martes, 30 de marzo de 2010

6, 7, 8 esqueletos en el armario

¿A que no saben en qué medio periodístico trabajaba Orlando Barone, uno de los alegres cruzados de 6,7,8 contra la "corporación mediática golpista-destituyente", cuando el 24 de marzo de 1976?

¿Lo tiene?

¡Laburaba en Clarín, señoras y señores!

¡Sí! ¡Barone era un empleado a sueldo del Monopolio entre febrero y diciembre de 1976!

Pero si se fue en diciembre, entonces se habrá ido con asco del diario en momentos del Proceso, me podrán decir. ¿Entonces por qué volvió en 1981 para quedarse hasta 1981, y en 1983 pasar a la agencia DyN, que es bien del Monopolio, para irse en 1985?

¿Acaso Orlandito Barone no tiene una historia de resistencia pseudo-walshiana que relatar sobre los años del Proceso?

¿Qué le dirán ahora sus amiguitos de 6,7,8 a este pedazo de caradura?

(Gracias a BlogBis por el primer indicio que me llevó a esa maravillosa nota de Darío Gallo)

sábado, 27 de marzo de 2010

¿Por qué gobierna el peronismo?

El otro día hablaba con un conocido y por esas razones de la vida la conversación degeneró en temas de política.

La gran inquietud de esta persona era una clásica: ¿por qué ningún partido excepto el peronismo puede gobernar en la Argentina?

La respuesta que ensayé, y que en cierta oportunidad creo haber escrito en este medio, es que el peronismo gobierna y los otros no por la sencilla razón de que es el único partido en el que todos los factores de poder que importan en la Argentina se sienten identificados.

Piénsenlo. En Estados Unidos, por ejemplo, las empresas tradicionalmente apoyaron al Partido Republicano y los sindicatos se sintieron siempre cómodos con el Partido Demócrata. La alternancia bipartidista permitió que los intereses de algunos factores prevalecieran por momentos por sobre los de otros, que deben permanecer en la oposición hasta que les llegue su momento.

¿Qué grandes factores de poder tiene la Argentina hoy? Las empresas, los sindicatos, las burocracias federales y provinciales, el agro y la Iglesia Católica.

De todos ellos, el agro sacó los pies del plato en 2008 con el conflicto del campo, momento en que oh casualidad comenzó la decadencia de los Kirchner, pero todavía no se ha encolumnado detrás de ningún gran partido (coquetean con la UCR, el peronismo disidente y lo que se le pase por la cabeza a los muchachos de Federación Agraria) como para poder decir que existe un partido no peronista que "represente" al agro.

Aunque no le guste mucho, hay que reconocer que la Iglesia Católica siempre se sintió menos incómoda con los peronistas que con alguno de los otros partidos progres que rutinariamente aparecen como oposición. El encono que los Kirchner le tienen al Episcopado ha roto una relación de mutua tolerancia y ocasionales acuerdos que había entre la Iglesia y el peronismo, en particular en los años de Menem. Sin embargo, a la Iglesia le pasa lo mismo que al campo: no tiene un partido en el cual se reconozca.

Por el momento, para la Iglesia y para el campo, fuera del PJ está el desierto.

¿Pero los otros tres factores que enumeré antes? No existe ninguna duda de que el sindicalismo es peronista, por más que algunos pajaritos de la izquierda todavía sueñen con "concientizar al proletariado" de esta bendita tierra de promisión y hacer que cambien a Evita por Rigoberta Menchú. Decir "sindicalismo" es decir "peronismo" en términos argentinos.

El empresariado argento, adicto a los mercados cerrados, a las dádivas estatales y a los consumidores cautivos, siempre anduvo con el peronismo como culo y calzón. Hagamos el ejercicio de imaginación y convendremos en que es más "real" imaginar a Cristiano Rattazzi, Franco Macri o los alegres muchachos de la Unión Industrial conferenciando con capos justicialistas que sentados a la mesa radical.

Y de la burocracia y de los señores feudales del interior mejor ni hablemos: ellos son la maquinaria sobre la que se asienta la estructura de poder peronista.

¿Cuál es el partido del empresariado argentino? El peronismo.

¿Cuál es el partido del sindicalismo argentino? El peronismo.

¿Cuál es el partido de la burocracia argentina? El peronismo.

¿Qué intereses representan la UCR, la Coalición Cívica, el PRO, el socialismo, que no sean los de sus líderes y electorados? Ninguno. Y ni siquiera pueden convencer del todo a los factores de poder alienados del justicialismo.

El peronismo gobierna por una simple razón: porque es el único partido en el que los factores de poder de la Argentina se reconocen y se sienten identificados o como mínimo contenidos. Si mañana subieran los radicales, sabremos que los sindicatos le harían la vida imposible, que las empresas los mirarían con asquito y que las burocracias del interior fogonearían los "estallidos sociales" que se necesiten para sacarlos.

Y siempre ha sido así.

Las crisis del peronismo surgen cuando por alguna razón alienan a alguno de estos factores y lo hacen pasar a la oposición. El gran logro del primer peronismo en materia de poder fue asentarse en los tres grandes factores de la época: los sindicatos, la Iglesia y las Fuerzas Armadas.

Perón sólo empezó a caer cuando por alguna razón incomprensible se las agarró contra la Iglesia, que al pasar a la oposición se convirtió en el denominador común de los civiles y militares antiperonistas que lo echaron a patadas en 1955. No por nada uno de los lemas de la Libertadora era "Cristo Vence".

Resumo: el peronismo gobierna porque es una estructura de poder de alcance y difusión nacional (burocracias federales, provinciales y municipales) puesta al servicio de dirigentes políticos feudales (gobernadores y legisladores que quieren ser algo más) y que le permite a los grandes factores de poder y corporaciones de la Argentina (sindicatos, empresas y Estado) promover sus intereses mediante el "acuerdo" y sin necesidad de la competencia partidaria.

La Argentina es fácil de entender si se asume que ni es una república ni es una democracia.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Feriado argento

"Those who fail to learn history are doomed to repeat it; those who fail to learn history correctly-- why they are simply doomed."

Así que, bueno, hoy es el feriado. Mire usté.

En vez de ponernos a pensar qué tan podrida y enferma estaba la sociedad como para llegar al 24 de marzo, hoy nos vamos a sentar todos a hacer nuestros Dos Minutos de Odio contra los enemigos que nos señala el Gobierno, y de paso hacemos el trabajo sucio de sentirnos puros e inocentes de todo lo que pasó. Nunca más, juicio y castigo, pirulito presente, per saecula saeculorum, ut supra y etcétera.

Lo que al argento promedio, lector de libros de Pigna, que piensa "Hebe está loca pero mirá todo lo que le pasó", que lagrimea cada vez que Carlotto encuentra otro nieto, le cuesta mucho pensar (no digamos "aceptar" porque nunca lo va a hacer) es que en una sociedad normal, con instituciones fuertes, partidos responsables y sentido común, nunca se hubiera llegado al punto de un golpe de Estado como el de 1976.

Al argento promedio no le gusta pensar que llegamos al 24 de marzo de 1976 porque además de militares que creían estar tocados por la varita mágica para "reorganizar" al país también hubo miles de pendejos soberbios que creían tenerla tan clara como para convencernos a bombazos y tiros de las bondades de su "revolución"; políticos que en vez de hacerse cargo de las cosas cuando empezaron a irse a la mierda prefirieron apostar a una profundización de la mierda, rajarse del país para decir "yo me borré", o cruzarse de brazos primero para abrirse de gambas después; y también una sociedad enferma, decadente e irresponsable que no defendió la democracia porque le importaba una mierda la democracia misma si eso impedía llevar a cabo el sueño de exterminar a todos los que estaban del otro lado.

Eso sería demasiado para el argento promedio. Lo obligaría a pensar que tal vez, sólo tal vez, hay parte de la culpa en sus manos, una culpa que no puede circunscribir prolijamente al período 1976-1983 y a los muchachos de verde y azul. Le impediría refugiarse en la cómoda fantasía del "no sabía nada", del "yo no lo voté".

Porque el argento promedio prefiere pensar que un día bajaron los platos voladores en Plaza de Mayo y de ahí salieron Videla, Massera y Agosti para instalar una feroz dictadura dedicada al exterminio de aquellos jóvenes idealistas que juntaban flores y mateaban en los bosques de Palermo al son de "Zamba de mi esperanza". Esa historia lo satisface. Lo muestra como inocente y como víctima, lava sus manos de responsabilidad y lo exime del deber de ponerse a pensar qué fue lo que estuvo tan mal como para que pasara lo que pasó.

No es sólo que el argento promedio prefiere pensar esto: le gusta pensar esto y lo seguiría pensando aún cuando la realidad le gritara al oído que no es así.

Y también le sirve al argento promedio para mantener una fantasía más sutil, según la cual no hay relación entre aquella "juventud maravillosa e idealista" y la manga de forros y capangas que gobierna la Argentina hoy. Más idealiza a la pendejada terrorista y mesiánica, más se desliga del hecho de que estamos viviendo hoy en el país que ellos "soñaron".

¿Querían saber qué hubieran hecho de la Argentina los miembros de esa "generación perdida"? Aquí los tienen. Se llaman Kirchner, Moreno, Rossi, Garré, y otros tantos nombres del elenco, todos los que dicen haber "sobrevivido" sin decir jamás cómo lo hicieron. Ya los conocen a todos. Disfruten de la vida en el país de los sueños compartidos: pobreza, autoritarismo, violencia, intolerancia, inflación, prepotencia, corrupción, incompetencia, todos atados con moño y bendecidos por Hebe y Estela.

Pero no voy a ser yo quien convenza a nadie de esto. No se puede convencer a nadie que no quiera ser convencido. Escribir como lo hago acá no deja de ser un ejercicio para mantener la cordura en medio de tanta demencia y autoengaño. Si a alguien le interesa leer esto y pensar, pues me alegro mucho. En serio lo digo.

Para los demás, sigan adelante, sean felices. Sarna con gusto no pica.

sábado, 20 de marzo de 2010

¿Les recuerda a algo?

En mi relectura de partes de 1984 no dejo de encontrar pasajes que me hacen pensar demasiado a la Argentina de hoy y a las cosas que vivimos, escuchamos y soportamos en estos momentos.

Quéseleváser, George Orwell era un visionario de aquellos.

* * * * * * * * * *

Qué tipo de personas controlarían este mundo era algo igualmente obvio. La nueva aristocracia estaría compuesta en su mayor parte por burócratas, científicos, técnicos, sindicalistas, expertos en publicidad, sociólogos, profesores, periodistas y políticos profesionales. Estas personas, cuyos orígenes están en las clases medias asalariadas y en los estratos superiores de la clase trabajadora, habían sido moldeadas y agrupadas por el desolado mundo de la industria monopólica y el gobierno centralizado.

Sólo hay cuatro maneras de que un grupo dominante pierda el poder. O es conquistado desde afuera, o gobierna tan ineficientemente que las masas son incitadas a rebelarse, o permite el surgimiento de un fuerte y descontento grupo de los del Medio, o pierde su confianza en sí mismo y su voluntad de gobernar. Estas causas no operan de manera singular, y por lo general las cuatro están presentes en algún grado. Una clase dirigente que pueda protegerse contra todas ellas podría permanecer en el poder permanentemente.

Desde el punto de vista de nuestros actuales gobernantes, por lo tanto, los únicos peligros genuinos son la formación de un nuevo grupo de personas capaces, sin ocupación y con ambiciones de poder, y el crecimiento del liberalismo y del escepticismo en sus propias filas. El problema, por así decirlo, es educativo. Es un problema de moldear continuamente la conciencia de tanto el grupo directivo como del grupo ejecutivo numéricamente mayor que está inmediatamente por debajo.

La esencia del gobierno oligárquico no es la herencia de padre a hijo, sino la persistencia de una determinada visión del mundo y forma de vida, impuestas por los muertos a los vivos. Un grupo dirigente lo es en tanto que pueda nominar a sus propios sucesores. Al Partido no le preocupa perpetuar su sangre sino perpetuarse a sí mismo. QUIÉN ejerza el poder no es importante, en tanto que la estructura jerárquica permanezca siempre idéntica. Todas las creencias, hábitos, gustos, emociones, y actitudes mentales que caracterizan nuestros días están diseñados en verdad para sostener la mística del Partido y evitar que la naturaleza real de la sociedad actual sea percibida.

La palabra clave aquí es "negroblanco". Como tantas otras palabras en Neolengua, esta palabra tiene dos significados contradictorios. Aplicada a un opositor, significa el hábito de proclamar con desparpajo que lo negro es blanco, en contradicción con los hechos visibles. Aplicada a un miembro del Partido, significa la leal disposición para decir que lo negro es blanco cuando la disciplina partidaria así lo exige. Pero también significa la habilidad de CREER que lo negro es blanco, y más aún, la de SABER que lo negro es blanco, y olvidar que alguna vez se creyó lo contrario. Esto exige una permanente alteración del pasado, que es posible gracias al sistema de pensamiento que en verdad comprende a todos los demás, y que es conocido en Neolengua como "doblepensar".

La alteración del pasado es necesaria por dos razones, una de las cuales es subsidiaria y, por así decirlo, precautoria. La razón subsidiaria es que el miembro del Partido, al igual que el proletario, tolera las condiciones actuales en parte porque no tiene estándares de comparación. Debe separársele del pasado, así como se lo debe separar de los países extranjeros, porque es necesario que crea que está mejor que sus ancestros y que el nivel promedio de confort material está en constante aumento. Pero por mucho la razón más importante para el reajuste del pasado es la necesidad de salvaguardar la infalibilidad del Partido. No se trata solamente de que los discursos, estadísticas y registros de todo tipo deban ser constantemente actualizados para mostrar que las predicciones del Partido siempre estuvieron en lo correcto. Es también debido a que ningún cambio en la doctrina o en el alineamiento político puede jamás ser admitido. Porque cambiar la propia opinión, o incluso la propia política, es una admisión de debilidad. Si, por ejemplo, Eurasia o Estasia (cualquiera de las dos sea) es el enemigo hoy, entonces ese país debe siempre haber sido el enemigo. Y si los hechos dicen lo contrario, entonces los hechos deben ser alterados. De esa manera la historia está en constante reescritura. La diaria falsificación del trabajo que lleva a cabo el Ministerio de la Verdad es tan necesaria para la estabilidad del régimen como la labor de represión y espionaje que lleva a cabo el Ministerio del Amor.

Asegurarse de que todos los registros escritos coincidan con la ortodoxia vigente es un mero acto mecánico. Pero también es necesario RECORDAR que los eventos ocurrieron de la forma deseada. Y si es necesario reacomodar las memorias propias o alterar los registros escritos, entonces es necesario OLVIDAR que se lo hizo así.

Todas las oligarquías del pasado han caído del poder porque se osificaron o porque se ablandaron. O se volvieron estúpidas y arrogantes, fracasaron en su adaptación a las circunstancias cambiantes y fueron derrocadas; o se volvieron liberales y cobardes, haciendo concesiones cuando debieron usar la fuerza, y una vez más fueron derrocadas. Cayeron, por así decirlo, o consciente o inconscientemente.

* * * * * * * * * *

Hasta la próxima.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Orwell explica el perdurable éxito del populismo

De alguna manera, la visión del mundo que tenía el Partido se imponía con mayor éxito a aquellos que eran incapaces de comprenderla. Se les podía inculcar las más flagrantes violaciones de la realidad, porque nunca podían comprender la enormidad de lo que se les exigía, y porque no estaban lo bastante interesados en los sucesos de actualidad como para percatarse de lo que ocurría. Gracias a la falta de entendimiento conservaban la cordura. Simplemente tragaban todo, y lo que tragaban no les causaba daño, porque no quedaba ningún residuo, al igual que un grano de maíz que pasa por el cuerpo de un ave sin ser digerido.

George Orwell, 1984

sábado, 13 de marzo de 2010

Barbas en remojo

No hay vuelta que darle: lo del pasado jueves en el Senado fue un baldazo de agua fría para la oposición, que ya se veía ganando cuando todavía falta mucho por marchar. Habrá sido un triunfo a medias el que obtuvo el bloque de la Mierda Oficialista ya que debieron conformarse con prolongar la incertidumbre sobre Marcó del Pont en lugar de confirmarla, pero fue un triunfo de todas maneras.

El fracasado intento de remover a Marcó del Pont dejó en claro que:
  1. la conducción opositora sigue siendo una bolsa de gatos, y mientras lo sigan siendo, no van a poder actuar efectivamente.
  2. es muy tenue el liderazgo que ejercen las cúpulas opositoras sobre los senadores de sus bloques (casos Menem, Bongiorno y Latorre).
  3. el kirchnerismo no se va a dar por vencido así de fácil, y aunque se trate de victorias pírricas como la última, las va a aprovechar hasta la última gota.
  4. cualquier negociación con el kirchnerismo sólo produce un resultado concreto: se le da tiempo a la parejita perversa para disciplinar a la tropa y salir de compras.
  5. el radicalismo se comporta con un cagazo increíble y no actúa como la oposición que es, porque se piensa como un gobierno que todavía no llega a ser.
  6. a los peronistas disidentes les cuesta mucho disciplinar a los suyos ante las presiones del Gobierno y de las provincias a las que pertenecen.
  7. Carrió tiene muchas dificultades para convencer a sus pares (y que se haga a la idea de que, mal que le pese, son sus pares y no sus subordinados) de la necesidad correcta de adoptar una línea dura contra el kirchnerismo.
  8. no existe un líder que esté en condiciones de hablar por todos y negociar frente a frente con el Gobierno (a Morales lo cuestionan por sus "tácticas", a Carrió por su intransigencia).
  9. ya hay un asco hacia el Gobierno que le impide aprovechar todas las circunstancias que le son favorables (¿o por qué Latorre, que tanto quiere a Marcó del Pont, no dio quórum el jueves? ¿Será porque sabe que se vuelve una muerta política si se convierte en la senadora que le permitió al kirchnerismo ganar una votación?)
  10. la "carta Cleto" es de dudosa utilidad, porque cuando no tiene que hacerse cargo del Ejecutivo por ausencia de Ella, no le dan quórum a las sesiones.
Frente a esto y consciente de que no voy a decir nada nuevo o que no se les haya reclamado ya, los opositores tienen que aceptar algunas realidades.
  1. La oposición NO tiene líder, quien se proclame como líder de la oposición miente en toda la línea y sólo empeora las cosas. La oposición no tiene por qué tener un único líder.
  2. Morales no está en condiciones de negociar por toda la oposición cuando el único interés que lleva a la mesa es el de un hipotético gobierno del radicalismo que cada vez va a tener menos posibilidades de llegar si insiste en bajarse los lienzos. Frente a Pichetto no puede sentarse sólo: tiene que tener a Estenssoro de un lado y a Rodríguez Saá del otro.
  3. Carrió va a tener que encontrar alguna manera de moderarse sin perder la razón de lo que dice. La frase que Latorre lanzó el jueves ("siendo peronista imagínese que Carrió a mí no me va a llevar de la nariz") es una que repiten mucho los peronistas disidentes, por más mimitos que ella se haga con Solá.
  4. Contra el kirchnerismo no sirve negociar o sentarse a hablar. Hay que apretarles las clavijas hasta el último minuto: no se puede negociar con quien sólo ve a la negociación como una distracción táctica mientras se reagrupa.
  5. La oposición no puede resignar la iniciativa. Tiene que insistir con sus propios proyectos así se los vete Cristina ni bien se seque la tinta. No pueden ir siempre detrás de los desvaríos que salen de Olivos.
  6. El radicalismo haría bien en dejar de imaginar que Kirchner va a emprolijar la casa para un eventual gobierno de Cleto, Ricardito Alfonsín o de Sanz. NO VA A PASAR. Si el radicalismo quiere sanear la economía, que fuerce leyes en el Congreso, y si se las vetan, que lo denuncie a viva voz cuando llegue al Gobierno y tenga que hacer lo que deba hacer en ese momento. No sirve resignar las ventajas tácticas que tiene por un objetivo que no va a llegar nunca. Y si el radicalismo no quiere hacerse cargo de su deber cuando llegue al Gobierno, ¿para qué lo quiere?
  7. Quizás a Cobos no le quede otra alternativa más que renunciar. Está claro que no lo van a dejar gobernar en ausencia de Cristina, que su dualidad de vicepresidente y opositor le va a jugar en contra cada vez más tanto políticamente como en la opinión pública, que el hecho de ser el tipo que tiene que hacerse cargo si Cristina se va es la pinza con la que los Kirchner aprietan las ya chiquitas bolas de los radicales para que arruguen, y que la posibilidad de desempatar en el Senado pierde relevancia cuando la Cámara sólo sesiona si uno de los dos bandos en pugna ya tiene los 37 votos que necesita.
  8. Los peronistas disidentes necesitan poner en orden su propia casa. Hasta el momento, los dos grandes contratiempos que pasaron en el Senado se debieron a miembros díscolos de su propio espacio (Menem, Latorre, Bongiorno ma non troppo). Es fácil culpar a los radicales cuando los que ayudan a la Mierda Oficialista a juntar votos son aquellos de su propio grupo que se sienten despechados, desconocidos o sin la atención suficiente para decirle que no a las ofertas kirchneristas.
  9. FALTA UN AÑO Y MEDIO PARA LAS PUTAS PRESIDENCIALES. Si quieren ser candidatos, armen internas y decídanlo el año que viene. Este año es para hacer que el kirchnerismo sea pato rengo, no para quemarse en candidaturas hipotéticas e inviables.
  10. Todo el mundo los está mirando. La imagen que están dando ahora es lamentable. Si de veras quieren superar al kirchnerismo, deben por lo menos empezar a organizarse en tal sentido.
En fin, eso era todo. Tampoco es tan grave. Como si Marcó del Pont influyera en algo en el manejo de la economía. Si no sube ella, va a subir otro pajarito convenientemente castrado como presidente del BCRA.

Como dijo Morales "algunas se van a ganar, otras se van a perder". No hay que desanimarse. Falta un tiempo enorme. Y todavía quedan muchas sesiones del Congreso.

Si ellos mismos lo dicen...

... ¿quién soy yo para negarlo?

(con el agradecimiento correspondiente a BlogBis)

jueves, 11 de marzo de 2010

The Histeria Channel

¿Cuándo fue que The History Channel dejó de ser un canal que pasaba documentales de puta madre sobre (duh) historia y se convirtió en una cloaca alarmista donde lo único que pasan son panfletos de cuarta sobre Nostradamus, el Apocalipsis y las profecías del fin del mundo?

miércoles, 10 de marzo de 2010

¿Merece la Argentina estar mejor?

"It's what you said at the ceremony before the attack when Galactica was being decommissioned. You gave a speech that sounded like it wasn't the o­ne you prepared. You said that humanity was a flawed creation. And that people still kill o­ne another for petty jealousy and greed. You said that humanity never asked itself why it deserved to survive. Maybe you don't."

Para pensarlo la próxima vez que escuchemos a alguien decir que estamos "condenados al éxito".

Es fácil creer que simplemente "tenemos que tener" un país distinto al que tenemos ahora sin preguntarnos qué diablos nos hace pensar que lo que hacemos, la manera en que nos comportamos, nuestra relación con los asuntos públicos y nuestro sentido de la responsabilidad nos hacen merecedores de un país mejor al que actualmente vivimos.

En lo personal, veo el país que tenemos ahora y me pregunto "¿merecemos vivir en un mejor país que éste?", y al igual que la escena de Battlestar Galactica que cité arriba, me veo obligado a responderme: "Tal vez no".

Quizás sea sólo cuestión de dejar de preguntarnos "¿por qué no estamos mejor?" como si un destino de Primer Mundo fuera una especie de derecho cósmico y empezar a pensar en "¿qué estamos haciendo mal para estar como estamos?"

Quizás el primer paso para llegar al destino que queremos sea dejar de pensar que es nuestro derecho, examinar nuestras acciones y darnos cuenta de que primero tenemos que merecer esa grandeza a la que creemos estar destinados.

En fin, era sólo eso. Aunque sea, para pensarlo.

sábado, 6 de marzo de 2010

Planificación centralizada y patinaje sobre hielo

Cuando el canal "A&E" todavía se llamaba "Mundo Olé" y pasaba documentales de puta madre en vez de series de cuarta, también pasaban algunos programas periodísticos de la cadena norteamericana ABC. En uno de ellos estaba un micro llamado "Give me a break!", conducido por el periodista John Stossel, y cuyo foco era la irracionalidad en la que caía la sociedad norteamericana a partir de la intervención estatal o de la corrección política.

Un caso claro como el agua fue un informe que pasó sobre cómo la gente que por vivir en áreas costeras pierde sus casas por efecto de los huracanes tiende a reconstruir sus casas en la misma zona... para no perder las indemnizaciones por huracanes. Como diría el amigo Louis Cyphre de El Opinador Compulsivo: "las personas responden racionalmente a los incentivos".

Pero no se me va a ir de la cabeza la vez que Stossel demostró el absurdo y la completa inutilidad de los esquemas estatistas de planificación centralizada... en una pista de patinaje sobre hielo.

Fue maravilloso, perfecto, diez veces mejor que cualquier libro de Friedman o Hayek por el simple hecho de que lo gráfico, real y lógico del ejemplo permanece vívido por el absurdo manifiesto de toda la situación. Hasta el día de hoy cada vez que tengo que pensar en un argumento contra la planificación centralizada, me viene a la memoria el experimento de Stossel.

¿En qué consistió el experimento? Comenzó con una reflexión del periodista sobre lo "catastrófico" que era el que en una misma pista hubiera a la vez patinadores rápidos, lentos, grandes, chicos, habilidosos y torpes, haciendo lo que se les diera la gana. "Necesitamos planificar esto. Necesitamos dirigir a esta gente", fue la conclusión a la que llegó.

Luego, montado sobre una tarima en el centro de una pista de patinaje sobre hielo y armado con un megáfono, Stossel se dedicó a indicarles a todos los patinadores cómo tenían que proceder: a unos les gritaba que fueran más lentos, a otros que fueran más rápidos, a los más chicos les decía que no se salieran del camino de conitos que había puesto para "dirigir" el cauce de los patinadores.

El resultado del experimento fue que más patinadores lentos se caían por tener que acelerar, más patinadores rápidos se tropezaban porque debían bajar la velocidad, más embolada se ponía la gente y menos le respondían al cabo de un rato, para hacer lo que se les diera la gana a pesar de lo que ladrara el megáfono.

"Convencido" de que su fracaso para ordenar el patinaje se debía a que "no sabía lo suficiente acerca del patinaje sobre hielo" como para dar las instrucciones correctas, Stossel le cedió el micrófono a un patinador olímpico ganador de una medalla de oro. El resultado no mejoró en lo absoluto.

No era cuestión de dirección, de instrucciones o de conocimiento, sino de que la planificación centralizada es incapaz de igualar, no ya perfeccionar, lo que logra el orden espontáneo de múltiples individuos actuando por su propia cuenta.

Y con sólo pensar en el ejemplo, todas las razones saltan a la vista:
  • Ni Stossel ni el patinador olímpico podían ver todo lo que ocurría en la pista, aunque más no fuera porque no tenían ojos en la nuca. Ningún centro de decisión tiene forma de conseguir en tiempo real toda la información que necesita como para dar directivas posteriores, apropiadas y efectivas.
  • Ni Stossel ni el patinador olímpico podían ver qué le pasaba a un patinador particular como para saber cuál instrucción era más apropiada para él. Ningún centro de decisión puede conocer las particularidades de todas las situaciones individuales en las que sus normas pueden aplicarse.
  • Se multiplicaron los accidentes y las caídas. Centralizar la facultad de decisión en el nivel superior sólo incrementa la posibilidad de fracaso en los niveles inferiores por falta de autoridad para reaccionar por su cuenta.
  • Nadie pudo patinar de la forma que más le convenía. La estandarización universal de las acciones sin margen para las capacidades individuales impide el mejor aprovechamiento de estas últimas y evita que se obtengan los mejores resultados posibles.
  • Al paso del tiempo cada vez se ignoraban más las instrucciones. La rigidez de los parámetros genera la tendencia natural a romperlos por parte de quienes no pueden hacer el mejor uso de sus capacidades según sus propios deseos y necesidades.
  • Ni uno sólo de los patinadores disfrutó de la experiencia. Los resultados de la planificación centralizada son siempre subóptimos e insatisfactorios tanto para los niveles más bajos (que no logran lo que se proponen) como para la conducción (que no alcanza las metas que se fija).
  • Un tipo con un megáfono no pudo "dirigir" el patinaje de un grupo de personas en una pista hacia una mejor experiencia. Una conducción burocrática no puede "dirigir" las múltiples actividades de una economía nacional hacia un mejor rendimiento.
Quizás habría que pedirle a Stossel que haga un ejemplo similar para el caso argento, tal vez con un DT que intenta dictarles a los jugadores de su equipo los movimientos exactos que deben realizar en lugar de contentarse con darles la estrategia a seguir. El partido seguramente sería una goleada en contra para el equipo estatista.

Acá les dejo un video de la experiencia, está en inglés, quéseleváser:



Hasta la próxima.

viernes, 5 de marzo de 2010

Qué hacer si Cristina renuncia

Si es cierto que la razón detrás de esta embestida absurda y anticonstitucional de la Presidenta contra el Congreso y la Justicia es porque en el fondo quiere que la saquen a patadas así pasa a la historia como mártir y no como vergüenza, al tiempo que le deja a otros la labor de limpiar el desastre que están dejando, hay una forma muy sencilla y muy limpia de escupirle el asado.

¿Cuál es? Que la oposición, haciendo uso de la mayoría con que cuenta en ambas cámaras, rechace la eventual renuncia de Cristina y le impida abandonar el cargo. Siendo que la única razón para una renuncia de Cristina es cagar a toda la oposición obligándola a hacerse cargo del balurdo antes del 2011, cosa que ningún antikirchnerista quiere, imagino que tratar una posible dimisión presidencial no ha de ser uno de esos temas que pueda partir a los bloques opositores.

¿Pero puede hacerse esto? Me remito a la Constitución Nacional:

Artículo 75- Corresponde al Congreso:
(...)
21. Admitir o desechar los motivos de dimisión del presidente o vicepresidente de la República; y declarar el caso de proceder a nueva elección.

Cristina puede renunciar cuantas veces quiera, pero si el Congreso no le acepta la renuncia, tiene que quedarse. Imagino lo que ha de ser un debate de ese estilo en el Congreso, con Pichetto y Rossi en sus respectivas cámaras acusando a la oposición de "golpista" por no aceptar la facultad de la Presidenta de dejar su cargo. Casi como para alquilar balcones.

Claro, con el estado actual de la relación entre los tres poderes, podrán decir que en caso de que se le niegue prolija y legalmente la renuncia, a ella le importará tres belines y dejará la Rosada y Olivos para atrincherarse en El Calafate o algún otro pozo K mientras acá le gritan hasta en arameo.

En dicho caso, una lectura del Código Penal nos permite salir del atolladero:

Art. 77.- (...) Por los términos "funcionario público " y "empleado público" respectivamente, usados en este Código, se designa a todo el que participa accidental o permanentemente del ejercicio de funciones públicas, sea por elección popular o por nombramiento de autoridad competente.

Art. 252.- Será reprimido con multa de $ 750 a $ 12.500 e inhabilitación especial de un mes a un año, el funcionario público que, sin habérsele admitido la renuncia de su destino, lo abandonare con daño del servicio público.

Sencillito: se le envía la Policía Federal a El Calafate y se la arresta por abandono del cargo con daño del servicio público y se la trae de vuelta a Buenos Aires. Imagino que el resto de las insanables nulidades que ocupan el gabinete obedecerán cual títeres y abandonarán sus cargos, por lo que Aníbal no podría bloquear una orden de la Justicia a la Policía para arrestar a la Presidenta fugitiva.

En todo caso y una vez que se la traiga de regreso a Buenos Aires, no deja de ser un vueltito el que tendría que pagar, algo mínimo e ínfimo en comparación con todo lo que robó y destruyó, y darle la inhabilitación que manda el Código sería hacerle el favor que quiere, pero la sola imagen de que se la ponga bajo arresto por abandonar un cargo sin que se le aceptara su renuncia previa sería la humillación final.

Sólo imagínenlo: una maniobra destinada a darle a la Presidenta el sueño de un final épico y zelayista en el que es derrocada por un complot legislativo-judicial-neoliberal-agrogarca para partir a un exilio de lucha y peregrinaje por las capitales del ladriprogresismo latinoamericano, finaliza con la patética imagen de una orden de captura librada en su contra por "abandono del cargo sin previa aceptación de renuncia", seguida de su arresto por efectivos policiales y su transporte de regreso a Buenos Aires para ser sentenciada a una multa y continuar en el ejercicio del cargo para el que, como no se cansa de decirnos, fue "elegida por una mayoría popular".

Sería un digno final para estos años de desquicio y desmesura argenta.

Soñar no cuesta nada, después de todo.

miércoles, 3 de marzo de 2010

La banalidad del kirchnerismo

Hoy fue un muy lindo día para quedarse en casa viendo la sesión preparatoria del Senado de la Nación. La manera relámpago en la que la oposición se quedó con todo frente a los mohínes y las quejas de Pichetto fue ni más ni menos lo que el Frente para la Victoria se merecía después de años de aplicar la regla de la mayoría para que "no se toque ni una coma" de lo ordenado por Olivos.

El kirchnerismo perdió todo derecho a réplica o queja que pudiera tener después de haber amagado con negociar un proyecto de ley para el uso de las reservas (que a fin de cuentas era todo lo que pedían los otros bloques para resolver la cuestión) mientras la Presidenta preparaba el DNU de la trampa que le permitiría el lunes y en solemne Asamblea Legislativa decirle a los miembros del Congreso de la Nación que "la sigan chupando".

En lugar de patalear porque se le aplicaba la misma receta que venía dando desde el 2003, Pichetto y el bloque oficialista deberían agradecer que se les haya permitido conservar la presidencia en algunas comisiones. De haber estado yo a cargo de la oposición, ni eso les dejaba.

Con la sucesión feroz de medidas que logró en el Senado (conformación de medidas, interpelación a Boudou, prioridad para tratar el pliego de Mercedes Marcó del Pont como presidenta del BCRA y la posible coparticipación del impuesto al cheque, etc.) la oposición le aplicó al oficialismo lo que se supo ganar con la despreciable trampa a la que recurrió durante el fin de semana, y se redimió de la manera en que se había dejado primerear por el kirchnerismo con falsas propuestas de negociación.

De todas las medidas que logró aprobar hoy la oposición, creo que la más importante es la vinculada con Marcó del Pont. Si bien interpelar a Boudou tiene a primera vista mayor impacto político, no hay que olvidarse que este es un gobierno que consigue a sus ministros en las máquinas expendedoras de Tulipán y que puede reemplazar a Amado por el ordenanza que le lleva el café sin que haya cambios perceptibles en la política económica. En el régimen kirchnerista todavía hay ministros porque Néstor no se puede nombrar a sí mismo al frente de todas las carteras del Gabinete.

Marcó del Pont es, en esta cuestión, mucho más importante que Boudou. A fin de cuentas, de nada servirían las órdenes que la parejita ladra por teléfono si del otro lado no hay un burócrata servil que le responde "¡Le pertenezco!" y que espera ansioso las recompensas por los servicios prestados.

Si de veras se quiere desmontar el aparato perverso de los Kirchner, hay que ir por los hombrecitos y mujercitas grises como Marcó del Pont que están en la conducción del BCRA, de la Comisión de Valores, del INDEC, de la AFIP, de la SIGEN, de la ANSES y de tantos otros organismos que sólo están ahí para actuar con subordinación y valor a la primera orden del matrimonio, y forzar su reemplazo por gente que tenga alguna conciencia de que la ley está por encima de la voluntad de Néstor y Cristina.

Esto es preferible a buscar la salida de un ministro cuatro de copas o ilusionarse con juicios políticos a la Presidenta que sólo sirven para alimentar sus sueños húmedos de zelayismo.

Hannah Arendt entendía por "banalidad del mal" la idea de que las grandes maldades de la historia no eran cometidas por fanáticos sino por personas ordinarias y grises que, siendo meros engranajes de un sistema, aceptaban las instrucciones que se les daban y las acataban sin chistar.

Salvando las considerables distancias con el caso analizado por Arendt, creo que cuando en la Argentina se les haga saber a los burócratas que prestarse a las ilegalidades que se ordenan desde el Ejecutivo les puede salir muy caro, habremos dado un paso muy importante en la dirección correcta.

lunes, 1 de marzo de 2010

Discurso de apertura del período de sesiones ordinarias del Congreso de la Nación

Qué felices y afortunados que somos de vivir en la Era de Cristina.
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