sábado, 31 de marzo de 2007

Sábado II: Hipocresías

Deberían poner una advertencia antes de algunos programas de TN: Ver el siguiente programa puede ser perjudicial para su salud.

En A dos voces, el simpático programa de Gustavo Sylvestre y Tweety Bonelli, fue invitada la diputada kakista Diana Conti para que hable sobre la pretensión del Pingüi de echar a los jueces que no van a la velocidad que él quiere. Como buena kirchnerista, Conti hizo un esfuerzo sobrehumano para defender a los gritos lo indefendible. Según la diputada, ella en su carácter de miembro del Consejo de la Magistratura no está bajo ninguna obligación de no prejuzgar (es decir, juzgar sin evaluar la evidencia), y dijo muy alegremente que para ella los jueces son "evidentemente" culpables de lo que Kaki los está acusando.

Lo que la diputada Conti trata de hacernos creer es que ella puede juzgar y remover a los jueces basándose en sus propios prejuicios. Perdón, en los prejuicios del Presidente. También afirmó que Kirchner, como ciudadano que es, tiene todo el derecho de criticar a la justicia y pedir la remoción de los jueces. Hay que hacerle entender al Pingüi y a su troupe de circo que el Presidente no es un ciudadano cualquiera, sino que él tiene la obligación de respetar y hacer respetar la Constitución.

Veamos esto. Como ciudadanos sin cargo público, yo, usted, doña Rosa y el vendedor de diarios de la esquina podríamos pedir la renuncia de los jueces por H o por B, pero Kirchner no puede hacerlo tan suelto de cuerpo por dos buenas razones. La primera tiene que ver con la independencia de los poderes, que está en esa Constitución que Kirchner juró observar. La otra buena razón es que Kirchner tiene el poder para convertir ese deseo de echar jueces en realidad. Para poner un ejemplo, nadie tendría que asustarse si yo voy desarmado y le digo a otro "te voy a matar". Si yo tuviera una 9 milímetros en la mano, el otro tendría que estar bastante asustado.

Otro argumento frecuentemente usado por los apologistas del Pingüi es que Kirchner es un hombre justo que jamás usaría los poderes que tiene en violación de la ley. La respuesta a este argumento (que es más falso que billete de tres pesos) es que la limitación de los poderes existe porque no podemos asegurar que las personas que los vayan a usar sean siempre justas y ecuánimes. Puesto de manera simple: el poder es algo demasiado importante y peligroso como para que lo demos a cualquiera como si fuera cheque en blanco, sólo porque nos aseguran que se lo damos a una persona confiable.

La acusación de Conti acerca de que la Cámara de Casación trabaja poco es francamente insultante viniendo de la integrante de un cuerpo (el Congreso de la Nación) que este año sólo va a sesionar dos veces al mes para no obstruir la campaña electoral. Ni hablemos de los lamentos sobre el perfil profesional de los jueces; basta ver el prontuario de la mayoría de nuestros legisladores.

El segundo caso de hipocresía tuvo lugar en El Juego Limpio, el programa de Nelson Castro, cuando la ministra Nilda Garré envió una larga carta de cuatro páginas en la que se despachaba contra el programa y contra Nelson Castro por "haberle faltado el respeto" al llevar a Enrique Piñeyro en una edición anterior de su programa. Nilda se lamentó de que, en su opinión, Castro haya llevado a gente (Piñeyro) que pretende aparecer como el salvador que tiene la verdad revelada, que no haya respetado el derecho a disentir que tiene la ministra, que haya dado un mensaje apocalíptico y demás lamentos.

Nelson Castro respondió en forma simple y contundente: dijo que le sorprendía que la ministra lo acusara de no respetar la opinión de los demás y de tener el monopolio de la verdad, cuando ella forma parte de un Gobierno que constantemente trata a quienes no están de acuerdo como enemigos.

Pero una de las cosas más grotescas tuvo lugar cuando Nilda manifestó estar ofendida por una frase de Piñeyro (quien había dicho que el colapso del sistema de control aéreo era una violación a los derechos humanos). La ministra escribió muy indignada que no le cabía a Piñeyro el definir una situación como violación de los derechos humanos con el solo fin de avanzar en sus objetivos. Lo que Nilda dice es que sólo le corresponde al Kirchnerato decir cuándo se violan los derechos humanos y cuando no, y que los únicos que pueden hacer aprovechamiento político de los derechos humanos son los kirchneristas.

A esta altura, cuando nos aproximamos al cuarto aniversario del Pingüinato, no se sabe qué es peor: si las cosas que hace Néstor o las barbaridades que se mandan sus adictos cuando tratan de defenderlo (y de defenderse a ellos mismos).

Sábado I: Un acto de justicia... del otro lado del Plata

Cruzando el charco, el presidente Tabaré Vázquez está enfrentando un duro debate que le plantean ciertos sectores desde dentro de su partido, el Frente Amplio.

¿El motivo? Tabaré lanzó un proyecto que busca otorgar indemnizaciones a los familiares de todos aquellos muertos a causa de la violencia política que vivió Uruguay en las décadas de 1960 y 1970. Lo novedoso de este proyecto, y curiosamente la causa de la polémica, es que propone indemnizar por igual (150.000 dólares) a los parientes de desaparecidos y a los familiares de policías y militares asesinados por los terroristas Tupamaros.

¿Cuál es la objeción planteada por la izquierda uruguaya? Que, según expresaron algunos referentes, el proyecto apuntaría a tratar de igual manera situaciones radicalmente distintas. O, como lo puso un familiar, "(e)s absolutamente inaceptable que se quiera equiparar la situación de los desaparecidos con la de funcionarios muertos en el cumplimiento de su tarea".

Estas declaraciones vienen a demostrar abiertamente que para la izquierda existen muertos "buenos", que merecen más indemnizaciones, y muertos "malos" cuyas familias deben conformarse con menos. Queda confirmada una de las taras más enfermizas de la izquierda: considerar que la gravedad de una muerte depende de la ideología del fallecido.

Esto nos lleva a preguntarnos: ¿por qué diablos no puede equipararse la situación de los desaparecidos con la de aquellos que murieron a manos de las guerrillas? ¿Tiene menos mérito, causa menos "sufrimiento" el que la víctima sea una persona que fue asesinada en cumplimiento de su deber? ¿No son ambos grupos víctimas por igual de la violencia política? ¿Acaso sólo la izquierda tiene que tener el monopolio de la indemnización, o realmente creen que sus muertos son los "buenos" y los del resto son "malos"? O, peor aún ¿cree todavía la izquierda que hay violencia buena y violencia mala?

Son preguntas que nos conviene hacer acá en esta Argentina sumida en la deformación histórica y la glorificación de la violencia a la que nos tiene acostumbrados el Pingüinato. Desde acá felicito a Uruguay por dar un paso serio hacia la reconciliación, y cabe esperar que Tabaré no arrugue.

Si lo hiciera, sería una oportunidad perdida.

martes, 27 de marzo de 2007

Sobre venganzas encubiertas

Durante los actos del Día Nacional de la Memoria Tuerta, el presidente se dió el gusto de apurar a la Justicia porque, en su soberana opinión, los juicios por la década del '70 no marchan con la velocidad que tendrían que tener. Incluso se permitió amenazar a los jueces con un juicio político a través del Consejo de la Magistratura (¿y todavía se preguntan que para qué cambió K su composición?). Pero una de las cosas más preocupantes es que Kirchner haya adoptado el mantra "juicio y castigo", hasta entonces perteneciente a la izquierda más troglodita de la Argentina.

"Juicio y castigo" es una expresión reveladora. Son sólo tres palabras, pero esas tres palabras permiten descubrir la mentalidad de quienes las emiten y las proclaman como una obviedad, exponiendo ante todos sus verdaderas intenciones. Quien pide "juicio y castigo" está más interesado en la parte del castigo que en la del juicio. El juicio pasa a ser una formalidad, una parodia sin valor ya que existe para esta mentalidad un único final aceptable: el del castigo. El propósito del juicio es descubrir la verdad y esclarecer las responsabilidades, si es que las hay. El juicio lleva en sí ambas posibilidades: la de la condena si se comprueba la culpabilidad, pero también la de la absolución si no puede probarse. No le cabe a nadie, salvo a los jueces (y sólo luego de haber escuchado y considerado la evidencia) el determinar cuál de las dos posibilidades encontrará lugar en la sentencia.

Si en un juicio no se aceptara otro veredicto que el de culpabilidad, más nos valdría volver a la época de las vendettas y de la justicia por mano propia, porque sería suicida invertir nuestra confianza en un sistema judicial al que no se exige justicia, sino castigo. Nuestros tribunales serían parodias de tales, como aquellos que en la década del '30 del siglo pasado juzgaban a los enemigos de Stalin en lo que correctamente se dió en llamar "juicios espectáculo".

Parecerá tonto tener que decir cosas que a esta altura de nuestra vida deberían ser obviedades. Pero justamente porque muchos parecen no entender (o no quieren hacerlo), tenemos que reafirmar, una y otra vez, el verdadero significado de las cosas. El juicio es justamente eso: juzgar sobre la culpabilidad o inocencia de los acusados, de acuerdo a las evidencias presentadas. Si empezamos a aceptar la definición que nos llega desde los gangsters con cargo público y de las autoproclamadas "organizaciones populares", según la cual el juicio es una sesión prolija de linchamiento, estamos perdidos como sociedad.

Hay que decir las cosas con claridad: quien pide "juicio y castigo" es un falso, un rencoroso que desea camuflar su sed de venganza con una parodia de proceso judicial que calme su conciencia y acalle las críticas que puedan llegarle. Quieren ejecuciones y linchamientos, pero son tan cobardes que lo niegan públicamente.

Esto motiva a una reflexión. Los que demandan "juicio y castigo" son los mismos que se rasgan las vestiduras y afirman que los militares tendrían que haber juzgado a los terroristas que eran arrestados, con todas las garantías constitucionales y legales. Estando ellos ahora en el poder, podrían comportarse en la manera que le exigían a sus contrincantes. Tienen la oportunidad de demostrar que son mejores que ellos. La comparación no es algo banal. Porque, a fin de cuentas, si no hay diferencia entre la justicia aplicada por las dictaduras y la practicada por las democracias, si no existen las garantías legales que tanto reclamaban antes, si los juicios pasan a ser vendettas encubiertas contra los rivales ¿qué diferencia hay entre nuestros demócratas y los tan aborrecidos militares? Ninguna. ¿Qué distingue a las dictaduras de las democracias? Nada. No habría ninguna diferencia entre Néstor Kirchner y Jorge Rafael Videla, o Juan Manuel de Rosas. O cualquier otro tiranuelo.

¿Es alarmista afirmar esto? Creo que no. Me parece que no es alarmista, sino bastante realista, cuando una diputada de la nación, Diana Conti, propone alegremente privar a una categoría selectiva de personas (los "represores") de la posibilidad que tienen todos los argentinos de usar defensores públicos en juicio, argumentándose en brumosas "cuestiones éticas".

No creo que sea alarmista cuando esa misma diputada nacional, al referirse a esos jueces que andan demorando la tan deseada venganza, dice suelta de cuerpo que sería mejor que renuncien, así les ahorran trabajo. Como si estuvieran trabajando.

Creo que es bastante realista cuando un personaje como el ministro del Interior, quien debería estar preocupado por la ola de inseguridad y los asaltos cada vez más violentos y descarados, sale a exigir la renuncia de un juez que tuvo el tupé de criticar al Presidente de la Nación por sus inaceptables presiones sobre la justicia, y todavía afirma que al renunciar ese juez le estaría haciendo un bien a la Patria. Sería un verdadero bien para la Patria si Aníbal Fernández abandona el cargo y deja de darnos a todos la vergüenza e indignación que sentimos cada vez que abre esa cloaca a la que llama boca.

Podría haber basado mis críticas en la Constitución, como hacen muchos tímidos. Pero después de la desmesura de estos días, me di cuenta que la Constitución tiene para nuestros gobernantes y para nuestra clase política el valor del papel higiénico. Lo que queda por hacer es, primero, no perder el sentido común que nos queda, y luego, hacer todo lo que uno pueda para que algún día, no muy lejano, el sentido común, la decencia, y el respeto por las leyes vuelvan a la Argentina.

sábado, 24 de marzo de 2007

Papelones

La semana que pasó fue una semana de papelones para el Gobierno en todos los planos.

A nivel internacional el Gobierno descubrió que la humillación de prestarle el país a Chávez para que lo use de atril iba a tener su costo en la maltrecha relación con EE.UU. Nuestro embajador en Estados Unidos, José Octavio Bordón (padre de aquel Frankenstein político que fue el FrePaSo), tuvo que comerse personalmente una crítica abierta por parte del número tres del Departamento de Estado, en términos que para el lenguaje diplomático (que acá no vale, porque K es bien macho y habla sin rodeos con el pueblo) son inusualmente duros. Bordón ensayó una respuesta sacada del manual progre ("Chávez sólo hizo uso del derecho de libertad de expresión que existe en la Argentina") y que además era mentirosa ("Fue un acto organizado por partidos no oficialistas y movimientos sociales"). Nuestro canciller, el francotirador Jorge Taiana, salió a decir que era "inaceptable" la "intromisión" de los EE.UU.

Convengamos una cosa: los presidentes no van a otro país a hacer lo que se les dé la gana como si fueran ciudadanos privados. El acto tuvo custodia oficial, surgió de un acuerdo entre Chávez y el Pingüi, y tuvo a mamá Hebe como conductora invitada. Es como aquel otro papelón, el de la "contracumbre de las Américas", en el que participó medio gabinete y todo el gobierno de la provincia, pero que "no fue organizado por el gobierno". Una de dos: o el acto se hizo con la venia del Néstor, o dejó así nomás que un presidente extranjero viniera a hacer lo que se le dé la gana. Es una de las paradojas del kirchnerato: se supone que Néstor es el supremo, sin cuyo permiso nada se puede hacer, pero cada vez que pasa un papelón como éstos resulta ser que todos actuaron por su cuenta y esquivando la mirada atenta del bizco.

Encima la respuesta de Bordón y Taiana fue otro papelón en sí mismo: mientras Bordón pregonaba "la libertad de expresión en la Argentina", el cajero De Vido reclamaba a una empresa que no se queje y que se calle la boca porque "su deber es invertir sin poner condiciones". O sea que Chávez es libre de venir a la Argentina y meternos en un brete con un tercer país, pero una empresa que invierte en la Argentina no puede criticar la política del Gobierno argentino; mientras Taiana se llenaba la boca con lo inaceptable de la intromisión extranjera, la prensa oficialista salió a criticar que Tabaré Vázquez haga un viaje dentro de su país para visitar una ciudad uruguaya, porque podía ser provocativo para los patoteros de Gualeguaychú. Sólo por curiosidad, me pregunto qué habrán pensado del otro lado del Plata cuando Néstor fue a ladrar al Corsódromo de Gualeguaychú el año pasado. ¿Les habrá parecido provocativo?

La historia de terror del sistema aerocomercial tiene ribetes de vergüenza nacional. Un radar meteorológico tuvo que salir de servicio por fallas en uno de sus motores. Resulta ser que el motor de repuesto para ese radar ¡estaba demorado en la Aduana desde hacía cinco meses! Cuando los medios dieron a conocer este absurdo, los trámites se hicieron volando. Luego, para no perder la línea oficial ("la culpa es de la Fuerza Aérea") salió el director de Aduanas a decir que es culpa de la Fuerza Aérea por no hacer los trámites correspondientes. Ahora, ¿no era que la Fuerza Aérea estaba plenamente subordinada a la autoridad de la ministra de Defensa, y que el Ministerio es el responsable de la política oficial y de las compras? Al brigadier Schiaffino lo pasaron a retiro por haber hablado con Kirchner sin pedirle permiso a Garré, ¿y ahora tenemos que creer que a la Ministra se le escapó que había un repuesto fundamental demorado en la Aduana? ¿Se traba un repuesto vital para el servicio meteorológico y el Ministerio atiende la comezón de sus genitales?

La ministra de Defensa es un papelón. Hay que decirlo con todas las letras: Nilda Garré tiene que renunciar. Es inaceptable que una ministra de la Nación esté haciendo un papel tan lastimoso y demuestre su total y completa ignorancia mientras se defiende como gato panza arriba y trata de justificar lo injustificable.
  • "Los radares funcionan, lo que no funciona es la pantalla". Che Nilda ¿y cómo van a hacer para interpretar la información captada por el radar si la pantalla no funciona? ¿Con meditación trascendental?
  • "Si tuviéramos la más mínima duda del buen funcionamiento del radar, inmediatamente lo sacaríamos de servicio". Cuando la ministra dijo esa frase, el radar de Ezeiza llevaba tres horas fuera de servicio.
  • "No hay ningún problema con que se use el sistema manual en vez del radar; hace treinta años los vuelos se controlaban así". Fantástico, Nilda. Ahora decime ¿si Internet y el teléfono dejaran de funcionar tenemos que volver al telégrafo? Porque antes de Internet y del teléfono, las comunicaciones a larga distancia se hacían mediante el telégrafo...
Por si todo esto no fuera poco, al Pingüi le está por explotar la provincia natal. Se ve que no escarmentó con los disturbios de Las Heras. ¿Se acuerdan? Fue cuando murió un policía, el oficial Sayago, a manos de los "militantes sociales". En ese momento el Néstor, que no criminaliza la protesta social, mandó a la Gendarmería a repartir palos sin ningún asco. Ahora tiene una huelga de estatales que se quejan de los bajos sueldos. Entonces Néstor "no les tengo miedo" Kirchner ordena desplegar a la Gendarmería ¡para proteger su casa de Río Gallegos! Se ve que el manual progresista no se aplica al pago chico, donde hasta los obispos están saliendo a criticar al Gobierno.

Veremos cómo siguen estos papelones del Gobierno en los próximos días, y si incluso tenemos suerte, tal vez tengamos otros nuevos. Con un gabinete que tiene estrellas como Anímal y Mamerto Fernández, Nilda, Jorgito Taiana y el resto de la banda, los papelones están a la orden del día.

martes, 20 de marzo de 2007

Tenemos que hacernos cargo

Con motivo de las recientes elecciones para gobernador en Entre Ríos, noté varios comentarios que hacían referencia a que los dos principales candidatos, Sergio Urribarri (quien ganó la elección) y Julio Solanas, manifestaban ambos estar a favor del Gobierno nacional. Confundido (¿cómo puede ser que tanto el candidato oficialista como el opositor tengan al mismo jefe político?), consulté los diarios del día domingo para resolver mis dudas.

Oh sorpresa, el diario confirmaba mis sospechas. Ambos candidatos hacían manifestaciones constantes de fe en el Gobierno nacional. Incluso el candidato oficialista (o debería decir "más oficialista") Urribarri tuvo unas expresiones hacia el gobierno nacional que rayaban en el chupamedismo: "Kirchner sabe que acá se gobierna bien y según los preceptos del gobierno nacional" ¿¿El Gobierno nacional da preceptos sobre cómo gobernar y las provincias tienen que acatarlos?? A este caradura no le tendría que importar lo que piense el Presidente, sino la ciudadanía de Entre Ríos (la cual, dado que ganó, parecería estar de acuerdo con él). Su opositor Solanas, para no ser menos, cantó las loas de cómo él había creído siempre en Kirchner, desde que el actual Pingüino Emperador era solamente un matón feudal entre tantos otros que poblaban el pejotismo.

Acá viene la dura verdad: si en una elección los candidatos tienen que jugar a ver cuál de los dos es más kirchnerista, pareciera que no tenemos entonces un presidente, sino un monarca por cuyo favor se compite. Sumemos esto a los incidentes recientes en La Rioja, donde tanto el gobernador destituído como el vicegobernador que lo destituyó proclamaban su kirchnerismo a voz en cuello para bendecir sus acciones. Lo que nos lleva a preguntarnos si realmente tenemos una democracia o una monarquía encubierta, en donde la supervivencia política depende de humillarse para no perder el favor del rey.

Siguiente mito a demoler: "La Argentina es un país federal". Las expresiones de chupamedismo de Urribarri (y las de su jefe político cercano, el impresentable Jorge Busti) y su orgullo por seguir los "preceptos" del gobierno nacional terminan por confirmar que no existe la tan cacareada autonomía provincial. Lo último que cae es el mito, y si los propios gobernadores ya no lo creen, esa es la confirmación de que está muerto. Si Francisco Ramírez o Justo José de Urquiza se levantaran de sus tumbas, Busti y Urribarri (y Solanas, por si las moscas) terminarían con sus cabezas clavadas en picas por su obsecuencia hacia los "porteños", siguiendo la tradición nacional y popular de los federales.

Lo que está pasando con el sistema de seguridad del tránsito aéreo es una verdadera vergüenza nacional. Primero por parte de Nilda "todo bien" Garré, quien reconoce que los controladores deben manejar los vuelos "en forma manual" (sin radar y consultando individualmente los datos con cada avión) pero afirma que el sistema es seguro, y segundo por parte del propio Néstor, quien en una muestra de mediocridad vergonzante afirma que la solución pasa por alquilar radares, como si el Estado fuera un mendigo que no puede pagar los diez millones de dólares que cuesta un radar. Cuando ese mismo Estado intenta camuflar un pago de 587 millones de pesos (ver abajo), la tesis de la falta de fondos cae en pedazos y muestra la realidad desnuda: el sistema está colapsado por falta de presupuesto (frente a lo cual la Fuerza Aérea, corruptos dentro al margen, hace lo que puede) y al Gobierno no le importa el tema de la seguridad aérea, excepto cuando aparece en los medios. El cuentito de los radares del INVAP viene desde hace tres años y hasta ahora sólo está el prototipo.

No hablemos de la honestidad: el papelón del caso Greco demuestra que los manejos sucios no son patrimonio exclusivo del menemato. Recordemos de qué estamos hablando: el ministerio de Economía trató de colar en un proyecto de ley de pago de deudas a jubilados, ex empleados de YPF y las sempiternas "víctimas de la dictadura", un formidable pago de 587 millones de pesos a un grupo empresario con el que el Estado mantenía una deuda desde la administración Alfonsín. De no haber sido porque la oposición destapó el asunto, la bancada oficialista de la Escribanía Nacional (ex Congreso) lo hubiera aprobado a ojos cerrados. Igual que hacen con todos los proyectos que vienen de la Rosada.

Como sociedad, si queremos resolver algunos de los problemas que nos azotan, tenemos que reconocer que esos problemas existen. Seamos sinceros y digamos la verdad: No tenemos democracia cuando todos los candidatos tienen que hacer profesión de fe en Kirchner para seguir en carrera. No tenemos federalismo cuando los gobernadores consideran como motivo de orgullo que siguen los preceptos del gobierno nacional. No tenemos seguridad cuando la infraestructura se cae a pedazos y las autoridades no sólo muestran desinterés sino negación de la realidad. No tenemos honestidad cuando se intenta colar un pago irregular de casi 600 millones de pesos en una ley.

Cuanto antes nos demos cuenta, mejor. Porque no podemos resolver problemas si al mismo tiempo nos autoconvencemos de que no existen.

sábado, 17 de marzo de 2007

Terminó el experimento. ¿Se enteraron todos?

El Congreso Nacional del Pueblo, la máxima instancia legislativa de la República Popular China, acaba de aprobar una ley que define entre otras cosas el derecho a la propiedad privada (con sus limitaciones, por ejemplo, la tierra continúa siendo propiedad del Estado pero se le reconoce a los privados el derecho a su uso y usufructo). La ley fue aprobada con 2799 votos a favor, 53 en contra y 37 abstenciones (¿se imaginan si nuestro Congreso de la Nación tuviera más de 2800 diputados?). Esta ley codifica las formas de propiedad legal que existen en China (estatal, colectiva y privada), y da un impulso a la propiedad privada, que ya había sido reconocida en la reforma constitucional de 2003.

Con esta medida, China acaba de poner fin a uno de los principales mandamientos del marxismo: aquel que decía que los medios de producción debían ser propiedad exclusiva del Estado. Después de casi sesenta años de comunismo, la patria del maoísmo reconoce finalmente el fracaso del "gran experimento" y, como dijo uno de los diputados presentes, se adapta a "las realidades económicas y sociales" de China. En criollo simple, se dieron cuenta de la realidad.

Es el triunfo del ideario del fallecido Deng Xiaoping, cuyo programa de reformas implementado luego de la muerte de Mao estuvo caracterizado por dos frases: "Hacerse rico es glorioso" y "No importa si el gato es blanco o negro, lo que importa es que pueda cazar ratones". Frases con las que enterró los monumentales errores de Mao, como el Gran Salto Adelante (un plan de industrialización forzosa de China que resultó en hambrunas masivas al forzar a los granjeros a dedicarse a producir hierro y acero) y la Revolución Cultural (un intento de "reavivar el fervor revolucionario" que desencadenó en una matanza de "desviacionistas" y otros enemigos circunstanciales de Mao).

Una vez más comprobamos que el comunismo sólo existe en la mente de los comunistas, y sólo en aquellos que viven en países capitalistas. El viejo Segundo Mundo marxista, que sufrió las consecuencias de los delirios místicos de Marx, Lenin y Mao, asumió los resultados del fracaso y reconoció lo evidente. Quedan por ahí algunos tercos que no reconocen la realidad, como el eterno dictador cubano y sus admiradores como Hugo Chávez, Evo Morales y otros que pululan por nuestro continente.

Difícilmente escucharíamos frases como las de Deng en boca de nuestros socialistas de entrecasa, compradores del merchandising del Che, admiradores del chavismo, fanáticos de Evo Morales y eternos críticos del capitalismo. A esos cara de piedra no les importa el colapso soviético y el arrastre de Europa oriental en su caída, o el pragmatismo chino y vietnamita, o el fracaso rotundo del castrismo (que siempre achacan al bloqueo de EE.UU). Siempre buscan formas retorcidas de explicar el fracaso del comunismo, culpando a la CIA, a EE.UU o a los marcianos, cuando la explicación es sencilla: el comunismo jamás sirvió.

Es una paradoja que se repitió siempre en el siglo XX: los máximos admiradores del comunismo y sus sectas siempre fueron los que lo vieron desde afuera, desde el cómodo confort del capitalismo. Acuérdense de nuestros "jóvenes idealistas", que cuando su aventura terminó se rajaron todos a España, Francia o Suecia, pero ninguno a Cuba, China o la Unión Soviética. Acuérdense de nuestros actuales antinorteamericanos vestidos de jeans, conductores de Ford, consumidores de Coca-Cola y usuarios de Internet. Sáquenles todas esas cosas y mándenlos a una granja colectiva y verán cómo cambian de opinión.

"Zurdos a la violeta", como diría mi abuela.

Lo verdaderamente triste es que hubieron muchas personas, muchos zurdos a la violeta, que eligieron matar en nombre de ideales que, tan sólo veinte años después, serían desechados por sus principales exponentes como la basura que fueron. Yo me pregunto si un monstruo como Abimael Guzmán, el fundador del grupo terrorista Sendero Luminoso, al enterarse de la nueva ley china, se arrepentirá de haber matado a más de 30.000 peruanos en nombre de una ideología como el maoísmo, en la que ni sus mismos creadores continúan creyendo.

La pregunta que hay que hacerse ahora es si valió la pena todo esto para darse cuenta de realidades tan obvias como la necesidad de respetar la iniciativa privada y la imposibilidad del control absoluto por parte del Estado.

viernes, 16 de marzo de 2007

Perdón ¿me están tomando por idiota?

Hoy publican los diarios en primera plana "El control aéreo pasará a manos civiles", dando cuenta de una nueva y valiente decisión de Néstor "no les tengo miedo" Kirchner de transferir la responsabilidad del control del sistema de transporte aéreo a la órbita del Ministerio de Planificación Federal, quitándosela a la Fuerza Aérea.

Me quedo más tranquilo. Más guita para que la maneje De Vido.

Al leer esto pensé "¿esto no lo habían hecho ya?". Y la respuesta es: Claro que lo habían hecho. Es más, ya lo había comentado en su momento acá en La Bestia Política. En septiembre de 2006 la ministra de Indefensión, Nilda Garré, anunció con bombos y platillos "el paso de la aviación civil a manos civiles". Entonces había sido a consecuencia del estreno del documental Fuerza Aérea Sociedad Anónima, de Enrique Piñeyro. Y no mencionemos que incluso cuando el ginecólogo Pampuro ocupaba la oficina de Garré ya se hacían algunos ruidos al respecto.

Entonces reflexioné un poco y me di cuenta de algo.

Mi gobierno, el gobierno de mi país, me está tomando por idiota. Porque otra explicación no hay para que quieran volver a venderme la medida que tomaron hace seis meses como si la hubieran decidido hoy.

Sólo así se explica que Néstor y sus secuaces sean tan caraduras que para pretender venderse a la sociedad como tipos valientes y audaces que saben toman decisiones, decidan volver a tomar una medida que ya tomaron hace seis meses y con igual alharaca.

Sólo así, pensando que los argentinos somos idiotas, se explica que la pigmea física e intelectual de Nilda Garré, una nulidad servil e incompetente puesta en el ministerio de Defensa para sacar chapa de progresista ("porque ponemosh mujeresh en ámbitosh mashculinosh") y para darle el gusto a su amado psicópata de Caracas, vuelva a agarrarse de esta decisión (que ella misma ya había tomado hace seis meses) para revertir una gestión que hasta ahora se redujo a un interminable ciclo de giras por el mundo "para avisar que salimos a comprar", entrevistas, gestos simbólicos, "observatorios de derechos humanos", nuevas doctrinas y declaraciones pavotas sobre la defensa-defensiva y otras huevadas que le soplan al oído, pero sin ningún resultado concreto ni mejora visible de la defensa nacional, sea en el ámbito material o en el humano.

Sólo así, tomándonos por giles, pretenden que con esta decisión clonada ignoremos las siguientes realidades:
  • Que si la Fuerza Aérea no puede mantener el sistema de tránsito aéreo ni cumplir con su misión fundamental de defensa, es porque no tiene el presupuesto necesario. Y eso es culpa de Defensa y de Presidencia.
  • Que si los mandos de la Fuerza Aérea son "corruptos", entonces significa que las tres purgas que lanzó el Pingüino Emperador en la cúpula aeronáutica para demostrar que es bien macho y patagónico no sirvieron para nada.
  • Que aún si se trata de la misma decisión anunciada a los gritos en septiembre, eso significaría que el Pingüino no hizo nada en seis meses para aprobarla o implementarla. Para decirlo de otra manera, dedicó su tiempo a tratar la comezón que aquejaba sus genitales.
  • Que si a pesar de las compras de radares (otro verso kirchnerista que data del 2004) el sistema aéreo es un desastre, entonces el Gobierno no se ocupó de resolverlo "con el tesón pingüino" que tiene para todo lo demás.
  • Todos los caminos conducen a Néstor. Por el simple hecho de que él es el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y por tal no puede "despegarse" así nomás. Lo que les pasa a las FF.AA. es su responsabilidad.
Para que no nos tomen por idiotas hay una forma bien efectiva: dejar de comportarnos como tales frente a estos tipos. Y acordarse el día de las elecciones que en su momento nos tomaron por idiotas.

El gran problema es que es cómodo ser idiota. Porque no hace falta pensar. Sólo basta ver la tele y confiar en la honestidad y las "convicciones" del gran Néstor.

lunes, 12 de marzo de 2007

¿Qué nos está pasando?

Había una vez, allá al sur de Bolivia, una república donde los medios se las daban de independientes y no le dejaban pasar nada a los mandatarios de turno. Todos los escándalos de corrupción, desde la compra de pollos en mal estado, pasando por las secretarias con tapados de piel, las aduanas paralelas, las contrataciones de profesores de tenis en los ministerios y los sobornos en el Senado, tenían cobertura constante en la prensa escrita y televisiva. A los presidentes no se les dejaba pasar nada: a uno de ellos continuamos gastándolo porque anunció que para el año 2000 la Argentina iba a estar en la estratósfera, de otro seguimos riéndonos porque no encontraba el camino para salir de un estudio de televisión y de uno nos sorprendemos porque escribió, cual Inodoro Pereyra, la palabra "petrólio" en un pizarrón.

¿Qué fue de la vida de ese país?

Cada época de la historia argentina puede caracterizarse con una palabra. El gobierno de Alfonsín estuvo signado por la declamación: mucha cháchara y discurso, pero completa incompetencia. El menemato estuvo marcado por la ostentación: la pizza con champagne, el glamour y la corruptela. El período sonámbulo de De la Rúa fue sinónimo de inacción, en todos los sentidos.

En el país en que vivimos hoy, en el país del Pingüinato, la palabra clave es la desmesura. Todo es grotesco, todo es guarango, todo es bestial y desvergonzado.

El país que mencionábamos arriba tiene ahora un presidente que constantemente insulta y agravia a todo el mundo, cuyas mejores gracias consisten en decir "Minga", "de acá", hacer cortes de manga y agarrarse las bolas, que se da el gusto de apurar, apretar y humillar a los otros poderes e instituciones del Estado, que jamás da explicaciones sobre los hechos y asuntos turbios de su gobierno, que reclama el poder de juzgar la conducta pasada de los demás argentinos sin aclarar qué hizo él, y que además, como si lo anterior fuera poco, presta el país para que un presidente extranjero lo use como atril para insultar a otro.

Su señora esposa da cátedra de moralidad, "militancia" y "compromiso", mientras viaja por el mundo firmando tratados sin tener poder o autoridad para hacerlo, gastando sumas dignas de Zulemita Menem y cambiando la provincia a la que representa (pasando de Santa Cruz a Buenos Aires) como quien se cambia de remera.

Como si esto fuera poco, la política económica está teóricamente a cargo de un maniquí que siempre aparece sonriendo (de qué se ríe, nadie lo sabe), pero en realidad se halla regenteada por un matón de cuarta como es el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. La idea de "negociar" que tiene este hombre es la de recibir a sus interlocutores con una pistola sobre el escritorio; amenaza a sus subordinados con frases como “Vos te alineás o te quedás sólo con el apoyo de la Piba (la ministraFelisa Miceli). Y, en ese caso, Dios quiera que no le pase nada a tu familia.” Los diálogos que Jorge Lanata referencia en un artículo son realmente grotescos: la negociación de Moreno con los empresarios se basa exclusivamente en comparar la longitud de las partes nobles de los involucrados y en ladrar “Acá van a hacer lo que yo quiera…".

¿Qué nos pasa a los argentinos? ¿Cómo puede ser que, siendo tan selectivos como éramos con los demás presidentes, ahora toleremos así nomás las bajezas e inmundicias a las que nos acostumbran Néstor y sus secuaces? Hace diez años, en la tan demonizada década del noventa, a un ser como Guillermo Moreno lo hubieran defenestrado en todos los noticieros durante semanas. Su nombre hubiera pasado a ser sinónimo de corrupción y abuso, junto a los de María Julia, Alderete, Matilde Menéndez, Grosso, Barrionuevo, y tantos otros.

Soportamos que nuestro presidente (así, con minúscula) "preste" el país para que sirva como podio de un demente como Chávez. Soportamos que un ente como D'Elía marque el ritmo de la política nacional con sus quemas de comisarías, rupturas de tranqueras, manifestaciones de apoyo y excursiones a Irán, y que por sus vínculos jamás aclarados nuestro gobierno y nuestro país quede pegado a sus actos. Soportamos que todos los días nuestro presidente agravie a quien osa pensar contrario a él. Soportamos que un ser como Moreno amenace y humille gratuitamente (y encima, llamamos a eso "negociación). Soportamos que el abuso de poder no sólo sea extendido, sino que ahora es abierto y notorio. Y sus perpetradores no tienen vergüenza.

¿Por qué los medios no son tan incisivos como eran con otros presidentes? ¿Qué les pasa, acaso la propaganda oficial les es tan necesaria?

¿Será que finalmente nos han acostumbrado a la desmesura? ¿Será que, mientras que la economía anda bien (con cifras del INDEC), no nos importa lo que personajes como los que pueblan el régimen pingüinista hagan lo que se les cante?

¿O será que, como dicen las encuestas compradas a diez centavos la docena, a los argentinos realmente les gusta que sus dirigentes se comporten como matones de cortada?

sábado, 10 de marzo de 2007

Un acto de cuarta, una mentalidad de cuarta

Se realizó ayer el "acto anti-imperialista y anti-Bush" (así lo llamaban medios tan serios como TN, entre otros), el cual contó con la presencia incomparable de Hugo Chávez, el nuevo dios fetiche de la izquierda cavernícola de América Latina. Como para resaltar el carácter absurdo y macabro de la "concentración anti-imperialista", los concurrentes disfrutaron de la presencia de la psicópata y apologista del terrorismo Hebe de Bonafini como conductora del acto, junto a las otras Madres de Plaza de Mayo como macetas del escenario.

El acto parecía la corporización del fracaso: un grupo de fracasados violentos envueltos en pañuelos rojos, gritando consignas que pasaron su fecha de vencimiento para aclamar a un simio delirante que, bajo las efigies de grandes fracasados como Ernesto Guevara, proclamaba al mundo su demencia como camino a seguir. Seguramente en algún lugar, la claque intelectualoide que odia patológicamente todo lo relacionado con la civilización occidental estuvo aplaudiendo las palabras del primate caraqueño.

A la figura de Hugo Chávez se suma la increíble relevancia del impresentable Luis D'Elía, personaje demente y alienado que en cualquier país del mundo estaría dirigiendo revistas de teorías conspirativas. Sólo en la Argentina un personaje de esa calaña es capaz de tener un efecto en la política exterior y la imagen del país. Hablamos de su inexplicable viaje a Irán y su obsesión por defender lo indefendible, como la supuesta "inocencia" de Irán por el atentado a la AMIA y los desvaríos negacionistas del Holocausto lanzados por Mahmoud Ahmadinejad.

Que un argentino salga a defender a Irán y a exculparlo por el atentado a la AMIA es el equivalente moral de que el capitán Héctor Bonzo (para quienes no saben, el capitán Bonzo fue el último comandante del crucero General Belgrano) se salude con Margaret Thatcher y diga que ni ella ni el Reino Unido tuvieron la culpa del hundimiento de su buque.

Lo que más asusta no es que un personaje como éste visite el Irán de los ayatollahs, sino que debido a sus nexos nunca explicitados con el gobierno y el régimen chavista, su viaje a la República Islámica termine manchando y avergonzando a la República Argentina a través de la sombra de la participación de nuestro gobierno.

Y he aquí que llegamos a la base del problema: nuestro gobierno.

Ese mismo gobierno que ladra independencia frente a los organismos de crédito y proclama con guarangadas y cortes de manga nuestra soberanía, pero después queda pegado a la excursión iraní de un matón político que en otros lugares del mundo sería serio candidato a la cárcel o a la camisa de fuerza.

Ese mismo gobierno que grita al mundo que jamás quedaremos atados por deuda alguna ni seremos títeres de potencia o poder alguno, pero que por los míseros morlacos que nos tira gustosamente acepta ser felpudo del delirante bolivariano y pone acto, custodia y televisión para sus vómitos verbales.

Al ver el acto de Chávez, los abrazos interesados de manguero de nuestro Presidente y el viaje de D'Elía debo confesar algo horrible.

Por primera vez en mis casi veintitrés años de vida, me siento profundamente avergonzado de ser argentino.

Creo que San Martín y los otros no querían algo como esto.

lunes, 5 de marzo de 2007

Custodia chavista

Resulta que viene Huguito Chávez a gritar en el Luna Park junto al coro progresista y a Diegote Maradona, con las bendiciones del Néstor, para hacerle la contra a Bush (porque somos machos, progresistas, nacionales y populares) que viene de gira a Uruguay. Entonces, se presenta el problema de quién se va a ocupar de la seguridad de tan magno acto. Hete aquí que según lo que informan los medios, la custodia estará a cargo, entre otros, de trescientos miembros del Ejército Venezolano.

Digo yo ¿no era que en la Argentina existía una "división clara y tajante entre defensa nacional y seguridad interior"? ¿No era que los militares bajo ningún concepto podían ocuparse de temas relacionados con el mantenimiento de la seguridad, porque no es su función, porque es la democracia y demás milongas? ¿Acaso estas reglas no se aplican al personal militar extranjero? ¿Qué pasa, porque se trata del gran Comandante Chávez nuestro gobierno no está obligado a cumplir y hacer respetar nuestras Leyes de Defensa Nacional y de Seguridad Interior, leyes que tanto menea acá adentro del país?

Mejor no preguntar si siquiera van a cumplir el deber constitucional de solicitar permiso al Congreso para aprobar la introducción de tropas extranjeras al territorio nacional. (Artículo 75 inciso 28)

¿Será posible que sean tan caraduras?

sábado, 3 de marzo de 2007

¿A dónde va la economía mundial?

La última semana asistimos a una baja generalizada de los mercados bursátiles de todo el mundo consecuencia de la debacle en los mercados accionarios de China: Shangai y Shenzen. Esto derivó en una corrida financiera en todas las plazas del mundo y tuvo como correlato una baja en el mercado de bonos, de commodities, de derivados, de monedas (con excepción de Argentina y Uruguay, únicas dos monedas de países emergentes que en el período sufrieron una apreciación –lo que le dicen libre flotación, vió!)
¿A qué se debió esto?
Básicamente se conjugaron una serie de factores que son los que producen estos cimbronazos: Greenspan diciendo que los márgenes corporativos americanos están entrando en zonas de crecimiento neutro (lo que en buen romance quiso decir es que las empresas americanas están muy cerca del agotamiento del ciclo económico). Circularon rumores de que el ente regulador de los mercados chinos estaría considerando la aplicación de impuestos a las ganancias financieras y, que el feroz apalancamiento que se produce en este mercado iba a ser limitado (por apalancamiento se entienden aquellas operaciones que se realizan vía la generación de endeudamiento, es decir, sin uso de capital propio). Asimismo, hubo en la semana la presentación de datos económicos americanos donde se observaba que la construcción de nuevas viviendas entró en franca decadencia, aumentaron los pedidos de subsidios por desempleo y aumentó la confianza del consumidor: economía real muy débil, consumismo en su máxima expresión. Además, hubo una baja en las tasas americanas producto de la aversión al riesgo del inversor que en estos casos busca refugiarse en activos libres de riesgo y una apreciación del yen, indicio del fin de lo que se conoce como “carry trade”.
Esto último quizás suponga lo más peligroso para la economía mundial. En los últimos años consecuencia de las tasas bajísimas que establecía el BOJ (Bank of Japan) que oscilan en el 0,5% los inversores globales se volcaron a un endeudamiento en yenes para colocarse en dólares o en otras monedas en todo el mundo. El problema está cuando o el BOJ sube las tasas (con lo que el costo de mi endeudamiento aumenta) o bien se aprecia la moneda japonesa con lo que necesito más dólares para cancelar mi deuda original en yenes (problema clásico de apreciación de un pasivo). Sumémosle a eso que se trataba de fin de mes, fecha de vencimiento de los contratos a plazo de cross-currency swaps (contratos donde se fija la tasa de interés al mismo tiempo que el valor de la moneda)…. Conclusión: vuela todo por el aire.
En lo personal creo que esto debería suponer una leve corrección el humor de los inversores quienes deberán darse cuenta que el “sentarse y esperar” se acabó y deberán realizar un management más acertado de sus portfolios de inversión. De todas maneras, la economía mundial goza de muy buena salud: China sigue consumiendo como un obeso desaforado (no es sano, pero es difícil que se corrija en el corto plazo), India consume pero con más mesura y los teutones han vuelto a ser lo que eran, la locomotora europea.
Un tip: para los fanáticos que gustan de timbear en los mercados de opciones, atención con los papeles bancarios, quedaron muy desarbitrados entre sí, es un buen momento para entrarle a Macro o a Bradesco (si operan Bovespa).

Viaje a la mente del Pingüino Emperador

El acto de barrabrava que ocurrió en el Congreso este último jueves, cuando se inauguró el período de sesiones ordinarias de la Escribanía Nacional (ex Congreso de la Nación), con todas sus desmesuras, insultos, chiquilinadas y ordinarieces, dejó al desnudo y a la vista de todos la personalidad infantil de Néstor Kirchner.

Las dos horas y cuarto de discurso, una monstruosidad digna de Castro o de su admirado Hugo Chávez, le sirvieron a nuestro Pingüino Emperador para ventilar todo el odio y el resentimiento que lleva dentro. Y para que encima la claque lo aplauda y le tire papelitos, mientras se retransmitían sus graznidos a todo el país en una especie de cadena nacional armada de apuro por el Comfer, normalmente lento e inútil hasta para agarrar el control remoto.

La conclusión fundamental que se puede sacar del triste espectáculo es que Néstor Kirchner, el temible macho patagónico, es un chiquilín inmaduro. O a lo sumo un adolescente, pero igual de inmaduro.

Tal vez un psicólogo o un psiquiatra podrían analizar las palabras y gestos del Presidente. A falta de eso, vamos a hacer un pequeño intento.

Detrás del Presidente macho que desde la tribuna se burla de los opositores y críticos "dignos y brillantes de las escuelas económicas" "que tienen unos títulos bárbaros" por sus errores de pronósticos, se puede todavía escuchar la carcajada del chico que se ríe cuando el traga de la clase se equivoca en una respuesta, como si fuera un Nelson Muntz de Los Simpson ("Ha Ha!") con banda presidencial.

Es como si Néstor quisiera remarcar todo el tiempo que los títulos y los estudios no sirven para nada y se estrellan frente al voluntarismo del "tesón pingüino", como dijo en otro discurso. Quizás lo que dijo Jorge Vanossi en respuesta a una anterior gansada pingüinista (aquella de "estudió para ser presidente, pero parece que se fue a marzo") nos pueda aclarar algo. En respuesta a esa gansada, Vanossi dijo que "Kirchner es el menos indicado para hablar de aplazos, porque cuando estudió en la Universidad de La Plata sacó una docena de bochazos, entre ellos un cero en economía política". Casi podemos escuchar al joven pingüino que, al cabo de cada bochazo, se consuela pensando "después de todo, ¿para qué me va a servir estudiar?" para después ahogar sus broncas jugando a ser montonero.

Ni hablemos de la necesidad constante de Kirchner de ser el centro de atención. El tristemente famoso "de acá" que largó en el discurso ya se suma a otras famosas guarangadas presidenciales, como el "¡Minga!" o la agarrada de huevos durante la jura de Menem como senador. Es que, fiel a su personalidad de nene malcriado, tiene la necesidad constante de hacer nuevas gracias para mantener la atención de todos. Porque si nadie lo ve, el pobre Nestítor se siente triste e ignorado.

Pasa que Néstor necesita ser siempre el centro de atención de todos, quienes además deben estar festejándolo constantemente para que no se resienta su personalidad baja en autoestima. Por eso le gusta tanto la claque aplaudidora, o que lo reciban con una lluvia de papelitos como si fuera la Selección entrando a un estadio (Pregunta: ¿Habrá allí algún sueño frustrado de ser jugador de fútbol?). Por eso mismo le revuelve tanto las tripas (y el colon irritable) cuando alguien critica lo que hace, a lo que invariablemente responde con berrinches de mocoso conocidos como "estilo K". La crítica constructiva es la que más le duele, porque lleva la posibilidad de que el otro tenga razón. Y por eso es a la que peor responde.

Como cuando se le critica su pobre calidad institucional. El Presidente de la Nación tuvo la caradurez increíble de burlarse de los reclamos que le exigen un respeto a la independencia del Congreso y la Justicia, un manejo transparente de los fondos públicos, un ejercicio responsable de sus poderes y el fin de las presiones y situaciones irregulares que todos los días se viven en el Estado (como el affaire Indec). Pero para él, calidad institucional es "acuerdos entre amigos para tratar de forzar y salvar intereses de unos pocos contra los intereses de muchos". Casi, casi lo que hace él desde el Estado.

El "de acá" de Kirchner, que él presentó como la respuesta a una sugerencia del poco simpático Club de París, pareciera demostrar en nuestro líder una tendencia a resolver los problemas con métodos violentos, como si no pudiera pensar otra solución. Esto se ajusta al comportamiento presidencial: si algún personaje amenaza hacerle sombra, lo descalifica; si una institución le trae inconvenientes, la purga o la insulta; si un ministro o funcionario se convierte en un obstáculo sea por lo que fuere, lo echa; si la inflación no se queda en los límites que él fijó, se las agarra con los técnicos del Indec. Jamás una respuesta creativa. Para justificarse, dirá siempre que su manera de hacer las cosas es la mejor, porque es directa y "sincera"; todo lo demás, desde las buenas maneras hasta la diplomacia, son mariconeadas o esconden intereses.

Pero lo verdaderamente monumental es la capacidad de proyección que tiene Kirchner. "Proyección" es un concepto de la psicología. Es un mecanismo de defensa del individuo mediante el cual atribuye a los demás motivos, deseos y emociones que él lleva dentro pero que juzga como incorrectos. Su discurso es una muestra constante de la capacidad de proyectar en los demás los comportamientos que él tiene pero que no le gustan:
  • Constantemente en sus discursos, Kirchner habla de "buenos" (los que están con él, los transversales, los plurales) y "malos" (los "intereses", los que están en su contra). Pero para él, la política no se trata de "una cuestión maniqueísta de buenos y malos".
  • Sus discursos son una sarta de insultos y agresiones contra cualquier enemigo de turno, pero le reclama a la oposición que "es fundamental que establezcamos el debate de ideas, sin la agresión y sin la descalificación".
  • Agrede constantemente a los que estuvieron contra los montoneros en la década del '70, presenta una historia tuerta que ignora los crímenes de su bando, reabre constantemente heridas y humilla en todas las formas posibles a sus contrarios (como el "episodio del banquito" del general Bendini), pero "este Gobierno no está contra la reconciliación ni busca la venganza" y "Yo no quiero venganza, yo no tengo rencores contra nadie".
  • Se burla constantemente de los que tienen educación y lo critican, y ante todos los temas ataca con la ignorancia del caradura, pero a quienes lo critican les exige que "tienen que estudiar, tienen que investigar; tienen que estudiar no solamente los que van a asumir cargos públicos y políticos, tienen que estudiar los periodistas (...)"
  • Kirchner no negocia. Impone, presiona, reclama y exige a los demás que se sometan a su voluntad. Pero cuando encuentra del otro lado a alguien que no cede a sus demandas, como es el caso del gobierno uruguayo que reclama el levantamiento de los cortes como condición previa a la negociación en el tema de las papeleras, le dice a su colega Tabaré en tono de educador que "negociar es otorgar", para luego reclamar que "Negociar haciendo solamente lo que ustedes creen que hay que hacer, por más buena fe que tengan, es acatar, no es negociar, dialogar. Quisiera ver cómo reaccionaría Kirchner si otro presidente le exigiera comportamientos a la vez que mantiene cortados los pasos hacia la Argentina. Temblaría el atril de la Rosada.
Sus palabras y actos muestran a un maniqueo, agresivo, rencoroso, ignorante y caprichoso. Pero para él, sus rivales, críticos, opositores y contrarios de siempre y de turno son todos maniqueos, agresivos, rencorosos, ignorantes y caprichosos.

Ojalá que nunca más se dé en la Argentina el espectáculo lamentable de un Presidente que usa el Congreso para ventilar sus inseguridades y chiquilinadas. O, por lo menos, que no lo haga en el grado espantoso que hace Kirchner.

Ojalá.
Más recientes›  ‹Antiguas