sábado, 23 de febrero de 2013

Reflexiones sobre el aniversario de Once


Muchachos, nada de lo que pueda yo llegar a decir o escribir hoy se va a asemejar a la seguidilla de artículos que aparecieron hoy en BlogBis, de modo que para dar a conocer su contenido en la medida de mis esfuerzos, les dejo pequeños extractos aquí y los invito fervientemente a ir a leerlos:
Soy el único que piensa que gran parte de la responsabilidad de tragedias como la de Once es de la ciudadanía? Que cuando su sangre corre quiere cabezas empaladas en picas, por una decadencia que toleró y premió con votos durante decadas? No se, creo que muchas de las víctimas, si no lo fueran, no perderían un minuto de sueño por las otras víctimas. Que los derechos de las minorías, en fin, no existen para la mayoría. Y eso no es culpa de un gobierno o de un funcionario. Es culpa de la mayoría. Es una sociedad suicida, me cuesta sentir pena por ella.
Primero, que es evidente que toda la infraestructura de transporte de pasajeros en la Argentina está atada con alambre. Toda, la vial, ferroviaria, aérea,  y lo que haya fluvial también. Y no solo está atada con alambre sino que es con alambre oxidado, de medio milímetro.
Cambiar vías y pintar trenes sirve, es algo. Reparar asientos también. Pero el ferrocarril está todavía funcionando sobre infraestructura centenaria. Cualquiera que viaje va a ver señalización de los años 20 o 30 del siglo pasado, los puentes en su mayoría son herencia de los operadores ingleses y franceses: tienen más de 120 o 140 años y jamás, jamás desde 1945 a esta parte se les ha hecho mantenimiento. Sólo hay que esperar para que un día cualquiera, al pasar sobre un puente falle una dovela y un tren completo caiga sobre una avenida,.o se deslice un apoyo y un tren de carga vaya a parar al fondo de un río.
En Argentina gastamos miles de millones en costo inicial, inflado con sobreprecios, curros y cometas. Y después ni un peso para mantenimiento. Pasa con todo, basta con ver los autos de la policía: móviles 2011 se caen a pedazos. Pasa con las FFAA que en los años 70 compraron lo más moderno del mercado, y en 40 años a aquellos barcos, aviones y tanques ni les cambiaron una bombita por lo que hoy tienen que lidiar con sistemas obsoletos y sin repuestos. Después, ante la urgencia todo es reemplazar, maquillar o comprar nuevo.
La incompatibilidad de desear "que le vaya bien" al prójimo llega al paroxismo cuando los objetivos ajenos son intrínsecamente opuestos a los propios. Un duelista no le desea a su rival "que le vaya bien" mirándolo a través del cañón de una pistola apuntada a su entrecejo, porque el éxito de su contendiente implica que el deseante obtenga un pasaje sin escalas al camposanto. Como mucho despliega una elegante cuota de caballerosidad diciendo "que gane el mejor", agregando "que soy yo, naturalmente" para su coleto.
Si algún día, en virtud de una epifanía, un golpe fuerte en la cabeza, las consecuencias que la aguja de un cirujano plástico demasiado entusiasta en medio de una sesión de aplicación de bótox tenga sobre su cortex cerebral, u obligada por la simple y acuciante necesidad, la Presidente decide abruptamente cambiar sus metas y el rumbo general de su administración, adoptando los principios republicanos que le dieron origen a la Nación y permitiendo que empecemos a soñar con un país apenas normal donde la vida, la honra y la fortuna  de sus ciudadanos no estén atados al arbitrio de sus vaivenes hormonales, entonces, y sólo entonces, será lícito y decente desear que a la Presidenta "le vaya bien".
Porque sólo en ese improbable caso "si le va bien a la Presidenta nos irá bien a todos".
Mientras eso no suceda, mi mayor anhelo es que a la Presidenta le vaya muy, pero muy mal.
Basta de hipocresía. El voto mata. El 54% es responsable por los 51 muertos del #22F
Argentina para mi sufre un anquilosamiento,   un retroceso de su capacidad generadora de riquezas, y, junto con un aumento de la población  un camino firme hacia la pobreza. Y uno de los grandes problemas de un ex-país rico es que arrastra estructuras que ya no estan dentro de sus posibilidades. Es el clásico Cadillac destartalado que encontràs funcionando en Cuba, con un V8 tan monstruoso que después de 50 años sin repuestos  encendiendo 3 cilindros y quemando aceite de coco, sigue marchando. Como pintoresco, es pintoresco.
Pero los resultados del empobrecimiento son esos, nadie quiere aceptar que se volviò pobre, entonces a nivel país quiere seguir teniendo, aparentemente, los mismos servicios. Trenes, Aerolineas de bandera, como si pudiéramos  digamos.  Pero cuando te volves pobre, jugar a ser rico tiene otros costos. La infraestructura se està cayendo a pedazos. Las comunicaciones, transporte, todo se esta cayendo a pedazos. Cada vez màs el individuo es responsable de su propia seguridad, lo cual serìa menos injusto si no pagara ademàs impuestos por servicios públicos que parecen ponerlo en riesgo màs que mejorar su nivel de vida.
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Entiendo que no es muy creativo lo que hice, pero cuando la creatividad falla o se ve sobrepasada por la realidad, es un recurso lícito dar a conocer ideas y pensamientos que expresen lo que uno siente mucho mejor que lo que es capaz de expresar.
Hasta la próxima.

sábado, 16 de febrero de 2013

Hijos de puta, incompetentes y escrachados


Que la Vaca Estúpida se autoproclame como candidata a papisa o que se haga de golpe la ecologista y llore por los arbolitos transplantados de la 9 de Julio cuando ella taló ocho manzanas para instalar Tecnopópulis no es nada. Pero que el hijo de un transatlántico de putas de Héctor Timerman, que no se cansa de hacer la del pato criollo y mandarse cagadas con cada paso que da, de golpe salga a decir que la mismísima AMIA quiere que no se haga justicia por el atentado de 1994 cuando todo lo que hizo esta organización fue criticar un acuerdo infame que sólo va a lavar de culpa y cargo a un gobierno infame negador del Holocausto y ansioso por tener armas atómicas, eso es una hijaputez suprema.
Con este acto, el cara de muerto de Timerman acaba de graduarse oficialmente de kirchnerista, es decir, se ha convertido en una mierda de persona.
Hablando de otro exponente de la incompetencia kakal, me permito señalarle al ministro de Indefensión, Arturo Puricelli, que si busca al saboteador empiece por fijarse en Balcarce 50 y que después revise bien su propia oficina.
Por ejemplo, tomemos por caso los indicadores de horas de vuelo y de días de navegación, tanto para la Fuerza Aérea como para la Armada, ya que está tan en boga esto de los barcos que se averían o hunden y los aviones que se caen.
En el Presupuesto 2003, es decir el vigente durante el año en que ÉL bajó de los cielos como nos dice la kakidad, la Fuerza Aérea tenía asignadas unas 35.610 horas de vuelo anuales para todos sus aviones y pilotos, mientras que la Armada tenía asignados 1.558 días de navegación para la flota y 4.200 horas de vuelo para la aviación naval.
En el presupuesto de este año, el décimo en la Era de ÉL, la Fuerza Aérea sólo tiene previstas 13.641 horas de vuelo, poco más de un tercio de lo que se volaba en 2003. La flota sólo va a navegar unos 421 días en total; casi la cuarta parte del 2003 en este caso. Y para la Aviación Naval sólo se presupuestaron unas 1.079 horas de vuelo en todo el año, o sea un poquito más de la cuarta parte de los números del 2003.
Confío que esta simple lectura de números ayude a entender por qué pasan las cosas que pasan, sin tener que apelar a teorías de sabotajes que son pelotudas e insultan la inteligencia.
Por último y aunque esto venga un poco a destiempo, confieso que me rompen soberanamente las pelotas las almitas sensibles que se horrorizan por los escraches a Boudou y a Kicillof. Dejémonos de joder, el primero sobresale en un gobierno de chorros justamente por ser chorro y cuando no se caga de risa se "defiende" con argumentos similares al del parricida del chiste que pide piedad por ser un pobre huerfanito, y el segundo es un "economista marxista" (que viene a ser lo mismo que un zoólogo especializado en unicornios) que vive con el dedito levantado amenazando con "hacer quebrar" a sus críticos y dictando reglas sobre lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer.
Y estos especímenes son sólo dos de los miembros de un régimen cuya única convicción (aparte de juntarla con pala) ha sido la violencia. Reivindicó de manera retrospectiva la violencia de los '70. Excusó y minimizó la violencia delincuente de nuestros días. Agredió a quienes lo critican, ya sea con palabras desde el atril, con injurias de boca de sus heraldos y voceros pagos, o con "manifestaciones" a cargo de personeros que siempre siempre terminan libres de culpa y cargo. Y encima se inspira en "intelectuales" que dicen que lo mejor que un gobierno puede hacer en una sociedad es partirla al medio entre amigos y enemigos.
Un régimen que inspira e inflige violencia no tiene derecho a llorar cuando se le devuelve en una cómoda y módica dosis parte de esa violencia. Quizás en alguna otra época podría haberme mostrado contrario a los escraches, pero no ahora que de golpe son malos siendo que antes, cuando se iba a escrachar a las casas de los viejos militares y policías, o cuando se lo golpeó y empujó al piso a un hombre mayor como Alemann o cuando se lo escupió a Fontevecchia, todo el mundo fue rápido para excusar y justificar esas agresiones.
Ojalá Boudou y Kicillof sean tan sólo los primeros escraches grandes de este año. Si son tan machos para arengar e insultar desde el atril y para perseguir y amedrentar con los recursos del Estado y con los mercenarios mediáticos y matones que tienen, que se banquen lo que provocan.
Nada más, y nada menos.

sábado, 9 de febrero de 2013

Lombrosianos con delirios de aptitud


Ya sé que esto lo colgué en BlogBis en días pasados, pero sigo tan irritado con algunas de las situaciones descritas que lo vuelvo a reiterar en este rincón.

A Twitterman se le obstruyen las neuronas por un pedo mental durante una entrevista con la BBC y dice "islas británicas" en lugar de "islas Malvinas". Mientras está de visita en el país con el que mantenemos un diferendo por las susodichas islas. Siendo el Ministro de Relaciones Exteriores.

Puricelli ya no puede pasar una semana sin que le embarguen un buque en un "país amigo", se le averíe otro en un puerto extranjero, se le hunda un tercero en un puerto propio o directamente se le averíe un cuarto a poco de soltar amarras.

Randazzo quiere hacer la revolución ferroviaria pero no logra pasar de pintar los trenes de color "azul Floppy" y ponerles su logo de Transporte Público, porque todos los días se le queda varado uno, o suspendido el servicio de otro, cuando no terminan descarrilando por falta de Dignidad y espíritu revolucionario.

Cada vez que el pronóstico del tiempo anuncia que la temperatura pasa de los 33 grados, De Vido prende velas y le reza un rosario a Él para que ese día no le "bajen la palanca" y le obliguen a salir a dar explicaciones por un par de miles de cortes de luz.

El Wunderkind de la economía camporita, el Ácsel de la gente, no sólo no para de sacar conejos muertos de esa galera que llama "política económica", sino que ahora ni siquiera puede viajar a su chacrita nacanpopmarxista y uruguaya sin que lo caguen a pedos.

Tanto poder tiene "Poronga" Moreno y lo mejor que se le ocurre es imponer controles de precios por 60 días. Claramente una medida novedosa e inédita en la historia argentina, y avalada siempre por un éxito rotundo. Las góndolas vacías y los kilos de azúcar de 800 gramos no son más que reediciones orwellianas del pasado hechas por la Corpo.

Como a Nilda Garré no le alcanza con manejar la "política de seguridad" con el ojo puesto únicamente en la platea de bolches jovatos de pelo roñoso y lleno de grela que todavía adeudan materias en la UBA, también se le da por sabotear a Puricelli con tal de recuperar el control pleno sobre el Ministerio de Defensa, vaya uno a saber por qué.

A Mecha Marcó del Pont no le entran las balas y no hay forma de que entienda que existe una relación de causa y efecto entre imprimir decenas de miles de milllones de papeles pintados por mes y una tasa de inflación anual que pisa el 30%.

Débora Giorgi anda planeando bajito y bastante escondida, tal vez preguntándose si la caída de la actividad industrial no se debe a que le pegó flor de julepe a los empresarios con su jeta de gárgola drogada.

Lino Barañao carga con el oxímoron diario de ser el "ministro de Ciencia y Tecnología" del gobierno más ignorante, bruto y primitivo de la historia argentina, e imagino que le daría vergüencita presentarse ante la Real Academia Sueca de Ciencias para pedir que le den un Nobel a la Vaca Estúpida cuando el único mérito que puede alegar es una fórmula química revisada del agua con dieciocho átomos más de hidrógeno y uno menos de oxígeno.

Enrique Meyer, el ministro de Turismo, anda en la cuerda floja: si sigue jodiendo con las cifras para insistir con que vivimos la temporada de verano más mejor de la historia, corre el riesgo de que le abran una causa de violencia de género por terminar dándole legitimidad estadística al chiste machista aquel de que "turismo es todo lo que hace una mujer fuera de la cocina".

Allá en el Palacio Pizzurno, Alberto Sileoni acaba de resolver uno de los grandes problemas educativos de la Argentina. Ahora que la escolaridad obligatoria pasa a ser de trece años, ya no hay más chicos que caen en la deserción escolar; pasamos a tener únicamente infractores y delincuentes.

Lorenzino anda comprando churros de a docenas en Las Toninas. Eso sí, siempre con el celular en la mano, no vaya a ser cosa de que Papá Poronga y Mamá Ácsel lo llamen para decirle que vuelva a Buenos Aires a dar la cara por sus kagadas y él no tenga el smartphone a mano para atenderlos. Si bien espera que no lo llamen pronto, así tiene chances de seguir disputándoles el título de "ministro de Economía más al pedo de la historia argentina" a Miguel Peirano y Carlos Fernández, si lo llaman va a cumplir con disciplina robolucionaria. Es que el pobre Hernán sólo tiene una sola puta cosa en la vida por hacer, y con Él por testigo que la va a hacer.

De todos los ministritos del Gabinete, Norberto Yahuar es de los pocos que puede decir que cumplió su deber. Con lo devastada que está la producción agrícola y ganadera, sólo se produce lo suficiente como para que cada argentino tenga el equivalente a seis pesos diarios de alimentos. Ahí tienen los escépticos del modelo, ¿quién dijo que el INDEC mentía?

Tomada está agarrándose la cabeza ya que no encuentra a ningún sindicalista lo bastante boludo como para hacerle caso con el "chupá, chupá que yo te aviso" de pedir aumentos por debajo de la tasa de inflación en las paritarias. Eso sí, tiene motivos para estar orgulloso del crecimiento sostenido que registra el Sindicato de Vendedores Ambulantes, Mangueritos y Afines, un logro que comparte con Alicia Kirchner, al menos cuando ésta no anda tratando de chorearle algún mango partido al medio a La Cámpora para darle de comer a sus pichichos de Kolina... o evadiendo a militontos con brotes místicos que insisten en tomarla por Él resucitado, pero con el pelo largo y el ojo enderezado.

Manzur se mantiene guardado y encerrado en el Ministerio de Salud para no avivar giles, no sea cosa que le venga una nueva epidemia de dengue, de gripe A, o de cualquier otra cosa que no pueda disimular como lo hizo cuando redujo la mortalidad infantil en Tucumán al dejar de contar como "nacidos vivos" a los bebés de menos de 500 gramos de peso al nacer.

Al pobre Alak lo tienen en un freezer después de todos los sopapos judiciales del 2012, y como premio consuelo le encomendaron estudiar la viabilidad de incorporar los recursos de "espejito rebotín" y "pica para todos los cumpas" en el sistema judicial argentino. Cuenta con la asistencia de Zaffaroni para eso, siempre y cuando éste no tenga que ocuparse de algún asunto de urgencia en su red de prostíbulos o atender a un bello y juvenil mancebo que se le cruce por la vida.

Abal Medina no se cansa de demostrar la irrelevancia del cargo de Jefe de Gabinete, ahora que ya ni siquiera sale por los medios a gritar pelotudeces y dar la impresión de estar demasiado "duro" y de tener una barreta de acero metida hasta el duodeno y disfrutarlo muchísimo.

Sabbatella es otro que anda de perfil bajo. Parece que no le gustó cómo salió en cámara durante su fallido raid por las oficinas del Grupo Clarín y está muy ocupado viendo qué combinación de maquillaje le queda mejor a su complexión.

Lo último que se comenta de Echegaray es que salió en busca del legendario viejo Gómez para preguntarle dónde hay un mango. Y si el viejo de merda no le contesta, entonces le va a hacer un chequeo de cavidades y un lavado de estómago hasta que largue la tarasca.

Por último, Boudou podrá sonreír cada vez que puede pero la verdad es que anda desconsolado. Nunca en su vida laburó tanto como lo hizo para quedarse con Ciccone, y ahora resulta que nadie quiere ni tocar uno de los billetes de 100 con la cara de la Perona.

Siguen las firmas y siguen los ejemplos.

Que esta banda de psicópatas tenga delirios de grandeza no es más que un rasgo que comparten con todos los políticos, ya que para ellos también rige la observación que me hiciera una vez un cura que conozco: "Uno se mete en el seminario pensando que como mínimo va a llegar a ser Papa".

Lo que preocupa de esta banda de lombrosianos y delincuentes es que tienen delirios de aptitud; realmente creen que les da el piné para los cargos que ocupan.

sábado, 2 de febrero de 2013

La teoría de los dos fanatismos


Qué lindo es estar de vuelta después de unas vacaciones en las que no me pude escapar del todo... primero porque una de las primeras cosas de las que me entero cuando llego a destino es que se hundió un buque de la Armada mientras estaba amarrado en el puerto, y segundo porque me tuve que comer parte de la demora en volver a casa sentado en un bar mientras pasaban una cadena nacional sin que pudiera cambiar de canal. No hay caso, uno trata de huir y la Perra y sus konsecuencias lo persiguen a uno.
En fin, ya estamos acá de nuevo. La Argentina kakal es como el Hotel California: podés hacer el check out cuando quieras, pero nunca te podés ir.
Me crucé con dos columnas en estos días que me llamaron mucho la atención. Una es de Fernando Iglesias en La Nación, y la otra es de José Benegas en el sitio de Infobae, y ambas tratan sobre la presunta equivalencia moral entre el kirchnerismo y el antikirchnerismo que arman muchos salames y gente que ya no tiene derecho a ser salame.
No es mi intención explayarme tanto sobre un tema que se ha tratado tan bien en ambas notas, pero sí quería dejar algunas palabras al respecto.
Los mismos a los que les agarraban ataques de furia y se les llenaba el pecho de justa indignación cuando se planteaba la culpa de los terroristas en la década del '70 y te acusaban de promover la "teoría de los dos demonios" son los que se desmayan cual niñas hiperventiladas cuando alguien critica a la Vaca Estúpida, para después salir a denunciar la "violencia de ambos lados", el "choque de fanatismos" y boludeces similares. 
Como si fueran equiparables un Miguel del Sel que dice la frase "vieja chota hija de puta" en el mismo párrafo en el que habla de la PresidentA con una Cefeká que insulta a personas individuales por cadena nacional tratándolas de "caranchos" y mil forradas más. Como si fueran equiparables las puteadas en un foro, blog o hilo de comentarios a una noticia en un diario digital con que te manden a la AFIP a hacerte chequeo de cavidades porque criticaste al Régimen. O los manifestantes del 13S y del 8N con sus pancartas con los revolucionarios de WhatsApp de La Cámpora o los orcos violadores y asesinos del Vatayón Militante.
Como si no alcanzara con que nadie en la mal llamada "oposición" sea capaz de reunir la fortaleza testicular para decir algo fuerte contra esta banda de degenerados sin cubrirse el traste con la muletilla de "hay que reconocer las cosas que hizo bien el Gobierno", y como si realmente fuera lo mismo un comentario en Facebook que escuchar a los pendechorros de la Kámpora gritando "che gorila che gorila, no te lo decimo' má', si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar" mientras las cámaras de la televisión oficial los enfocan y transmiten la imagen a todo el país por cadena nacional.
Como si fuera lo mismo el ciudadano común que ya tiene las pelotas por el suelo de que lo basureen todo el tiempo, de que le afanen todo desde el Estado y desde los chorros que ese Estado tanto ama, y de que insistan en fajarlo por tener la temeridad de decir que no está lloviendo sino que lo mean desde un balcón, con la banda de forajidos que usan el poder del Estado (¿se acuerdan de por qué era Malo el Proceso y Buenos los terroristas? Porque el Proceso se valía del Estado y los montos y erpianos no, o eso nos decían) para chorear a cuatro manos y vapulear, intimidad, prepotear y hacerse los gallitos a gusto con quienes no siguen la línea oficial.
Como si fuera una joda vivir así y lo hiciéramos por el mismo gusto con que la kakidad hace las barbaridades que hace, y no porque desde hace diez años que el régimen insiste en catalogar de enemigos, traidores, conspiradores y antipatria a quienes no cierran los ojos para no ver y no abren la boca para tragar sin mirar.
Manga de castrados morales y degenerados relativistas, que realmente creen que es posible alcanzar un punto medio entre el chorro que asalta a punta de pistola y el asaltado que a lo sumo pega una patada para defenderse. Colección de cínicos de mierda, que disfrazan la cobardía moral de no saber, querer o poder distinguir el mal del bien y que encima lo quieren disfrazar de la presunta "virtud" de la moderación en momentos en donde de un lado se declama abiertamente que "vamos por todo" mientras el otro se cubre como puede, mientras se creen justos por denunciar por igual al que hace de su vida un fanatismo y al que defiende su vida de ese mismo fanatismo. 
Quizás lo hacen por cagazo para que no les toque a ellos, quizás realmente se creen que los van a dejar en paz si apaciguan al cocodrilo, o quizás en el fondo coinciden con la Loka y lo único que les molesta es no ser ellos los que ponen en práctica sus lokuras...
La síntesis de Benegas es para copiar y pegar:
Hablar de un problema entre kirchneristas y antikirchneristas implica igualar lo inigualable en provecho sólo del agresor. Quien está violando la ley, quien está desconociendo derechos, quien está abusando de un poder dado para defensa de la sociedad y no para ponerla en guerra, es el oficialismo. Nadie le está haciendo nada al kirchnerismo más que hablar de él.
Esa es una postura ruin, no moderada, ni sabia, ni prudente. Nuestra crisis moral es esa, no la burda mano metida en la lata, porque un país es un edificio delicado de acuerdos sanos que se van acumulando.
Se percibe en el aire enrarecido un temor a las definiciones claras. Si se ve un déspota, se trata de evitar el término que lo describa porque usarlo significaría casi tener la obligación de estar en un lugar poco valioso, donde hay pocos dividendos y bastantes lágrimas. ¿Quién quiere estar incómodo? Hay que salir de esta con un martini en la mano.
Se le huye al blanco igual que al negro porque ha sido tanto tiempo tan buen negocio el gris que las palabras reconocidas por su peso generan el vértigo hacia un orden franco donde el simple parecer quede para siempre devaluado.
Por otro lado, Iglesias tiene partes muy buenas acerca de otra tara de estos campeones de la ecuanimidad, sobre todo los que no toleran que se compare al Régimen con el Proceso o con el nazismo. 
La parte independientemente del todo. Aislada del todo. Por encima del todo. El ponciopilatista argento, genio autóctono del posmodernismo, cree que el Diablo está en los detalles. Por eso se le escapa el elefante, hábilmente escondido por el Gobierno en medio de una manada de elefantes, que también se le escapan. Momento en que el ponciopilatista recurre a otra de sus frases preferidas: "No podés comparar este gobierno con el nazismo y la dictadura". Como si las comparaciones fueran igualaciones. Como si sólo se pudiera comparar lo que es igual. Como si Newton no hubiera llegado a la ley de la gravedad comparando la Luna -que es grande y no cae- con una manzana -que es pequeña y cae-. "¡No me podés comparar la Luna con una manzana!", dirá el ponciopilatista indignado, creyendo que desmiente así la ley de gravedad. Y es que el ponciopilatista no es malo ni tonto, sino débil. Sabe que el Diablo está ahí, pero teme mirarlo a los ojos. Por eso detesta la revelación de los rasgos comunes de lo que declara incomparablemente diferente. Por eso sostiene que es mejor esperar una guerra mundial y un genocidio antes de denunciar que ese aclamado señor de bigotitos que grita desde un palco en Munich está demente y sería inteligente no ser sus chamberlaines. "Si aún no sucedió, no sucederá", sostiene seguro el Poncio Pilatos argentino. Justamente él, que nunca adivinó que esos muchachos católicos de buena familia se iban a convertir en los Montoneros, ni advirtió que el Ejército lanussiano iba a terminar cometiendo un genocidio, ni vio venir al Menem neoliberal en los tiempos del Menem patilludo. Precisamente él, que se dio cuenta hace diez minutos -por reloj- de que esa simpática parejita de abogados santacruceños no se traía entre manos nada bueno. ¿Qué les habrá pasado?, se pregunta.
Esa es otra de las cosas que me resultan muy indignantes, porque los mismos tipos que te decían que aún si hubiera sido un sólo desaparecido el Proceso era moralmente indefendible (sin que ese criterio les impidiera sumar unos 22.000 inventados a los 8.000 que la CONADEP calculó) ahora te exigen ciertos estándares para evaluar la maldad del régimen kakal. No sé, quiero saber cuándo se puede empezar a comparar, tal vez cuando haya una línea de trenes entre Buenos Aires y un conjunto de cámaras de gas y crematorios...

En fin, no jorobo más. Volví, pero nunca me fui del todo. Es que no te dejan. Sencillamente no te dejan irte jamás.
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