato (por "demagogia socialmente insensible e inapropiada") mediante un boicot económico, huelgas y presión gubernamental. Su despido, seguido por su posterior asentamiento en el Reino de Manticore y una carrera exitosa como teórica señera del Partido Centrista, fue la señal definitiva para cualquiera que tuviera ojos. A menos que algo extraordinario tuviera lugar, el sistema havenita vigente estaba condenado.

El problema era uno que había surgido junto con el Imperio Romano de la Vieja Tierra: cuando el poder depende del "pan y circo", aquellos en el poder se ven compelidos a dar beneficios más grandes si quieren seguir en el poder. En efecto, los políticos requerían arcas públicas sin fondo y perpetuamente repletas para pagarles a los pensionados y proveer la rapiña y corrupción que sostenían las vidas a las que ellos mismos estaban acostumbrados, y después de casi dos siglos de heridas autoinfligidas cada vez más serias, ni siquiera la alguna vez robusta economía havenita podía soportar esa carga. Se tornó evidente para las cabezas políticas que todo el edificio estaba en problemas: los ingresos impositivos no habían igualado a los gastos en más de 143 años terrestres, la investigación y el desarrollo estaban tambaleando ya que un sistema educativo cada vez más politizado (y por lo tanto inútil) difundía la cháchara pseudo-científica de la teoría económica colectivista en vez de una sensata instrucción científica; y los números menguantes de administradores industriales y técnicos verdaderamente capaces provistos por el sistema se veían cada vez más atraídos por otros sistemas estelares cuyas economías les permitían usar sus talentos y disfrutar de los beneficios subsiguientes. La "Ley de Conservación Técnica" de 1778, que revocó las visas de emigración para todos los ingenieros de investigación y producción mediante la nacionalización de su experiencia "como un recurso de la República", debía poner fin a eso, pero no pudo revertir las tendencias fatales.

El crecimiento económico real se había detenido (de hecho, la economía estaba contrayéndose), pero era políticamente imposible escapar de pagos cada vez más altos del Estipendio Vital Básico, y la estanflación resultante se convertía en una reacción autosostenida. En 1771 PD, un reporte económico altamente clasificado hecho para la Cámara de Legisladores predijo que para el año 1870 PD toda la economía colapsaría en un desastre que haría que la Gran Depresión y el Invierno Económico de 252 PD en la Vieja Tierra parecieran tibias recesiones. Los Jefes de Estado Mayor, puestos al tanto del nivel de colapso que se anticipaba, advirtieron que éste provocaría una guerra sin cuartel en las calles a medida que los ciudadanos de Haven pelearan por comida para sus familias, ya que Haven había alcanzado mucho antes una población que no podía alimentarse sin importaciones, y las importaciones no podían pagarse con una balanza comercial negativa.

El gobierno sólo vio dos posibles salidas: afrontar la realidad, terminar con el déficit fiscal, abolir el EVB y esperar a sobrevivir la reorganización catastrófica que sobrevendría, o encontrar alguna otra fuente de ingresos que mantuviera a flote al presupuesto. Era mucho pedir para ellos afrontar la posibilidad de admitir que ya no se podían pagar los intereses del futuro hipotecado de Haven, lo que significaba que sólo la segunda solución era una posibilidad real, pero ya no había más dinero que exprimir de la economía. Un grupo de legisladores aterrados sugirió esquemas draconianos para "exprimir a los ricos", pero la mayoría reconocía que tal panacea sería puramente cosmética. Al margen de sus propios bienes ocultos, los ricos representaban menos del 0,5% de la población total, y las tasas totalmente confiscatorias propuestas proveerían sólo un alivio temporal... y eliminarían tanto la inversión privada futura y las más altas categorías fiscales (que ya tenían tasas del 92% al ingreso personal y del 75% al ingreso por inversiones) como una fuente de ingresos a largo plazo. Una base impositiva autosostenida podía ser producida sólo por una clase media fuerte, y la clase media había sido sistemáticamente destruída; lo que quedaba de ella era demasiado pequeño como para sostener los gastos actuales del gobierno y lo había sido así durante casi un siglo.

Eso sólo dejó una forma posible de encontrar el ingreso necesario y el gobierno, con la cooperación del Quórum, se preparó para acometerla mediante el así llamado "Plan DuQuesne".

El primer paso fue una "Convención Constituyente" que reescribió radicalmente la Constitución havenita. Aunque mantenía una fachada democrática, la nueva constitución, al redefinir los requisitos electorales y calificaciones necesarias para ejercer cargos y otorgarle a la Cámara de Legisladores el derecho de negarse a aceptar incluso a un representante debidamente electo si la Cámara lo encontraba "personalmente incapacitado para ejercer cargo público", creó una dictadura legislativa con membresía hereditaria. No era una herencia estrictamente de padre a hijo sino una codificación del proceso de "adopción" que se había convertido en la carrera habitual de los políticos havenitas durante el siglo anterior; las verdaderas dinastías vendrían después. El segundo paso fue no limitar el gasto deficitario sino incrementarlo, esta vez con el apoyo entusiasta de las Fuerzas Armadas, que experimentaron la mayor expansión en tiempo de paz en la historia havenita. Y el tercer paso, lanzado en 1846 PD, fue adquirir ingresos adicionales de una fuente completamente nueva: la conquista militar.

Los ataques iniciales casi no tuvieron oposición. El cuadrante estaba tan acostumbrado a la idea de que Haven representaba el ideal al que toda la Humanidad aspiraba que su progresivo colapso había sido tristemente subestimado. Los problemas de Haven eran conocidos, pero se juzgó mal su severidad, y el consenso era que todos ellos podrían ser resueltos si tan sólo Haven pusiera la casa en orden. De hecho, la mayoría de los vecinos de Haven pensaban que Haven estaba en el camino correcto pero que simplemente se había salido temporalmente de control, y muchos de ellos estaban en las primeras etapas del mismo proceso en una suerte de emulación suicida del desastre. La repentina expansión de las fuerzas armadas havenitas causó algo de preocupación, pero aquellos que aseguraban que la históricamente amistosa Haven estaba contemplando acciones hostiles fueron tomados por alarmistas histéricos. Además, los otros sistemas del cuadrante empezaron a ver que sus propias economías estaban cada vez más ajustadas, y las naves de guerra y las tropas costaban dinero que se requería para sus propios programas de bienestar.

El resultado fue un tiro al pavo para la Armada Popular. Entre 1846 y 1900 PD, un período de poco más de cincuenta años, la República Popular de Haven había conquistado cada sistema estelar en un radio de cien años luz a la redonda, incorporándolos por la fuerza dentro de una nueva RPH interestelar gobernada por la ahora abiertamente hereditaria "legislatura" del sistema Haven.

Desafortunadamente para los legislaturistas, pronto descubrieron que la conquista no era la solución que esperaban. Era cierto que podían saquear las economías de los mundos conquistados, pero a menos que quisieran una insurrección servil, había un límite a lo mucho que podían destrozar sus economías subordinadas. Peor aún, la maquinaria militar necesaria para conquistar y luego patrullar su nuevo imperio costó aún más que lo que habían anticipado, particularmente conforme sus alarmados y (aún) no conquistados vecinos empezaron a armarse en respuesta. A pesar de todos los esfuerzos, sus presupuestos continuaron tercamente en la columna del déficit; simplemente no podían pagar tanto sus fuerzas armadas como el apoyo a su población subsidiada con los recursos disponibles. Había una apariencia de prosperidad en el frente doméstico, pero aquellos que estaban en posiciones informadas sabían que era sólo una apariencia. En suma, la "República" tenía sólo dos opciones: continuar expandiéndose, o colapsar.

sábado, 2 de julio de 2011

Un decálogo para los países en desarrollo

La sequía sigue y no parece dar señales de que vaya a amainar.

Esta semana les dejo una traducción hecha por un humilde servidor de un decálogo publicado por los amigos de El Opinador Compulsivo y que pienso que debería ser impreso hasta en los billetes de curso legal, a ver si de una vez por todas nos queda en la cabeza.

I. Sólo te culparás a ti mismo por tus fracasos en el desarrollo. Culpar al imperialismo, al colonialismo, y al neoimperialismo es una excusa conveniente para evitar examinarse a sí mismo.

II. Admitirás que la corrupción es la más importante causa de los fracasos en el desarrollo. Los países desarrollados no están libres de corrupción, pero con sus ingresos se pueden permitir el lujo de tener escándalos de ahorros y préstamos.

III. No subsidiarás ningún producto, ni castigarás al productor rural para beneficiar al habitante de la ciudad. Los precios altos son la única señal efectiva para incrementar la producción. Si hay disturbios debido a la falta de comida, deberás renunciar a tu cargo.

IV. Abandonarás el control estatal en favor de los mercados libres. Tendrás fe en tu propia población. Una población viva y productiva naturalmente da lugar al desarrollo.

V. No pedirás más préstamos. Obtendrás inversiones extranjeras que se paguen a sí mismas. Construirás sólo la infraestructura que se necesita y no crearás elefantes blancos o ferrocarriles que terminan en los desiertos. No aceptarás ayudas que tengan como único fin subsidiar industrias en crisis en los países desarrollados.

VI. No reinventarás la rueda. Millones de personas han transitado el camino del desarrollo. Ve por los caminos bien transitados. No sean prisioneros de ideologías muertas.

VII. Desecharás las ideas de Karl Marx de tu mente y las reemplazarás con las ideas de Adam Smith. Los alemanes han elegido. Tú los seguirás.

VIII. Serás humilde mientras te desarrolles y no le dictarás cátedra al mundo desarrollado por sus pecados. Escucharon cortésmente en los '60 y los '70, no lo harán más en los '90. [Sigue siendo relevante en los 2000].

IX. Abandonarás todos los foros Norte-Sur, que sólo promueven discursos hipócritas y gestos simbólicos. Recordarás que los países que han recibido la mayor cantidad de asistencia per cápita han tenido los fracasos más espectaculares en su desarrollo. Desecharás todas las teorías del desarrollo.

X. No abandonarás las esperanzas. Las personas son iguales en todo el mundo. Lo que Europa logró ayer, el mundo en desarrollo lo logrará mañana. Puede hacerse.
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